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Historia de Perú. Arcilla y tejidos


Enviado por   •  23 de Julio de 2021  •  Apuntes  •  2.308 Palabras (10 Páginas)  •  321 Visitas

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Historia de Perú

En 1532, cuando Francisco Pizarro desembarcó en Perú para conquistarlo en nombre de Dios y de la Corona española, la región ya había visto el auge y caída de varias civilizaciones. Aun así, la conquista cambió todo: economía, sistemas políticos, religión y lengua. La historia moderna ha sido una serie de réplicas de ese choque sísmico entre incas y españoles. El conflicto sigue incrustado en la psique peruana. Con él llegaron nuevas culturas, razas, voces, comidas y, a la larga, una nueva civilización.

Primeros pobladores

Existen varios debates sobre desde cuándo hay vida humana en Perú. Algunos expertos creen que los humanos poblaron los Andes ya en el año 14 000 a.C. (y existe al menos un informe académico que asegura incluso una fecha anterior). Sin embargo, la prueba arqueológica más concluyente sitúa a los humanos en esa zona alrededor del 8000 a.C. En las cuevas de Lauricocha (cerca de Huánuco) y Toquepala (a las afueras de Tacna) hay pinturas que representan escenas de caza de aquel tiempo. En la última se ve un grupo de cazadores que acorralan y matan lo que parece ser un grupo de camélidos.

En el año 4000 a.C. se empezaron a domesticar llamas y cobayas en el altiplano y posteriormente comenzó el cultivo de patatas, calabazas, algodón, lúcuma (una fruta andina terrosa), quínoa, maíz y judías. En el 2500 a.C., aquellos cazadores-recolectores se agruparon en asentamientos en la costa del Pacífico y sobrevivieron gracias a la pesca y la agricultura. Los primitivos peruanos habitaban sencillas viviendas de una habitación, pero también construyeron muchas estructuras para sus prácticas ceremoniales o rituales. Algunas de las más antiguas, unos templos en plataformas elevadas frente al océano que contienen enterramientos humanos, datan del 3000 a.C.

En los últimos años los estudios en estos yacimientos arqueológicos han demostrado que esas sociedades tempranas estaban más desarrolladas de lo que se creía. Perú está considerado, junto con Egipto, la India y China, una de las seis cunas de la civilización (un lugar en el que la urbanización acompañó la innovación agrícola), y la única del hemisferio sur. Las excavaciones en Caral, a 200 km al norte de Lima por la costa, siguen desvelando pruebas de lo que constituye la civilización más antigua de América.

Un grupo del altiplano, más o menos contemporáneo de esos asentamientos en la costa, construyó el enigmático templo de Kotosh, cerca de Huánuco, cuya estructura se cree que tiene 4000 años. En el yacimiento hay dos túmulos-templos con nichos y frisos decorativos en las paredes, unas de las construcciones más sofisticadas erigidas en esa zona de aquel período.

Arcilla y tejidos

Del 1800 al 900 a.C. se desarrolló la alfarería y una producción textil más elaborada. Algunas de las cerámicas más antiguas de esa época se encontraron en los yacimientos costeros de Las Haldas (en el valle de Casma, al sur de Chimbote) y en la huaca La Florida, un templo inexplorado en el corazón de Lima. La cerámica evolucionó: pasó de cuencos sencillos sin decoración a recipientes de gran calidad esculpidos con incisiones. En el altiplano, la gente de Kotosh produjo unas piezas muy especializadas, hechas con arcilla de color negro, rojo o marrón.

También en esa época se empezaron a utilizar los telares, que producían sencillos tejidos de algodón, y se hicieron mejoras en la agricultura, como el cultivo en terrazas.

Horizonte Temprano

Fue un fértil período de desarrollo de la cultura andina que se manifestó en el campo artístico y religioso, quizá de forma independiente, en un amplio sector del centro y norte del altiplano y en la costa, que duró aproximadamente del 1000 al 300 a.C. y cuyo nombre proviene de Chavín de Huántar. Su rasgo más destacado es la repetida representación de una estilizada deidad felina que probablemente simbolizaba las transformaciones espirituales experimentadas bajo los efectos de alucinógenos. Una de las imágenes más famosas de esa figura de múltiples cabezas está presente en la estela Raimondi, un bajorrelieve tallado que se muestra en el Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia del Perú, en Lima.

El felino de Chavín también aparece mucho en la cerámica de la época, en especial en la austera arcilla negra de la cultura cupisnique, que floreció en la costa norte.

También se desarrolló el arte de la orfebrería en oro, plata y cobre, además de conseguirse importantes avances en el tejido y en la arquitectura. En resumen, fue un período en el que la cultura comenzó a florecer en los Andes.

Nacimiento de las culturas locales

A partir del 300 a.C. muchos asentamientos locales adquirieron importancia a escala regional. Al sur de Lima, en la zona alrededor de la península de Paracas, vivía una comunidad costera cuya etapa más destacada se conoce como paracas-necrópolis (1-400 d.C.), llamada así por el gran yacimiento funerario donde se descubrieron algunos de los mejores tejidos precolombinos del continente: unas telas coloridas e intrincadas que representan a criaturas marinas, guerreros felinos y estilizadas figuras antropomorfas.

En el sur, el pueblo nazca (200 a.C.-600 d.C.) realizó unos enormes y enigmáticos dibujos en un paisaje desértico que solo pueden verse desde el aire. Conocidas como las Líneas de Nazca, se descubrieron a principios del s. XX, aunque su verdadera finalidad aún suscita debates. Esa cultura también es conocida por sus delicados tejidos y cerámica, en la que se utilizó por primera vez en la historia peruana una técnica polícroma de pintura.

Al mismo tiempo, la cultura mochica se asentó en la zona cercana a Trujillo entre el 100 y el 800 d.C. Fue un pueblo muy artístico (a él se deben algunos de los retratos más extraordinarios de la historia) y dejaron tras de sí importantes túmulos, como las huacas del Sol y de la Luna, cerca de Trujillo, y el lugar de enterramiento de Sipán, en las afueras de Chiclayo. Este último alberga una serie de tumbas –en excavación desde 1987–, que constituyen uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de Sudamérica desde Machu Picchu.

Una sequía catastrófica durante la segunda mitad del s. VI pudo haber contribuido a la desaparición de la cultura mochica.

Expansión huari

Cuando la influencia de los estados regionales disminuyó, los huari (un grupo étnico procedente de la cuenca de Ayacucho) aparecieron como una fuerza a tener en cuenta durante 500 años a partir del 600 d.C. Eran guerreros conquistadores que construyeron y mantuvieron importantes puestos de avanzada en un amplio territorio que abarcaba desde Chiclayo hasta Cuzco. Aunque su antigua capital se hallaba en las afueras de la actual Ayacucho (se pueden visitar sus ruinas), también controlaban Pachacamac, el gran centro ceremonial a las afueras de Lima, a donde acudían pobladores de toda la región para rendirles tributo.

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