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EL PARTIDO SOCIALISTA


Enviado por   •  2 de Septiembre de 2014  •  2.800 Palabras (12 Páginas)  •  166 Visitas

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EL PARTIDO SOCIALISTA ARGENTINO Jeremy Adelman

El Partido Socialista Argentino surgió como una fuerza electoral importante, la República había modificado el régimen político, habían aparecido nuevas fuerzas populares y el Estado había comenzado a implementar nuevas políticas sociales que definirían el preludio de un vigoroso Estado de bienestar hacia mediados de siglo.

El partido aparecía como uno de los principales beneficiarios de las nuevas posibilidades, tendencias y nociones de la representación colectiva. Era una fuente de gestación de nuevos lenguajes políticos, ya que su dirigencia asignó siempre una particular importancia al discurso razonado y a la esclarecida defensa de los propios intereses que debían guiar en corazón de los votantes e informar sus opiniones electorales.

El PS no se convirtió en el galvanizador de las políticas populares, en lugar de agruparse en torno del partido futuro, los obreros, los trabajadores rurales, los inmigrantes pobres y otros sectores que los socialistas consideraban tradicionales y eludían cualquier compromiso con el socialismo, favoreciendo las formas alternativas de representación colectiva.

Los orígenes del PS están estrechamente relacionados con el contexto internacional. El partido impulsó diversos emprendimientos colectivos, sindicatos, cooperativas, movimientos agrarios y, por supuesto, actividades vinculadas al campo electoral.

Los socialistas fueron los precursores de una Argentina empeñada en una rápida evolución, pero hacia la década del 20, llegaron a la conclusión de que la sociedad argentina padecía de una grave enfermedad y llegaron a compartir algunas de las preocupaciones de las elites sobre la incapacidad de la sociedad argentina de modernizarse e integrarse al universo cosmopolita de la democracia social.

En la Argentina el socialismo constituía un ideal cosmopolita. A fines del siglo XIX, en el mundo que se encontraba del otro lado del Atlántico, se había normalizado el desorden constitucional posterior a la Revolución Francesa, al levantamiento de 1848 y a la desaparición de la esclavitud. El Estado – Nación había surgido como la forma idealizada de la comunidad política, y debía ser entendido como un punto de confluencia universal que representaba a todo el espectro político, intentaron reconciliar la diferencia cultural con nociones de igualdad política formal.

Era un punto importante para un proyecto de Estado. Los Socialistas argentinos asumieron seriamente este desafío. Para llevar a cabo esta tarea muchos coincidieron en que los sectores populares que hasta el momento habían sido excluidos política y socialmente debían ser incorporados a la esfera pública.

La idea de la integración colectiva se estaba convirtiendo en u dogma compartido incluso por las sociedades menos marcadas por la importancia igualitaria.

Las corrientes de la industria, de la inversión y de la migración consolidaron el sentimiento de que las sociedades atlánticas convergían en una dirección común.

La Argentina se modernizaba pero no necesariamente se industrializaba y nadie ignoraba que la estructura agraria pampeana contribuía al desarrollo del país.

Los argentinos, y en especial, los socialistas argentinos consideraron otras sociedades modernas con economías dinámicas basadas en la producción rural como los EE.UU. y Canadá, pero en particular Australia y Nueva Zelanda. Para los socialistas argentinos estaba claro que no era posible adoptar políticas de tipo laboristas como ocurría bajo diferentes formas en las democracias británica o alemana.

El propio Marx pensaba que el socialismo solo surgiría de una revolución violenta y catastrófica.

El socialismo solo podía alcanzarse solo a través de la política electoral y representativa. Los socialistas abandonaron la noción de la política revolucionaria de Marx. Y en la medida que las sociedades evolucionaran por sí solas, no era necesaria la acción violenta para liberarse de las fuerzas represivas; las leyes de la evolución natural disolverían las instituciones y prácticas arcaicas y derribarían los obstáculos que se oponían al progreso. La propia dinámica del Capitalismo produciría una mayor concentración del capital, daría lugar a un crecimiento de la masa de trabajadores desposeídos, extendería las filas del proletariado y, por consiguiente, estimularía a la base del electorado político socialista. En la medida en que el voto de los trabajadores estaba tomando carácter legal en el mundo atlántico, el capitalismo generaría un electorado que por fin impulsaría a los socialistas, quienes, a su vez, lograrían aumentar en los Parlamentos.

Los socialistas gradualmente legislarían en un camino hacia una utopía libre de la violencia propia de los escenarios que dominaban la imaginación política de Marx.

El materialismo y el determinismo tecnológico de la Segunda Internacional aseguraban que las leyes de la historia operaban naturalmente en beneficio de una transición al socialismo.

Las sociedades variaban según su lugar en la escala del desarrollo, los argentino debían concebir sus planes socialistas a partir de las realidades locales.

Justo fue el fundador, el líder intelectual y mentor principal del PS hasta su muerte a principios de 1928, se proponía aplicar los modelos de la selección natural al mundo social.

La Argentina era una sociedad en desarrollo, pero aun inmadura.

Justo trazó un enfoque biológico de la historia según el cual la Argentina podía ser comparada con una entidad en crecimiento que todavía necesitaba sustento.

Justo y los socialistas argentinos se veían a sí mismos como los constructores de una tradición de reforma del país, pero, al mismo tiempo, como protagonistas de una gran ruptura histórica con el pasado argentino. En la óptica socialista, el colonialismo español había interferido en el curso natural del desarrollo: los controles políticos reprimían el comercio y el asentamiento, mientras que los monarcas sofocaban la voluntad del pueblo.

Si bien la Argentina estaba preparada para incorporarse al flujo de otras sociedades en acelerado desarrollo, algunos resabios contaminaban las instituciones republicanas. La debilidad de los sectores subalternos les impedía actuar como una fuerza progresiva, compensatoria: fundamentalmente porque aún debían tomar conciencia como agentes históricos autónomos. El resultado fue que la riqueza natural de un pequeño grupo de empresarios que, se constituyó por fin en una oligarquía terrateniente. La Argentina desarrolló instituciones republicanas competitivas y no llevó a cabo la necesaria distribución de la tierra para una pequeña clase productora.

La

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