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En Memoria De Hobsbawm


Enviado por   •  27 de Octubre de 2012  •  3.907 Palabras (16 Páginas)  •  395 Visitas

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Hobsbawm

En homenaje al reconocido historiador marxista Eric Hobsbawm, quien falleció el pasado 1 de octubre, Iniciativa reproduce este reportaje que le realizó Tristram Hunt, diputado laborista de la Cámara de los Comunes británica, sobre “Marx, las revueltas estudiantiles, la nueva izquierda y los Miliband”, publicada por el dominical londinense The Observer en enero de 2011 y traducida al castellano por Sin Permiso. Leer más.

Una conversación sobre Marx, las revueltas estudiantiles, la nueva izquierda y los Miliband.

Hampstead Heath, en el frondoso norte de Londres, se enorgullece de su papel como lugar de paseo en la historia del marxismo. Por aquí era, en domingo, por donde paseaba Karl Marx con su familia subiendo Parliament Hill, recitando a Shakespeare y a Schiller durante la caminata, para pasar una tarde de comida campestre y poesía. Durante la semana se juntaba con su amigo Friedrich Engels, que vivía en las inmediaciones, para dar una vuelta rápida por el parque, donde los “viejos londinenses”, como se les conocía, reflexionaban sobre la Comuna de París, la Segunda Internacional y la naturaleza del capitalismo.

Hoy, en una calle lateral que sale del parque, la ambición marxista sigue viva en casa de Eric Hobsbawm. Nacido en 1917 en Alejandría (Egipto) bajo mandato británico, más de veinte años después de la muerte de Marx y Engels, no llegó a conocer a ninguno de ellos personalmente, claro está. Pero hablar con Eric en su espacioso salón, lleno de fotos familiares, distinciones académicas y una vida entera de objetos culturales, hay una sensación casi tangible de conexión con estos hombres y su recuerdo.

La última vez que entrevisté a Eric, en 2002, había aparecido entre grandes elogios su brillante autobiografía Interesting Times [Años interesantes, Crítica, Barcelona, 2003], crónica de su juventud en la Alemania de Weimar, de una vida entera de amor por el jazz y de su transformación del estudio de la historia de Gran Bretaña. Fue también en medio de otro de los cíclicos ataques de los medios, tras la publicación del libro antiestalinista de Martin Amis, Koba the Dread, [Koba el temible, Anagrama, Barcelona, 2004], sobre la afiliación de Eric al Partido Comunista. El “profesor marxista” que suscitaba la ira del Daily Mail [diario sensacionalista británico] no buscaba, como él dijo, “acuerdo, aprobación o simpatía”, sino, más bien, comprensión histórica de una vida del siglo XX moldeada por la lucha contra el fascismo.

Desde entonces, las cosas han cambiado. La crisis global del capitalismo, que ha hecho estragos en la economía mundial desde 2007, ha transformado los términos del debate.

De pronto, la crítica de Marx de la inestabilidad del capitalismo disfruta de un resurgimiento. “Ha vuelto”, chillaba el Times en el otoño de 2008, mientras se desfondaban los mercados de valores, se nacionalizaban sumariamente los bancos y el presidente Sarkozy aparecía fotografiado hojeando Das Kapital (cuyo aumento de ventas lo ha propulsado a las listas de éxitos alemanas). Hasta el papa Benedicto XVI se vio movido a alabar la “gran capacidad analítica”. Marx, el gran ogro del siglo XX, había sido resucitado en campus, reuniones de sucursal y secciones editoriales.

De manera que no había mejor momento para que Eric reuniera sus ensayos más celebrados sobre Marx en un solo volumen, junto a nuevo material sobre el marxismo a la luz del crac. Para Hobsbawm, sigue siendo apremiante el continuo deber de comprometerse con Marx y sus múltiples herencias (que incluyen, en este libro, algunos buenos capítulos nuevos sobre el significado de Gramsci).

Pero el mismo Eric ha cambiado. Tuvo una mala caída en Navidad y ya no puede escapar de las limitaciones físicas de sus 93 años. Sin embargo, su humor y hospitalidad, lo mismo de él que de su mujer, Marlene, así como el intelecto, su incisivo sentido político y la amplitud de su visión, permanecen maravillosamente nítidos. Con un manoseado ejemplar del Financial Times sobre la mesa del café, Eric se mueve sin problemas de los resultados de los sondeos sobre el presidente saliente de Brasil, Lula, a las dificultades ideológicas a las que se enfrentaba el Partido Comunista en Bengala Occidental o las convulsiones de Indonesia tras el crac global de 1857. La sensibilidad global y la falta de provincianismo, puntos siempre fuertes de su obra, siguen configurando su política e historia.

Y después de una hora de hablar de Marx, el materialismo y la continuada lucha por la dignidad humana ante los turbiones del libre mercado, se deja el adosado de Hobsbawm en Hampstead – cerca de los senderos por los que solían pasear Karl y Friedrich – con la sensación de haber pasado una candente tutoría con una de las grandes cabezas del siglo XX. Y alguien decidido a mantener una mirada crítica sobre el XXI.

Tristram Hunt: ¿Hay un sentido reivindicativo en el corazón de tu libro de que aunque las soluciones antaño ofrecidas por Karl Marx pudieran no ser ya pertinentes, hizo las preguntas justas sobre la naturaleza del capitalismo, y de que el capitalismo que ha surgido en los últimos 20 años es bastante parecido a lo que Marx estaba pensando en la década de 1840?

Eric Hobsbawm: Sí, desde luego que lo hay. El redescubrimiento de Marx en este periodo de crisis capitalista se debe a que predijo bastante más del mundo moderno que ninguna otra persona en 1848. Eso es, me parece, lo que llamado la atención de una serie de observadores nuevos de su obra, y paradójicamente, primero entre gente de negocios y comentaristas económicos antes que entre la izquierda. Me acuerdo de que me di cuenta, justo en el momento que se celebraba el 150 aniversario de la publicación del Manifiesto Comunista, de que no se hacían muchos planes para conmemorarlo en la izquierda. Algo más tarde, almorzando con [el financiero] George Soros, me preguntó él: “¿Qué piensa usted de Marx?” Aunque no hay mucho en lo que estemos de acuerdo, me dijo: “Decididamente, algo tiene este hombre”.

TH: ¿Tienes la impresión de que lo que a gente como Soros le gustaba en parte de Marx era el modo en que describe de modo tan brillante la energía, iconoclastia y potencial del capitalismo? ¿Es esa la parte que atraía a los ejecutivos que vuelan en United Airlines?

EH: Creo que es la globalización, del hecho de que predijo la globalización, lo que pudiéramos llamar una globalización universal, incluida la globalización de los gustos y todo lo demás, lo que les impresionó. Pero pienso que los más inteligentes vieron también una teoría que permitía una especie de desarrollo abrupto

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