FRANCISCO DE MIRANDA
marigaby762 de Julio de 2011
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Francisco de Miranda
Nació en Caracas el 28 de marzo de 1750 y muere en Cádiz (España) un 14 de julio de 1816
Precursor de la Independencia de Venezuela e Hispanoamérica. Hijo del canario Sebastián de Miranda Ravelo y de la caraqueña Francisca Antonia Rodríguez de Espinoza.
Se le reconoce como el "primer criollo universal". Fue efectivo combatiente en 3 continentes: ¡frica, Europa y América.
Participó también en los 3 acontecimientos magnos de su hora: la Independencia de los Estados Unidos, la Revolución Francesa y la lucha por la libertad de Hispanoamérica. Su adolescencia fue marcada por la animadversión que los mantuanos tenían contra su padre por ser éste comerciante, ocupación que, según ellos, lo inhabilitaba para desempeñar el cargo de capitán del batallón de Milicias de Blancos de Caracas. En 1762 inicia estudios de latinidad de menores y más tarde artes (bachillerato) en la Universidad de Caracas. Poco antes de cumplir 21 años y, deseoso de servir en el ejército real, se embarca para España el 25 de enero de 1771. En Madrid se dedica al estudio de las matemáticas, de los idiomas francés e inglés y de la geografía. Empieza a constituir su biblioteca con obras de filósofos y enciclopedistas, varias de ellas prohibidas por la Inquisición. En 1772, solicita y obtiene del Rey una plaza de oficial en el ejército. Empieza su carrera militar como capitán del regimiento de infantería de la Princesa. El año siguiente está de guarnición en las posesiones españolas del norte de África y participa luego en la defensa de Melilla (1774-1775) contra las fuerzas del Sultán de Marruecos y en la expedición española contra Argel (1775). En 1775 inicia su amistad con el coronel Juan Manuel Cajigal. Regresa a la Península, y pasa de Málaga a Cádiz, donde conoce al comerciante inglés John Turnbull que será su amigo toda la vida. Es trasladado luego a Madrid, donde es destinado a las Antillas. En Cádiz se embarca (28.4. 1780) en la expedición hacia La Habana. Nombrado capitán del regimiento de Aragón y edecán del general Cajigal, en 1781 acompaña a éste con las tropas españolas que refuerzan el sitio puesto por el general Bernardo de Gálvez a la plaza de Pensacola, ocupada por los ingleses en la Florida occidental. Su conducta en la toma y capitulación de Pensacola en mayo de 1781 le vale ser ascendido a teniente coronel. Esta acción bélica, enmarcada en la guerra que España y Francia sostenían contra Inglaterra en el Caribe y en América del Norte para apoyar la independencia de Estados Unidos, contribuyó, al facilitar el envío de auxilios Mississipí arriba, a fortalecer la posición de los patriotas norteamericanos en las regiones interiores. En Pensacola despunta la personalidad de Miranda en la concepción de una gran patria libre a la que llamaría poco después Colombia o Colombeia. Cajigal, nombrado gobernador de Cuba, lo envía a la colonia británica de Jamaica entre agosto y diciembre de 1781 para realizar un canje de prisioneros; cumple su misión y asimismo obtiene datos del estado militar de la isla y levanta un mapa de ella. En abril de 1782 participa en la expedición naval española que sale de Cuba para conquistar las islas británicas de las Bahamas. Como edecán del general Cajigal negocia la capitulación de esas islas con el almirante inglés, el 8 de mayo. Conduce a Cabo Francés (Haití) el parte de la toma de las Bahamas, pero tiene que enfrentarse a intrigas y denuncias; le acusan de que en junio de 1781 permitió visitar las fortificaciones de La Habana al general inglés Campbell; arrestado, deberá la libertad a su amigo Cajigal. De regreso a La Habana tiene que esconderse para evitar una injusta prisión y se embarca hacia Estados Unidos (1.6.1783), donde pasará 18 meses. Allí estudia el proceso de la revolución norteamericana, frecuenta a prominentes ciudadanos, entre ellos a Jorge Washington, Alexander Hamilton, Henry Knox, Samuel Adams y Gilbert M. de la Lafayette y esboza su primer proyecto de independencia de todo el continente hispanoamericano.
En diciembre de 1784 se embarca para Inglaterra, siempre con el propósito de conseguir ayuda para independizar Hispanoamérica. El momento no es propicio y Miranda se dedicará a perfeccionar su cultura, que llegará a ser imponente. Formó su personalidad metódica y disciplinadamente, en los más variados ramos del saber; desde un principio él mismo explica su programa sobre el plan de su existencia: "Con este propio designio he cultivado de antemano con esmero los principales idiomas de la Europa que fueron la profesión en que desde mis tiernos años me colocó la suerte y mi nacimiento. Todos estos principios (que aún no son otra cosa), toda esta simiente, que con no pequeño afán y gastos se ha estado sembrando en mi entendimiento por espacio de 30 años que tengo de edad, quedaría desde luego sin fruto ni provecho por falta de cultura a tiempo: La experiencia y conocimiento que el hombre adquiere, visitando y examinado personalmente, con inteligencia prolija el gran libro del universo, las sociedades más sabias y virtuosas que lo componen, sus leyes, gobierno, agricultura, policía, comercio, arte militar, navegación, ciencias, artes, etc., es lo que únicamente puede sazonar el fruto y completar en algún modo la obra magna de formar un hombre sólido". …l conoció las principales lenguas de occidente, por lo menos 6; traducía del latín y del griego; su curiosidad era insaciable.
Durante 4 años (1785-1789), emprende un largo viaje a través de Europa. Gracias al Diario que lleva, dejó tal vez la más completa información sobre el Siglo de la Luces, hasta merecer ser considerado "el mejor memoralista de su tiempo". Escribe efectivamente un diario completo y minucioso de sus impresiones y de su empleo del tiempo durante esos 4 años, anotando todo lo que ha visto, oído y aprendido. Ha recorrido Europa en calidad de viajero y de investigador. Ya periódicos de Londres se refieren a él como: "...un hombre ilustrado y amante de la libertad de Suramérica" Visita parte de Holanda, Prusia, casi toda Italia y Grecia, recorriendo y conociendo numerosos sitios de interés histórico, religioso, artístico o social. Pasa al Asia Menor y al Imperio Turco (Constantinopla) y, antes de fines de 1786, se encuentra en Rusia donde hace amistad con el príncipe Potemkin, favorito de la emperatriz Catalina, quien lo invita a visitar Crimea con él. En Kiev, el 14 de febrero de 1787, es presentado a Catalina que hace de él uno de sus predilectos y le autoriza a usar el uniforme del ejército ruso. Visita Moscú y San Petersburgo y con cartas de presentación para los diplomáticos rusos en Viena, París, Londres, La Haya, Copenhague, Estocolmo, Berlín y Nápoles, sale de Rusia a mediados de 1787; pasa por Finlandia y llega a Estocolmo, donde es recibido por el rey de Suecia Gustavo III en agosto de ese año. Sigue a Oslo y Copenhague. Mientras tanto el gobierno de Madrid hace vigilar a Miranda, cuya extradición se propone pedir. Continúa su viaje por Hamburgo, Bremen y Holanda, donde se hace llamar el señor Meroff; va luego a Bélgica, Alemania, Suiza, y el norte de Italia. Para desvirtuar las persecuciones de la Corona española, usa en esa época el nombre de monsieur Meyrat. De Ginebra va a Lyon (Francia) y el 16 de febrero de 1789 se encuentra en Marsella. Sale para el centro y norte de Francia, hasta París, y regresa a Inglaterra el 18 de junio del mismo año. En Londres reanuda sus conversaciones con el primer ministro William Pitt y lord Grenville sobre la proyectada emancipación de Hispanoamérica presentándoles planos y estudios de operaciones militares posibles en América. En 1791, todas las gestiones de Miranda ante el gabinete de Londres pueden resumirse en esas pocas palabras que escribió al ministro William Pitt (el joven): "Mis miras han sido siempre y son hoy tan sólo las de promover la felicidad y la libertad de mi propia Patria (América del Sur) excesivamente oprimida; y al hacerlo, ofrecer también ventajas comerciales a la Gran Bretaña". La indiferencia de Pitt lo obliga a buscar nuevos horizontes para la realización de su ideal de liberación americana.
Se dirige a Francia, entonces en plena revolución. Llega a París el 23 de marzo de 1792, entablando en seguida estrecha amistad con el alcalde de la ciudad Jerónimo Petión, y los diputados girondinos Juan Brissot, Armando Gensonné y Víctor Massenet para quienes tenía carta de recomendación. El ministro de Guerra, José Servan, le ofrece un alto grado en el Ejército Revolucionario. El 25 de agosto de 1792 es nombrado mariscal de campo, pero Miranda explica que ha aceptado su nueva situación porque piensa promover así la causa de la independencia de Hispanoamérica. Poco después es segundo jefe del ejército del norte cuyo jefe es el general Carlos Dumouriez. Al mando de una división, Miranda obliga a retroceder el 12 de septiembre de 1792, en las acciones de Morthomme y de Briquenay, a los batallones prusianos; el día 20, éstos, después de varias horas de furioso cañoneo, son rechazados y se retiran del campo de Valmy, donde hoy existe una estatua de Miranda en conmemoración de ese triunfo, al cual él contribuyó. En octubre es ascendido a general de los ejércitos de la república francesa. Se propone el gobierno de París enviarlo a Saint Domingue (Haití), a fin de someter a los esclavos y mulatos que luchan por su libertad y la de su patria, pero Miranda rechaza esa misión. Dumouriez le confía la jefatura del ejército del norte. Ocupa Amberes y toma el mando del ejército en Bélgica. Se ve obligado a levantar el sitio de la ciudad de Maastricht. La derrota de Neerwinden le obliga a retirarse. Pero Dumouriez, que ya está traicionando a Francia y piensa
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