Historia De Cosamaloapan

No podemos precisar la fundación de cosamaloapan; pero si podemos decir que fue rápida su incorporación a la cultura. En el año de 1836, ya había desaparecido la primera iglesia, debido a la constante erosiones del rio y sus constantes inundaciones. Sus habitantes, unos cosecheros y otros pequeños sembradores eran muy activos. Los rancheros indios en su mayoría ofrecían sus productos de puerta en puerta: frutos silvestres como el “zapote niño”, la “tencuala” y la “ilama”, el tomate silvestre, la carne de venado, el mapache y el tepezcuntle, el “tacalpochole”, tortilla de maíz crudo mezclado con panela, el “pinole”, algodón, pieles saladas, todos en grandes canastos sostenidos por una correa llamada “metlapale” y aumentada su carga por un niño que frecuentemente llevaba la madre, en una hamaca de fina fibra a guisa de rebozo. En esta época poblanban el casco de la población en su mayoría familias extranjeras: la familia Ferat, Biart, Legrand, leaumont, Beauregard, Morín, Miranda, Holtzeimer, hubo mucha afluencia de españoles y luego de franceses. La extensión urbanizada de cosamaloapan era muy reducida, estaba rodeada en el rumbo del noreste por bosques de palmeras, hacia el noroeste con selvas vírgenes. La fauna era rica en chachalacas y loros, viudads y toleches, faisanes, patos silvestres y galambaos, que vivian en los pantanos. El toro salvaje abundaba cerca de la montaña.

Existían entonces cerca de cosamaloapan latifundios hasta de 20 leguas cuadradas, dicho terreno entre lagos, lagunas y sabana. Uno de estos latifundios era la Estanzuela, el herradero mas grande de la región, a donde muy buenos vaqueros domaban toros y caballos salvajes.

Los indígenas de esta región conocía la hora del día por la inclinación de la hierba, dirección del viento y vuelo lejano de las aves.

El cedro, la caoba, el liquidámbar, cerraban los bosques; la selvas vírgenes por falta de brazos que la exploraran.

Los latifundistas recibían un porciento de las cosechas y un potro por atajo, compuesto por 40 cabezas. Sacar este ganado para venderlo era muy difícil, pues después de atravesar la sabana, había que cruzar la sierra. Del otro lado esperaban los compradores para canjear el ganado por sarapes, rebozos, chinelas y cachirules. En esta expedición los rancheros iban armados de unas lanzas muy largas llamadas “jarochas”, de aquí nació el nombre de “jarochos” a los habitantes de esta gran meseta. Juntaban mil cabezas de ganado para llevar a la venta, pero en la caminata se diezmaba el ganado. En un mes de travesía, unos morían, otros de huían hasta llegar al lugar donde había sido atrapado. En el año de 1836 el dueño de Estanzuela era un sacerdote español quien levanto en ese lugar una capilla.

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