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Economia Mexicana

ivanelas25 de Noviembre de 2012

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INTRODUCCIÓN

En los últimos 30 años la economía mexicana ha transitado por crisis profundas y ha estado sujeta a una serie de reformas significativas en los ámbitos macroeconómico, comercial, regulatorio, sectorial y laboral. En el macroeconómico pasó de una política fiscal considerablemente expansiva a una conservadora; las fuentes de financiamiento público han cambiado y el endeudamiento público se ha reducido marcadamente. Asimismo, el eje de la política monetaria hizo del control de la inflación su objetivo central.

En el ámbito microeconómico, a mediados de los ochenta comenzó un proceso de transformación cuyo objetivo era mejorar la eficiencia de la economía mexicana y generar un mayor crecimiento a largo plazo. Entre las reformas más importantes están la privatización de empresas públicas y la liberalización comercial. Otras reformas incluyeron la abolición de esquemas de subsidio generalizados a la producción, el consumo y el crédito.

Una parte esencial de la estrategia de cambio fue institucionalizar las nuevas reglas del juego en lo relativo al vínculo con el exterior, con la entrada de México al gatt en 1986 y la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan)con Estados Unidos y Canadá, que entró en vigor en enero de 1994. Las privatizaciones, la liberalización comercial, la entrada de México al gatt y la firma del tlcan implicaron un cambio en el paradigma de intervención económica del Estado —de un Estado propietario a uno regulador— y de la inserción de México en la economía global —de una economía en gran medida cerrada a una abierta.

A principios de los noventa, y sobre todo a partir de la puesta en marcha del tlcan, la expectativa era que México lograría 16 1. CRECIMIENTO ECONÓMICO Y EQUIDAD la tan anhelada combinación de altos ritmos de crecimiento sostenibles con bajas tasas de inflación y, con ello, el desarrollo. La realidad ha sido diferente.

No hay duda de que dos logros muy importantes han sido el control de la inflación y, en un país donde se enfrentaban crisis casi cada seis años, la estabilidad macroeconómica. Sin embargo, la tasa de crecimiento económico ha sido baja si se compara con el desempeño de México en etapas anteriores y con el de otras economías emergentes. Mientras que el ingreso per cápita de Corea del Sur e Irlanda, por ejemplo, es tres o cuatro veces mayor al que tenían en 1980, el de México en 2007 es similar. Asimismo, si bien se logró una mayor estabilidad macroeconómica, el país es hoy más vulnerable que nunca al ciclo económico de Estados Unidos, como se ha podido observar con el desproporcionado impacto que tuvo la crisis financiera estadounidense en 2009, cuando el producto por habitante experimentó la mayor contracción de la región latinoamericana.

Aunque en la década pasada ha habido un progreso importante en la reducción de la pobreza y la desigualdad, sus niveles muestran poco avance cuando se comparan con la situación que prevalecía a principios de los ochenta, antes de la crisis de la deuda, de los programas de ajuste y de las reformas estructurales. Queda aún mucho por hacer. Es importante impulsar el crecimiento de la productividad y el empleo en los sectores de productividad alta y con posibilidades de expansión. Asimismo, es

crucial romper con las estructuras monopólicas que se traducen en menor crecimiento, precios elevados para los consumidores y excesiva concentración de la riqueza. Finalmente, es esencial eliminar la parte del gasto público que continúa siendo regresiva y ampliar la red de protección social para que se erradique la pobreza extrema, cualquiera que sea su causa, para lo cual se necesitarán programas adicionales a los vigentes.

Empresas familiares en México.

La empresa familiar es uno de los modelos de la organización más antiguos en todas las civilizaciones.

La empresa familiar desarrolla y acumula una experiencia que se trasmite de padres a hijos. Industrias y comercios ostentaban orgullosamente el nombre de su fundador y, como consecuencia, la razón de ser empresas familiares.

Familia y trabajo se integraron para lograr la autosuficiencia y en muchas ocasiones, para el autoconsumo. La familia siembra y cosecha para poder satisfacer sus necesidades más inmediatas. La familia produce y vende sus excedentes a terceras personas. Las empresas familiares han encontrado desde siempre que el trabajo común, la confianza y el apoyo mutuo, han logrado desarrollar su tarea común, sin saber en muchas ocasiones de qué manera se han formalizado en una organización productiva, que crece y exige más de su tiempo y se dedicación.

La empresa familiar desarrolla y acumula una experiencia que se trasmite de padres a hijos. Principios y criterios de acción de cada generación deben seguir para conservar, consolidar o mejorar el negocio. En el siglo XIX en el medio Latinoamericano era muy común que las compañías llevaran en su razón social, no sólo el nombre del propietario, sino el de sus hijos y sucesores.

Es difícil estandarizar el comportamiento en las empresas familiares. Puede que se proteja en exceso a los miembros de la familia, o que ocurra justamente lo contrario, que por ser miembros de la familia se les exija mucho más que al resto. Lo que está claro, es que la cultura de la empresa tiene su lecho en la forma de ser de la familia, y sobre todo del fundador:

La sociedad identifica al producto con la familia, ya que suele llevar su nombre. Por esto, las empresas familiares están muy orientadas hacia la calidad, y fomentan la responsabilidad en el trabajo.

Los miembros de las familias han crecido oyendo hablar del negocio, por lo que suele haber una identificación con el mismo, lo toman como suyo y lo cuidan mejor.

Los miembros de la familia sienten que tienen un sitio donde desarrollar su trabajo, y esto les da sensación de seguridad y de independencia. También puede ayudarles a coger experiencia, para después desarrollarse profesionalmente en otro sitio. Trabajar en un negocio familiar es una experiencia que no puede vivir todo el mundo, que muchas familias están orgullosas de ofrecer a sus miembros, y que se puede aprovechar.

En el negocio familiar, se mira al futuro, se busca la continuidad.

Sin embargo, por muy “normal” que sea la familia, (¿existen las familias normales?), los problemas de familia suelen contaminar a la empresa. Se trata de problemas personales, afectivos, psicológicos, lucha de poder entre hermanos, intereses personales, familia política… Es muy difícil hacer una clara diferenciación entre la familia y la empresa para los miembros que se encuentran en ambas instituciones. De aquí que una disputa entre hermanos sobre el tipo de comercialización de un producto, sea más bien una repetición del conflicto que hay entre ellos desde la infancia, que una discusión que realmente trate sobre el tema en cuestión. El hijo de uno de los tres hermanos Horvitz comentó que “las decisiones se tomaban en base a los sentimientos de los hermanos cuando éstos tenían doce años”.

Si miembros de la familia que trabajan en la empresa, (hijos del fundador, por ejemplo), tienen una visión diferente del negocio, volverán loco al personal, que no sabrá a quién dirigirse, pudiendo llegar al bloqueo. Esto ocurre debido a que en una empresa familiar, puede ocurrir que no se sepa quien tiene “el poder”, si un hermano, la mujer del otro que no trabaja en la empresa, o un hijo que ni siquiera está en el equipo directivo.

Todas las familias tienen conflictos (o en todos sitios cuecen habas), por eso, hay que intentar que éstos sean los menos posibles, no solamente para que el negocio vaya bien, sino por el bien de la familia, y esto sólo se puede realizar desde una educación temprana:

La familia que sabe resolver más o menos de forma positiva sus conflictos internos, que ha fomentado la confianza de los miembros, y una serie de valores humanos durante el crecimiento de los hijos, trasladará esta cultura al trabajo. Esto hará que puedan llegar a ser mucho mejores socios que si no fuesen de la misma familia.

Es importante que el fundador no deje de lado a la familia por el negocio. De ser así, la lucha entre hijos por ganar la atención del padre en un futuro, será mayor.

Si es evidente que el negocio puede separar miembros de la familia, es preferible que o no trabajen todos en el negocio, o que no trabaje ninguno, o que los miembros conflictivos trabajen en áreas tan dispares que no tengan casi relación, lo cual dependerá de la amplitud del negocio. De no hacerse así, acabará separándose la familia y desintegrándose el negocio.

Cuando hay diferencias importantes entre dos miembros en cuestiones de negocio, y sobre todo si uno tiene mucho más poder, es bueno que alguien objetivo, y a ser posible de fuera de la familia, haga de moderador. Esto evitará que siempre gane “el más fuerte” afectiva y familiarmente hablando.

La Empresa Familiar suele tener un fundador:

“Está bien, pero si empiezas a trabajar conmigo tienes que olvidarte de lo que sabes, de lo aprendido en la carrera y en tu anterior trabajo. Tienes que hacer exactamente lo que yo te diga. Yo sé qué es lo que hay que hacer para que las cosas salgan bien. No puedes añadir nada de tu propia cosecha”.

Esta fue la respuesta que oyó la hija del fundador de una empresa cuando ésta le propuso entrar en el negocio familiar. ¿Qué es lo que temía? (a los dos años de esta conversación, durante los cuales ella estuvo trabajando en la competencia, y tras un replanteamiento de la situación, entró en el negocio).

Normalmente, la persona que funda una empresa, suele tener mucha energía, y

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