El bandolerismo es un hecho de la política porque promueve el desorden en la vida social.

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TRABAJO EVALUATIVO

Profesor:        Rafart, Gabriel.

Alumna:        Borel, Sabrina.

Comisión:         A

Año: 2013

Consigna de trabajo: Cuáles son las diferencias entre bandolerismo criminal y bandolerismo social.

Desarrollo:

El bandolerismo es un hecho de la política porque promueve el desorden en la vida social. Un bandido (o bandolero) es una persona fuera de la ley, es hablar del “otro” que es distinto a mí; se trata de un individuo que vive armado y en el mundo del crimen. No suele actuar en solitario, sino que actúa en grupos, en “pandillas”.

 Los bandidos sociales (los “buenos” bandidos) serían los rebeldes de toda la sociedad, pero sumamente considerados, admirados por la sociedad y hasta solidarios con ésta.  Hobsbawm los caracteriza como los ´rebeldes primitivos´ que retan  al estado. Se originan en regiones donde la miseria y la injusticia se han cebado especialmente en empobrecerlos arrojándolos en brazos del contrabando, el robo o el crimen. De esta manera, desafían a los que tienen o reivindican el poder, la ley y el control de los recursos, desafiando simultáneamente al orden económico, social y político, es por esto, que merecían ser admirados por ser “héroes, valientes, justos y vengadores” (obtienen cierta consolidación positiva por parte de la sociedad).

Pudieron mantener una imagen positiva con la comunidad donde cometían sus acciones, es por esto, que eran vistos como parte misma de la sociedad, dentro de una colectividad necesitada de recursos. Admirados además, por dirigir sus acciones hacia los poderosos (“robar al rico para darle al pobre”), de esta manera, se convertirían en la mano vengadora del pueblo, y en consecuencia, el rico, el poderoso, debería de tenerles temor.

En cambio, el bandolerismo criminal (los “malos” bandidos) siempre fue repudiado y expulsado por la sociedad, por ser colaboradores de las clases dominantes.

Se los señalaba como ladrones, por apropiarse de cuantos bienes y valores estuvieran a su alcance, bienes y valores de pobres y ricos, sin importar la clase ni nada por el estilo a la hora de asesinar a sangre fría. Robaban además por robar, ya que muchos de ellos no realizaban sus actos por necesidad, por romper las reglas de la comunidad o por obedecer órdenes de la clase dominante.

Y como si fuera poco, su repudio también se debía a la impunidad que habían logrado, por sus arreglos con comisarios y jueces que les habían permitido encubrir muchas de sus acciones.

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