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Frustraciones del desarrollismo y delmonetarismo

cerechidoTrabajo14 de Agosto de 2014

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distintas. Por otra parte, no todo es negativo en un fracaso, de

manera que vale la pena dedicar algunas reflexiones al sello que

cada una de estas concepciones ha dejado impreso en la historia

económica y socio-política de la región.

Frustraciones del desarrollismo y delmonetarismo

El desarrollismo fue una experiencia profundamente movilizadora.

Fue generadora de ideas y de corrientes de pensamiento. Es

durante el período de su predominio en que surge no sólo la

CEPAL, que le da su gran impulso, sino el Banco Interamericano

de Desarrollo, la ALALC, el Pacto Andino y otras importantes

iniciativas regionales tales como la Alianza para el Progreso. En

los contextos nacionales aparecen las instituciones de. planificación,

las corporaciones de fomento de la producción en sus

distintas versiones, las políticas que impulsan la in dustrialización

y revierten la composición demográfica de países hasta

entonces predominantemente rurales, las reformas bancarias, el

mejoramiento de los sistemas estadísticos, la promoción popular

y los variados intentos de reformas estructurales. Surgen, además,

los primeros argumentos y tesis sólidas que apuntan a la

defensa de nuestras exportaciones, afectadas—como logra demostrarse—

por un deterioro constante de los términos de intercambio.

Por último, son economistas latinoamericanos adscritos

al pensamiento desarrollista quienes aparecen como actores determinantes

en la creación de la UNCTAD.

Durante las décadas de los años cincuenta y sesenta tiene

pleno sentido hablar de un pensamiento cepalino o de una filosofía

del BID. Existen posiciones que generan debate. Hay una

efervescencia creativa indiscutible. Los centros de poder del

Norte contraargumentan, pero, por primera vez, a la defensiva.

Todo ello empieza a diluirse en la década siguiente, y los organismos

internacionales latinoamericanos comienzan a perder su

identidad original. El monetarismo neo-liberal, que había hecho

sus incursiones esporádicas sin lograr imponer su carácter más

allá de episodios coyunturales de estabilización, comienza a

irrumpir con toda su energía.

El fracaso del desarrollismo no puede, ciertamente, atribuirse

ni a falta de ideas ni a pobreza de creatividad. Por el contrario,

sus aportes han sido formidables en cuanto a crear una

infraestructura económica rica y diversificada. Las razones de su

fracaso se han debido fundamentalmente a su propia incapacidad

para controlar los desequilibrios monetarios y financieros, a que

la estructura productiva que generó –especialmente la industria–

resultó tremendamente concentradora, y a que su enfoque del

desarrollo, predominantemente económico, descuidó otros

procesos sociales y políticos que comenzaban a emerger con

fuerza y gravitación crecientes, especialmente después del

triunfo de la revolución cubana.

La historia del neo-liberalismo monetarista es otra y bien

distinta. Si el desarrollismo fue generador de pensamiento, el

monetarismo ha sido fabricante de recetas; por lo menos el

que hemos visto aplicado en nuestros países. En nuestro medio

no es posible detectar propiamente un pensamiento o una

filosofía neo-liberales. Ello no se debe, por cierto, a que la

mencionada escuela carezca de tales sustentos. Basta leer para

ello a los economistas austríacos. El problema radica en que el

esquema aquí aplicarlo ha sido el de un neoliberalismo inculto,

dogmático y fuera de contexto.

A diferencia del desarrollismo, el neo-liberalismo

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