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Discurso En Homenaje A Antonio Maceo


Enviado por   •  13 de Febrero de 2013  •  1.817 Palabras (8 Páginas)  •  482 Visitas

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Discurso en acto de homenaje a Antonio Maceo

Ernesto Guevara. 7 de diciembre de 1962

4 páginas

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Compañeros:

Hoy se cumple un año más, del 66 aniversario de la caída del Titán de Bronce en la lucha por la liberación de Cuba. Como todos los años, el pueblo de Cuba acude a rendirle su homenaje.

A través de estos años de recordación se ha visto desfilar ante su monumento siempre al mismo pueblo, pero en esta tribuna, representantes de muy diversas tendencias sociales. Hoy, que estamos en la tarea de la construcción del socialismo en Cuba, que empezamos una nueva etapa de la historia de América, el recuerdo de Antonio Maceo adquiere luces propias. Empieza a estar más íntimamente ligado al pueblo, y toda la historia de su vida, de sus luchas maravillosas y de su muerte heroica, adquiere el sentido completo, el sentido del sacrificio para la liberación definitiva del pueblo. Maceo no estuvo solo en esa lucha. Fue uno de los tres grandes pilares en que se asentó todo el esfuerzo de liberación de nuestro pueblo. Con Máximo Gómez y Martí, constituyeron las fuerzas más importantes, las expresiones más altas de la Revolución de aquella época.

Cuando Maceo, con Panchito Gómez Toro -el hijo de Gómez- al lado, rendía su vida par la liberación de Cuba, ya Martí lo había hecho un año antes; ya la cabeza política más firme y más profunda de las fuerzas de liberación había dejado de pensar, y no se veían en el horizonte los dirigentes capaces de llevar la guerra revolucionaria en Cuba basta los extremos de liberación total de todos poderes coloniales; más aún quienes fueron sus herederos ni siquiera tuvieron la penetración suficiente para comprender el alcance de los planes yanquis y toda la maligna maniobra que estaba encerrada en el Maine y en lo que siguiera.

Es así como aquella guerra de liberación, que formalmente terminara en el 98 y que llegara también a una culminación formal en 1902, con la independencia, no había acabado ni mucho menos.

Lo que hoy tenemos es su continuación directa, pero más aún, podemos decir que desgraciadamente hoy tampoco ha acabado la tarea de liberación de Cuba. Mientras el enemigo imperialista mantenga sus garras fuertes, mantenga su apetito, sus deseos de destruir nuestra Revolución, tenemos que seguir en pie de guerra, y sigue para nosotros, tan viva y tan presente como en los días de la gesta gloriosa del 68 o del 95, la historia y los ejemplos de Antonio Maceo y de todos los hombres de aquella época, que lucharon 30 largos años por dejar los cimientos de lo que hoy estamos construyendo.

Antonio Maceo tiene dos momentos, los más importantes de su vida, los que lo definen como hombre y como genio militar.

Ernesto Guevara. Homenaje a Antonio Maceo. (Información en Archivo Chile, Web del CEME). 1

EI primero de ellos es cuando contra todas las corrientes, contra todos los conformismos, contra todos los desesperados que querían alcanzar algún tipo de paz después de 10 años de lucha cuando se desintegra el Ejército de Liberación y se firma la Paz del Zanjón, Antonio Maceo expresa la Protesta de Baraguá y solo trata de seguir la lucha en condiciones imposibles. Aquel pequeño ejército de la manigua estaba, sin embargo, estructurado como un remedo de cualquier país que poseyera todo el territorio, tenia Congreso, Presidente, Delegados, Ministros y separación total entre la fuerza combatiente y la fuerza civil.

En el año 78, las profundas crisis que dividían el campo patriota se habían acentuado tanto que la unidad de mando y la autoridad se habían perdido totalmente. Y la Protesta de Baraguá fue el último intento de un espíritu noble por continuar una lucha a la cual ya venia dedicado desde 10 años antes. Fue infructuosa en ese momento, pero se continuó en la idea. Y todos los grandes patriotas, algunos en Cuba, otros diseminados por el Caribe o por otros países de América, tercamente, mientras envejecían en el empeño, iban tentando una y otra vez volver a la Patria para darle su libertad.

En el año 95 lo lograron por fin. Tras las primeras escaramuzas se organizó un ejército, con características de tal, bajo la jefatura de Máximo Gómez. Y entonces se preparó la segunda de las hazañas definitorias de la vida de Maceo: la Invasión.

Organizándolas pacientemente, a sus tropas, nutriéndolas con una fuerte caballería, amparados en el escaso poder de fuego de la infantería de aquella época, con movimientos continuos, con marchas y contramarchas, combatiendo sin cesar casi día a día, atacando fulminantemente la mayoría de las veces, resistiendo a pie firme los ataques otras, Antonio Maceo cruzó la Isla de una punta a la otra y llevó el fuego revolucionario a provincias que no lo habían conocido en la anterior etapa de la guerra de liberación.

Para hacer esto que hoy se puede referir en pocas palabras, se necesitaba un inmenso poder de organización, una inmensa fe en la victoria, y en la capacidad de lucha de sus hombres, y un poder de mando extraordinario para ejercerlo día a día durante años de lucha en condiciones extremadamente difíciles, con bajas constantes, donde los heridos corrían el peligro de ser muertos inmediatamente si caían en poder de los españoles, donde los ejércitos españoles con capacidad de movilidad ya a fines del siglo XIX, capacidad y movilidad suficientes como para concentrar grupos de ejército grandes,

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