El Renacimiento

INTRODUCCIÓN

Hasta mediados del siglo XV las civilizaciones del mundo solo habían establecido contacto con otras a las que se podía tener acceso por tierra. Sin embargo en Europa occidental se inició un proceso de exploración, conquista, colonización y expansión hacia otras regiones del mundo en África, América, Asia y Oceanía.

Las causas que llevaron a los europeos a desarrollarse en la navegación marítima fueron múltiples: la creciente expansión de la economía europea a finales de la Edad Media fomentó la búsqueda de materias primas; la toma de Constantinopla por parte de los turcos cerró las rutas comerciales terrestres entre Europa y Asia, lo que trajo consigo la necesidad de buscar rutas marítimas que permitieran restablecer el comercio con el lejano Oriente; las nuevas ideas humanistas; y las nuevas tecnologías marítimas las cuales favorecieron la realización de viajes largos.

Al entrar en contacto civilizaciones desconocidas entre sí, se establecieron nuevas relaciones comerciales y de dominio de los europeos sobre los territorios descubiertos y colonizados por ellos; al ponerse en contacto mundos con formas distintas de pensar y de comprender la realidad, se inició un dinámico intercambio cultural que promovió la formación la formación de nuevas estructuras sociales. También cambió la estructura económica mundial al romper con la estructura feudal e iniciar el desarrollo de la fase mercantilista del capitalismo.

En lo cultural, el tránsito hacia la modernidad estuvo marcado por el renacimiento de un profundo interés por rescatar la cultura grecolatina, retomando los principales elementos de las culturas clásicas y conociendo a la vez a aquellos admirables capitanes, estadistas y poetas; por ello se conoce este movimiento cultural y artístico con ese nombre, donde los pensadores desenterraron mármoles, descifraron manuscritos, dándole importancia al estudio de lenguas muertas, y el cual se originó desde finales del siglo XIV en las ciudades más prósperas del norte de Italia, como Florencia, Venecia y Milán, y que se extendió al resto de Europa en los siglos XV y XVI.

Una de las manifestaciones primordiales de la cultura renacentista fue el humanismo, corriente filosófica y literaria cuyo principal interés era el ser humano, reflexionando y analizándolo, y no únicamente Dios. La ciencia se separó de la teología y se inicio un desarrollo de la ciencia moderna mediante la observación y la experimentación. El conocimiento se apoyó en la razón y no en las creencias religiosas; el hombre se convirtió en la figura central del conocimiento.

LAS TRANSFORMACIONES SOCIALES Y ECONÓMICAS

La transición hacia el Renacimiento vino definida por el declive de las estructuras feudales propias de la Edad Media y por el modo de producción capitalista, denominado en esta fase capitalismo mercantil, mercantilismo o precapitalismo, que comenzaría a predominar sobre las demás formas de organización económica a partir del siglo XIX. Esta transformación se produjo a partir de la crisis de los siglos XIV y XV, caracterizándose por el surgimiento de una economía monetaria, el desarrollo de la banca y la producción manufacturera como principales actividades (Historia Universal I, 2006).

La transformación consistió en la superación de las disposiciones dadas por los gremios, surgiendo de este modo una nueva clase social: la burguesía. Entre estas dos clases sociales, los gremiales impedían a los burgueses simplificar los procesos productivos y bajar los precios de las mercancías. La burguesía, que estaba conformada por los comerciantes, destruye el monopolio productivo por medio de la instalación de talleres manufactureros donde había un gran número de contrataciones de artesanos de los cuales obtenían productos más baratos y, creando un nuevo tipo de monopolio comercial que posibilitaba obtener beneficios sin la necesidad de bajar los costos reales de la producción. Las ciudades mercantiles más beneficiadas fueron las italianas: partiendo de Nápoles, Venecia, Génova y Pisa hacia el interior del continente, pasando también por Milán y Florencia.

LA CREACIÓN DEL ESTADO MODERNO

El comercio trajo la creación de nuevas ciudades, estas al crecer y fortalecerse, les dio la oportunidad a los reyes junto con los burgueses, a adquirir un mayor poder para poder recuperar y unificar los territorios que tenían en su dominio los feudales.

Los reyes, al unir sus territorios los fortalecieron creándolos ahora como Estados nacionales, es decir, como organización política centralizada y orientada a la defensa de los intereses nacionales de los principales grupos sociales (burguesía, la monarquía y la aristocracia), además apoyaron el crecimiento de las nuevas ciudades para poder fundar centros económicos de primera importancia para las nuevas naciones. De esa manera se conformaron monarquías nacionales, cuyas principales características fueron: la organización de ejércitos profesionales, libertad económica de la burguesía, el pago de impuestos por parte de la clase media (burguesía) y una mayor independencia del rey con respecto al poder de la Iglesia católica.

En estos tiempos apareció la obra que sería la guía política para los gobernantes, “El Príncipe” de Maquiavelo, siendo una obra teórica política en el contexto del Renacimiento. En esta obra se plantea una necesidad de cambio en la política de gobierno de Lorenzo de Médicis, el cual para conseguir una Italia unida, debería seguir los consejos de los 26 capítulos de esta obra, El Príncipe.

El “arte de gobernar” se desarrolló en primer lugar en Italia, originando un tipo de ciudades-estado, entre las que destaco Florencia, que poco a poco irían rindiéndose ante las unidades políticas más poderosas. De acuerdo a este proceso, los diferentes tipos de alianzas entre la burguesía y la aristocracia dieron lugar a los Estados autoritarios propiamente dichos: Castilla-Aragón, Portugal, Francia Inglaterra y los Estados Pontificios.

Dentro del aparato burocrático se creó una serie de órganos, que estaban bajo el dominio del rey, por medio de los cuales se formulaban las leyes. Estos órganos eran los Consejos, y los Estados Generales, en los cuales se administraba la justicia; los tribunales y las cancillerías, en donde se ejecutaban las decisiones políticas; y el gobierno, los funcionarios territoriales y municipales, cuyo poder se basaba en el control de los súbditos mediante la Inquisición, la policía y el ejército.

Línea del tiempo. La consolidación de las monarquías nacionales (Historia Universal I, 2008)

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