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El escenario desde donde debían iniciarse las operaciones terrestres no podía ser más desolador


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2013  •  Informes  •  559 Palabras (3 Páginas)  •  280 Visitas

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El escenario desde donde debían iniciarse las operaciones terrestres no podía ser más desolador. Al norte del rio Loa y hasta la quebrada de camarones se extendía el departamento peruano de Tarapacá.

La costa era un acantilado continuo, una que otra estrecha franja de playa permitían el acceso desde el océano.

Más arriba se extendía la zona salitrera, extensos salares que no ofrecían otro alivio a la vida que algunos pocos pozos profundos para proveerse de agua. Mas al interior, la pampa del tamarugal, maseta árida que viene a ser una continuación del terrible desierto de atacama, el suelo era pedregoso, con cantos afilados, el tormento más cruel para hombres y animales que intentaban cruzarlo.

Por último la cordillera de los Andes, que por esta zona tiene su mayor altura con cadenas volcánicas impenetrables.

Las fuerzas aliadas constaban con 4.000 bolivianos y 7.000 peruanos, bajo las órdenes del general Buendía. El ejército chileno en tanto era de unos 16.500 hombres de los cuales 9.500 expedicionaron a Tarapacá quedando 7.000 como reserva en Antofagasta.

El ejército chileno desembarcó su fuerza principal en Pisagua, al norte de Iquique, en una operación anfibia sin precedentes en la historia militar. Participaron la armada, la artillería y la infantería librando un combate exitoso que dejó en poder de los atacantes una cabeza de playa, el pozo de Dolores y el ferrocarril que servía a ambos lugares.

Las fuerzas acantonadas en Dolores que custodiaban el precioso pozo de agua fueron atacadas por Buendía con desastrosos resultados para él. Muy maltrecho, debió replegarse dejando atrás gran cantidad de muertos y heridos.

El plan chileno de penetración al interior fue un dechado de torpeza e improvisación que hubo que pagar muy caro.

Después de Dolores, el coronel Emilio Sotomayor no hizo nada por perseguir al enemigo o averiguar siquiera hacia donde se dirigían los sobrevivientes. se supuso sin ningún fundamento, que serian menos de mil. Contra ellos se envió una fuerza de 500, en circunstancias que eran 4.500 los que descansaban y se reponían en la quebrada de Tarapacá.

Hubo en práctica dos batallas. Arriba en los bordes de la pampa y abajo, en la quebrada. Al teniente coronel Eleuterio Ramírez le correspondió penetrar la quebrada con sólo 1.000 hombres mientras el resto libraba batalla en las alturas.

Tarapacá fue un desastre mayúsculo para las fuerzas expedicionarias que perdieron al 50% de los hombres que ahí batallaron. No pasó a mayores gracias a que el ejército aliado estaba, además de disminuido por los dos encuentros habidos, destrozado moralmente. La mayoría de los soldados bolivianos habían retornado al altiplano en una deserción general. Las castigadas fuerzas peruanas prefirieron retirarse más al norte, a Arica y abandonar

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