El Diario De Ana Frank
Enviado por Nadya_Lehuga • 27 de Diciembre de 2013 • 6.495 Palabras (26 Páginas) • 346 Visitas
El Diario de
Ana Frank
De un modo como no he
Podido hacerlo hasta ahora
con nadie, y espero que
seas un gran apoyo para mí.
Ana Frank, 12 de junio de 1942
Domingo 14 de junio de 1942
EL VIERNES DESPERTÉ ya a las seis. Era comprensible, pues
fue el día de mi cumpleaños. Pero no podía levantarme tan
temprano y hube de apaciguar mi curiosidad hasta un cuarto para
las siete. Entonces ya no soporté más y corrí hasta el comedor,
donde nuestro pequeño gatito, Mohrchen, me saludó con efusivo
cariño. Después de las siete fui al dormitorio de mis padres y,
enseguida, con ellos al salón para encontrar y desenvolver mis
regalos. A ti, mi diario, te vi en primer lugar, y sin duda fuiste mi
mejor regalo. También me obsequiaron un ramo de rosas, un
cactus y unas ramas de rosas silvestres. Fueron los primeros saludos
del día, ya que más tarde habría bastante más. Papá y mamá me)5(
EL DIARIO DE ANA FRANK
© Pehuén Editores, 2001.
entregaron numerosos regalos y mis amigos tampoco se quedaron
atrás en materia de mimarme. Entre otras cosas me regalaron un
libro titulado, «Cámara Oscura», un juego de mesa, muchas
golosinas, un rompecabezas, un broche, las «Sagas y Leyendas de
Holanda» de Joseph Cohen, otro libro encantador, «Las
Vacaciones de Daisy en la Montaña» y algún dinero. Con éste me
compré las leyendas mitológicas griegas y romanas. ¡Fantástico!
Enseguida vino Lies y partimos juntas a la escuela. Comencé
siguiendo el ritual holandés de obsequiar golosinas a mis maestros
y compañeros de clase y luego nos pusimos a trabajar.
¡Y, basta por hoy. Estoy tan contenta de tenerte!
Lunes 15 de junio de 1942
El sábado por la tarde ofrecí una fiesta de cumpleaños.
Exhibimos una película, «El Guardafaro» (con Rin-tin-tin), que
gustó mucho a mis amigas. ¡Nos entretuvimos como locas! Había
muchos jóvenes y jovencitas. Mamá siempre quiere saber con
quién pienso casarme más adelante. Creo que se extrañaría
bastante si supiera que es con Peter Wessel con quien me casaría,
pues siempre me hago la tonta cuando me pregunta. Con Lies
Goosens y Sanne Houtman somos compañeras de clase desde
hace diez años y ellas son muy buenas amigas. Entretanto conocí
a Jopie van der Waal en el Liceo Judío. Nos juntamos bastante y
ella es ahora mi mejor amiga. Lies ha trabado una amistad profunda
con otra chica y Sanne va a otro colegio y se ha hecho de nuevas
amigas.
Sábado 20 de junio de 1942
No he anotado nada durante un par de días, pues quise
reflexionar sobre el significado y la finalidad de un diario de vida.
Me causa una sensación extraña el hecho de comenzar a llevar un
diario. Y no sólo por el hecho de que nunca había «escrito».
Supongo que más adelante ni yo ni nadie tendrá algún interés en
los exabruptos emocionales de una chiquilla de trece años. Pero
eso en realidad poco importa. Tengo deseos de escribir y, ante
todo, quiero sacarme algún peso del corazón.
«El papel es más paciente que los seres humanos», pensaba a
menudo, cuando apoyaba melancólicamente la cabeza en mis
manos ciertos días en que no sabía qué hacer. Primero deseaba
quedarme en casa, enseguida salir a la calle, y casi siempre seguía
sentada donde mismo empollando mis tribulaciones. ¡Sí, el papel
es paciente! No tengo la menor intención de mostrar alguna vez
este cuaderno empastado con el altisonante nombre de «Diario
de Vida», salvo que fuera a LA amiga o EL amigo. Y seguramente
no le interesará mucho a nadie.
Y ahora he llegado al punto alrededor del cual gira todo este
asunto de mi diario de vida: ¡en realidad no tengo amiga! Quiero
explicar esto en más detalle, pues nadie comprende que una
muchacha de sólo trece años se sienta tan sola. Y, por cierto,
llama la atención. Tengo padres. amorosos y querendones, una
hermana de 16 años y, si los sumo, unos treinta conocidos, más o
menos. Tengo una corte de admiradores que me dan en todos
los gustos y que durante las horas de clase suelen manipular algún
espejito de bolsillo hasta que logran capturar una sonrisa mía.
Tengo parientes, unos tíos y unas tías realmente encantadores,
una linda casa y, en realidad, no me falta nada, salvo... ¡una amiga!
Con
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