Educacion

1.- Platón, en el Mito de la Caverna, plantea las sombras, el yugo al vínculo, la luz de la entrada. Explique la analogía sobre el acto de la adquisición de la idea y el conocimiento.

Los prisioneros encadenados representan al alma humana que está atada a un cuerpo y que pertenece al mundo de las cosas, y es por tanto, imperfecto y sensible, cuyos conocimientos son sólo sombras (objetos) de la realidad (ideas). Si un prisionero sale a la superficie y ve el fuego y los objetos se daría cuenta de que lo que veía eran sombras de la realidad. Al llegar a la superficie se liberaría del mundo sensible y alcanzaría el ideal, que es perfecto, al que sólo se accede mediante la razón y el alma.

A la caverna la de identifica con el mundo de las cosas, pues en ella existen imitaciones (sombras) de la superficie (mundo de las ideas), por tanto, son sólo capaces de conocer lo que ven e identifican las sombras en la pared con la realidad. Por eso, cuando uno es liberado y ve todos los elementos de la cueva está mas cerca del conocimiento verdadero.

Si el prisionero asciende a la superficie, allí puede observar y contemplar el mundo exterior, el mundo de las Ideas, el conocimiento aquí adquirido sería conocimiento verdadero.

2.- San Agustín habla de la luz interior, y que el conocimiento esta dentro de ti, ¿Qué semejanza existe con el mundo de las ideas de Platón?

El punto de partida de la filosofía de Agustín reivindica la razón como única facultad capaz de alcanzar la verdad y superar el escepticismo, verdadero obstáculo para abrazar la fe y lograr la felicidad.

El acceso a la verdad requiere que el hombre se desvincule del conocimiento sensible, mera contingencia y apariencia de ser, y se vuelque hacia el interior de sí mismo.

Si Platón identificaba la verdad con el ser y a éste con el mundo inteligible de la ideas, Agustín hará lo mismo desde un planteamiento cristiano, en el que la verdad se reconoce en el ser y éste es, en última instancia, Dios.

En su búsqueda de la certeza, el hombre ha de encontrar dentro de sí, en su alma, aquello que de permanente y necesario hay en las cosas: su inteligibilidad misma. La verdad necesita interioridad y el yo se convierte en el lugar propio de la certeza, anulando así todo posible escepticismo.

Sin embargo, a diferencia del platonismo, Agustín niega que el acceso a la verdad se produzca a través del recuerdo o reminiscencia del alma: el alma descubre que las ideas están en ella como una luz que no emana de sí misma, sino de Dios. El acceso a la verdad se produce por iluminación, esto es: mediante una intuición intelectual que el alma descubre en su interior y que la lleva a trascenderse.

El pensamiento de Agustín opera un constante movimiento de lo exterior a lo interior y de éste a lo superior (Dios).

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