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Barroco


Enviado por   •  14 de Junio de 2014  •  Tesis  •  7.123 Palabras (29 Páginas)  •  170 Visitas

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Introducción

Movimiento literario

El barroco está marcado por la decadencia y la crisis económica. En este siglo reinaron Felipe III, que reinó desde 1598 hasta 1621; Felipe IV, que rigió desde 1621 hasta 1665; y Carlos II, que gobernó desde 1655 hasta 1700. Los reyes tutelaban mediante validos o primeros ministros, como pueden serlo: los duques de Lerma y de Uceda, el conde-duque de Olivares...

Asimismo, en este siglo España pierde su hegemonía en Europa y se eternizan las dispendiosas guerras en los Países Bajos, en las que Holanda se independizó. En el año 1659, en la guerra contra Francia se perdieron los dominios del Rosellón, la Cerdaña y el Artois.

En el interior, igualmente, Portugal se independizó en el año 1640, y Cataluña se sublevó en el 1640. En el reinado de Carlos II, un endeble mental, no se pudo poner remedio a tales desventuras; al contrario murió sin descendencia, lo que fue el causante de la guerra de Sucesión, con lo que principiaría el siglo XVIII.

Las guerras, la peste y las crisis económicas aniquilaron a la población española, que baja hasta los ocho millones de habitantes, según algunas fuentes seis. La agricultura se empobrece y tanto la industria como el comercio menguan.

En cambio, la nobleza y el clero acrecientan su poder, en complicidad con reyes y validos. El número de eclesiásticos se incrementa con gentes movidas por la ambición o que huyen de la pobreza. Las crisis afectan primordialmente a los artesanos y campesinos. Además crece la miseria y aumenta la delincuencia.

Estas circunstancias crean un clima de malestar, unos sentimientos de inestabilidad, de descontento y hasta de angustia.

Se prolonga también aquel repliegue espiritual que sucedió con Felipe II. La creciente influencia de la iglesia y el papel que España había adquirido en la contrarreforma marcaron la cultura del siglo XVII. En muchos aspectos, se produce un retorno a las actitudes medievales. Se vuelve a una concepción teocéntrica, frente al humanismo del renacimiento. La inquisición sigue vigilando toda explicación de la naturaleza o del hombre que no se base en la acción directa y divina de dios. Por ello, cesan prácticamente en España la investigación científica y filosófica racional que apuntaban con el Renacimiento, y se impide el “nocivo” contacto con Europa. De esta manera España se retrasó respecto a la filosofía o la ciencia europea con la que estaba empezando la modernidad.

Paradójicamente, esta época de crisis y decadencia es también de esplendor artístico. El genio español, incapacitado de crear en otros terrenos, se manifiesta en el quehacer estético. Y así, estamos en nuestro segundo siglo de oro, que acontece entre la muerte de Cervantes en 1616 y la de Calderón en 1681.

La palabra barroco se formó del cruce de dos palabras: la portuguesa barroco (que significa perla irregular) y la italiana barocco (que significa razonamiento retorcido). Tuvo pues origen peyorativo; hoy simplemente designa la cultura característica del siglo XVII. Ésta es consecuencia es consecuencia del malestar, crisis, decadencia y tensiones religiosas.

Una palabra clave de aquella cultura es el desengaño. Ésta expresa el derrumbamiento del idealismo renacentista, con su amor por la vida y su visión holista del mundo. Ahora domina una visión negativa del mundo y de la vida. En los testos esto se manifiesta con algunos aspectos.

El mundo carece de valor, es caótico, y está lleno de dolor y de peligros.

La vida es inconsistente, es una sombra, una ficción, la vida es un sueño. Además viven adulterados porque hay un divorcio entre la apariencia y la realidad de las cosas.

La vida es breve, fugaz, todo cambia y se nos escapa, el tiempo pasa destruyéndolo todo, vivir es ir muriendo.

Los escritores ante la gravedad de los tiempos pueden adquirir diferentes posturas, veamos algunas:

La queja o la protesta, eso sí, dentro de lo que admita la censura; se puede apreciar en cierta literatura satírica y en algunas páginas de la picaresca.

La angustia vital, cuyas manifestaciones más agudas se irradiarán en la lírica de Quevedo.

La búsqueda de consuelo, en varios terrenos. En la religión, la citada actitud ascética instruía apartarse del mundo y poner los ojos en la otra vida. En la filosofía, tuvo gran presencia el estoicismo, que invitaba también a desasirse de lo mundano y a aceptar serenamente los sufrimientos y la muerte. Son actitudes que abundan en la poesía, en la prosa doctrinal...

La evasión, ora refugiándose en la estética pura, ora ofreciendo formas de diversión, a lo que respondió en buena medida en el teatro de la época.

En el barroco los autores españoles prolongan y acrecientan la tendencia a la ostentación formal que había empezado a manifestarse con el Manierismo.

Frente a la naturalidad y la armonía del renacimiento, el estilo barroco se caracteriza por el artificio, la intensidad, y la extremosidad. Esto tendrá diversas manifestaciones, pero entre todas destacan dos, el culteranismo y el conceptismo. Pero no todos los escritores siguen estas tendencias, los hay que mantienen un gran equilibrio entre el pensamiento y su expresión.

El culteranismo y el conceptismo se exteriorizan tanto en prosa como en verso. Ambos movimientos rompen el equilibrio clásico entre forma y contenido, pero lo hacen de modo diferente:

El conceptismo se preocupa esencialmente por el contenido, por el fondo, tiene una gran densidad de ideas. Busca la sutileza, la profundidad o la densidad. Sus recursos más característicos son los juegos de palabras y los dobles sentidos. El resultado suele admirar por su impresionante ingenio

El culteranismo se preocupa fundamentalmente por desarrollar la forma, tiene una gran densidad de figuras literarias. Busca la belleza, la riqueza sensorial, la ornamentación exuberante, la brillante dificultad. Lo caracterizan substancialmente el léxico culto, el retorcimiento sintáctico y las metáforas audaces. El resultado puede ser de una gran belleza formal.

Son dos estilos difíciles. El conceptista, por los conceptos o asociaciones sintéticas que hace entre ideas, a veces muy alejadas. El culterano, por las complicaciones de la forma y por sus alardes cultos.

Autor

Lope de Vega nació en Madrid

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