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Historia Verdadera De La Conquista De La Nueva España


Enviado por   •  21 de Agosto de 2014  •  666 Palabras (3 Páginas)  •  266 Visitas

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Mandó Cortés que ningún soldados les hiciese enojo ni se apartase de aquella plaza; y desde que

el cacique gordo supo que habíamos comido le envió a decir a Cortés que le quería ir a ver; y

vino con buena copia de indios principales, y todos traían grandes bezotes de oro y ricas mantas.

Cortés también le salió al encuentro del aposento, y con grandes caricias y abrazos le tornó a

abrazar. Luego mandó el cacique gordo que trajesen un presente que tenía aparejado de cosas de

joyas de oro y mantas, aunque no fue mucho, sino de poco valor, y le dijo a Cortés: Lope luzio,

Lope luzio, recibe esto de buena voluntad; y que si mañas tuviera que se lo diera.

Otro día e mañana salimos de Cempoal, y tenían aparejados sobre cuatrocientos indios de carga,

que en aquellas partes llaman tememes, que llevan dos arrobas de peso a cuestas y caminan con

ellas cinco leguas. Y cuando vimos tanto indio para carga nos holgamos porque de antes siempre

traíamos a cuestas nuestras mochilas.

CÓMO ENTRAMOS EN QUIAHUIZTLÁN Otro día, a hora de las diez, llegamos al pueblo

fuerte que se dice Quiahuiztlán, que está entre grandes peñacos y muy altas cuestas, y si hubiera

resistencia era malo de tomar. Yendo con buen concierto y ordenanza, creyendo que estuviese de

guerra, iba la artillería delante y todos subíamos a aquella fortaleza de manera que si algo

aconteciera, hacer lo que éramos obligados.

Hasta la mitad del pueblo no hallamos indio ninguno con quien hablar, de lo cual nos

maravillamos, que se habían ido huyendo de miedo aquel propio día desde que nos vieron subir a

sus casas. Estando en lo más alto de la fortaleza, en una plaza junto a donde tenían los cúes y

casas grandesde sus ídolos, vimos estar quince indios con buenas mantas, y cada uno un brasero

de barro y en ellos de su incienso.

Vinieron donde Cortés estaba, y le sahumaron ya los soldados que cerca de ellos estábamos, y

con grandes reverencias le dicen que les perdones que no han salido a recibirnos, que fuésemos

bien venidos y que reposásemos.

Estando en estas pláticas

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