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Ensayo Paz


Enviado por   •  26 de Abril de 2014  •  1.626 Palabras (7 Páginas)  •  339 Visitas

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Trata de definir las actitudes y complejos de un mexicano.

El mexicano lo pintan como alguien a quien la vida le importa un comino, una persona floja sin ansias de superarse. Lo único que nos interesa es tomar tequila, irnos de fiesta y “la mano de obra barata”. Siempre se cae en ese estereotip de que el mexicano siempre será el sirviente de los demás países “superiores”.

Octavio Paz propone que el laberinto de la soledad puede regresarnos a aquel mundo mítico de donde provenimos, la prosa es lo que creo que nos permite encontrarnos a ese mundo del que habla.

Según Octavio Paz los mexicanos somos fiesteros porque a través de la fiesta podemos regresar a ese mundo mítico y que a través de la fiesta realizamos una clase de acto ceremonial para que los “dioses” se fijen en nosotros, es por esta razón que en cualquier ocasión tenemos un pretexto para organizar una fiesta.

En el capítulo cuarto analiza los signiicados del verbo “chingar”

En México los significados de la palabra son innumerables. Es una voz mágica. Basta un cambio de tono, una inflexión apenas, para que el sentido varíe. Hay tantos matices como entonaciones: tantos significados, como sentimientos. Se puede ser un chingón, un Gran Chingón (en los negocios, en la política, en el crimen, can las mujeres), un chingaquedito (silencioso, disimulado, urdiendo tramas en la sombra, avanzando cauto para dar el mazazo), un chingoncito. Pero la pluralidad de significaciones no impide que la idea de agresión —en todos sus grados, desde el simple de incomodar, picar, zaherir, hasta el de violar, desgarrar y matar—se presente siempre como significado último. El verbo denota vlolencia, salir de sí mismo y penetrar por la fuerza en otro.Y también, herir, rasgar, violar—cuerpos, almas, objetos—, destruir. Cuando algo se rompe; decimos: “se chingó”. Cuando alguien ejecuta un acto desmesurado y contra las reglas, comentamos: “hizo una chingadera”.

Paz nos comienza hablando de la gran influencia que tiene Estados Unidos sobre nosotros, a tal grado que nuestra cultura llega a “fundirse” con la de ese país, con lo que surgen los llamados “pachucos”. Según el autor el Pachuco fue el fenómeno equivalente al zazou en Francia.

El segundo cápitulo es de mis favoritos, se habla sobre las “máscaras mexicanas” y comienza de la siguiente manera:

“Viejo o adolescente, criollo o mestizo, general, obrero o licenciado, el mexicano se me aparece como un ser que se encierra y se preserva: máscara el rostro y máscara la sonrisa. Plantado en su arisca soledad, espinoso y cortés a un tiempo, todo le sirve para defenderse: el silencio y la palabra, la cortesía y el desprecio, la ironía y la resignación. Tan celoso de su intimidad como de la ajena, ni siquiera se atreve a rozar con los ojos al vecino: una mirada puede desencadenar la cólera de esas almas cargadas de electricidad.”

Dice Paz que nosotros como mexicanos siempre tendremos desconfianza y esa necesidad de ocultar lo que somos, de tapar con muchos adornos lo que es aparente inclusive nuestra propia esencia. Las máscaras nos permiten mostrar una apariencia al mundo y mostrar en el momento que deseemos nuestro yo verdadero. Llega un momento en que se puede confundir el verdadero ser con el lado falso que queremos aparentar.

Otro punto que se trata en este capítulo es el complejo del “macho”: “El no abrirse y confiar en los demás, es el ideal de decoro en la cultura mexicana. En el momento en que este confía y renuncia a su soledad, pasa a ser un “rajado”, en otras palabras, renuncia a su hombría.”

Y con lo anterior viene el trato a la mujer como un objeto, estando siempre a la espera de lo que el hombre le diga y permita.

Además se habla sobre la costumbre que tiene el mexicano por reducirse, por volverse una simple sombra. “No camina, se desliza; no propone, insinúa; no replica, rezonga; no se queja, sonríe hasta cuando canta”.

Octavio Paz analiza el tema de las fiestas en México, afirmando que el mexicano siempre tendrá un pretexto para celebrar algo por más insignificante que esto sea. Se habla de una esperanza de aproximación hacia sus dioses en cada acto de celebración, es una forma en la que tratamos de acercarnos a nuestro “origen mítico”.

Considero que las fiestas en México son tan ricas porque también lo es nuestra cultura prehispánica y religiosa, en estas fiestas se ven claramente las virtudes y errores de nuestra sociedad. Forman una parte importante de nuestra estructura como mexicanos.

El día de muertos es el festejo que se trata más a fondo en el ensayo, ya que es esa tradición en la que conservamos ese toque mítico que hemos tenido desde la prehistoria, el creer que los muertos llegarán a nuestro mundo y sentir la necesidad de venerarlos con un día del año. Paz cree que el mexicano moderno ha dejado de tenerle miedo a la muerte que ya es parte de su vida e incluso se llega

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