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EL NACIMIENTO DE LOS NACIONALISMOS Introducción


Enviado por   •  25 de Abril de 2018  •  Ensayos  •  3.113 Palabras (13 Páginas)  •  102 Visitas

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EL ORIGEN DE LAS NACIONES

Alberto Hernández Pérez

Introducción

Uno de los grandes hechos que caracteriza a la época contemporánea temprana es el surgimiento de una ideología que va a conformar el mundo actual, el nacionalismo, que dará lugar a la aparición de estados nacionales. Aunque ha sido un elemento ligado a la Ilustración y su posterior eclosión tras la Revolución Francesa en Europa, hasta el Romanticismo no se llegará a crear una verdadera conciencia nacional en diferentes países europeos. Sin embargo, lo cierto es que, el nacionalismo presenta una serie de problemáticas que han sido resueltas de forma distinta durante la historiografía. Por ello, vamos a intentar explicar su origen y casos más paradigmáticos, aunque nos estemos metiendo a veces más en el campo de la ciencia política o la sociología.

Para ello, primero tenemos que definir bien los términos que vamos a tratar. Para el historiador español Álvarez Junco (2016: 46-49), la nación sería “el conjunto de seres humanos entre los que domina la conciencia de poseer ciertos rasgos culturales comunes y que se halla asentado desde hace tiempo en un determinado territorio, sobre el que cree poseer derechos y desea establecer una estructura política autónoma”. El estado es “el conjunto de instituciones públicas que administran un territorio determinado, dotadas de los medios coactivos necesarios para requerir la obediencia de los habitantes a las normas por ellos establecidas y para extraer los recursos necesarios para la realización de sus tareas”. Por ello, el estado-nación es “una estructura política soberana con fronteras claramente definidas y que pretende coincidir con una nación o sociedad culturalmente integrada”. Por último, el nacionalismo es “una doctrina o ideología, pues se traduce en el principio de las nacionalidades o en la autodeterminación de los pueblos”.

Orígenes

Una vez que hemos desarrollado los conceptos principales, vamos con su origen y evolución. Numerosos historiadores han abordado este problema desde ópticas diferentes. A principios del XIX, se creía que las naciones eran entes que habían existido incluso antes de la formación de los estados. Por tanto, la humanidad podía ser reconocida en grupos culturales nítidamente definidos desde los albores. Sin embargo, sería en esa época cuando se habrían despertado los sentimientos nacionales y se habrían pedido una serie de derechos políticos fruto de la solidaridad histórica de un pueblo y sus diferencias respecto a otros. A partir de estas ideas, se plantea la autodeterminación de los pueblos tal y como sostiene el filósofo alemán Johann Fichte en Discursos a la nación alemana.

Ya durante el siglo XX, se reconoce que es muy complicado que una nación esté ajustada a la red de culturas humanas que existen en un estado complejo. Entonces, la mayoría de investigadores entienden que la nación se crea cuando surge la idea de soberanía nacional y por eso es un producto de las revoluciones liberales. Incluso algunos lo vinculan con el aumento de la laicidad y ven los sentimientos nacionalistas, con todos sus símbolos y rituales, como suplantadores del cristianismo. Aun así, es complicado pensar que los sentimientos nacionalistas surgen solamente en este siglo, pues debería tratarse de un fenómeno que explotó a partir de ideas anteriores de pertenencia a una comunidad. Para investigadores como Benedict Anderson, estos sentimientos empezarían a surgir tras la aparición  de la imprenta y los problemas tras las guerras de religión porque se crearía una cultura más homogénea con libros escritos en una misma lengua nacional. Tales ideas se comienzan a plantear a mediados del XX, subrayando la importancia de la mejora en las comunicaciones económicas y culturales, así como la industrialización, urbanización y alfabetización.

En esta parte debemos mencionar al antropólogo Ernest Gellner, quien plantea una teoría muy defendida hoy en día. Para él el nacionalismo es un producto de la modernidad fruto de la industrialización. Por tanto, las sociedades tradicionales estarían compuestas por comunidades rurales de pequeño tamaño, dominadas por filiaciones y con pocas comunicaciones exteriores y multitud de dialectos. La estandarización industrial y el intenso intercambio mercantil de la modernidad requirieron espacios homogéneos y una organización cultural no existente anteriormente. Los estados aúpan estos nuevos sentimientos como forma de cohesión.

Por tanto, las naciones eran comunidades imaginarias. Además, ningún estado se conforma con que se cuestione su autoridad por los ciudadanos. Por ello, sirva de ejemplo el estado francés posterior a la revolución, se ponen a la tarea de impartir una educación más amplia a la población para imprimir esta identidad. A esto se le unen numerosos intelectuales que crean una cultura donde se reafirma la identidad. Por todo esto, el estado francés consiguió convertir en franceses, a una población que antes se habría denominado por otros calificativos (dinastía, región, grupo social, religión), mediante la educación y el servicio militar obligatorio, más eficiente en época napoleónica. Esto legitimó al Estado y homogeneizó a la población.

En este punto hay que subrayar que el nacionalismo es un sentimiento surgido en Europa y por tanto no permanente ni esencial en la especie humana. Solo con el liberalismo se intenta adecuar el estado a la nación, es decir, el territorio a la unidad étnica y cultural. Por tanto, son procesos que surgen en un momento determinado, tienen una vigencia y se hunden.

Paradigmas de naciones

Lo cierto es que el paradigma por antonomasia del nacionalismo incipiente es Francia. Podemos afirmar que la Revolución Francesa fue clave para el desarrollo del nacionalismo por toda Europa. Ya no solo del nacionalismo francés, si no de movimientos nacionalistas que surgieron por las amenazas soberanistas de Napoleón por toda Europa Occidental. Si nos acercamos a los momentos anteriores de la revolución, podemos observar la cantidad de información que nos aportan los cuadernos de quejas, sobre todo los pertenecientes al Tercer Estado, sobre la cuestión nacional en 1789. Son los más válidos porque demuestran el sentir de una gran cantidad de población en estos momentos. Estos cuadernos de quejas fueron escritos durante la reunión de los estados generales que convocó Luis XVI para intentar hacer claudicar a la nobleza, pero como bien sabemos, su estrategia aceleró el proceso revolucionario.

Para el historiador Josep Lloberas (1996: 238), el nacionalismo francés incipiente se define por cuatro conceptos “conciencia de nacionalidad, democracia, étatisme y patriotismo”. Sobre el primer concepto, nos llama la atención que la palabra nación solo se utilizó en cuadernos de individuos con una educación o profesión mayor, mientras que es más usada el término patria. Sea como fuere, este término haría referencia al pueblo. Habría un sentimiento político al querer mayor unidad (la desaparición de rivalidades y diferencias entre provincias), pero también igualdad y libertad. Ya se veía a la educación como herramienta para el cambio. Incluso se mencionaba en algunos la idea de la soberanía nacional, es decir, la idea de que el poder emanaba de la nación y que ésta estaba representada por el Tercer Estado.

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