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EL ENCUBRIMIENTO DE AMÉRICA Y LOS SUPUESTOS FILOSÓFICOS DE LA CONQUISTA

Tekibombona29 de Julio de 2014

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America no fue descubierta por los españoles. Aproximadamente 35 ó 40 mil años antes de su arribo, otros hombres procedentes de Asia, Melanesia, Polinesia y Australia habían llegado al continente y ocupado legítimamente sus tierras.

Portadores de una cultura rudimentaria que se correspondía perfectamente con su grado de desarrollo histórico-cultural, muy pronto se fueron extendiendo por los distintos espacios geográficos del posteriormente denominado «Nuevo Mundo».

América fue, más bien, encubierta como realidad histórica diferenciada de la europea y asimilada y explicada con las categorías del conquistador.

La otredad será negada. El indio no será considerado «otro», distinto del sistema. Ni reconocido a partir de su propia cosmovisión: «Sus valoraciones, sus dioses y sus estructuras mentales». Será la cosmovisión del español la que lo incorpore a su propio mundo: el de la codicia desenfrenada por la riqueza, el del sentimiento de la urgencia escatológica para «sembrar la fe católica, apostólica y romana más allá de los mares» y del espíritu de invasión, expulsión, expansión y conquista. Con las categorías del español será conceptuado como «bárbaro, salvaje, infiel y esclavo».

Pero el indígena, con sus propias determinaciones conceptuales, no sólo racionalizó el proceso de conquista. Mucho antes había logrado racionalizar un sistema de creencias y problematizar, desde un punto de vista muy por encima del nivel puramente religioso. El diálogo utilizado en sus poemas pone de presente que se interroga y critica las respuestas que daba la religión al sentido de la vida.

Se problematiza e interroga hacia distintas direcciones y dimensiones, tales como la dimensión espacio-temporal del mundo, la sabiduría de los «Tlamatinime» y sofistas, el origen del hombre, su razón vital, sus connotaciones, el sentido de la acción humana, la verdad y el destino de la persona o a su «propio ser».

He aquí varios textos explicativos, tomados de la Colección de cantares mejicanos, procedentes del período 1430-1519 y citados por Jaime Rubio en su obra Historia déla filosofía latinoamericana:

Sobre Tlamatinime:

1. El sabio: una luz, una tea una gruesa tea que no ahuma.

2. Un espejo horadado, un espejo agujereado por ambos lados.

3. Suya es la tinta negra y roja, de él son los códices, de él son los códices.

4. Él mismo es escritura y sabiduría.

5. Es camino, guía veraz para otros.

6. Conduce a las personas y a las cosas, es guía en los negocios humanos.

7. El sabio verdadero es cuidadoso (como un médico) y guarda la tradición.

8. Suya es la sabiduría transmitida, él es quien la enseña, sigue la verdad.

9. Maestro de la verdad, no deja de amonestar.

10. Hace sabios los rostros ajenos, hace a los otros tomar una cara (una personalidad), los hace desarrollarla.

11. Les abre los oídos, los ilumina.

12. Es maestro de guía, les da su camino.

13. De él uno depende.

14. Pone un espejo delante de los otros, los hace cuerdos, cuidadosos; hace que en ellos aparezca una cara (una personalidad).

15. Se fija en las cosas, regula su camino, dispone y ordena.

16. Aplica su luz sobre el mundo.

17. Conoce lo (que está) sobre nosotros (y) la región de los muertos.

18. (Es hombre serio).

19. Cualquiera es confortado por él, es corregido, es enseñado.

20. Gracias a él la gente humaniza su querer y recibe una estricta enseñanza.

21. Conforta el corazón conforta a la gente, ayuda, remedia, a todos cura.

Sobre El falso sabio

1. El falso sabio: como médico ignorante, hombre sin sentido, dizque sabe acerca de Dios.

2. Tiene sus tradiciones, las guarda.

3. Es vanagloria, suya es la vanidad.

4. Dificulta las cosas, es jactancia e inflación.

5. Es un río, un peñascal.

6. Amante de la oscuridad y el rincón.

7. Sabio misterioso, hechicero, curandero.

8. Ladrón público, toma las cosas.

9. Hechicero que hace volver el rostro.

10. Extravía a la gente.

11. Hace perder a los otros el rostro.

12. Encubre las cosas, las hace difíciles.

13. Las mete en dificultades, las destruye.

14. Hace perecer a la gente, misteriosamente acaba con todo.

En relación con el origen del hombre, se acude al mito: Quetzalcóatl, un mesías, un mediador típico, viaja al Mictlan (región de lo invisible, que nadie conoce) en busca de huesos preciosos para crear a los hombres. Así-lo dice la parte final de la narración:

13. Y una vez Mictlantecuti dijo a sus servidores: Dioses, ¿de veras se lleva Quetzatcóalt los huesos preciosos? Dioses, id a hacer un hoyo.

14. Luego fueron a hacerlo y Quetzatcóalt se cayó en el hoyo, se tropezó y lo espantaron las codornices. Cayó muerto y se esparcieron allí los huesos preciosos que mordieron y royeron las codornices.

15. Resucita después Quetzatcóalt y dice a su náhuatl: ¿Qué haré, náhuatl mío?

16. Y éste le respondió: puesto que la cosa salió mal, que resulte como sea.

17. Los recoge, los junta hace un lío con ellos, que luego llevó a Tamoanchan.

18. Y tan pronto llegó, la sé que se llama Qulazthi que es Cihuacóatl los molió y los puso después en un barreño precioso.

19. Quetzatcóalt sobre él se sangró su miembro. Y en seguida hicieron penitencia los dioses que se han nombrado: Apantecuhtli, Huictlolinqui, Tepanquizqui, Tlallamánac, Tzontémoc y el sexto de ellos, Quetzalcóatl.

20. Y dijeron: Han nacido, oh dioses, los macehuales (los merecidos por la penitencia).

21. Porque por nosotros hicieron penitencia (los dioses).

¿Qué es el hombre adulto?

«El hombre maduro: corazón firme como la piedra

corazón resistente como el tronco de un árbol

rostro sabio dueño de un rostro, dueño de un

corazón hábil y comprensivo».

¿Cuáles el sentido déla acción humana y el destino de su propio ser?

¿Qué era lo que acaso tu mente hallaba? ¿Dónde andaba tu corazón?

Por esto das tu corazón a cada cosa, sin rumbo lo llevas: vas destruyendo tu corazón.

Sobre la tierra ¿acaso puedes ir en pos de algo?

¿Adonde iremos?

Sólo a nacer venimos.

Que allá es nuestra casa

Donde es el lugar de los ornados

Sufro: nunca llegó a mi alegría dicha.

¿Aquí he venido sólo a obraren vano?

No es ésta la región dónde se hacen las

cosas. Ciertamente nada verdea aquí

abre sus flores de desdicha.

¿Acaso de verdad se vive en la tierra?

No es para siempre en la tierra: sólo un poco aquí.

Aunque sea jade se quiebra

aunque sea oro se rompe,

aunque sea plumaje de quetzal se desgarra

no para siempre en esta tierra sólo un poco

aquí».

Para el pensamiento náuhatl el principio del mundo es Ometéotl, «origen y sostén de las fuerzas cósmicas», las cuales irrumpen desde los cuatro puntos o rumbos del universo:

Las fuerzas cósmicas son los cuatro elementos hijos de Ometéotl: tierra, viento, fuego y agua.

Ometéotl está en «la dimensión superior del 13 cielo y en su centro para sustentar el universo.

Ometéotl es lo único verdaderamente cimentado, firme y permanente. De allí, pues, la verdad es aquello que tiene raíz y que como Ometéotl está sustentado de igual manera.

La conquista de América por los españoles fue anunciada diez (10) años antes por mayas y aztecas, mediante profecías y prodigios. Ejemplos de ello son el texto profético en el Chilan Balam de Chumayel -Libro de los Mayas- y la profecía de Viracocha, dios inca, quien había anunciado que hombres desconocidos se apoderarían y destruirían el imperio.

En el Chilan Balam de Chumayel se lee:

«Cuando agiten su señal desde lo alto, cuando la levanten con el árbol de la vida, todo cambiará de un golpe. Y el sucesor del primer árbol de la tierra aparecerá y para todos será manifiesto el cambio».

Los presagios, augurios y profecías entre los indígenas fueron el resultado de su concepción sobre el devenir del mundo. Para ellos el porvenir no lo construye el individuo, se revela a través de los escogidos, favoritos de los dioses.

Este tipo de comunicación, tal como lo resalta Tzvetan Todorov en su libro La conquista de América, el problema del otro jugó un papel importante en la vida del indígena y en la actitud por ellos asumida a la llegada del conquistador europeo.

Por su concepción provincialista, expresada en la tradición mítica, el indígena interpreta la llegada de los españoles como el retomo de los dioses que habían reinado benéficamente y anunciado su pronto regreso. Moctezuma, por ejemplo, entre los aztecas, ve la llegada de Hernán Cortés como el retomo del Quetzalcóatl y los incas identifican a Pizarro con Viracocha.

Aunque dentro de la cosmovisión amerindia este tipo de comunicación no fue la única posibilidad, ni eterna, debido a la conducta del conquistador, ella bloqueó, en un primer momento, la capacidad para asimilar y comprender los referentes comunicativos del invasor y asumir como respuesta una resistencia más efectiva.

El interés del conquistador por los signos dentro del sistema de comunicaciones para apropiarse de

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