“El movimiento de los iconoclastas trajo la quema de imágenes y de libros de un bando a otro”

“El movimiento de los iconoclastas trajo la quema de imágenes y de libros de un bando a otro”

-Catón el Viejo

Hacía el año 730 d.c., el emperador bizantino, León III, mandó quitar una de las imágenes de Jesucristo, que se encontraba en la puerta del enorme palacio de la extinta Constantinopla. Buscaba proscribir las imágenes sacras de la gran ciudad; para así, conciliar a cristianos, judíos y musulmanes. Aunque en el fondo, el propósito era reducir de alguna manera la influencia que tenía la Iglesia sobre el Estado. Situación que provocó el inmediato descontento de los llamados “iconódulos”, y con ellos, el nacimiento de su opuesto natural, los iconoclastas. Comenzando así un periodo gris de destrucción de imágenes, monumentos y cultura, por motivos principalmente políticos y religiosos. Desde entonces, el pensamiento iconoclasta ha significado una brutal manera de ejercer poderío entre naciones. Lo hemos visto en la segunda guerra mundial, con las atrocidades del ejército Alemán, durante la guerra de vietnam, con la destrucción de varios templos budistas, y sin irnos tan atrás, en la actualidad lo vemos en medio oriente, con los yihadistas enfocados en destruir todo tipo de representación cultural, que se oponga a sus ideales.

Es por esto, que se cree que durante los últimos años, las profanaciones a centros religiosos y culturales, se han acrecentado por todo Europa. Solamente en el primer trimestre del presente año, una decena de iglesias fueron vandalizadas en diferentes puntos de Francia, principalmente siendo quemadas y/o destruidas. Aquello que podía pasar como un simple acto vandálico de pandillas, hoy en día se ha convertido en un motor para la discriminación y el odio. Y no es de sorprendernos, es una situación que se ha venido al alza, desde el acto terrorista de Charile Hebdo en enero del 2015. Europa se encuentra inmersa hasta el cuello, en una época de choques culturales, por la inmigración  y por el mismo hartazgo social entre todos sus habitantes. Provocando cada vez más revueltas y descontento hacía las figuras de poder.

¿Cuál es la manera más efectiva, en que éstos protestantes se hacen escuchar? Golpeando en los puntos débiles de la sociedad; y éstos, son los patrimonios culturales del mismo pueblo, tal como Notre Dame. Los cuales, más que ser patrimonios del mundo, son un simbolismo claro de la occidentalización. Aquella que justamente, atacan los grupos extremistas. Aunque claro, atribuirle cierta responsabilidad a cualquiera de estos dos grupos, cada que ocurre un acto vandálico, es más que descabellado y sería caer, prácticamente, en teorías forzadas y no muy alejadas a cualquier conspiración.

Es así, como podemos abordar el punto esencial de lo que está ocurriendo en el viejo continente; porque la principal y más importante consecuencia, no tiene nada que ver con la pérdida de supuestos patrimonios, ni con el incendio de catedrales, o mucho menos, con la profanación obscena de algunas figuras religiosas. Es como si Europa estuviera entrando en un retroceso en pleno siglo XXI. ¿Y por qué digo esto?, porque pareciera como si fuera el regreso de la ultraderecha, del fascismo, de los discursos de odio pidiendo por Europa; del miedo a los extranjeros, a las religiones ajenas y mucho, muchos más. Un paso enorme hacia atrás, sin duda, a la utopía cultural y política que los países europeos siempre se han jactado de tener.

...