EVOLUCION DE LAS SOCIEDADES COMERCIALES

EVOLUCION HISTORICA DE LAS SOCIEDADES COMERCIALES

PRESENTADO POR:

ISABEL CRISTINA MARIN MOSQUERA

NIVEL:

VII

UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DEL CHOCÓ

DIEGO LUIS CORDOBA

DERECHO

CHOCÓ – QUIBDÓ

2015

EVOLUCION DE LAS SOCIEDADES COMERCIALES

Ha sido connatural al hombre, al ser humano, vivir asociado, como lo demuestran el clan, la tribu, la Ciudad-Estado, las naciones, mirados estos conceptos desde los puntos de vista sociológico, histórico y político. Desde un punto de vista patrimonial o económico, también ha sido una necesidad humana la de asociarse para desarrollar más eficazmente una serie de act6ividades que en la práctica constituyen un imposible para el comerciante individual. Su origen más remoto se encuentra en la conservación del patrimonio familiar.

Como al ciudadano Romano le estaba prohibido el ejercicio del comercio y el ejercicio del tesoro del Estado del cual devengaban sus primeras entradas  se tornaban escasos, resolvió entregar en forma secreta a un empresario no ciudadano o a un esclavo suyo, a quien daba la libertad, un capital para que emprendiera ciertas actividades mercantiles que había tomado mucho auge en aquel entonces, sobre todo en el oriente. El empresario o el liberto, gestaba los negocios como si fueran propios con cargo a distribuirse las utilidades que resultaban de la especulación. Apareció así la sociedad en comandita simple. Posteriormente apareció  así la sociedad en comandita por acciones. Al mismo tiempo y como fruto de las empresas de colonización, apareció la sociedad anónima, la sociedad de responsabilidad limitada. Sin embargo, el verdadero desarrollo de estas formas de asociación mercantil empezó a darse a partir de la producción masiva y del maquinismo, de la tecnología y de importantes descubrimientos.

El legislador entró a regular las sociedades mercantiles buscando la protección de los intereses privados de los socios, de los intereses de la sociedad misma, de los terceros y de la colectividad. Comenzó por dotarlas de una personalidad jurídica con el fin de que pudieran ser sujetos de derechos y de obligaciones.

Nace con esto la intención de asociarse  elemento, denominado en el Derecho Romano animus societatis, es el elemento sicológico que impulsa a las personas al consenso o acuerdo de voluntades para unir esfuerzos a través de la asociación con miras a realizar una explotación y repartirse las utilidades que resulten. La unión de esfuerzos requiere a su vez una colaboración activa de los asociados entre sí y de estos con la sociedad, todo lo cual ha de regularse en el contrato.

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