El Petroleo En Venezuela

El petróleo de Venezuela al servicio del Estado, del pueblo y de la revolución

El mérito del descubrimiento del petróleo en Venezuela pertenece a las tribus indígenas que habitaban en las riberas del lago Maracaibo, que usaban con fines curativos, como remedio para la descomposición de estómago, una extraña sustancia aceitosa de era expulsada por la tierra. Con la llegada de los conquistadores, se vio reforzada la creencia en las propiedades medicinales de los “excrementos del diablo”. Para uso medicinal de la corte real se enviaron varios pequeños toneles (“barriles”) de petróleo (“mene” en el idioma de los indígenas) con la recomendación de utilizarlo para curar, en primer lugar, ese mal de los aristócratas que es la gota

La explotación comercial activa del petróleo en Venezuela comenzó en la segunda década del siglo XX, en tiempos del dictador Juan Vicente Gómez. El primer pozo fue perforado en 1914 en la región de Mene Grande, Estado de Zulia y recibió el nombre de Zumaque I. En la actualidad, este lugar es un sitio memorial que tratan de visitar todos los que verdaderamente se interesan por la historia de Venezuela, porque precisamente el petróleo, ante todo, se asocia con el pasado, el presente y el futuro del país. El petróleo con frecuencia es llamado la “bendición” de Venezuela, y no con menos frecuencia la “maldición”. La explotación de los inagotables yacimientos del “oro negro” le trajo al país colosales ingresos, pero al mismo tiempo, causó un daño enorme al desarrollo armónico del Estado. Los gobiernos que se sucedían unos a otros aprovechaban la “renta petrolera” garantizada para llevar una vida tranquila, sin preocuparse mucho del progreso en otras ramas de la economía. Fue prácticamente abandonada la agricultura y se ignoraban las esferas que demandaban la amplia aplicación de la ciencia. Todo se compraba con petrodólares, principalmente en los Estados Unidos, que era, precisamente, hacia donde se orientaba la compañía estatal petrolera de Venezuela: PDVSA. Paralelamente comenzó un proceso de irrefrenable “norteamericanización” del país. La élite política y económica venezolana vivía “para dos casas” y puede afirmarse que la casa que estaba en los EUA significaba mucho más para ella.

La alarma sobre el destino del país, que de manera creciente se hacía más dependiente del rapaz imperio del norte, producía una degradación económica y social y, en la práctica, lo convirtió en colonia de las corporaciones transnacionales. Esto condujo al surgimiento de potentes tendencias de protesta de carácter nacionalista de izquierda. El saqueo de los recursos petroleros y la aspiración evidente de la élite venal a su “reptante” privatización, es decir, a su traspaso bajo el control total del

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