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El Boom Cacaotero Y Bananero


Enviado por   •  21 de Marzo de 2013  •  5.363 Palabras (22 Páginas)  •  3.163 Visitas

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INTRODUCCIÓN

El boom cacaotero, la producción creció en forma consistente hasta sobrepasar el 1 millón de quintales anuales, Ecuador se convirtió en el principal productor mundial de cacao y florecieron tanto las haciendas cacaoteras como los múltiples negocios, que hicieron de Guayaquil la ciudad más dinámica, comercial y rica del país. Las ventas del cacao generaron los mayores ingresos por exportaciones y financiaron significativamente el presupuesto estatal. Gracias al cacao ecuatoriano también se expandió el negocio de chocolates en Estados Unidos, Alemania y Suiza.

La preferencia de los consumidores de chocolate en Europa y Estados Unidos es por el tipo dark (oscuro), una variedad con menos azúcar, harina, y maní. Esta moda que tiende a lo natural, ha puesto al cacao ecuatoriano frente a un boom, que abre grandes oportunidades si se superan algunos retos.

Ashley Delgado Flor, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao (Anecacao) y del Consejo de la International Cocoa Organización (Icco).

El boom bananero, ha estado ligado a la Historia política del Ecuador durante los últimos 50 años. La Iniciativa para su cultivo extensivo en la costa provino de la Compañía norteamericana United Fruit (UF) y del gobierno de Galo Plaza (1948-1952) que la acogió.

El banano fue un elemento de relativa modernización en el Ecuador. Aprovechando su auge, Galo Plaza supo realizar una gestión promotora de la economía, más o menos continuada por los presidentes sucesores: José María Velasco Ibarra (1952-1956) y Camilo Ponce (1956-1960). Los 3 fueron electos por votación popular, de manera que la estabilidad constitucional estuvo asociada al primer "boom" del banano, convertido en el primer producto de exportación del Ecuador y éste en el primer exportador mundial de la fruta.

Gracias al creciente apoyo estatal, principalmente mediante el Banco Nacional de Fomento, empezaron a multiplicarse las pequeñas y medianas propiedades, que fueron el sustento central de la producción, si bien aparecieron enormes plantaciones. Felizmente, el Ecuador no llegó a ser una "banana republic" en el sentido en que sí lo fueron los países de Centroamérica, dominados por la UF y poderosas dinastías oligárquicas de largo, penoso y hasta sangriento historial en dicha región.

A partir de la proclama de Independencia de Guayaquil en 1820 y gracias a la liberación del comercio externo, se inició una etapa de progresivo despegue de las exportaciones de cacao, con intermitentes momentos de reflujo. Sin embargo, el cacao se convertiría en el primer producto de exportaciones del Ecuador y su hegemonía económica se extendió un siglo, pues en 1920 empezó su definitivo declive.

En todo caso, entre 1880 y 1920, es decir durante cuatro décadas, se produjo el gran auge de las exportaciones del cacao ecuatoriano. Acompañando a ese “boom” se fortaleció la hacienda-plantación en la costa ecuatoriana y particularmente en la cuenca del río Guayas. Además, se desarrolló el primer núcleo de una burguesía comercial y financiera en el país concentrada en la ciudad de Guayaquil, se produciría aquí un ligero inicio de manufactura e industria y se pronunciaría la diferenciación regional entre la Costa y la Sierra, que había caracterizado la vida republicana del Ecuador desde su fundación.

Esta época cacaotera coincidió, finalmente, con el ascenso y luego el declive del liberalismo como tendencia ideológica y política en el país. En 1895, nacida en Guayaquil, se inició la fase radical de la Revolución Liberal Ecuatoriana acaudillada por Eloy Alfaro. Pero desde 1912, tras la muerte del célebre Viejo Luchador, paulatinamente el liberalismo se comprometió con el sector burgués-oligárquico que hegemonizaba la vida nacional, hasta derivar el liberalismo en un partidismo político aliado a la “plutocracia” bancaria. Este dominio desgastó las esperanzas liberales y frustró la Identificación con las causas populares, de manera que en 1925, coincidiendo con la crisis cacaotera, la intervención militar institucional del Ejército puso fin a la hegemonía liberal-oligárquica e inició un nuevo ciclo en la vida política nacional.

• Agricultura y haciendas

La estructura de la posesión de tierras fue la base del sector agrícola de economía y éste el centro de la riqueza nacional y del empleo de mano de obra. Grandes extensiones convivían con pequeñas y medianas propiedades y con las tierras comunales indígenas. Pero lo que con mayor dramatismo caracterizó a la economía agraria ecuatoriana hasta mediados del siglo XX fue, sin duda, la vigencia del latifundio, que era el soporte de la hacienda serrana y de la hacienda-plantación costeña.

Ante todo, existió una verdadera especialización regional, porque mientras la sierra se orientó a la producción de granos, cereales y ganado, en la costa el eje productivo fue la exportación sustentada en el monocultivo del cacao. Fue la costa, en consecuencia, la que se convirtió en el centro de la acumulación y la base del "modelo agroexportador". De acuerdo con éste, la economía ecuatoriana se vinculó al mercado internacional en condiciones subordinadas y las posibilidades de crecimiento dependieron de los ciclos de auge y caída de las ventas externas. La rentabilidad de la agroexportación se constituyó, además, en fuente de inversiones para la ampliación de negocios privados y para financiar los presupuestos fiscales.

El trabajo en las dos regiones también revistió características diferenciadas. En la sierra predominó el huasipungo, un sistema de trabajo precario ("precapitalista") que consistió en el arraigamiento de las familias campesinas a la hacienda, ya que, a cambio del usufructo de una pequeña parcela, ellas se obligaban a desempeñar las labores agrícolas y tareas subsidiarias como el pastoreo, acarreo de agua y leña, y servicios domésticos, generalmente pagados con un exiguo jornal. En el caso del arrimazgo a cambio de las parcelas se recibía días gratuitos de trabajo. Por todo ello, los campesinos indígenas acudían al patrón de hacienda para solicitar "suplidos" y "ayuditas", además de cargar con daños y perjuicios ocurrido en virtud del trabajo agrícola. De este modo se endeudaron con el hacendado, que registró las deudas en el "libro de rayas", rudimentario sistema de contabilidad basado en el trazado de sucesivas líneas, liquidadas con más trabajo.

En la costa, rigieron sobre todo la sembraduría, el peonaje y la redención,

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