Factores Para Construir El Socialismo
irwuin23 de Julio de 2014
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Hemos dicho que uno de los factores fundamentales para la construcción del Socialismo es la base material de la cual se dispone, porque parece obvio que no es lo mismo proponérselo en un país con cierto desarrollo de las fuerzas productivas y con recursos disponibles transables en el mercado externo que puedan financiarlo que en uno que no disponga de tales condiciones. Si unimos lo anterior con una superestructura jurídica que ya implica colocar esos recursos en manos de toda la sociedad representada en el Estado y las instituciones públicas, nos encontramos con una realidad particular desde la cual hay que mirar la tarea de la construcción de un sistema económico distinto, cuyo tránsito inmediato hemos denominado Socialista, en consonancia con los autores clásicos de la teoría científica de la transformación social. Como lo reconoce y lo proclama el presidente Chávez, solo nos quedan dos caminos: El Capitalismo que nos lleva a la destrucción y al infierno, por una parte, y el Socialismo que nos conduce al desarrollo y al bienestar.
A lo anterior llamamos, en sentido amplio, la base material, que incluye la industria petrolera, gasífera y petroquímica, la refinación y el plástico; la actividad minera, de reducción ferrosa y la industria básica bajo control del Estado; la generación de energía y las redes de distribución; la propiedad estatal de grandes extensiones de tierra y los mecanismos legales de expropiación por causa de utilidad pública; la capacidad industrial ligera instalada; la extendida infraestructura la detentación de recursos financieros y la red de instalaciones para el funcionamiento de las unidades financieras, y, el control sobre el comercio exterior y las divisas.
• El Factor Humano, social, político
Un gobierno con un propósito expreso, consciente y decidido a la transformación. Que asuma las tareas teóricas y prácticas, el análisis y la planificación de los objetivos en cada área: En lo político: lo internacional y lo nacional, y como parte de ello en lo militar; en lo social, en lo económico, en lo cultural y en lo ambiental.
En el área económica es fundamental aumentar y diversificar significativamente la producción y para ello es indispensable identificar las áreas prioritarias potenciadoras de otras. Áreas que técnica y financieramente puedan ser abordadas con rapidez, sin demora y cuyos productos sean de alta demanda de la población satisfaciendo necesidades urgentes y masivas. Áreas que den ocupación a la capacidad industrial ligera instalada. Áreas que incorporen a los sectores marginados y excluidos del proceso productivo y de la economía.
• Las Unidades de producción
Esos sectores desempleados y subempleados socialmente condenados a la miseria, al delito y a la deshumanización, deben ser capacitados cultural y técnicamente para las tareas de la producción y preparados física y mentalmente para ello. Ese es el objetivo de las misiones. Dotar de salud, alfabetizar y educar básica y especializadamente a amplias masas. Su incorporación a las tareas productivas debe hacerse en distintas iniciativas, una de las cuales son las cooperativas, otra es la empresa privada, otra las empresas estatales existentes, y otra, es la creación de empresas o centros de producción en las áreas que sean definidas como prioritarias. Estos centros de producción deben ser de propiedad estatal, estadal o municipal, aunque no necesariamente en forma exclusiva, pero sí mayoritariamente de capital público para que el sector público ejerza la rectoría y garantice el cumplimiento de los objetivos económicos y sociales del desarrollo.
• Necesaria Gestión Democrática
Otra característica fundamental de estas unidades de producción es su gestión democrática con estructuras estables y mecanismos de participación de diversos sectores, comenzando con los trabajadores que laboran en ellas, pero sin excluir a otros sectores que tienen tanto interés socio-económico legítimo como aquellos, aunque no laboren allí. Además, solo mediante la incorporación de estos sectores, que llamaremos socio-políticos (incluye a la comunidad y a variadas instituciones), se supera históricamente el concepto y la experiencia de cogestión capitalista que ya ha existido desde hace décadas en algunos países.
La necesaria naturaleza democrática de la gestión de estas unidades de producción marca la diferencia con el tradicional estatismo conocido en algunas experiencias socialistas y en la historia patria que conocemos de intervención del Estado capitalista en la economía, cuya finalidad ha sido la de asegurar la transferencia de capitales y riquezas al sector privado mediante múltiples mecanismos a favor de la acumulación capitalista, sin variar la nominal propiedad estatal de la renta petrolera y de otras empresas. Esta gestión debe verse en dos dimensiones, cada una de las cuales tiene y genera sus mecanismos y formas particulares de participación: 1) La dimensión estratégica que incluye la discusión de las políticas y planes generales en concordia con el plan de la nación y todos los asuntos generales de las unidades. 2) La dimensión administrativa que es el ejercicio operativo, diario del proceso productivo y la organización práctica de la producción y su evaluación.
EL SIGNIFICADO DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI PARA VENEZUELA
En lo que parecía ser una sorpresa para casi todo el mundo, el presidente Hugo Chávez anunció en un discurso pronunciado el 30 de enero de 2005 ante en V Foro Social Mundial que apoyaba la creación del socialismo del siglo XXI en Venezuela. Según Chávez, este socialismo sería diferente del socialismo del siglo XX. Aunque Chávez fue impreciso respecto a qué exactamente sería diferente este nuevo socialismo, dio a entender que no sería un socialismo de Estado como el que se practicó en la Unión Soviética y la Europa del este, o actualmente en Cuba. Sería, más bien, un socialismo más plural y menos centrado en el Estado.
“Hemos asumido el compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia el socialismo y contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad”, dijo Chávez en otro discurso a mediados de 2006. Además, este socialismo no está predefinido. Más bien, dijo Chávez, debemos “transformar el modo de capital y avanzar hacia un nuevo socialismo que se debe construir cada día”. Dadas estas explicaciones bastante vagas y las políticas concretas que el gobierno Chávez ha llevado a cabo en los últimos siete años, ¿se está encaminando verdaderamente Venezuela hacia algo que se podría llamar "Socialismo del siglo XXI"? Esto es, ¿se está encaminando Venezuela hacia algo que se podría llamar un orden post-capitalista en el que antiquísimo sueño de libertad individual, igualdad y justicia social (liberté, egalité, et fraternité, usando la divisa de la Revolución Francesa) se convierta en una realidad para todos los ciudadanos?
Antes de que podamos contestar a esta pregunta, necesitamos aclarar exactamente qué se quiere decir con el término capitalismo, término cuya vaguedad es bien conocida. Una definición relativamente simple de capitalismo identifica al menos tres elementos predominantes en un orden social para que lo podamos denominar capitalismo. En primer lugar, un orden capitalista implica la propiedad privada de los medios de producción, esto es, de tierra, fábricas y otras formas de capital que permiten la producción de bienes y servicios vendibles.
Un segundo elemento crucial del capitalismo, en su forma "pura", es que la distribución y el intercambio están regulados por la vía de mercados competitivos . Los mercados competitivos son un aspecto esencial e integral del capitalismo, que ayuda a regular no sólo la distribución sino también los precios y, por consiguiente, orienta qué producir o no. En tanto que los dueños [del capital] estén interesados en asegurarse que sus inversiones no pasan a competidores que traten de maximizar sus beneficios y que reinviertan estos beneficios en sus negocios, todos ellos deben tener el objetivo de maximizar los beneficios. Es decir, la propiedad privada de los medios de producción combinada con mercados competitivos implica también necesariamente la búsqueda de la maximización del beneficio.
Por último, el tercer elemento esencial del capitalismo es un sistema regulador, un Estado, que ayude a corregir las frecuentes disfunciones del capitalismo y el comportamiento irregular. Esto es, el capitalismo necesita un Estado que no sólo asegure que los contratos entre individuos, sobre los que se basan los intercambios, son arbitrados en los casos en los que surjan disputas, sino que también actúa como mediador en conflictos sociales, generalmente entre dueños [del capital] y no dueños, entre los que suele haber frecuentes conflictos por cuestiones relacionadas con la desigualdad. Aunque los movimientos sociales han logrado históricamente exigir que el Estado responda mejor a sus necesidades, la mayoría de las veces democratizando el Estado, en gran parte éste está influenciado por los dueños de capital porque este lobby financia campañas políticas y medios de comunicación, y generalmente ejerce mucho poder en las democracias capitalistas.
Sin embargo, salirse del capitalismo no significa en sí mismo que una sociedad se esté yendo hacia el socialismo. Después de todo, podría ir hacia el feudalismo o hacia otra forma de organización
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