EL EJEMPLO DE LA JUSTICIA INDÍGENA

Recibo con sospecha todo el júbilo que ha producido en Colombia el debate, el juicio y la condena por parte de la Asamblea Indígena contra siete presuntos integrantes de las Farc, acusados de atentar contra miembros de su comunidad. Los hechos son simples. El día martes 4 de noviembre miembros de las Farc haciendo uso de su violencia dan muerte a dos integrantes de la comunidad indígena y atentan contra la integridad física de otros cinco miembros. La comunidad los aprehende y los pone a disposición del Consejo Indígena para iniciar un proceso penal en contra de los capturados. La Asamblea toma lugar y con una multitudinaria asistencia hace pública la condena, el día domingo 9 de noviembre, atendiendo al grado de responsabilidad y de daño causado. Uno de ellos condenado a sesenta años de cárcel; cuatro más condenados a cuarenta años y dos menores edad, condenados a 20 latigazos serán custodiados en una dependencia del ICBF hasta que alcancen la mayoría de edad para ser llevados de nuevo a la Asamblea que definirá si pagan o no un día de cárcel.

Con este presupuesto los comentarios no se hicieron esperar. El país festejó la celeridad, la rapidez, la idoneidad y la capacidad tan eficiente de administración de justicia. Algunos han propuesto que esta Asamblea reemplace a fiscales, procuradores y jueces. Consideran que sentencias así en tan poco tiempo son ejemplo de eficiencia y transparencia. Mostraban lo paradójico de una justicia ordinaria en paro y una Asamblea que desde Toribío sesionaba a toda máquina para dar ejemplo al país entero. La opinión pública leía una y otra vez: ¡Condenan a sesenta años en solo cinco días! ¡Colombia recibe un gran ejemplo por parte de sus indígenas! ¡La verdadera justicia empieza en el Cauca!

Todos parecen felices con el obrar de la Asamblea indígena. Y si bien es cierto que fue una muestra muy clara de autonomía, pluralismo y jurisdicción especial en los términos que la Constitución Política reconoce y legitima, lo que ha hecho ruido no son los argumentos de la Asamblea para proferir una condena tan alta; no se ha hablado del sistema judicial autónomo indígena requerido para asegurar un procedimiento respetuoso de los derechos fundamentales como el debido proceso, la imparcialidad judicial, la presunción de inocencia, la legítima defensa o la contradicción. No se ha detenido la opinión pública en indagar por la carga probatoria o el derecho a la defensa.

El éxito de esta Asamblea se reduce a una cosa: Sesenta y cuarenta años de cárcel más azotes. Condición suficiente en un país que asocia justicia con penas altas; que considera que el debido proceso se asemeja en algo a la impunidad o al intríngulis jurídico de los penalistas para defender hampones y burlarse de la justicia. Lo justo es cárcel, y mucha.

Cárcel para los pillos, los ladrones, los corruptos y los bandidos. Calificativos que

...