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El Griego Bizantino


Enviado por   •  25 de Mayo de 2013  •  4.098 Palabras (17 Páginas)  •  365 Visitas

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EL GRIEGO MEDIEVAL O BIZANTINO

Desde que Constantino trasladó la capital del Imperio Romano a Constantinopla, en el año 330, hasta la conquista de esa ciudad por los turcos en 1453, el centro del poder político y cultural helénico pasa a esta ciudad, situada a orillas del Bósforo. La ciudad de Constantino, con sus tres nombres, Constantinopla, Bizancio o Estambul, se convirtió pronto en una nueva metrópoli magnífica, capital de un Imperio que se sigue llamando Romano (Romaiós), aun cuando después de Teodosio ya no sea el centro de todo el Imperio, sino tan sólo de la mitad oriental. Pero el Imperio Romano de Oriente va a sobrevivir mil años a la caída de la vieja Roma, arrasada por Alarico en 410, y a la destrucción del Imperio en Occidente, cuyo último emperador es depuesto por los bárbaros en 476.

En esa larga etapa histórica de tantos siglos, el Imperio de Bizancio conoce épocas de esplendor y una tormentosa agonía. Sus fronteras van reduciéndose, sus relaciones con el mundo latino son difíciles, su Iglesia Ortodoxa se escinde de la de Roma, Constantinopla sufre los horrores de la conquista en la Cuarta Cruzada en 1204, pero sigue siendo el baluarte de una civilización y el centro que conserva la tradición, y especialmente los textos clásicos antiguos. Tras la caída de Constantinopla, esos textos llegarán a Occidente, a través de Italia, y darán como fruto el Renacimiento. Durante muchos siglos en el Occidente bárbaro se ignora el griego, mientras que éste pervive como lengua del mundo bizantino. Es el griego medieval o bizantino, la lengua de Bizancio.

Tras la caída de la ciudad, tomada por los turcos, ya no quedó ningún poder político o un Estado que protegiera la lengua. Estambul fue entonces una espléndida capital otomana, de lengua turca. Los griegos estuvieron sometidos al Imperio Turco hasta bien entrado el siglo XIX. Ellos siguen hablando griego en un país empobrecido mientras que de la prestigiosa civilización del mundo antiguo persisten en la antigua Hélade tan solo las ruinas que descubrirán los viajeros románticos. En esos siglos, del XV al XX, el Humanismo recupera en Occidente los textos clásicos, que se copian y estudian con fervor, primero en Italia y luego en otros países. Renace el conocimiento del griego clásico a partir de los manuscritos traídos por los sabios escapados de Bizancio, que se traducen y editan, se comentan y sirven de estímulo a toda la cultura del Renacimiento y luego de la Ilustración, y a partir de ahí surgen los estudios filológicos sobre el Helenismo y la Grecia Clásica que culminan en las Universidades de Europa de los últimos siglos.

GRIEGO MEDIEVAL (330 A.C. - 1453 D.C.)

En este periodo, llamado helenístico, el dialecto ático, hablado por las clases cultas, los mercaderes y los emigrantes, se convirtió en lengua común por todo el Oriente Próximo. Al mezclarse los griegos con otros pueblos, la lengua cambió; el ático se convirtió en la base de una nueva forma del griego, la koiné (la norma), que se extendió por todas las áreas de influencia griega. Durante el imperio helenístico la koiné fue la lengua de la corte, de la literatura y el comercio.

Esta gradual divergencia de la lengua de Platón y Demóstenes fue contemplada por los puristas como una decadencia, marginando su uso escrito lo que creó una sima entre la lengua cotidiana y la arcaizante, poniéndose de moda publicar manuales de buen uso de la lengua en los que equivalentes áticos de las innovaciones koinés eran recomendados para la imitación del estudiante.

El dialecto así formado se llamó lengua común -he koine dialektos- y en ella escribieron sus obras, entre otros, el Filósofo Aristóteles, el historiador Polibio y el moralista Plutarco. Asimismo este dialecto constituye el fondo del griego bíblico, así del Antiguo como del Nuevo Testamento, siendo la base de la traducción de la Septuaginta hecha en el siglo III a. C. Numerosas inscripciones permitieron a los estudiosos trazar su progresión a expensas de los antiguos dialectos, al menos en la lengua del comercio y de la administración, aunque algunos dialectos rurales lograron sobrevivir hasta el siglo II d. C. La koiné fue la lengua coloquial en el Egipto urbano, pudiendo estudiarse su existencia por los papiros que se remontan hasta el siglo IV a. C. A grandes rasgos se puede decir que su periodo se extiende desde las conquistas de Alejandro en el siglo IV a. C. hasta el reinado de Justiniano en el VI d. C.

Durante el período bizantino la lengua griega perdió su antiguo carácter, por la evolución de sus formas y por la mezcla de elementos extraños, dando origen al griego moderno.

EL GRIEGO BIZANTINO

Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, el mundo griego recobra su protagonismo cultural y político, pero tiene ahora su epicentro en la ciudad de Constantinopla, la antigua Bizancio que da nombre a este periodo de la historia del griego. En este periodo comienza de nuevo una fragmentación del griego en dos. Por un lado hay una tendencia culta y literaria que tiende a continuar lo más posible la lengua antigua, la koiné. Por la otra, la lengua popular se separa cada vez más de esta lengua culta. En esta lengua se producen cambios lingüísticos que podríamos comparar a los ocurridos entre el latín clásico y el vulgar. La declinación se reduce. Desaparece el dativo. El sistema vocálico pierde el rasgo de la cantidad como elemento diferenciador de fonemas. La conjugación sufre también una importante reducción, del rico paradigma verbal del griego clásico se pierden un buen número de sus formas

Sin embargo, esta evolución no llega a perder de vista nunca sus raíces, al contrario de lo que pasó entre el latín y las lenguas románicas. Este hecho hace posible que no se pierda la unidad del griego. En el periodo bizantino continúan las aportaciones al griego, como la enciclopedia de la Suda y muchas otras.

LA HISTORIA MEDIEVAL DE BIZANCIO

La historia del Imperio Bizantino es la de un lento pero continúo declinar. En primer lugar los pueblos eslavos limitaron los territorios europeos del Imperio a la propia Grecia y parte de Tracia. Después, en el siglo VII los árabes arrebatan al Imperio la parte más sustancial: Siria, Egipto, Palestina.

En el s XI las relaciones con el occidente cristiano se rompen tras el llamado cisma de Oriente, esto aleja definitivamente el Imperio Bizantino de la Europa occidental

Durante las cruzadas las malas relaciones con los reinos cristianos de Occidente hacen a Constantinopla caer en sus manos en el s XIII. Rodas y Chipre son usadas como plataformas para las incursiones a Tierra Santa.

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