El impacto social de la Belle Époque en Europa
Christopher Hinostroza SobenesDocumentos de Investigación2 de Mayo de 2022
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El impacto social de la Belle Époque en Europa
Christopher Saúl Hinostroza Sobenes Enero 2015
Universidad Católica Sedes Sapientiae Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades
Educación Secundaria – Filosofía y Religión Historia Contemporánea
Copyright © 2015 por Christopher Saúl Hinostroza Sobenes. Todos los derechos reservados.
EL IMPACTO SOCIAL DE LA BELLE ÉPOQUE EN EUROPA
«Así bautizó la nostalgia los años previos al baño de sangre. Nadie imaginó final más desgarrador para la mayor época de avance tecnológico, económico y social que había
vivido Europa hasta el momento.»1
Introducción: Preludio a los Años Locos
La Belle Époque, expresión francesa que en español se traduce como Bella Época, en alusión a una forma de vida, a un periodo de expresiones culturales muy particulares —sobre todo, de la clase alta europea, la cual se mostraba optimista y confiada en el futuro—, que se consolidó en Europa desde las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX —en paralelo con la Segunda Revolución Industrial, y con todos los profundos cambios provocados por ésta: «[…] los nuevos usos y aplicaciones de la energía (petróleo y electricidad), la promoción de valores sociales liberales y democráticos, el mejoramiento de las comunicaciones y del transporte, entre otros factores […].» (Salomó Flores, 2007, p. 14).— y se prolonga hacia 1914, año en que termina con el estallido de la Gran Guerra —Primera Guerra Mundial—. Por otro lado, dicho término no logra acaparar en su totalidad lo que fue realmente aquel periodo; ya que, en términos generales, no se trató precisamente de una época bella ni elegante ni amable o placentera, aunque sí, urbana, un tanto frívola, pero, en especial, elegante a su manera.
Pero, en realidad, ¿qué pasó? ¿Cuáles fueron los antecedentes? «Francia conquistó el Norte de África, la Indochina, intervino en el Cercano Oriente, en México, y perdió la Guerra
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1 María Jesús Hernández, Añorada Belle Époque, 2014
de 1870. […] Esta última casi sin muerto. No fue la guerra del pueblo. Fue la última guerra de una clase. Ejércitos enteros se rindieron como en el caso de Sedán. No había espíritu de lucha. El país era tan rico, que la enorme indemnización de guerra reclamada por Prusia, la más grande hasta aquéllos tiempos, fue cubierta a la vuelta del año.» (Anónimo, s. f., 2). Del mismo modo, gracias a la estabilidad de Francia, Europa también entrará en una era de paz, de desarrollo en todos los sectores. Asimismo, Europa logrará grandes avances científicos y tecnológicos — incluso se pensaba en un mundo que progresaba sin límites—, impulsando la expansión del capitalismo mundial, generando un crecimiento explosivo de la riqueza que dará origen a la Belle Époque —llena de refinamiento artístico y cultural, especialmente en Francia, en donde la caballerosidad era extrema y la galantería también—, donde una parte de la sociedad europea disfrutará de sus ganancias económicas y de su prestigioso nivel político y militar en todo el mundo. Además, las ciudades cambiarán totalmente su aspecto, se crearán lugares para la diversión y el arte, en donde la burguesía y la clase media podían disfrutar de su dinero. Los paseos, los cafés, las galerías de arte, las salas de conciertos y teatros se multiplicaron en estos años.
La generación de la Belle Époque, de los años locos era un conjunto social muy diverso: la aristocracia, la burguesía, los elegantes ociosos, las grandes aristócratas y el proletariado. Del mismo modo, en el polo opuesto a la mujer aristócrata, bella y elegante, estaba la ‘sufragista’ que quería votar y ser igual al hombre. Era el siglo de oro de la Riviera, de la Costa Azul y de Montecarlo, de fortunas fabulosas, sonadas ruinas y pasiones escandalosas. Por otro lado, las clases sociales comenzaban a mezclarse y aristócratas franceses trataban de rehacer sus fortunas perdidas casándose con hijas de grandes banqueros o de magnates americanos del embutido o del carbón. Asimismo, el optimismo era general, el trabajo abría las puertas de la sociedad y se creía que la ciencia iba a resolver todos los problemas. Así, mientras
duró este mundo elegante, un tanto artificial y refinado, todas las artes: literatura, poesía, teatro, música, pintura, escultura, entre otras, encontraron un suelo fértil y recibieron gran atención en la vida social de la burguesía. «El arte supremo era la Ópera. Todo estaba comprendido: música, pintura de los decorados, canto, baile, bellas toilettes2 y teatro. Era el espectáculo de los espectáculos. No reparaban que todo ello fuera falso. Divas gordas muriéndose de tuberculosis amorosa en el proscenio, galanes de vientre de Falstaff,3 gente que todo lo hace cantando. A algunos causaba un poco de risa, pero la mayoría era feliz. Las divas ganaban más que los actores de cine de hoy.» (Anónimo, s. f., 2).
La Belle Époque en Europa: Alegre danza sobre un volcán
Al periodo comprendido durante las dos últimas décadas del 1800 y los primeros años del 1900 se le llamó , nostálgicamente en Francia —después de la Primera Guerra Mundial— (equivalente a la edad dorada de los Estados Unidos y a la Inglaterra eduardiana), la Belle
Époque. Dicha época fue para Europa una etapa de profundas transformaciones económicas y sociales; ya que, la Segunda Revolución Industrial (acero, electricidad, industria química, entre otros), el desarrollo tecnológico y urbano, multiplicaron las oportunidades de empleo y de movilidad social. Asimismo, el progreso de la ciencia médica y química condujo a un aumento de la esperanza de vida. «[…] Las clases medias: médicos, abogados, arquitectos, ingenieros, funcionarios, profesores, comerciantes, propietarios, empleados, administradores, técnicos, intermediarios, viajantes, almacenistas, etcétera fueron las principales beneficiarias de ello. […] La clase obrera industrial, vinculada a la minería, a las industrias siderometalúrgica y química,
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2 ‘Tocados’
3 Comedia lírica operística en tres actos con música de Giuseppe Verdi y libreto de Arrigo Boito
y a los ferrocarriles, adquirió estabilidad y conciencia de su identidad como clase.» (Anónimo, 2012).
El gran progreso industrial y tecnológico, y el descubrimiento de nuevas fuentes de energía: la electricidad y el petróleo, permitió la aparición de grandes invenciones, que serán muy valorizados en un futuro por las generaciones venideras, como el motor de explosión (motor de combustión interna, motor Diésel) —con el cual se dará origen a los primeros vehículos—, el automóvil con motor a base de gasolina, la industria automotriz, el alumbrado público (teniendo como base a la lámpara incandescente de Tomás Alva Edison), el telégrafo eléctrico de Morse, el telégrafo sin hilos de Marconi, el gramófono de Berliner, el cinematógrafo de los hermanos Lumiére, el aeroplano de los hermanos Wright, y entre muchos otros como la radio y el teléfono, el ferrocarril de Stephenson. Así, mediante este último, personas de la clase alta y media se trasladaban los fines de semana en excursión a otras ciudades, al campo o al mar. «Se viajaba mucho, y nació así la extraña casta de los Globe- Trotters4. Gustaba el exotismo, se descubría el arte japonés, tan utilizado por los impresionistas.» (Anónimo, s. f., 2). Por otra parte, la industria del entretenimiento (parques de atracciones y el cine) se hizo posible gracias al desarrollo de la electricidad y la reducción de la carga de trabajo, permitiendo a los trabajadores tiempo libre para el ocio, el cual ya no era un problema; ya que, los parques y los cines, de entrada barata, se convirtieron en entretenimiento de masas, y estas diversiones causaron una momentánea separación de la realidad cotidiana de las personas; se comenzó a disfrutar de la noche, de espectáculos, del music hall y del circo. Desde entonces, las clases sociales se mezclaban en los mismos lugares de entretenimiento, como los cafés-conciertos y los cabarets, entre ellos el Moulin Rouge5. Más de un centenar de salas de cine se abrieron entre 1900 y 1913.
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4 ‘Trotamundos’: persona aficionada a viajar y a recorrer distintos países
5 ‘Molino Rojo’, famoso cabaret parisino
La vida colectiva, durante la Belle Époque, se había modificado; en las grandes ciudades, adquirió un carácter impersonal y anónimo, donde la ascendencia de las familias y personalidades notables se ajustaba cada vez más a sus propios círculos y ámbitos: «[…] clubs, salones, hipódromos, ópera, casinos, parques o avenidas distinguidas de la ciudad, lugares de veraneo y donde la influencia de la vida religiosa y de las iglesias se desvanecía. La prensa conformaría de forma creciente la conciencia de las masas urbanas. La presencia de éstas en las calles y lugares públicos, y la aparición de nuevas formas de cultura colectiva (el music hall, la prensa popular y sensacionalista, el cine, los espectáculos deportivos), testimoniaban el cambio.» (Anónimo, 2012). Del mismo modo, las zonas residenciales elegantes acogían los magníficos edificios de estilo clásico de las clases acomodadas, las grandes mansiones de la aristocracia y los grandes edificios administrativos y de servicios. También, el gentleman6, prototipo social de la Inglaterra victoriana y eduardiana, cuyas maneras se condensaban en la expresión fair play —‘juego limpio’—, fue un ideal de cortesía, comedimiento y mesura. Por otra parte, en Paris, las clases acomodadas fueron abandonando el centro desde 1880, desplazándose hacia las proximidades de la Plaza de la Estrella, nuevo y muy lujoso barrio para la alta sociedad.
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