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El Primer Centenario De Guillermo Prieto Y Algunas Reflexiones Sobre La Cuestión Del Atraso Económico


Enviado por   •  28 de Febrero de 2013  •  6.466 Palabras (26 Páginas)  •  533 Visitas

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El primer centenario de Guillermo Prieto y algunas reflexiones sobre la cuestión del atraso económico

Marcos Tonatiuh Águila M.

Profesor-investigador de la UAM-Azcapotzalco.

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Introducción

Guillermo Prieto, o Fidel, como gustaba firmar sus escritos literarios, nace con el signo de la inminente independencia de México respecto a España, en 1818, y muere cuando el régimen autoritario de Porfirio Díaz estaba en plena madurez, hacia 1897. Es decir, que en 1997 se conmemora el primer cente-nario de su deceso y en 1998 se cumplen 180 años de su nacimiento. Prieto expresa entonces la densidad de todo un siglo de historia mexicana. El azaroso primer siglo de su vida independiente, el siglo xix.

En las páginas siguientes me propongo establecer un vínculo entre algunos aspectos de la actividad política de Prieto concernientes a la política económica que le tocó enfrentar, y el debate contemporáneo sobre los orígenes del atraso económico de México. Mucho de este debate se ha centrado en el siglo xix (aunque sus raíces se remontan al menos al periodo colonial).1 De ahí la pertinencia de establecer semejante correlato histórico. Por lo demás, mientras que los economistas e historiadores que hoy debaten sobre el tema carecen prácticamente de influencia en la formulación de políticas públicas, y en sus opiniones apenas y arriesgan su prestigio académico, los liberales prácticos de la época de la Reforma arriesgaban el pellejo. Sus errores o aciertos tendrían un efecto duradero en la evolución de la nación. La revisión de los planteamientos de Prieto, que dio origen a estas notas, revela una conciencia bastante clara de algunos de los “nudos” principales que trabaron el desarrollo económico de aquella etapa de formación de la nación.

Guerrero de la pluma, liberal exaltado, patriota como el que más, Prieto refleja, aun sin proponérselo, a una generación excepcional de intelectuales y a toda una nación en vías de constituirse. El perfil de la “generación de gigantes” a la que perteneció Prieto e hizo referencia Antonio Caso se caracterizó por haber hecho frente de manera exitosa a la compleja tarea de construcción de la nación mexicana.2 La juventud y madurez de Prieto no solamente coinciden en el tiempo con la decadencia de los gobiernos santanistas, con el debate que culmina con la promulgación de la Constitución de 1857 y las guerras de Reforma y de la Intervención francesa, que la sucedieron, sino que, además, todos estos acontecimientos fundamentales tuvieron en Prieto a un protagonista destacado. Una de las facetas menos conocida de la fecunda actividad de Prieto fue su interés y vinculación con la cuestión de la economía de la nueva nación y, en especial, con sus asuntos hacendarios. Prieto fue cuatro veces ministro de Hacienda, si bien por periodos más bien cortos: tres meses y medio durante la presidencia del general Mariano Arista (del 14 de septiembre de 1852 al 3 de enero de 1853); dos meses durante la presidencia del general Juan Álvarez tras el fin de la Revolución de Ayutla (6 de octubre de 1855 a 7 de diciembre del mismo año); seis meses durante la primera presidencia de Benito Juárez (entre el 28 de enero de 1858 y el 5 de agosto del mismo año) y otros dos meses y medio en el año de 1861 (20 de enero a 5 de abril), todavía bajo mandato de Juárez.3

Los esfuerzos de Prieto por poner orden en las finanzas públicas de la convulsionada república durante los casi 15 meses de gestión repartidos a lo largo de 9 años, tuvieron principalmente un valor intencional, de fijación de principios de la doctrina liberal en la materia. No obstante, más de una ocasión Prieto habría de enfrentar la dolorosa necesidad de rechazar la ortodoxia liberal por las realidades de la constante penuria fiscal. Como escribió en sus Memorias en relación con su aceptación por vez primera del ministerio de Hacienda por recomendación del presidente Mariano Arista: “¿Quién es quien pretende la marcha recta y segura de un pasajero sobre cubierta cuando el buque lucha con la borrasca?”4 El mérito de Prieto y su generación fue evitar el naufragio total, enmedio de la borrasca, rehuyendo el aplauso fácil y efímero. Por lo contrario, Prieto cosechó ene-mistades y rencillas derivadas de su probidad como funcionario, así como de la absoluta imposibilidad de atender los múltiples reclamos de los frágiles y balbuceantes negocios públicos. Como escribió a su cercano amigo y compadre Melchor Ocampo en ocasión de aquella primera estancia en el ministerio:

Mi conflicto es grande porque no hallo partido qué tomar. ¿Puedo dar espera a las tropas que van en camino para Guadalajara? ¿Dejo sin un centavo a los diputados y senadores que se reúnen el quince y tienen en su mano la revolución? ¿A la guarnición, a la policía, a los presidios, a todo el mundo lo mantengo con esperanzas? Pues bien, me dirás, ¿no tiene renta alguna el gobierno? Respuesta: las aduanas del sur las ocupan los revolucionarios; las del norte producen bien poco y sus rendimientos se dedican a pagos urgentísimos militares. La aduana de Veracruz hundida entre consignaciones... ¿Y las contribuciones? Están hipotecadas hasta enero por mis antecesores; y el tabaco, etcétera, y todo está así...5

Pero la vinculación de Prieto con los vaivenes de la economía del México independiente no se limitaron a su fugaz e intermitente incursión en la gestión de la hacienda.6 Deben ubicarse también –y principalmente– en el ámbito de la difusión de la doctrina económica del partido liberal y de sus frecuentes choques con el pragmatismo de la gestión cotidiana de los asuntos del Estado. La defensa de los preceptos liberales se repitió tanto en la tribuna parlamentaria como en la cátedra. A Prieto se debe el impulso inicial a la naciente ciencia de la economía política. Prieto fue votado para el Congreso en 20 ocasiones entre 1848 y 1896, desde que cumplió los treinta años hasta su muerte, y en casi todas las ocasiones formó parte de la Comisión de Hacienda de la Cámara. Su voz en la tribuna parlamentaria del Congreso Constituyente de 1857 se levantó en 74 ocasiones, una de las cifras más altas de dicha histórica reunión, haciendo observaciones ligadas con frecuencia a temas como la libertad de trabajo, la eliminación de trabas a la movilidad del capital y de las mercancías (como las alcabalas), así como la completa separación de los ne-gocios de la Iglesia y el Estado. Prieto fue un abanderado de las ideas liberales más ortodoxas.

En lo que toca a su contribución escrita a las cues-tiones económicas, destaca su voluminoso estudio de Lecciones elementales de

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