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Edad De Hierro


Enviado por   •  11 de Junio de 2013  •  3.337 Palabras (14 Páginas)  •  1.281 Visitas

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La Edad del Hierro I (Hallstatt)

LA EDAD DEL HIERRO I: PARÁMETROS GENERALES

Las transformaciones que se venían produciendo en Europa desde la etapa del Bronce Final culminan en la transición entre el II y el I milenio a. C., en que, el uso del hierro parece imponerse en todo Occidente y, en relación a él, se producen una serie de transformaciones culturales que abren una nueva época en la que, además, se empieza a dejar notar una más amplia multiculturalidad acentuada por el influjo de un nuevo elemento en el Mediterráneo: los grupos colonizadores.

• La metalurgia del hierro. Ciertamente, el origen del hierro –que, seguramente, está documentado desde casi el IV milenio a. C. para el Próximo Oriente y que desde Hatii pasaría hacia Occidente, donde sería impulsado por los pueblos colonizadores– es el hecho que hace de bisagra entre la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, sin embargo éste ya parece aparecer en el Bronce Final y su incidencia cultural no es tan decisiva como la que habría tenido el cobre en el Calcolítico o el Bronce en los albores del Bronce Antiguo. Las principales novedades de la metalurgia del hierro están ligadas a su calidad (es un material más duro y más flexible) y a su acesibilidad (hay más vetas férricas que de otros minerales).

• La transformación del orden mundial. Efectivamente, como acentuación de lo que había sucedido a partir del 1200 a. C. con el colapso generado por los “pueblos del mar”, la Edad del Hierro supone el traslado del centro de gravedad desde Oriente –donde se debilitan los grandes imperios– hasta Occidente, donde aparecen dos nuevos elementos que unifican el espacio

Mediterráneo: fenicios y griegos.

• La continuidad en la diversificación cultural regional. La Edad del Hierro I, que generalmente se venía asociando a Hallstat, muestra en realidad una gran variedad cultural. Esa variedad cultural, ya anticipada en el Bronce Final, prácticamente va prefigurando las distintas culturas que entrarán en contacto con Roma siglos más tarde y que conservaron sus rasgos bien con una gran pureza autóctona (culturas de la Europa Nórdica, de las Islas Británica) o bien influidos por los nuevos centros de poder (Tartessos es, quizás, el ejemplo más característico de una sociedad del

Bronce Final que evoluciona recibiendo el contacto con los pueblos colonizadores).

Cerámica de Hallstatt

• Respecto de las formas de vida y del desarrollo económico, asistimos a la especialización de algunas sociedades que se enriquecen con actividades económicas puntuales (la cultura de Hallstat por la explotación de la sal gema del entorno), con el control de explotaciones mineras (la Cultura de Vilanova, en Italia o de Tartessos en la Península Ibérica) y que, en cualquier caso, desarrollan un activo comercio bien de estos productos o de otros en cuyas rutas comerciales prestan gran atención (ámbar, vidrio…) o bien de algunos sobre los que actúan como redistribuidores (los bienes

de prestigio derivados del contacto con los griegos y los fenicios).

La Edad del Hierro: Generalidades

La Edad del Hierro II (La Ténè)

LA EDAD DEL HIERRO II: FACTORES DEL CAMBIO

Diversos elementos producen, a partir del siglo V a. C., la desintegración de las sociedades de la Edad del Hierro I

(fundamentalmente hallstáticas) y, como consecuencia de ello, la generalización de nuevos tipos de sociedades en los que se perciben algunos rasgos novedosos y una serie de formas de vida totalmente nuevas que configuran lo que llamamos la Edad del

Hierro II. Esta etapa se convierte en decisiva para el conocimiento de nuestra Historia pues muchas poblaciones están en la Edad

del Hierro II cuando entran en la Historia a través del contacto con los grandes pueblos conquistadores del Mediterráneo, de modo especial Roma. Es, sin duda, la época Protohistórica por excelencia.

• El primer factor del cambio, y, a la vez, consecuencia directa del mismo es la desintegración del mundo hallstático. Dicha desintegración pudo venir motivada por diversos elementos, que son también factores de la transformación cultural que supone la Edad del Hierro II:

1. Agotamiento del flujo económico basado en el intercambio de “bienes de prestigio”. Parece que la especialización de algunas sociedades de la Edad del Hierro I en la redistribución de los productos que recibían de los pueblos colonizadores sufrió un duro revés en este momento.

2. Gran crecimiento demográfico (revelado en el número y en la cantidad de las necrópolis), que originaría, sin duda, una progresiva conflictividad social.

• Durante la Edad del Hierro I, los grandes centros de poder –a excepción de Hallstat– se habían concentrado en torno de pueblos que mantenían contactos con el Mediterráneo. Culturas como

Tartesos o Vilanova eran exponentes de pueblos que, hundiendo sus raíces en el Bronce Final, se habían especializado en el contacto con fenicios, primero, y con griegos, después, sobre todo tras la fundación de Massalia en el siglo VI a. C. A partir del siglo V a. C., sin embargo, se va a percibir un tremendo cambio cultural por toda Europa Central y del Norte, fruto sin duda de la presión de grandes movimientos migratorios.

• Acentuación de la diversidad cultural. En este momento, se produce una auténtica compartimentación entre la Europa Central –organizada en torno a la denominada Cultura de La Tène– y la Europa Oriental –en la que empiezan a aparecer pueblos de conocido futuro histórico como los Escitas, los Saces, los Tracios...– con un elemento migratorio que se extiende por ambas zonas y que aporta un elemento de unidad al entorno: la cultura Céltica. Espadas Latenienses

Espada latenienses

Grupos artísticos de la Edad del Hierro

1. Hallstatt

1.1 Elemento y cultura

• Hallstatt es un complejo cultural que se extiende desde el Alto Danubio, a través de migraciones progresivas, hacia toda la Europa Central y aun del Sur de Francia. Por tanto, su difusión ilustra muy bien el carácter de inestabilidad y migración de esta época.• En su asentamiento por distintas zonas europeas, Hallstatt configura dos grupos seguidores de dos grandes tradiciones, la Oriental, abierta a influjos autóctonos tracios, escitas…,

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