Evolucion historica del sistema penitenciario
steelstroyrDocumentos de Investigación19 de Mayo de 2016
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- ANTECEDENTES.
1.1 ANTIGUAS CIVILIZACIONES.
Desde el principio de sus tiempos, la prisión ha tenido que ser diversas cosas y su finalidad ha variado en diversas ocasiones sin embargo, en esencia sigue siendo la misma: castigar al sujeto que ha atentado contra las leyes de la sociedad.
Es frecuente el uso indistinto de “prisión” o “cárcel”, sin embargo puede distinguirse entre cárceles de custodia o cárceles de pena. No sería estrictamente prisión el lugar donde se encuentran los ciudadanos, hasta que una sentencia firme los considera culpables de un delito y obligados al cumplimiento de una sanción penal.
El término “cárcel”, conforme al diccionario significa “cosa pública”, destinada para la custodia y seguridad de los reos[1]. El origen de la palabra cárcel lo encontramos en el vocablo latino coercendo que significa restringir, coartar; otros dicen que tiene su origen en la palabra carcar, término hebreo que significa meter una cosa.[2]
Las cárceles tienen sus inicios en cuevas, tumbas, cavernas, etc., lugares inhóspitos a donde se enviaban desterrados a los enemigos del Estado. No eran precisamente cárceles en el sentido moderno del término, tal como los conocemos en la actualidad, estos lugares eran adaptados para cumplir con la finalidad de separar a todos aquellos que eran considerados peligrosos para la sociedad y el Estado.
En estos tiempos existían penas privativas de libertad que forzosamente debían cumplirse en establecimiento a los que se denominaban cárceles. La prisión, como pena, fue casi desconocida en el antiguo derecho.
En la antigüedad, el encierro era conocido como una forma de depósito en espera de una sentencia, esto en culturas de Oriente, Medio Oriente, China, Babilonia, Egipto, Arabia, Japón e Israel.
Los chinos contaban con ellas desde el siglo XVIII, en épocas del Emperador Sum. Des pues se impuso algún reglamento carcelario y los condenados por lesiones, debían realizar trabajos forzados y públicos.
En Babilonia las cárceles se denominaban “Lago de Leones” y eran verdaderas cisternas.
Los egipcios tenían como lugares destinados a cárceles, ciudades y casas privadas, donde debían realizar trabajos.
Los japoneses dividían al país en cárcel del norte y del sur para alojar en estas últimas a quienes eran condenados por delitos menores.
1.1.1 DERECHO HEBREO.
En el Derecho Hebreo, la prisión tenía dos funciones: una era evitar la fuga y la otra era servir de sanción, lo cual puede compararse a la actual institución de la prisión perpetua, por cuanto consideraban indigno de vivir en sociedad al infractor de la ley. Existía una influencia religiosa, con una significativa dosis de irracionalidad. La Biblia trata de la institución de las ciudades asilos, antecedente del actual asilo político, para proteger al acusado de las venganzas de los parientes en el caso de homicidio culposo
Existían distintos tipos de cárceles, según las personas y la gravedad del delito cometido. Esto indica un principio clasificador.
La prisión era un castigo que se aplicaba con preferencia a los reincidentes. La misma pena era para aquel homicida sin testigos.
1.1.2 DERECHO GRIEGO Y ROMANO.
Fue hacia el año 640 D.C. cuando encontramos la cárcel construida como tal, en Grecia y Roma, destinada a encerrar a los enemigos de la patria. En Roma se recuerda la cárcel conocida con el nombre de Carcere Mamertino, construida por Anco Marcio y según, la leyenda, fue el lugar donde estuvo prisionero San Pedro. En el Imperio Romano existía el Ergastulum, destinado a todos los esclavos que tenían la obligación de trabajar. En Grecia existía una cárcel destinada a los jóvenes que delinquían y asimismo había el Pritanio, para los que atentaban contra el Estado[3].
Para los griegos conforme a las ideas de Platón, cada tribunal debía tener su cárcel propia, e idearon tres tipos: una en la plaza del mercado para mera custodia; otra para corrección y una tercera para suplicio, en una región sombría y desierta[4].
Las casas de custodia servían de depósito general para seguridad simplemente, y la cárcel, para evitar la fuga de los acusados. Había cárceles para los que no pagaran impuestos.
En Grecia recibían los nombres según donde se emplazaran. Además aplicaron la prisión a bordo de un buque, como también el sistema de caución, para no dar encarcelamiento. También existió esta institución para los jóvenes que cometían delitos.
Los romanos al principio solo establecieron prisiones para seguridad de los acusados, algunas de ellas estaban ubicadas en el Foro que fue ampliado después por medio de un subterráneo de más de cuatro metros de largo.
El emperador Constantino hizo construir un sistema de cárceles y Ulpiano señaló en el Digesto que la cárcel debe servir no para castigo de los hombres, sino para su guarda. Luego sostuvo que durante el Imperio Romano, éstas eran para la detención y no para el castigo.
En las cárceles, a los esclavos se les obligaba al trabajo forzado, como el “opus publicum”, que consistía en la limpieza de alcantarilla, el arreglo de carreteras, trabajos de baños públicos y en las minas, penas “ad metalla” y “opus metalli”.
La primer cárcel romana fue fundada por Tulio Hostilio y de nombre Latomia. La segunda prisión fue la Claudiana construida por orden de Apio Claudio y la tercera y ya mencionada Mamertina.
Con la constitución de Constantino de año 320 d.c. que contenía disposiciones muy avanzadas en materia de Derecho penitenciario como lo señalaba en su punto segundo donde establecía la separación de sexos, el punto tercero prohibía los rigores inútiles, el cuarto la obligación del Estado de costear la manutención de los presos pobres y el quinto, la necesidad de un patio asoleado para los internos.
1.1.3 EDAD MEDIEVAL.
En esta época no se encuentran cárceles, ya que en estos tiempos se concebía la pena como venganza privada dado que solo se aplicaban tormentos. Su esplendor se encuentra durante la “Santa Inquisición”. Las formas han sido muy variadas, desde la antigüedad hasta el presente: azotar; arrancar el cuero cabelludo; marcar a quienes cometían homicidios y hurtos; mutilar ojos, lengua, orejas, pies, dedos y otras torturas físicas. Conforme a los delitos se daban las penas, con carácter simbólico, y así se aconsejaba arrancar los dientes a los testigos falsos, pasear desnudos a los adúlteros, taladrar la lengua a los autores de blasfemia[5].
Hacia 1300 encontramos en Francia “La casa de los Conserjes” que fue transformada en cárcel y la famosa Bastilla, lugar donde se encerraba a los delincuentes políticos.
1.1.4 EDAD MODERNA.
Como vemos, la tradición de castigar a quien infringe una norma tiene su origen en tiempos inmemorables de la historia humana, hasta convertirse en componente de la cultura socio-legal.
Abandonadas las penas corporales (torturas) y la disponibilidad física individual (esclavitud, envió a las galeras y los trabajos forzados), la reacción social al delito ha ido lentamente racionalizando su motivo de ser. Ha cambiado de simple respuesta primordial a exigencia colectiva de la defensa social. Así, junto con la necesidad de salvaguardar el orden con el castigo surge la idea de custodia, aislando del consorcio social a todos aquellos que lo violan o lo ponen en peligro con su comportamiento delictuoso.
Es en la llamada Edad de la Razón donde nace una verdadera historia penitenciaria, la de los institutos o cárceles para la custodia permanente de los reos.
En Inglaterra, durante la primer mitad del siglo XVI se instaura la primera casa de corrección para mendigos, vagabundos y prostitutas, con objeto de frustrarlos y en esa forma corregir sus vicios, surgiendo así la Casa de Corrección de Bridwel en 1552.
Siguiendo su ejemplo en Amsterdam, a fines de ese mismo siglo, institutos para hombres y mujeres, donde se inició una incipiente readaptación social tomando como base el trabajo. Su característica fundamental era la férrea disciplina, la frecuencia de los castigos corporales y la persistencia de las condiciones de promiscuidad.
Creándose de esa manera a “Raphuis” lugar donde los internos trabajaban en el raspado de maderas que se empleaban como colorantes e incluía a vagabundos a prisión, otros que habían sido azotados y después recluidos, y algunos que eran detenidos por pedidos de los parientes y amigos en razón de una vida irregular.
Lo destacable es el trabajo como medio educativo, aunque existían castigos. Se labora continua y duramente. Había influencia de los luteranos, que eran partidarios del trabajo, y de los calvinistas, en cuanto a que no había que pedir placeres, sino fatiga y tormento. La disciplina era muy severa.
Su influencia fue manifiesta en las ciudades de la Liga Ansiática, como las alemanas de Bremen (1609), Hamburgo (1629), Danzin (1629) y Lubeck (1613)6. También en Suiza hubo establecimientos con trabajos para los internos, conocida principalmente Schellenwerke.
Una institución ya sensible a un tratamiento menos duro y más cercano a los conceptos modernos de reeducación social la encontramos en Roma, donde el Papa Clemente XI creó en 1703 el Hospicio de San Miguel, que todavía en la actualidad se encuentra en Porta Portese, de la capital Italiana, con objeto de acoger a los jóvenes delincuentes. El tratamiento reservado a ellos era esencialmente educativo, con tendencia a la instrucción religiosa y a la enseñanza de cualquier oficio que les permitiera vivir honestamente cuando regresaran al seno de la sociedad.
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