El Barroco
gogohoop8 de Agosto de 2013
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El Barroco contexto socio-económico
El Barroco es una época contrapuesta al Renacimiento que destaca por un siempre presente sentimiento de desconfianza, pesimismo y desengaño. Estas son algunos aspectos de esta época en materia social, cultural, artística y literaria:
Aspectos Políticos: Felipe II, Felipe III, Felipe IV, Carlos II
• Despreocupación y debilidad de los monarcas y dirección de la nación por ineficaces validos
• Corrupción
• Bancarrota del estado
Aspectos Sociales
• Caída demográfica: guerras, hambre, migraciones a la periferia y América
• Estructura social: nobleza privilegiada pero inoperante
(concentra la riqueza pero no la invierte en industria)
• La burguesía no tiene suficiente dinero para crear industria
• Empobrecimiento general y fuertes subidas de impuestos
=> contraste de la gran pobreza del pueblo con el lujo en la corte
El Barroco: contexto socio-económico
Siglo XVII: Literatura española del Barroco y Siglo de Oro
El Barroco es una época contrapuesta al Renacimiento que destaca por un siempre presente sentimiento de desconfianza, pesimismo y desengaño. Estas son algunos aspectos de esta época en materia social, cultural, artística y literaria:
Aspectos Políticos: Felipe II, Felipe III, Felipe IV, Carlos II
• Despreocupación y debilidad de los monarcas y dirección de la nación por ineficaces validos
• Corrupción
• Bancarrota del estado
Aspectos Sociales
• Caída demográfica: guerras, hambre, migraciones a la periferia y América
• Estructura social: nobleza privilegiada pero inoperante
(concentra la riqueza pero no la invierte en industria)
• La burguesía no tiene suficiente dinero para crear industria
• Empobrecimiento general y fuertes subidas de impuestos
=> contraste de la gran pobreza del pueblo con el lujo en la corte
Aspectos Económicos
• Contraste pobre <=> rico
• Reducción de los beneficios de las colonias
• Escasez de mano de obra
• Aumento de la mendicidad (pícaros, vagabundos, ladrones, ...)
=> Pesimismo, escepticismo y desengaño
=> Para superar este sufrimiento: gran deseo de goce / idealización de la vida / tendencia a la exageración / búsqueda de la perfección y el retorcimiento / contrastes (técnica del claro-oscuro)
El siglo XVII y el auge de las premisas barrocas coincidieron en España con un brillante y fecundo período literario que dio en llamarse Siglo de Oro. Estéticamente, el barroco se caracterizó, en líneas generales, por la complicación de las formas y el predominio del ingenio y el arte sobre la armonía de la naturaleza, que constituía el ideal renacentista.
Entre los rasgos más significativos del barroco literario español resulta relevante la contraposición entre dos tendencias denominadas conceptismo y culteranismo, cuyos máximos representantes fueron, respectivamente, Francisco de Quevedo y Luís de Góngora. Los conceptistas se preocupaban esencialmente por la comprensión del pensamiento en mínimos términos conceptuales a través de contrastes, elipsis y otras y otras figuras literarias. Por el contrario, los culteranos buscaban la delectación de una minoría culta mediante el recurso a metáforas, giros e hipérboles, con modificación de las estructuras fraseológicas, en busca del máximo preciosismo. Característica del barroco hispánico fue también la contraposición entre realismo e idealismo, que alcanzó su máxima expresión en la que estaría llamada a convertirse en una de las cumbres de la literatura universal, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (primera parte, 1605; segunda, 1615), de Miguel de Cervantes.
En toda la obra poética de la Góngora, figura destacada del culteranismo, se halló presente el brillante estilo que lo hizo famoso, cargado de neologismos y complicadas metáforas. Más sencillo en su primera etapa, a partir de los poemas mayores -Fábula de Polifemo y Galatea (1612) y Soledades (1613)- se acentuaron sus artificios y el carácter culto y minoritario de su poesía. Fue ensalzado por unos y ferozmente atacado por otros en su época. Entre los más sobresalientes seguidores de Góngora se cuentan Juan de Tassis y Peralta, conde de Villamediana, autor del poema mitológico La gloria de Niquea (1622), y Pedro Soto de Rojas.
Como el de Góngora, el estilo de Quevedo es estructuralmente complejo, aunque utilizó siempre un lenguaje llano y no vaciló en ocasiones en recurrir a un tono procaz y brutal. Los temas que lo inspiraron fueron muy variados: morales, satíricos, religiosos, de amor, etc., y en el desarrollo de todos ellos subyace una concepción angustiada de la condición humana, común a obras tales como la novela picaresca titulada La vida del Buscón, llamado don Pablos (1626), o la alegoría Sueños (1627).
En esta época se distinguió además una línea clasicista diferenciada en dos corrientes básicas: la escuela sevillana, en la que destacó Rodrigo Caro, y la escuela aragonesa, cuyos representantes de mayor entidad fueron los hermanos Bartolomé Leonardo y Lupercio Leonardo de Argen sola, cultivadores de una lírica doctrinal y moralizante.
En el ámbito de la prosa narrativa del período barroco halló su marco la figura de Miguel de Cervantes Saavedra, autor también de poemas y comedias, que ha sido considerado unánimemente como la gran figura a lo largo de la gestación y la evolución de las letras españolas. En el Quijote, Cervantes creó el prototipo a partir del cual nacería al novela moderna. Concebida en principio para satirizar las novelas de caballerías, los dos protagonistas de la obra, don Quijote y Sancho, han perdurado como símbolos de dos visiones enfrentadas del mundo: la idealista y la realista.
Otras obras relevantes de Cervantes, siempre ensombrecidas por la universal dimensión del Quijote, fueron las Novelas ejemplares (1613) y Los trabajos de Persiles y Segismunda, novela publicada póstumamente en 1617.
El ideal artístico del Barroco
Frente al clasicismo renacentista, el Barroco valoró la libertad absoluta para crear y distorsionar las formas, la condensación conceptual y la complejidad en la expresión. Todo ello tenía como finalidad asombrar o maravillar al lector.
Dos corrientes estilísticas ejemplifican estos caracteres: el conceptismo y el culteranismo. Ambas son, en realidad, dos facetas de estilo barroco que comparten un mismo propósito: crear complicación y artificio.
Conceptismo y Culteranismo
El conceptismo
El conceptismo incide, sobre todo, en el plano del pensamiento. Su teórico y definidor fue Gracián, quien en agudeza y arte de ingenio definió el concepto como "aquel acto del entendimiento, que exprime las correspondencias que se hallan entre los objetos". Para conseguir este fin, los autores conceptistas se valieron de recursos retóricos, tales como la paradoja, la antítesis, la paronomasia, la
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