HISTORIA DEL TOTONACAPAN A TRAVES DE UN MURAL
hupesa195511 de Diciembre de 2011
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MURAL A LA CULTURA TOTONACA.
Esta obra escultórica es una significación de los valores histórico-culturales totonacas, vertebrados en la figura de Quetzalcoátl, la serpiente emplumada síntesis de la dualidad del mundo: reptil que se arrastra y ave que vuela; tierra y cielo.
Mide 84 metros de largo por cuatro de ancho y la técnica aplicada es el alto relieve confeccionado con cemento y varilla.
Se inicia del lado izquierdo con una réplica del dios Tajín en lo alto de una escalinata, -cuyo original se encuentra frente al monumento No. 5 de la zona arqueológica de El Tajín-, dios del trueno y de la lluvia.
En el rabo de la serpiente se presenta un feto, origen de la vida dentro de una mazorca de maíz aludiendo a los conceptos de alimento y sedentarización.
Sigue una máscara de Quetzalcoátl como dios del viento, "Ehécatl", dios de la agricultura y la fecundación.
Después, una estampa del "juego de pelota", rito practicado en el Tajín, así como por la mayoría de los pueblos prehispánicos.
Adelante, las 7 cuevas legendarias (Chicomostoc) representan a las 7 tribus nahuatlacas que poblaron parte importante de Mesoamérica.
La siguiente figura nos muestra la transformación de la piedra al golpe del cincel y del martillo, que permite al hombre construir sus monumentos y representar a sus dioses.
Se recorta en el espacio la silueta de un Guagua en posición horizontal, con su enorme penacho, danza en la que 4 ejecutantes giran en una cruceta de madera de arriba hacia abajo, con música de
flauta de carrizo y tamborcito, para agradecer las bondades de la lluvia.
Al centro, la gran pirámide de los nichos en honor al dios Tajín, deidad de la lluvia, construida en 7 cuerpos con 365 nichos en total, coincidente con los dias del año solar actual; se enmarca en 2 columnas, la de la izquierda decorada con una carita sonriente o deidad de la alegría; en la de la derecha, el rostro de una mujer totonaca de nuestros dias.
Dos papanes, pájaros abundantes en la región, coronan el santuario prehispánico, a ambos lados.
Abajo, a la derecha, 3 corazones simbolizan las 3 federaciones del inmenso señorío del Totonacapan en su época de esplendor: Tajín, Paxil (Misantla) y Zempoala. A la izquierda el sol, fuente de vida, centro del universo y deidad principal.
Sobre el lado derecho, en posición horizontal, un danzante "volador"; abajo algunos danzantes: santiagueros, negritos, moros y españoles, producto ya del mestizaje.
El altar cristiano y la ofrenda totonaca de dias de muertos, tradición arraigada en la fe católica popular.
El arte y la cultura están representados por una lira y un libro abierto y los recursos naturales de esta pródiga región con la estampa de un faro petrolero, el maíz, la vainilla y la ganadería.
Como hijos dignos de Papantla se enlistan: Serafín Olarte, machete en mano (caudillo regional que secundó el movimiento de independencia), el teniente coronel Simón Tiburcio (defensor de la república contra la intervención francesa), el general Vicente Herrera (abanderado del movimiento constitucionalista), el profesor Jorge de Castro Cancio (eminente educador papanteco); Gildardo Muñoz Herrera (inspirado músico autor del vals "Caridad") y don Celestino Patiño Pérez, autor de la "Gramática totonaca".
Finaliza el mural con la enorme cabeza de la serpiente emplumada de lengua bífida.
A todo lo largo del mural, en la franja superior se observa el signo de "Ollín" vida y movimiento y en el inferior la greca del agua.
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