El Virreinato

1. LA EDUCACIÓN DURANTE EL VIRREINATO

El encuentro de dos mundos abrió paso a que se comenzara el proceso de civilización del Nuevo Mundo, con ello la política educativa de la Corona en sus albores fue la evangelización de los indígenas, para ello se arraigo de las instituciones que estaban en el mundo prehispánico; preciso indicar que la organización social estaba dividida en clases sociales que de tal manera a aquellos que eran poseedores, considerados la clase dirigente se llamó pipiltin mientras la clase trabajadora y desposeída se hacía llamar macehualtin. Los primeros tenían escuelas especiales llamadas calmecac don de la formación era muy dura y estricta disciplina que les forjaba el carácter de gran moderación que es imprescindible en las funciones militares, judiciales y religiosa, en contrapunto asistían los macehualtin a centros de instrucción menos estrictos llamados telpochcallik .

Así el poder concedido del papa Alejandro VI a los Reyes Católicos para tomar las tierras recién conquistadas en nombre de Castilla por la autoridad divina, a cambio de evangelizar a los indios para civilizarlos e imponer una nueva provincia benéfica; importante este momento pues el Rey de Aragón Fernando II acéquiese la autoridad de elegir a quienes irían a impartir cátedra, así las ordenanzas de frailes fueron los franciscanos, dominicos, agustinos y posteriormente los jesuitas, que se utilizaron para sus fines educativos. No obstante, los frailes prestaron grandes servicios a la creación de la Nueva España, fundando escuelas y hospitales para los indios y siendo constantemente sus únicos defensores frente a los españoles peninsulares y las instituciones novohispanas. Tal motivo fue para inducirlos a la fe cristiana, adoptar las costumbres castellanas y aprender las lenguas, para enseñar a suya. Además de ganarse el pan de cada día con el trabajo, mediante la instrucción constante.

Con ello los hijos de los nobles asistieron al Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, que pretendía formar elementos seglares poseedores de una fe cristiana firme y arraigada, con el fin de formar a futuros sacerdote indígenas para aportar ayuda e interpretación a los religiosos no peritos en alguna lengua. Además para ingresar al Colegio debían de ser inteligentes y contar con “buenas cualidades humanas” para que fuesen admitidos.

Los responsables de la política educativa ordenada por la Corona eran los franciscanos, ellos deseaban conservar lo prexistente, menos la tergiversada creencia, sustituyéndolo por el cristianismo.

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