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HISTORIA DE GRECIA

bgengisApuntes9 de Enero de 2021

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HISTORIA DE GRECIA

Primera parte, El origen del origen de la civilización

La civilización griega y su desarrollo cultural son la base y cimiento de toda la civilización occidental. Uno de los puntos más llamativos de esta cultura tan influyente es quizá su mitología, conocida desde series de televisión animadas japonesas, hasta exitosas películas como Troya del año 2004, pasando por innumerables inspiraciones literarias, cuadros artísticos, juguetes, novelas, historietas, etc.

Pero Grecia no solo es recordada por su mitología, sino también por sus filósofos, que legaron a la posteridad la base del conocimiento contemporáneo, tanto de la filosofía, la ciencia madre, como las disciplinas que derivaron de los diversos ámbitos que ocuparon estos grandes pensadores. Destacan también los sofistas, versados en la elocuencia; los espartanos, nobles guerreros educados desde la infancia; la Guerra de Troya; estructuras tan célebres como la Acrópolis, presente hasta nuestros días. En fin, podemos hacer una lista interminable de por qué Grecia es verdaderamente inmortal. Narrar su historia, desde sus comienzos, empezando por la Etapa heládica, es de lo que nos encargaremos ahora.

Orígenes no mitológicos de la población griega, la cultura Egea: Etapa Heládica

Las raíces de los griegos

Además del rastreo a través de la arqueología, la lengua griega puede servirnos para llegar a los orígenes de su civilización. Esta proviene de la protoeuropea (al igual que todas las indoeuropeas), que, entre los años 4000 al 2500 a. n. e., evolucionaría hasta desembocar en múltiples dialectos, es decir, las diversas lenguas indoeuropeas. Sin embargo, ello no está del todo claro y existe una gran controversia sobre los orígenes y ramas de estas lenguas.

Todos los tipos de griego provienen de diferentes dialectos del indoeuropeo, que fueron traídos durante el cuarto milenio antes de nuestra era, llevados por muchos pueblos seminómadas provenientes de Asia. Una gran influencia lo constituyen los Urales, que se dispersaron hacia toda Europa; si bien es cierto que entre este pueblo y el Medio Oriente hubo un gran contacto y es obvio que existe similitud en algunas palabras, eso es todo; no se les considera, desde el punto de vista académico, al sumerio o semítico como indoeuropeas.

Las oleadas migratorias poblaron Europa, y los territorios de los Balcanes no fueron la excepción. Si bien no se establecen fechas concretas, se estima que entre el 3500 y el 3000 a. n. e., se establecieron los primeros pueblos indoeuropeos y colonizaron la península de los Balcanes desde el norte hacia el sur; por ende, se asentaron sobre la actual Grecia y algunas zonas de la Anatolia, entre el 2500 al 2000 a. n. e., reconociéndose así un largo período de adaptación al terreno. Así empezaron poco a poco a desarrollarse las culturas neolíticas y sedentarias que, con el tiempo, desarrollarían la agricultura y ganadería, el trabajo en grupo, la tala de madera, la pesca, un incipiente comercio, entre otras actividades típicas, en pos de formar una sociedad.

Poco a poco se desarrollaron las tribus basadas en la familia patriarcal, base de la organización social de estos griegos primitivos que conocían no sólo el cobre, sino también el bronce; pronto se dio espacio a los reyes y a los líderes religiosos, así como a una asamblea de guerreros, y es que en esa época ya se hablaba de sacrificios, libaciones y honores a “Dyeus”, hecho que puede ser constatado, además de la Arqueología, por la poesía oral, transmitida a través de las generaciones. A esta población de Grecia continental y peninsular se agrega la llamada Civilización cicládica, la cual es el resultado del proceso de ocupación de las innumerables islas que existen en el archipiélago de las Cícladas. Como sabemos, Creta y otras islas del Mediterráneo serían posteriormente ocupadas por griegos.

La cultura minoica y Arthur Evans

El nombre de Grecia parece venir del término latino “graecus” impuesto por los romanos. Los mismos nativos preferían llamarse helénicos o helenos, quienes conformaron la cultura Helena, proveniente a su vez de “héllas” haciendo referencia a una región de Grecia. Hasta aquí hemos aclarado cómo los griegos llegaron a la región y a las islas aledañas. Ahora partiremos desde el Paleolítico, entre los años 3200-3000 a. n. e., donde ya podemos encontrar evidencias de que algunas tribus habitaban la actual península balcánica, específicamente la Grecia Central, el Peloponeso, el archipiélago de las Cícladas y finalmente, la isla de Creta.

A pesar de que en el mar Egeo existen decenas de islas, Creta es una de las mayores, abriéndose por los cuatro puntos cardinales a muchas otras culturas de aquella época: a Medio Oriente al este, la península itálica un poco más lejos al oeste, Grecia al norte y Egipto al sur; adicionalmente, Creta sirvió durante mucho tiempo como un puente en el Mediterráneo para el comercio entre Occidente y Oriente. Este terreno propicio generó el desarrollo de una gran cultura, recibiendo una importante influencia de Egipto y Mesopotamia, lo que le sirvió para desarrollarse gracias a los últimos avances culturales y tecnológicos, y así concebir su propio estilo, que más tarde daría origen a aquella cultura helénica, pilar de la civilización occidental.

Podemos afirmar entonces que Creta constituye el origen a la civilización europea. Si bien los primeros grupos que llegaron a dicha isla se remontan varios miles de años atrás, e inicialmente se conformaban de pequeños poblados provenientes de la región de la actual Turquía, de todas estos, destaca Cnosos, que los arqueólogos establecen como la capital de la isla. Sin embargo no sería sino hasta aproximadamente el año 2600 a. n. e. cuando la Edad de Bronce llega a Creta, y la isla se convierte en un importante centro de civilización, la primera etapa importante de la historia Egea: la cultura Minoica.

Entre el 2600 al 2000 a. n. e., durante la etapa Minoico prepalacial, se produce un acercamiento comercial de la isla con los países aledaños. Como era de esperarse, la ubicación de Creta en una privilegiada zona del Mediterráneo la convierte obligadamente en un puerto y por ende su desarrollo va aumentando rápidamente; se incrementa la población y surge la identidad nacional. Así, entre los años 2000 y 1700 a. n. e. llega el Período de los Palacios antiguos; así llamado porque en esta era las ciudades hacen gala de grandes construcciones, siendo la más importante de todas el palacio de Cnosos; entre otras edificaciones tenemos también el palacio de Festos, de muy llamativa construcción.

Ambos fueron erigidos hacia el año 2000 a. n. e., y posteriormente destruidos en el año 1700 a. n. e., según se cree, por un terremoto y un incendio respectivamente y tras su reconstrucción entre el 1500 al 1400 a. n. e., serían totalmente destruidos otra vez. Durante su tiempo de auge, la opulencia y dimensiones de los templos fueron el fiel reflejo del gran progreso económico que este pueblo obtuvo debido al comercio. Además de esta actividad, los cretenses fueron grandes agricultores de trigo, vid, oliva, entre otros productos, y consiguieron un desarrollo importante basado en una ganadería masiva.

Como mencionamos más arriba, se cree que la paralización de Creta como gran nación se dio primero a causa de un gran terremoto, durante el año 1700 a. n. e.; otros manifiestan que fue una invasión hitita, así como también diversos fenómenos y desastres naturales. Sin embargo, los cretenses se recuperaron, iniciando así su tercera etapa, la de los Palacios Modernos, entre el 1700 a 1400 a. n. e.

Si debemos hacer caso a Tucídides (historiador y militar ateniense), durante esta tercera etapa la civilización minoica se convirtió en una talasocracia (ciudades-puertos unidos por lo general a través de rutas marítimas y bases culturales, influencia en grandes territorios o por un estado único); interesado por sus ancestros, y en especial por la leyenda del rey Minos, este investigador de la antigüedad supuso que como todo mito, debía tener algo de verdad, y que el hecho de solicitar jóvenes para el sacrificio a Atenas, sólo podía significar una cosa: un reino poderoso. Sin embargo tendrían que pasar varios siglos para que se vuelva a saber de esta poderosa cultura.

Veinticinco años después de la muerte de HeinrichSchliemmann (1822-1890), el descubridor de Troya, y de quien hablaremos más adelante, se produjo toda una revolución de la investigación arqueológica. El hombre de turno era sir Arthur Evans, quien comenzó a excavar en la costa septentrional de Creta, en el asentamiento cerca a la antigua Cnosos. Como cualquier ambicioso aventurero, buscaba hacer historia encontrando el palacio real. Evans no era un novato y ya tenía un expediente con algunos logros en los alrededores; él, al igual que Tucídides, manifestó un gran interés por el rey Minos y quería saber si aquella leyenda, de la cual hablaremos dentro de poco, era real. Si bien para entonces se sabía algo más de la era micénica gracias a Schliemmann, para Evans era como un baúl listo para ser desempolvado.

Evans no se desanimó y sus investigaciones, que retrocedieron unos cinco siglos más que las de Schliemmann, le valieron el título simbólico de Lord Minos of Creta. Su esfuerzo le valió el encontrar Cnosos y luego algunos otros motivados arqueólogos continuaron sus investigaciones, encontrando más templos y construcciones. Corresponde también a Evans la división de minoico antiguo, medio y reciente (subdividido cada uno además en tres períodos), que vendrían a reemplazar a las divisiones señaladas anteriormente: prepalacial, palacios antiguos y palacios modernos.

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