El Costumbrismo En El Matadero

El costumbrismo en El Matadero

Esteban Echeverría escribe El Matadero, inspirado por el enfrentamiento entre unitarios y federales que padece la Argentina hacia 1837, bajo el sistema político impuesto por el gobierno de Juan Manuel de Rosas; por ello, concibe un texto político, organizado en torno a un hecho perturbador que le sirve de ejemplo para denunciar la situación de barbarie que domina al país.

La obra de ficción representa la federación rosista, a la pone en escena a través de sus personajes; la construcción textual es tal, que dificulta su clasificación genérica. Noé Jitrik ha explicado por qué debatir el género de El matadero no es una discusión insignificante. Echeverría tiene conciencia de que el (fondo) o mensaje poético necesita, para expresarse, de una (forma) apropiada, orgánica, armónica. Asimismo, estructura, método expositivo, estilo y lenguaje son los componentes textuales que determinan la (forma), o sea, el género. Sin lugar a dudas, el autor da a su escrito la forma que el contenido le exige y no altera su pensamiento por acomodarlo a un molde determinado.

Jitrik añade que El Matadero supera el costumbrismo español de Mariano José de Larra, ya que Echeverría deja muy atrás el “cuento de Costumbres”, no debido a la imitación o influencia, sino a algo muy original, una denuncia al sistema político rosista que se vivía en la Argentina, sin clara coincidencia de que se estaba gestando un planteamiento estético diferente, se realizaba una crítica con declaraciones del narrador, cargadas: por descripciones (políticas, sociales, económicas y ambientales); por datos históricos concretos; por ironías verbales; por opiniones; por recursos pintorescos, en una época en la que los primeros realistas consecuentes europeos estaban apenas empezando a delimitar la forma y el alcance de esa estética en un sentido moderno.

La obra de Echeverría se inicia con el ritmo costumbrista, pero de a poco el relato se va introduciendo a situaciones conflictivas. Ya no se trata de peculiaridades más o menos pintorescas, sino de hábitos que comprometen al hombre y por lo tanto al mundo entero. Pero sobre la última parte del relato, comienza una acción dramática entre personajes antagónicos. En este momento, cuando el autor se interna en la acción, o sea en el conflicto, se produce un deslizamiento hacia la toma de partido y con ella una decisión muy grande entre la realidad considerada y el punto de vista del observador.

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