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Historia.


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2014  •  Tesis  •  35.337 Palabras (142 Páginas)  •  626 Visitas

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Capítulo I: Si hay muchos mundos. Trata de las cinco Zonas.

Habiendo de tratar del Nuevo Mundo, o de la mejor y más principal partesuya, que son los reinos y provincias del Imperio llamado Perú, de cuyasantiguallas y origen de sus Reyes pretendemos escribir, parece que fuera justo,conforme a la común costumbre de los escritores, tratar aquí al principio si elmundo es uno sólo o si hay muchos mundos; si es llano o redondo, y si tambiénlo es el cielo redondo o llano; si es habitable toda la tierra o no más de las zonastempladas; si hay paso de una templada a la otra; si hay antípodas y cuáles sonde cuáles, y otras cosas semejantes que los antiguos filósofos muy larga ycuriosamente trataron y los modernos no dejan de platicar y escribir, siguiendocada cual opinión que más le agrada.Mas porque no es aqueste mi principal intento ni las fuerzas de un indio pueden presumir tanto, y también porque la experiencia, después que sedescubrió lo que llaman Nuevo Mundo, nos ha desengañado de la mayor partede estas dudas, pasaremos brevemente por ellas, por ir a otra parte, a cuyostérminos finales temo no llegar. Mas confiado en la infinita misericordia, digoque a lo primero se podrá afirmar que no hay más que un mundo, y aunquellamarnos Mundo Viejo y Mundo Nuevo, es por haberse descubierto aquélnuevamente para nosotros, y no porque sean dos, sino todo uno. Y a los quetodavía imaginaren que hay muchos mundos, no hay para qué responderles, sinoque se estén en sus heréticas imaginaciones hasta que en el infierno sedesengañen de ellas. Y a los que dudan, si hay alguno que lo dude, si es llano o

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redondo,

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se podrá satisfacer con el testimonio de los que han dado vuelta a todoél o a la mayor parte, como los de la nao Victoria y otros que después acá le hanrodeado. Y a lo del cielo, si también es llano o redondo, se podrá responder conlas palabras del Real Profeta:

Extendens cælum, sicut pellem

,

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en las cuales nosquiso mostrar la forma y hechura de la obra, dando la una por ejemplo de la otra,diciendo: “Que extendiste el cielo así como la piel”, esto es, cubriendo con elcielo este gran cuerpo de los cuatro elementos en redondo, así como cubriste conla piel en redondo el cuerpo del animal, no solamente lo principal de él, mastambién todas sus partes, por pequeñas que sean.A los que afirman que de las cinco partes del mundo que llaman zonas noson habitables más de las dos templadas, y que la del medio por su [e]xcesivocalor y las dos de los cabos por el demasiado frío son inhabitables, y que de launa zona habitable no se puede pasar a la otra habitable por el calor demasiadoque hay en medio, puedo afirmar, demás de lo que todos saben, que yo nací en latórrida zona, que es en el Cozco, y me crié en ella hasta los veinte años, y heestado en la otra zona templada de la otra parte del Trópico de Capricornio, a la parte del sur, en los últimos términos de los Charcas, que son los Chichas, y, para venir a esta otra templada de la parte del norte, donde escribo esto, pasé por la tórrida zona y la atravesé toda y estuve tres días naturales debajo de la líneaequinoccial, donde dicen que pasa perpendicularmente, que es en el cabo dePasau,

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por todo lo cual digo que es habitable la tórrida también como lastempladas. De las zonas frías quisiera poder decir por vista de ojos como de lasotras tres. Remítame a los que saben de ellas más que yo. A los que dicen que por su mucha frialdad son inhabitables, osaré decir, con los que tienen locontrario, que también son habitables como las demás, porque en buenaconsideración no es de imaginar, cuanto más de creer, que partes tan grandes delmundo las hiciese Dios inútiles, habiéndolo criado todo para que lo habitasen loshombres, y que se engañan los antiguos en lo que dicen de las zonas frías,también como se engañaron en lo que dijeron de la tórrida, que era inhabitable por su mucho calor. Antes se debe creer que el Señor, como padre sabio y poderoso, y la naturaleza, como madre universal y piadosa, hubiesen remediadolos inconvenientes de la frialdad con templanza de calor, como remediaron eldemasiado calor de la tórrida zona con tantas nieves, fuentes, ríos y lagos comoen el Perú se hallan, que la hacen templada de tanta variedad de temples: unasque declinan a calor y a más calor, hasta llegar a regiones tan bajas, y por endetan calientes, que, por su mucho calor, son casi inhabitables, como dijeron los

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Ya para cuando Garcilaso escribía, la esfericidad de la Tierra estaba plenamente comprobaday aceptada; incluso desde antes de los grandes descubrimientos marítimos del siglo XV, en losmedios científicos medievales existía el consenso de la forma redonda del planeta.

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Cita del Salmo 103:2 (104:2 en la versión hebrea), escrito por David “el rey profeta”alabando al Creador: “extendiste el cielo como una piel.”

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Cabo de Pasau: Cabo Pasado, situado inmediatamente al sur de la línea equinoccial. Elnombre podría ser de origen indígena o bien aludir al hecho que estaba situado “pasando” lalínea ecuatorial.20

antiguos de ella; otras regiones, que declinan a frío y más frío, hasta subir a partes tan altas que también llegan a ser inhabitables por la mucha frialdad de lanieve perpetua que sobre sí tienen, en contra de lo que de esta tórrida zona losfilósofos dijeron, que no imaginaron jamás que en ella pudiese haber nieve,habiéndola perpetua debajo de la misma línea equinoccial, sin menguar jamás nimucho ni poco, a lo menos en la cordillera grande, si no es en las faldas o puertos de ella.Y es de saber que en la tórrida zona, en lo que de ella alcanza el Perú, noconsiste el calor ni el frío en distancia de regiones, ni en estar más lejos ni máscerca de la equinoccial, sino en estar más alto o más bajo de una misma región yen muy poca distancia de tierra, como adelante se dirá más largo. Digo, pues,que a esta semejanza se puede creer que también las zonas frías estén templadasy sean habitables, como lo tienen muchos graves autores, aunque no por vista yexperiencia; pero basta haberlo dado a entender así el mismo Dios, cuando crióal hombre y le dijo: "creced y multiplicad y henchid la tierra y sojuzgadla". Por donde se ve que es habitable, porque, si no lo fuera, ni se podía sojuzgar nillenar de habitaciones. Yo espero en su omnipotencia que a su tiempodescubriera estos secretos (como descubrió el Nuevo Mundo) para mayor confusión y afrenta de los atrevidos, que con sus filosofías naturales yentendimientos humanos quieren tasar la potencia y la sabiduría de Dios, que no pueda hacer sus obras más de como ellos las imaginan, habiendo tantadisparidad del un saber al otro cuanta hay de lo finito a lo infinito. Etc.

Capítulo II: Si hay antípodas.

A lo que se dice si hay antípodas o no, se podrá decir que, siendo el mundoredondo (como es notorio), cierto es que las hay. Empero tengo para mí que por no estar este mundo inferior descubierto del todo, no se puede saber de ciertocuáles provincias sean antípodas de cuáles, como algunos lo afirman, lo cual se podrá certificar más aína respecto del cielo que no de la tierra, como los polos eluno del otro y el oriente del poniente, dondequiera que lo es por la equinoccial.Por dónde hayan pasado aquellas gentes tantas y de tan diversas lenguas ycostumbres como las que en el Nuevo Mundo se han hallado, tampoco se sabede cierto, porque si dicen por la mar, en navíos, nacen inconvenientes acerca delos animales que allá se hallan, sobre decir cómo o para qué los embarcaron,siendo algunos de ellos antes dañosos que provechosos. Pues decir que pudieronir por tierra, también nacen otros inconvenientes mayores, como es decir que sillevaron los animales que allá tenían domésticos, ¿por qué no llevaron de los queacá quedaron, que se han llevado después [de] acá? Y si fue por no poder llevar tantos ¿cómo no quedaron acá de los que llevaron? Y lo mismo se puede decir de las mieses, legumbres y frutas, tan diferentes de las de acá, que con razón lellamaron Nuevo Mundo, porque lo es en toda cosa, así en los animales mansos y

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bravos como en las comidas, como en los hombres, que generalmente sonlampiños, sin barbas.Y porque en cosas tan inciertas es perdido el trabajo que se gasta enquererlas saber, las dejaré, porque tengo menos suficiencia que otro parainquirirlas. Solamente trataré del origen de los Reyes Incas y de la sucesión deellos, sus conquistas, leyes y gobierno en paz y en guerra.Y antes que tratemos de ellos será bien digamos cómo se descubrió este Nuevo Mundo, y luego trataremos del Perú en particular.

Capítulo III: Cómo se descubrió el Nuevo Mundo.

Cerca del año de mil y cuatrocientos y ochenta y cuatro, uno más o menos,un piloto natural de la villa de Huelva, en el Condado de Niebla, llamado AlonsoSánchez de Huelva, tenía un navío pequeño, con el cual contrataba por la mar, yllevaba de España a las Canarias algunas mercaderías que allí se le vendían bien,y de las Canarias cargaba de los frutos de aquellas islas y las llevaba a la isla dela Madera,

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y de allí se volvía a España cargado de azúcar y conservas. Andandoen esta su triangular contratación, atravesando de las Canarias a la isla de laMadera, le dio un temporal tan recio y tempestuoso que, no pudiendo resistirle,se dejó llevar de la tormenta y corrió veinte y ocho o veinte y nueve días sinsaber por dónde ni adónde, porque en todo este tiempo no pudo tomar el altura por el sol ni por el norte.Padecieron los del navío grandísimo trabajo en la tormenta, porque ni lesdejaba comer ni dormir. Al cabo de este largo tiempo se aplacó el viento y sehallaron cerca de una isla; no se sabe de cierto cuál fue, mas de que se sospechaque fue la que ahora llaman Santo Domingo; y es de mucha consideración que elviento que con tanta violencia y tormenta llevó aquel navío no pudo ser otro sinoel solano, que llaman leste,

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porque la isla de Santo Domingo está al poniente delas Canarias, el cual viento, en aquel viaje, antes aplaca las tormentas que laslevanta. Mas el Señor Todopoderoso, cuando quiere hacer misericordias, saca lasmás misteriosas y necesarias de causas contrarias, como sacó el agua del pedernal y la vista del ciego del lodo que le puso en los ojos, para quenotoriamente se muestren ser obras de la miseración y bondad divina, quetambién usó de esta su piedad para enviar su Evangelio y luz verdadera a todo el Nuevo Mundo, que tanta necesidad tenía de ella, pues vivían, o, por mejor decir, perecían en las tinieblas de la gentilidad e idolatría tan bárbara y bestial como enel discurso de la historia veremos.El piloto saltó en tierra, tomó el altura y escribió por menudo todo lo quevio y lo que le sucedió por la mar a ida y a vuelta, y, habiendo tomado agua y

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Isla de la Madera: isla de Madeira, en el archipiélago del mismo nombre, al norte de lasCanarias.

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Leste, viento del Este.22

leña, se volvió a tiento, sin saber el viaje tampoco a la venida como a la ida, por lo cual gastó más tiempo del que le convenía. Y por la dilación del camino lesfaltó el agua y el bastimento, de cuya causa, y por el mucho trabajo que a ida yvenida habían padecido, empezaron a enfermar y morir de tal manera que dediez y siete hombres que salieron de España no llegaron a la Tercera

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más decinco, y entre ellos el piloto Alonso Sánchez de Huelva. Fueron a parar a casadel famoso Cristóbal Colón, genovés, porque supieron que era gran piloto ycosmógrafo y que hacía cartas de marear, el cual los recibió con mucho amor yles hizo todo regalo por saber cosas acaecidas en tan extraño y largo naufragiocomo el que decían haber padecido. Y como llegaron tan descaecidos del trabajo pasado, por mucho que Cristóbal Colón les regaló no pudieron volver en sí ymurieron todos en su casa, dejándole en herencia los trabajos que les causaron lamuerte, los cuales aceptó el gran Colón con tanto ánimo y esfuerzo que,habiendo sufrido otros tan grandes y aun mayores (pues duraron más tiempo),salió con la empresa de dar el Nuevo Mundo y sus riquezas a España, como lo puso por blasón en sus armas diciendo: "A Castilla y a León, Nuevo Mundo dioColón".Quien quisiere ver las grandes hazañas de este varón, vea la

Historia general de las Indias

que Francisco López de Gómara

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escribió, que allí lashallará, aunque abreviadas, pero lo que más loa y engrandece a este famososobre los famosos es la misma obra de esta conquista y descubrimiento. Yo quiseañadir esto poco que faltó de la relación de aquel antiguo historiador, que, comoescribió lejos de donde acaecieron estas cosas y la relación se la daban yentes yvinientes, le dijeron muchas cosas de las que pasaron, pero imperfectas, y yo lasoí en mi tierra a mi padre y a sus contemporáneos, que en aquellos tiempos lamayor y más ordinaria conversación que tenían era repetir las cosas máshazañosas y notables que en sus conquistas habían acaecido, donde contaban laque hemos dicho y otras que adelante diremos, que, como alcanzaron amucho[s] de los primeros descubridores y conquistadores del Nuevo Mundo,hubieron de ellos la entera relación de semejantes cosas, y yo, como digo, las oía mis mayores, aunque (como muchacho) con poca atención, que si entonces latuviera pudiera ahora escribir otras muchas cosas de grande admiración,necesarias en esta historia. Diré las que hubiere guardado la memoria, con dolor de las que ha perdido.

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Tercera: isla de Terceira, en el archipiélago de las Azores.

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Francisco López de Gómara (1511-1564), cronista autor de la

Historia General de las Indias y conquista de México

(Zaragoza, 1552). El suyo es el típico caso del "cronista de oídas", pues compuso su obra sin haber estado en América. Para escribirla partió de los testimoniosde Hernán Cortés y de algunos hombres que lucharon junto a él en la campaña de México.Sus informaciones a menudo son refutadas por Garcilaso.23

El muy reverendo Padre Joseph de Acosta

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toca también esta historia deldescubrimiento del Nuevo Mundo con pena de no poderla dar entera, quetambién faltó a Su Paternidad parte de la relación en este paso, como en otrosmás modernos, porque se habían acabado ya los conquistadores antiguos cuandoSu Paternidad pasó a aquellas partes, sobre lo cual dice estas palabras, Libro primero, capítulo diez y nueve: "Habiendo mostrado que no lleva camino pensar que los primeros moradores de Indias hayan venido a ellas con navegaciónhecha para ese fin, bien se sigue que si vinieron por mar haya sido acaso y por fuerza de tormentas el haber llegado a Indias, lo cual, por inmenso que sea elMar Océano, no es cosa increíble. Porque pues así sucedió en el descubrimientode nuestros tiempos cuando aquel marinero (cuyo nombre aún no sabemos, paraque negocio tan grande no se atribuya a otro autor sino a Dios), habiendo por unterrible e importuno temporal reconocido el Nuevo Mundo, dejó por paga del buen hospedaje a Cristóbal Colón la noticia de cosa tan grande. Así puso ser",etc. Hasta aquí es del Padre Maestro Acosta, sacado a la letra, donde muestrahaber hallado Su Paternidad en el Perú parte de nuestra relación, y aunque notoda, pero lo más esencial de ella.Este fue el primer principio y origen del descubrimiento del Nuevo Mundo,de la cual grandeza podía loarse la pequeña villa de Huelva, que tal hijo crió, decuya relación, certificado Cristóbal Colón, insistió tanto en su demanda, prometiendo cosas nunca vistas ni oídas, guardando como hombre prudente elsecreto de ellas, aunque debajo de confianza dio cuenta de ellas a algunas personas de mucha autoridad cerca de los Reyes Católicos, que te ayudaron asalir con su empresa, que si no fuera por esta noticia que Alonso Sánchez deHuelva le dio, no pudiera de sola su imaginación de cosmografía prometer tantoy tan certificado como prometió ni salir tan presto con la empresa deldescubrimiento, pues, según aquel autor, no tardó Colón más de sesenta y ochodías en el viaje hasta la isla de Guanatianico, con detenerse algunos días en laGomera a tomar refresco que, si no supiera por la relación de Alonso Sánchezqué rumbos había de tomar en un mar tan grande, era casi milagro haber ido alláen tan breve tiempo.

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9

Padre Joseph de Acosta: José de Acosta (¿1540?-1600), natural de Medina del Campo,misionero jesuita que mantuvo una larga residencia y labor catequizadora en el Perú. Su obramás importante es la

Historia natural y moral de las Indias

(crónica de 1589, editada por primera vez en Sevilla en 1590), que se ocupa del Perú incaico en los libros V y VI. Comotoda crónica que intenta describir la exótica realidad americana, trata del mundo naturalamericano, si bien en este caso, como la crónica de Fernández de Oviedo, destaca por suexhaustividad. Antes de los quince años de su publicación, ya había sido traducida a laslenguas más importantes de Europa.

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El relato sobre Alonso Sánchez de Huelva, conocido como el “Prenauta” o precursor deColón, es aún una leyenda discutible, al no tenerse más indicios que los relatos oralestransmitidos por el Inca Garcilaso y otros cronistas. No obstante, en 1762, José Ceballos,Comendador del convento de los Mercedarios Descalzos de Sevilla, en la censura a una obrasobre historia de Huelva, da como cierta la historia considerando la fuente del Inca Garcilasocomo original e irrefutable.24

Capítulo IV: La deducción del nombre Perú.

Pues hemos de tratar del Perú

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, será bien digamos aquí cómo se dedujoeste nombre, no lo teniendo los indios en su lenguaje; para lo cual es de saber que, habiendo descubierto la Mar del Sur Vasco Núñez de Balboa, caballeronatural de Jerez de Badajoz, año de mil y quinientos y trece, que fue el primer español que la descubrió y vio, y habiéndole dado los Reyes Católicos título deAdelantado de aquella mar con la conquista y gobierno de los reinos que por elladescubriese, en los pocos años que después de esta merced vivió (hasta que su propio suegro, el gobernador Pedro Arias de Ávila, en lugar de muchasmercedes que había merecido y se le debían por sus hazañas, le cortó la cabeza),tuvo este caballero cuidado de descubrir y saber qué tierra era y cómo sellamaba la que corre de Panamá adelante hacia el sur. Para este efecto hizo tres ocuatro navíos, los cuales, mientras él aderezaba las cosas necesarias para sudescubrimiento y conquista, enviaba cada uno de por sí en diversos tiempos delaño a descubrir aquella costa. Los navíos, habiendo hecho las diligencias que podían, volvían con la relación de muchas tierras que hay por aquella ribera.Un navío de éstos subió más que los otros y pasó la línea equinoccial a la parte del sur, y cerca de ella, navegando costa a costa, como se navegabaentonces por aquel viaje, vio un indio que a la boca de un río, de muchos que por toda aquella tierra entran en la mar, estaba pescando. Los españoles delnavío, con todo el recato posible, echaron en tierra, lejos de donde el indioestaba, cuatro españoles, grandes corredores y nadadores, para que no se lesfuese por tierra ni por agua. Hecha esta diligencia, pasaron con el navío por delante del indio, para que pusiese ojos en él y se descuidase de la celada que ledejaban armada. El indio, viendo en la mar una cosa tan extraña, nunca jamásvista en aquella costa, como era navegar un navío a todas velas, se admirógrandemente y quedó pasmado y abobado, imaginando qué pudiese ser aquelloque en la mar veía delante de sí. Y tanto se embebeció y enajenó en este pensamiento, que primero lo tuvieron abrazado los que le iban a prender que éllos sintiese llegar, y así lo llevaron al navío con mucha fiesta y regocijo de todosellos.

11

En su primera obra, la traducción de los

Diálogos de Amor

de León Hebreo (Madrid, 1590),el Inca usa la forma "Pirú". En sus anotaciones manuscritas a la

Historia

de Gómara, aparecenindistintamente las dos formas. En sus cartas al licenciado Juan Fernández Franco, del 20 demayo de 1593, Garcilaso escribe “Perú”; y por lo menos desde entonces se resuelvedefinitivamente por esa forma, por razones fonéticas y (en su concepto) etimológicas. Por lodemás, el presente capítulo de los

Comentarios

formaba parte inicialmente del borrador de

La Florida

. De allí lo extrajo Garcilaso en 1602, para incorporarlo a los

Comentarios Reales,

cuya redacción se hallaba muy avanzada y que consideró su lugar propio (

Fl

. Libro VI., cap.15).25

Los españoles, habiéndole acariciado porque perdiese el miedo que deverlos con barbas y en diferente traje que el suyo había cobrado, le preguntaron por señas y por palabras qué tierra era aquélla y cómo se llamaba. El indio, por los ademanes y meneas que con manos y rostro le hacían (como a un mudo),entendía que le preguntaban mas no entendía lo que le preguntaban y a lo queentendió qué era el preguntarle, respondió a prisa (antes que le hiciesen algúnmal) y nombró su propio nombre, diciendo Berú, y añadió otro y dijo Pelú.Quiso decir: "Si me preguntáis cómo me llamo, yo me digo Berú, y si me preguntáis dónde estaba, digo que estaba en el río". Porque es de saber que elnombre Pelú en el lenguaje de aquella provincia es nombre apelativo y significarío en común, como luego veremos en un autor grave. A otra semejante preguntarespondió el indio de nuestra historia de

La Florida

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con el nombre de su amo,diciendo Brezos y Bredos (Libro sexto, capítulo quince), donde yo había puestoeste paso a propósito del otro; de allí lo quité por ponerlo ahora en su lugar.Los cristianos entendieron conforme a su deseo, imaginando que el indioles había entendido y respondido a propósito, como si él y ellos hubieranhablado en castellano, y desde aquel tiempo, que fue el año de mil y quinientosy quince o diez y seis, llamaron Perú aquel riquísimo y grande Imperio,corrompiendo ambos nombres, como corrompen los españoles casi todos losvocablos que toman del lenguaje de los indios de aquella tierra, por que sitomaron el nombre del indio,

Berú

, trocaron la

b

por la

p

, y si el nombre

Pelú

,que significa río, trocaron la

l

por la

r

, y de la una manera o de la otra dijeronPerú. Otros, que presumen de más repulidos y son los más modernos, corrompendas letras y en sus historias dicen Pirú. Los historiadores más antiguos, como

12

Historia de la Florida: obra de Garcilaso publicada en Lisboa en marzo de 1605, másconocida como “La Florida del Inca”. Está compuesta de seis libros que relatan la trágicaexpedición a la península de la Florida (actual territorio de EE.UU.) emprendida por Hernando de Soto y otros capitanes españoles.26

son Pedro de Cieza de León

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y el contador Agustín de Zárate

14

y FranciscoLópez de Gómara y Diego Fernández, natural de Palencia

15

, y aun el muyreverendo Padre Fray Jerónimo Román, con ser de los modernos, todos lellaman Perú y no Pirú. Y como aquel paraje donde esto sucedió acertase a ser término de la tierra que los Reyes Incas tenían por aquella parte conquistada ysujeta a su Imperio, llamaron después Perú a todo lo que hay desde allí, que es el paraje de Quitu hasta los Charcas, que fue lo más principal que ellos señorearon,y son más de setecientas leguas de largo, aunque su Imperio pasaba hasta Chile,que son otras quinientas leguas más adelante y es otro muy rico y fertilísimoreino.

Capítulo V: Autoridades en confirmación del nombre Perú.

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Pedro Cieza de León (¿1518?-1554), fue autor del primer proyecto ambicioso de historia delPerú. Natural de Llerena, en 1535 pasó a América muy joven, ocupando una oscura plaza desoldado en Panamá, Cartagena y Popayán. Pasó al Perú con el pacificador La Gasca. Fuetestigo del período más agitado de guerras civiles entre los españoles y presenció la ejecuciónde los rebeldes Gonzalo Pizarro y Francisco de Carvajal. En el Cuzco recogió los testimoniosdirectos de los quipucamayos y nobles incas sobre el Imperio. Ya en Lima fue nombradocronista de Indias y puso término a su extensa y autorizada crónica (1550). Volvió entonces aEspaña; en Toledo presentó al príncipe Felipe un ejemplar manuscrito de su obra, y en Sevillareposó de sus andanzas hasta que le sorprendió la muerte. Por la amplitud de susinformaciones, la seriedad de sus juicios, y el casticismo de su estilo, se le ha llamadoPríncipe de los Cronistas. Su obra,

Crónica del Perú

, consta de cuatro partes: la primera es ladescripción general del país, conocida como la

Primera Parte de la Crónica del Perú

, laúnica publicada en vida del autor (1553), y es la que cita el inca Garcilaso de la Vega en sus

Comentarios

. Las otras partes (Segunda parte o sobre el Señorío de los Incas; Tercera parte osobre el Descubrimiento y Conquista del Perú; y Cuarta parte o sobre las guerra civiles entreconquistadores -dividida ésta a su vez en tres libros: la guerra de Las Salinas, la de Chupas yla de Quito-), no se publicaron sino siglos después de su muerte.

14

Agustín de Zárate (1514-¿1560?), natural de Valladolid. Fue funcionario real; nombradocontador de la real hacienda, pasó a América en la nave que trasladó al virrey Blasco NúñezVela, a quien siguió al Perú. Fue designado por la audiencia de Lima como negociador en elconflicto mantenido por los encomenderos, encabezados por Gonzalo Pizarro, y el virrey. Nosolo cumplió dicho encargo sino que se prestó a ser portador de las cartas que el rebelde envióa la Audiencia exigiendo que se le reconociera como Gobernador del Perú. Por eso se ganó laconfianza de Pizarro. En 1545 retornó a España, donde fue acusado de traición; estuvo en prisión hasta el año 1553, cuando se le retiraron los cargos. A pesar de ello, o precisamente por ello, fue el autor de la

Historia del descubrimiento y conquista del Perú

(Amberes, 1555),la obra que describe con mayor fidelidad y detalle los hechos de las guerras civiles entre losconquistadores en Perú. Su valor es tal, que según Raúl Porras Barrenechea, su “pérdidahubiera oscurecido la historia peruana.”

15

Diego Fernández, apodado "El Palentino". Soldado que luchó contra Hernández Girón ehistoriador que escribió la

Primera y segunda parte de la Historia del Perú

(1571). Obra queGarcilaso cita con profusión en la Segunda parte de sus Comentarios, aunque la contradice enreiteradas ocasiones.27

Este es el principio y origen del nombre Perú, tan famoso en el mundo, ycon razón famoso, pues a todo él ha llenado de oro y plata, de perlas y piedras preciosas. Y por haber sido así impuesto acaso, los indios naturales del Perú,aunque ha setenta y dos años que se conquistó, no toman este nombre en la boca, como nombre nunca por ellos impuesto, y aunque por la comunicación delos españoles entienden ya lo que quiere decir, ellos no usan de él porque en sulenguaje no tuvieron nombre genérico para nombrar en junto los reinos y provincias que sus Reyes naturales señorearon, como decir España, Italia oFrancia, que contiene[n] en si muchas provincias. Supieron nombrar cada provincia por su propio nombre, como se verá largamente en el discurso de lahistoria, empero nombre propio que significase todo el reino junto no lotuvieron, llamábanle

Tauantinsuyu

, que quiere decir: las cuatro partes delmundo.El nombre Berú, como se ha visto, fue nombre propio de un indio y esnombre de los que usaban entre los indios yungas de los llanos y costa de la mar,y no en los de la sierra ni del general lenguaje, que, como en España haynombres y apellidos que ellos mismo dicen de qué provincia son, así los habíaentre los indios del Perú. Que haya sido nombre impuesto por los españoles yque no lo tenían los indios en su lenguaje común, lo da a entender Pedro deCieza de León en tres partes. En el capítulo tercero, hablando de la isla llamadaGorgona dice: "Aquí estuvo el Marqués Don Francisco Pizarro con trececristianos españoles, compañeros suyos, que fueron los descubridores de estatierra que llamamos Perú", etc. En el capítulo trece dice: "Por lo cual seránecesario que desde el Quitu, que es donde verdaderamente comienza lo quellamamos Perú", etc. Capítulo diez y ocho dice: "Por las relaciones que losindios del Cuzco nos dan, se colige que había antiguamente gran desorden entodas las provincias de este reino que nosotros llamamos Perú", etc. Decirlotantas veces por este mismo término

llamamos

es dar a entender que losespañoles se lo llaman, porque lo dice hablando con ellos, y que los indios notenían tal dicción en su general lenguaje, de lo cual yo, como indio Inca, doy fede ello.Lo mismo y mucho más dice el Padre Maestro Acosta en el Libro primerode la

Historia Natural de

[

las

]

Indias

, capítulo trece, donde, hablando en elmismo propósito, dice: "Ha sido costumbre muy ordinaria en estosdescubrimientos del Nuevo Mundo poner nombres a las tierras y puertos de laocasión que se les ofrecía, y así se entiende haber pasado en nombrar a estereino Pirú. Acá es opinión que de un río en que a los principios dieron losespañoles, llamado por los naturales Pirú, intitularon toda esta tierra Perú; y esargumento de esto, que los indios naturales del Pirú ni usan ni saben tal nombrede su tierra", etc. Bastará la autoridad de tal varón para confundir las novedadesque después acá se han inventado sobre este nombre, que adelante tocaremosalgunas. Y porque el río que los españoles llaman Perú está en el mismo paraje ymuy cerca de la equinoccial, osaría afirmar que el hecho de prender al indio

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hubiese sido en él, y que también el río como la tierra hubiese participado delnombre propio del indio Berú, o que el nombre Pelú apelativo, que era común detodos los ríos, se le convirtiese en nombre propio particular con el cual lenombran después acá los españoles, dándoselo en particular a él solo, diciendoel río Perú.Francisco López de Gómara, en su

Historia General de las Indias

,hablando del descubrimiento de Yucatán, capítulo cincuenta y dos, pone dosdeducciones de nombres muy semejantes a la que hemos dicho del Perú, y por serle tanto los saqué aquí como él lo dice, que es lo que sigue: "Partióse, pues,Francisco Hernández de Córdoba, y, con tiempo que no le dejó ir a otro cabo ocon voluntad que llevaba a descubrir, fue a dar consigo en tierra no sabida nihollada de los nuestros, do hay unas salinas en una punta que llamó de lasMujeres, por haber allí torres de piedras con gradas y capillas cubiertas demadera y paja, en que por gentil orden estaban puestos muchos ídolos que parecían mujeres. Maravilláronse los españoles de ver edificio de piedra, quehasta entonces no se había visto, y que la gente vistiese tan rica y lucidamente,que tenían camisetas y mantas de algodón blancas y de colores, plumajes,zarcillos, bronchas y joyas de oro y plata, y las mujeres cubiertas pecho ycabeza. No paró allí, sino fuése a otra punta que llamó de Cotoche, dondeandaban unos pescadores que de miedo o espanto se retiraron en tierra y querespondían

cotohe

,

cotohe

, que quiere decir casa, pensando que les preguntaban por el lugar para ir allá. De aquí se le quedó este nombre al cabo de aquellatierra. Un poco más adelante hallaron ciertos hombres que, preguntados cómo sellamaba un gran pueblo cerca, dijeron

tectetán

,

tectetán

, que vale por no teentiendo. Pensaron los españoles que se llamaba así, y corrompiendo el vocablollamaron siempre Yucatán, y nunca se le caerá tal nombradía.” Hasta aquí es deFrancisco López de Gómara, sacado a la letra, de manera que en otras muchas partes de las Indias ha acaecido lo que en el Perú, que han dado por nombres alas tierras que descubrían los primeros vocablos que oían a los indios cuando leshablaban y preguntaban por los nombres de las tales tierras, no entendiendo lasignificación de los vocablos, sino imaginando que el indio respondía a propósito de lo que le preguntaban, como si todos hablaran un mismo lenguaje.Y este yerro hubo en otras muchas cosas de aquel Nuevo Mundo, y en particular en nuestro Imperio del Perú, como se podrá notar en muchos pasos de lahistoria.

Capítulo VI: Lo que dice un autor acerca del nombre Perú.

Sin lo que Pedro de Cieza y el Padre Joseph de Acosta y Gómara dicenacerca del nombre Perú, se me ofrece la autoridad de otro insigne varón,

29

religioso de la Santa Compañía de Jesús, llamado el Padre Blas Valera

16

, queescribía la historia de aquel Imperio en elegantísimo latín, y pudiera escribirla enmuchas lenguas, porque tuvo don de ellas; mas por la desdicha de aquella mitierra, que no mereció que su república quedara escrita de tal mano, se perdieronsus papeles en la ruina y saco de Cádiz, que los ingleses hicieron año de mil yquinientos y noventa y seis, y él murió poco después. Yo hube del saco lasreliquias que de sus papeles quedaron, para mayor dolor y lástima de los que se perdieron, que se sacan por los que se hallaron: quedaron tan destrozados quefalta lo más y mejor; hízome merced de ellos el Padre Maestro PedroMaldonado de Saavedra, natural de Sevilla, de la misma religión, que en esteaño de mil y seiscientos lee Escritura en esta ciudad de Córdoba. El PadreValera, en la denominación del nombre Perú, dice en su galano latín lo que sesigue, que yo como indio traduje en mi tosco romance: "El Reino del Perú,ilustre y famoso y muy grande, donde hay mucha cantidad de oro y plata y otrosmetales ricos, de cuya abundancia nació el refrán que, para decir que un hombrees rico, dicen posee el Perú. Este nombre fue nuevamente impuesto por losespañoles a aquel Imperio de los Incas, nombre puesto acaso y no propio, y por tanto de los indios no conocido, antes, por ser bárbaro, tan aborrecido queninguno de ellos lo quiere usar; solamente lo usan los españoles. La nuevaimposición de él no significa riquezas ni otra cosa grande, y como la imposicióndel vocablo fue nueva, así también lo fue la significación de las riquezas, porque

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El Padre Blas Valera fue hijo del capitán español Luis Valera y de doña Francisca Pérez. Nació en Chachapoyas, en el año 1545. Realizó sus primeros estudios en Trujillo y los prosiguió en Lima. Ingresó como novicio en la Compañía de Jesús en 1568 y fue posteriormente ordenado en el Cuzco en 1574. Dados sus conocimientos de quechua, participó en las misiones que los jesuitas habían establecido en Huarochirí, importante centro prehispánico de culto. Valera era un caso especial en aquellos tiempos: era un mestizo bilingüe y letrado de primera generación. Se le encargó la compilación de noticias sobre lacivilización prehispánica, pero las sospechas que levantaron sus simpatías hacia la culturainca hicieron que la Compañía cerrara el acceso de mestizos en la orden y supusieron unaopinión negativa de él. Tomó parte activa en el III Concilio Limense de 1583, y se ocupó de latraducción, del castellano al quechua, de catecismos, confesionarios y otros textos para losevangelizadores de indios. Por otra parte, existen evidencias de que Valera fue acusado deherejía al incluir ciertos comentarios favorables al incanato y que, consecuentemente, fueencerrado por los mismos jesuitas por un período breve. Hacia 1590, viajó a Europa para preparar la impresión de sus obras. Estuvo en Cádiz cuando esta ciudad fue saqueada por losingleses en 1596, hecho relacionado con la pérdida de muchos de sus escritos, entre los que seencontraba una "

Historia de los Incas

", titulada

Historia Occidentalis,

de cinco tomos, de lacual sólo se conservaron unos fragmentos. Se sabe que éstos, luego de la supuesta muerte deValera en 1597, fueron entregados al Inca Garcilaso de la Vega por el Padre Pedro Maldonadode Saavedra en 1600, tal como lo declara el mismo inca historiador en sus

Comentarios Reales

. Aparte de su

Historia de los incas,

se le atribuyen las apuntaciones del llamado“jesuita anónimo” sobre las

Costumbres antiguas del Perú,

que Marcos Jiménez de la Espadaincluyó en sus “tres relaciones de antigüedades peruanas”. Y la autoría de un perdido

Vocabulario quechua

, que parece haber sido empleada como la fuente por algunos escritoresde aquella época, pues, más que un glosario, es posible que fuera una compilación de noticias.30

procedieron de la felicidad de los sucesos. Este nombre Pelú, entre los indios bárbaros que habitan entre Panamá y Huayaquil es nombre apelativo quesignifica río. También es nombre propio de cierta isla que se llama Pelua o Peru.Pues como los primeros conquistadores españoles, navegando desde Panamá,llegasen a aquellos lugares primero que a otros, les agradó tanto aquel nombrePerú o Pelua, que, como si significara alguna cosa grande y señalada, loabrazaron para nombrar con él cualquiera otra cosa que hallasen, como lohicieron en llamar Perú a todo el Imperio de los Incas. Muchos hubo que no seagradaron del nombre Perú, y por ende le llamaron la Nueva Castilla. Estos dosnombres impusieron a aquel gran reino, y los usan de ordinario los escribanosreales y notarios eclesiásticos, aunque en Europa y en otros reinos anteponen elnombre Perú al otro. También afirman muchos que se dedujo de este nombre

pirua

, que es vocablo del Cozco de los Quechuas, significa orón en queencierran los frutos. La sentencia de éstos apruebo de muy buena gana, porqueen aquel reino tienen los indios gran número de orones para guardar suscosechas. Por esta causa fue a los españoles fácil usar de aquel nombre ajeno ydecir Pirú, quitándole la última vocal y pasando el acento a la última sílaba. Estenombre, dos veces apelativo, pusieron los primeros conquistadores por nombre propio al Imperio que conquistaron; yo usaré de él sin ninguna diferencia,diciendo Perú y Pirú. La introducción de este vocablo nuevo no se deberepudiar, por decir que lo usaron falsamente y sin acuerdo, que los españoles nohallaron otro nombre genérico y propio que imponer a toda aquella región, porque antes del reinado de los Incas cada provincia tenía su propio nombre,como Charca, Colla, Cozco, Rímac, Quitu y otras muchas, sin atención nirespeto a las otras regiones; mas después que los Incas sojuzgaron todo aquelreino a su Imperio, le fueron llamando conforme al orden de las conquistas y alsujetarse y rendirse los vasallos, y al cabo le llamaron Tahuantinsuyu, esto es,las cuatro partes del Reino, o

Incap Runam

que es vasallos del Inca. Losespañoles, advirtiendo la variedad y confusión de estos nombres, le llamaron prudente y discretamente Perú o la Nueva Castilla". Etc. Hasta [a]quí es delPadre Blas Valera, el cual también, como el Padre Acosta, dice haber sidonombre impuesto por los españoles y que no lo tenían los indios en sulenguaje

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.Declarando yo lo que el Padre Blas Valera dice, digo que es más verosímilque la imposición del nombre Perú naciese del nombre propio Berú o delapelativo Pelú, que en el lenguaje de aquella provincia significa río, que no delnombre Pirua, que significa orón, porque, como se ha dicho, lo impusieron los

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Don Manuel González de La Rosa, historiador peruano (1841-1912), llegó a sostener la peregrina teoría de que el Inca Garcilaso compuso íntegramente su obra plagiando los escritosdel Padre Blas Valera. En defensa del Inca historiador salió el distinguido polígrafo peruano,Dr. José de la Riva Agüero y Osma, desbaratando cada uno de los argumentos de dichaaseveración.31

de Vasco Núñez de Balboa, que no entraron la tierra adentro para tener noticiadel nombre Pirua, y no los conquistadores del Perú, porque quince años antesque ellos fueran a la conquista llamaban Perú los españoles que vivían enPanamá a toda aquella tierra que corre desde la equinoccial al mediodía, lo cualtambién lo certifica Francisco López de Gómara en la

Historia de las Indias

,capítulo ciento y diez, donde dice estas palabras: "Algunos dicen que Balboatuvo relación de cómo aquella tierra del Perú tenía oro y esmeraldas; sea así o nosea, es cierto que había en Panamá gran fama del Perú cuando Pizarra yAlmagro armaron para ir allá". Etc. Hasta aquí es de Gómara, de donde constaclaro que la imposición del nombre Perú fue mucho antes que la ida de losconquistadores que ganaron aquel Imperio.

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Capítulo VII: De otras deducciones de nombres nuevos.

Porque la deducción del nombre Perú no quede sola, digamos de otrassemejantes que se hicieron antes y después de ésta, que, aunque las anticipemos,no estará mal que estén dichas para cuando lleguemos a sus lugares. Y sea la primera la de Puerto Viejo, porque fue cerca de donde se hizo la del Perú. Paralo cual es de saber que desde Panamá a la Ciudad de los Reyes se navegaba congrande trabajo, por las muchas corrientes de la mar y por el viento sur que corresiempre en aquella costa, por lo cual los navíos, en aquel viaje, eran forzados asalir del puerto con un bordo de treinta o cuarenta leguas a la mar y volver conotro a tierra, y de esta manera iban subiendo la costa arriba, navegando siemprea la bolina. Y acaecía muchas veces, cuando el navío no era buen velero de la bolina, caer más atrás de donde había salido, hasta que Francisco Drac, inglés,

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Sobre el nombre del Perú, ha escrito Raúl Porras Barrenechea: "No puede ser derivado de la palabra quechua

pirua

, que significa orón o troje, o sea depósito de semillas, como propone el padre Blas Valera, ni del nombre del primer inca Pirua Pacaric Manco, el portador de lassemillas, como sostuvo Montesinos, porque el nombre de Perú se aplicó desde 1527, antes dehallarse pueblos de habla quechua e influencia incaica; tampoco puede ser derivado delnombre de Piura, lugar que sólo fue alcanzado por los descubridores en 1528; menos probabilidades tiene la proposición garcilasista, de ser una palabra de la lengua hablada por los indios de Panamá a Guayaquil, en la que la voz Pelu sería sinónima de río, porque noexisten ríos con ese nombre o desinencia en este litoral; y carece, por último, de toda seriedad,la disparatada afirmación del clérigo Montesinos de que Pirú proviene del hebreo y bíblicoOphir. El nombre del Perú no significa, pues, ni río, ni valle, ni orón o troje, y mucho menoses derivación de Ophir. No es palabra quechua ni caribe, sino indohispana o mestiza. No tieneexplicación en lengua castellana, ni tampoco en la antillana, ni en la lengua general de losincas, como lo atestiguan el Inca Garcilaso de la Vega y su propia fonética enfática, que llevauna entraña india invadida por la sonoridad castellana. Y, aunque no tenga traducción en losvocabularios de las lenguas indígenas ni en los léxicos españoles, tiene el más rico contenidohistórico y espiritual. Es anuncio de leyenda y de riqueza, es fruto mestizo brotado de la tierray de la aventura, y, geográficamente, significa tierras que demoran al sur. Es la síntesis detodas las leyendas de la riqueza austral" (

El Nombre del Perú

).32

entrando por el Estrecho de Magallanes, año de mil y quinientos y setenta ynueve, enseñó mejor manera de navegar, alargándose con los bordos doscientasy trescientas leguas la mar adentro, lo cual antes no osaban hacer los pilotos, porque sin saber de qué ni de quién, sino de sus imaginaciones, estaban persuadidos y temerosos que, apartados de tierras cien leguas, había en la mar grandísimas calmas, y por no caer en ellas no osaban engolfarse mar adentro, por el cual miedo se hubiera de perder nuestro navío cuando yo vine a España, porque con una brisa decayó hasta la isla llamada Gorgona, donde temimos perecer sin poder salir de aquel mal seno. Navegando, pues, un navío, de lamanera que hemos dicho, a los principios de la conquista del Perú, y habiendosalido de aquel puerto a la mar con los bordos seis o siete veces, y volviendosiempre al mismo puerto porque no podía arribar en su navegación, uno de losque en él iban, enfadado de que no pasasen adelante, dijo: "Ya este puerto esviejo para nosotros", y de aquí se llamó Puerto Viejo. Y la Punta de Santa Elenaque está cerca de aquel puerto se nombró así porque la vieron en su día.Otra imposición de nombre pasó mucho antes que las que hemos dicho,semejante a ellas. Y fue que el año de mil y quinientos, navegando un navío queno se sabe cuyo era, si de Vicente Yáñez Pinzón o de Juan de Solís, doscapitanes venturosos en descubrir nuevas tierras, yendo el navío en demanda denuevas regiones (que entonces no entendían los españoles en otra cosa), ydeseando hallar tierra firme, porque la que hasta allí habían descubierto erantodas islas que hoy llaman de Barlovento, un marinero que iba en la gavia,habiendo visto el cerro alto llamado Capira, que está sobre la ciudad del Nombrede Dios, dijo (pidiendo albricias a los del navío): "En nombre de Dios sea,compañeros, que veo tierra firme", y así se llamó después Nombre de Dios laciudad que allí se fundó, y Tierra Firme su costa, y no llaman Tierra Firme a otraalguna, aunque lo sea, sino a aquel sitio del Nombre de Dios, y se le ha quedado por nombre propio. Diez años después llamaron Castilla de Oro a aquella provincia, por el mucho oro que en ella hallaron y por un castillo que en ellahizo Diego de Nicuesa, año de mil quinientos y diez.La isla que ha por nombre la Trinidad, que está en el Mar Dulce, se llamóasí porque la descubrieron día de la Santísima Trinidad. La ciudad de Cartagenallamaron así por su buen puerto, que, por semejarse mucho al de Cartagena deEspaña, dijeron los que primero lo vieron: "Este puerto es tan bueno como el deCartagena". La isla Serrana, que está en el viaje de Cartagena a La Habana, sellamó así por un español llamado Pedro Serrano, cuyo navío se perdió cerca deella, y él solo escapó nadando, que era grandísimo nadador, y llegó [a] aquellaisla, que es despoblada, inhabitable, sin agua ni leña, donde vivió siete años conindustria y buena maña que tuvo para tener leña y agua y sacar fuego (es un casohistorial de grande admiración, quizá lo diremos en otra parte), de cuyo nombrellamaron la Serrana aquella isla y Serranilla a otra que está cerca de ella, por diferenciar la una de la otra.

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La ciudad de Santo Domingo, por quien toda la isla se llamó del mismonombre, se fundó y nombró como lo dice Gómara, capítulo treinta y cinco, por estas palabras que son sacadas a la letra: "El pueblo más ennoblecido es SantoDomingo, que fundó Bartolomé Colón a la ribera del río Ozama. Pósale aquelnombre porque llegó allí un domingo, fiesta de Santo Domingo, y porque su padre se llamaba Domingo. Así que concurrieron tres causas para llamarlo así",etc. Hasta aquí es de Gómara. Semejantemente son impuestos todos los másnombres de puertos famosos y ríos grandes y provincias y reinos que en el Nuevo Mundo se han descubierto, poniéndoles el nombre del santo o santa encuyo día se descubrieron o el nombre del capitán, soldado, piloto o marinero quelo descubrió, como dijimos algo de esto en la historia de la Florida, cuandotratamos de la descripción de ella y de los que a ella han ido; y en el Libro sexto,después del capítulo quince, a propósito de lo que allí se cuenta, había puestoestas deducciones de nombres juntamente con la del nombre Perú, temiendo mefaltara la vida antes de llegar aquí. Mas pues Dios por su misericordia la haalargado, me pareció quitarlas de allí y ponerlas en su lugar. Lo que ahora temoes no me las haya hurtado algún historiador, porque aquel libro, por miocupación, fue sin mi a pedir su calificación, y sé que anduvo por muchasmanos. Y sin esto me han preguntado muchos si sabía la deducción del nombrePerú, y, aunque he querido guardarla, no me ha sido posible negarla a algunosseñores míos.

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Capítulo VIII: La descripción del Perú.

Los cuatro términos que el Imperio de los Incas tenía cuando los españolesentraron en él son los siguientes. Al norte llegaba hasta el río Ancasmayu, quecorre entre los confines de Quitu y Pasto; quiere decir, en la lengua general delPerú, río azul; está debajo de la línea equinoccial, casi perpendicularmente. Almediodía tenía por término al río llamado Maulli

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, que corre leste hueste

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pasado el reino de Chile

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, antes de llegar a los araucos, el cual está más decuarenta grados de la equinoccial al sur. Entre estos dos ríos ponen poco menosde mil y trescientas leguas de largo por tierra. Lo que llaman Perú tienesetecientas y cincuenta leguas de largo por tierra desde el río Ancasmayu hastalos Chichas, que es la última provincia de los Charcas, norte sur; y lo que llaman

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Uno de esos amigos fue el humanista Bernardo de Aldrete, en cuya obra

Del Origen y Principio de la lengua castellana o romance que oi se usa en España

, Roma 1606, aparece lasiguiente anotación (Libro III, cap. XIII, folio 356 margen), al referirse al nombre Perú: “Assilo refiere Garcilaso Inca en sus commentarios que aun no están impresos, que por hazermegracia me ha comunicado”.

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Maulli: Maule.

21

Leste hueste: del este al oeste.

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A lo largo de su obra, Garcilaso utiliza indistintamente el vocablo indígena Chili y el españolChile.34

reino de Chile contiene cerca de quinientas y cincuenta leguas, también nortesur, contando desde lo último de la provincia de los Chichas hasta el río Maulli.Al levante tiene por término aquella nunca jamás pisada de hombres ni deanimales ni de aves, inaccesible cordillera de nieves que corre desde SantaMarta hasta el Estrecho de Magallanes, que los indios llaman Ritisuyu, que es banda de nieves

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. Al poniente confina con la Mar del sur, que corre por toda sucosta de largo a largo; empieza el término del Imperio por la costa desde el cabode Pasau, por do pasa la línea equinoccial, hasta el dicho río Maulli, que tambiénentra en la Mar del sur. Del levante al poniente es angosto todo aquel reino. Por lo más ancho, que es atravesando desde la provincia de Muyupampa

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por losChachapuyas

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hasta la ciudad de Trujillo, que está a la costa de la mar, tieneciento y veinte leguas de ancho, y por lo más angosto, que es desde el puerto deArica a la provincia llamada Llaricassa

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, tiene setenta leguas de ancho. Estosson los cuatro términos de lo que señorearon los Reyes Incas, cuya historia pretendemos escribir mediante el favor divino.Será bien, antes que pasemos adelante, digamos aquí el suceso de PedroSerrano que atrás propusimos, porque no esté lejos de su lugar y también porqueeste capítulo no sea tan corto. Pedro Serrano salió a nado a aquella isla desiertaque antes de él no tenía nombre, la cual, como él decía, tenía dos leguas encontorno; casi lo mismo dice la carta de marear, porque pinta tres islas muy pequeñas, con muchos bajíos a la redonda, y la misma figura le da a la quellaman Serranilla, que son cinco isletas pequeñas con muchos más bajíos que laSerrana, y en todo aquel paraje los hay, por lo cual huyen los navíos de ellos, por caer en peligro.A Pedro Serrano le cupo en suerte perderse en ellos y llegar nadando a laisla, donde se halló desconsoladísimo, porque no halló en ella agua ni leña niaun yerba que poder pacer, ni otra cosa alguna con que entretener la vidamientras pasase algún navío que de allí lo sacase, para que no pereciese dehambre y de sed, que le parecían muerte más cruel que haber muerto ahogado, porque es más breve. Así pasó la primera noche llorando su desventura, tanafligido como se puede imaginar que estaría un hombre puesto en tal extremo.Luego que amaneció, volvió a pasear la isla; halló algún marisco que salía de lamar, como son cangrejos, camarones y otras sabandijas, de las cuales cogió lasque pudo y se las comió crudas porque no había candela donde asarlas ococerlas. Así se entretuvo hasta que vió salir tortugas; viéndolas lejos de la mar,

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En el Libro III, caps. 7 y 14, eI Inca Garcilaso vuelve a hablar de la cordillera como "la grancordillera y sierra nevada de los Antis". En el Libro II, cap. 11, al hablar de Antisuyu comouna de las cuatro regiones del Imperio de los Incas, dice: "por la cual llaman también Anti atoda aquella gran cordillera de sierra nevada que pasa al oriente del Perú, por dar a entender que está al oriente". Es su explicación para el nombre de "Andes" de la gran cadena demontañas de América del Sur.

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Muyupampa: Moyabamba.

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Chachapuyas: Chachapoyas.

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Llaricassa: Larecaja.35

arremetió con una de ellas y la volvió de espaldas; lo mismo hizo de todas lasque pudo, que para volverse a enderezar son torpes, y sacando un cuchillo quede ordinario solía traer en la cinta, que fue el medio para escapar de la muerte,degolló y bebió la sangre en lugar de agua; lo mismo hizo de las demás; la carne puso al sol para comerla hecha tasajos y para desembarazar las conchas, paracoger agua en ellas de la llovediza, porque toda aquella región, como es notorio,es muy lluviosa. De esta manera se sustentó los primeros días con matar todaslar tortugas que podía, y algunas había tan grandes y mayores que las mayoresadargas, y otras como rodelas y como broqueles, de manera que las había detodos tamaños. Con las muy grandes no se podía valer para volverlas deespaldas porque le vencían de fuerzas, y aunque subía sobre ellas para cansarlasy sujetarlas, no le aprovechaba nada, porque con él a cuestas se iban a la mar, demanera que la experiencia le decía a cuáles tortugas había de acometer y acuáles se había de rendir. En las conchas recogió mucha agua, porque algunashabía que cabían a dos arrobas y de allí abajo.Viéndose Pedro Serrano con bastante recaudo para comer y beber, le pareció que si pudiese sacar fuego para siquiera asar la comida, y para hacer ahumadas cuando viese pasar algún navío, que no le faltaría nada. Con estaimaginación, como hombre que había andado por la mar, que cierto los tales encualquier trabajo hacen mucha ventaja a los demás, dio en buscar un par deguijarros que le sirviesen de pedernal, porque del cuchillo pensaba hacer eslabón, para lo cual, no hallándolos en la isla porque toda ella estaba cubiertade arena muerta, entraba en la mar nadando y se zambullía y en el suelo, congran diligencia, buscaba ya en unas partes, ya en otras lo que pretendía, y tanto porfió en su trabajo que halló guijarros y sacó los que pudo, y de ellos escogiólos mejores, y quebrando los unos con los otros, para que tuviesen esquinasdonde dar con el cuchillo, tentó su artificio y, viendo que sacaba fuego, hizohilas de un pedazo de la camisa, muy desmenuzadas, que parecían algodóncarmenado, que le sirvieron de yesca, y, con su industria y buena maña,habiéndolo porfiado muchas veces, sacó fuego. Cuando se vio con él, se dio por bienandante, y, para sustentarlo, recogió las horruras que la mar echaba en tierra,y por horas las recogía, donde hallaba mucha yerba que llaman ovas marinas ymadera de navíos que por la mar se perdían y conchas y huesos de pescados yotras cosas con que alimentaba el fuego. Y para que los aguaceros no se loapagasen, hizo una choza de las mayores conchas que tenía de las tortugas quehabía muerto, y con grandísima vigilancia cebaba el fuego por que no se le fuesede las manos.Dentro de dos meses, y aun antes, se vio como nació, porque con lasmuchas aguas, calor y humedad de la región, se le pudrió la poca ropa que tenía.El sol, con su gran calor, le fatigaba mucho, porque ni tenía ropa con quedefenderse ni había sombra a que ponerse; cuando se veía muy fatigado seentraba en el agua para cubrirse con ella. Con este trabajo y cuidado vivió tresaños, y en este tiempo vio pasar algunos navíos, mas aunque él hacía su

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ahumada, que en la mar es señal de gente perdida, no echaban de ver en ella, o por el temor de los bajíos no osaban llegar donde él estaba y se pasaban delargo, de lo cual Pedro Serrano quedaba tan desconsolado que tomara por partido el morirse y acabar ya. Con las inclemencias del cielo le creció el vellode todo el cuerpo tan excesivamente que parecía pellejo de animal, y nocualquiera, sino el de un jabalí; el cabello y la barba le pasaba de la cinta.Al cabo de los tres años, una tarde, sin pensarlo, vio Pedro Serrano unhombre en su isla, que la noche antes se había perdido en los bajíos de ella y sehabía sustentado en una tabla del navío y, como luego que amaneció viese elhumo del fuego de Pedro Serrano, sospechando lo que fue, se había ido a él,ayudado de la tabla y de su buen nadar. Cuando se vieron ambos, no se puedecertificar cuál quedó más asombrado de cuál. Serrano imaginó que era eldemonio que venía en figura de hombre para tentarle en alguna desesperación.El huésped entendió que Serrano era el demonio en su propia figura, según lovio cubierto de cabellos, barbas y pelaje. Cada uno huyó del otro, y PedroSerrano fue diciendo: "¡Jesús, Jesús, líbrame, Señor, del demonio!" Oyendo estose aseguró el otro, y volviendo a él, le dijo: "No huyáis hermano de mí, que soycristiano como vos", y para que se certificase, porque todavía huía, dijo a vocesel Credo, lo cual oído por Pedro Serrano, volvió a él, y se abrazaron congrandísima ternura y muchas lágrimas y gemidos, viéndose ambos en una mismadesventura, sin esperanza de salir de ella.Cada uno de ellos brevemente contó al otro su vida pasada. Pedro Serrano,sospechando la necesidad del huésped, le dio de comer y de beber de lo quetenía, con que quedó algún tanto consolado, y hablaron de nuevo en sudesventura. Acomodaron su vida como mejor supieron, repartiendo las horas deldía y de la noche en sus menesteres de buscar mariscos para comer y ovas y leñay huesos de pescado y cualquiera otra cosa que la mar echase para sustentar elfuego, y sobre todo la perpetua vigilia que sobre él habían de tener, velando por horas, por que no se les apagase. Así vivieron algunos días, mas no pasaronmuchos que no riñeron, y de manera que apartaron rancho, que no faltó sinollegar a las manos (por que se vea cuán grande es la miseria de nuestras pasiones). La causa de la pendencia fue decir el uno al otro que no cuidaba comoconvenía de lo que era menester; y este enojo y las palabras que con él se dijeronlos descompusieron y apartaron. Mas ellos mismos, cayendo en su disparate, se pidieron perdón y se hicieron amigos y volvieron a su compañía, y en ellavivieron otros cuatro años. En este tiempo vieron pasar algunos navíos y hacíansus ahumadas, mas no les aprovechaba, de que ellos quedaban tandesconsolados que no les faltaba sino morir.Al cabo de este largo tiempo, acertó a pasar un navío tan cerca de ellos quevio la ahumada y les echó el batel para recogerlos. Pedro Serrano y sucompañero, que se había puesto de su mismo pelaje, viendo el batel cerca, por que los marineros que iban por ellos no entendiesen que eran demonios yhuyesen de ellos, dieron en decir el Credo y llamar el nombre de Nuestro

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Redentor a voces, y valióles el aviso, que de otra manera sin duda huyeran losmarineros, porque no tenían figura de hombres humanos. Así los llevaron alnavío, donde admiraron a cuantos los vieron y oyeron sus trabajos pasados. Elcompañero murió en la mar viniendo a España. Pedro Serrano llegó acá y pasó aAlemania, donde el Emperador estaba entonces: llevó su pelaje como lo traía, para que fuese prueba de su naufragio y de lo que en él había pasado. Por todoslos pueblos que pasaba a la ida (si quisiera mostrarse) ganara muchos dineros.Algunos señores y caballeros principales, que gustaron de ver su figura, ledieron ayudas de costa para el camino, y la Majestad Imperial, habiéndolo vistoy oído, le hizo merced de cuatro mil pesos de renta, que son cuatro mil yochocientos ducados en el Perú. Yendo a gozarlos, murió en Panamá, que nollegó a verlos.Todo este cuento, como se ha dicho, contaba un caballero que se decíaGarci Sánchez de Figueroa, a quien yo se lo oí, que conoció a Pedro Serrano ycertificaba que se lo había oído a él mismo, y que después de haber visto alEmperador se había quitado el cabello y la barba y dejádola poco más corta quehasta la cinta, y para dormir de noche se la entrenzaba, porque, noentrenzándola, se tendía por toda la cama y le estorbaba el sueño.

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Capítulo IX: La idolatría y los dioses que adoraban antes de losIncas.

Para que se entienda mejor la idolatría, vida y costumbres de los indios delPerú, será necesario dividamos aquellos siglos en dos edades: diremos cómovivían antes de los Incas y luego diremos cómo gobernaron aquellos Reyes, paraque no se confunda lo uno con lo otro ni se atribuyan las costumbres ni losdioses de los unos a los otros. Para lo cual es de saber que en aquella primeraedad y antigua gentilidad unos indios había pocos mejores que bestias mansas yotros mucho peores que fieras bravas. Y principiando de sus dioses, decimos quelos tuvieron conforme a las demás simplicidades y torpezas que usaron, así en lamuchedumbre de ellos como en la vileza y bajeza de las cosas que adoraban, porque es así que cada provincia, cada nación, cada pueblo, cada barrio, cadalinaje y cada casa tenía dioses diferentes unos de otros, porque les parecía que eldios ajeno, ocupado con otro, no podía ayudarles, sino el suyo propio. Y asívinieron a tener tanta variedad de dioses y tantos que fueron sin número, y porque no supieron, como los gentiles romanos, hacer dioses imaginados comola Esperanza, la Victoria, la Paz y otros semejantes, porque no levantaron los pensamientos a cosas invisibles, adoraban lo que veían, unos a diferencia deotros, sin consideración de las cosas que adoraban, si merecían ser adoradas, ni

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Este relato o cuento sobre el náufrago Pedro Serrano ha sido considerado por los críticoscomo una joyita literaria. Todo indica que fue el material de inspiración de Daniel Defoe parasu “Robinson Crusoe”.38

respeto de sí propios, para no adorar cosas inferiores a ellos; sólo atendían adiferenciarse éstos de aquéllos y cada uno de todos.Y así adoraban yerbas, plantas, flores, árboles de todas suertes, cerros altos,grandes peñas y los resquicios de ellas, cuevas hondas, guijarros y piedrecitas,las que en los ríos y arroyos hallaban, de diversos colores, como el jaspe.Adoraban la piedra esmeralda, particularmente en una provincia que hoy llamanPuerto Viejo; no adoraban diamantes ni rubíes porque no los hubo en aquellatierra. En lugar de ellos adoraron diversos animales, a unos por su fiereza, comoal tigre, león y oso, y, por esta causa, teniéndolos por dioses, si acaso lostopaban, no huían de ellos, sino que se echaban en el suelo a adorarles y sedejaban matar y comer sin huir ni hacer defensa alguna. También adoraban aotros animales por su astucia, como a la zorra y a las monas. Adoraban al perro por su lealtad y nobleza, y al gato cerval por su ligereza. Al ave que ellos llaman

cúntur

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por su grandeza, y a las águilas adoraban ciertas naciones porque se precian descender de ellas y también del cúntur. Otras naciones adoraban loshalcones, por su ligereza y buena industria de haber por sus manos lo que han decomer; adoraban al búho por la hermosura de sus ojos y cabeza, y al murciélago por la sutileza de su vista, que les causaba mucha admiración que viese denoche. Y otras muchas aves adoraban como se les antojaba. A las culebrasgrandes por su monstruosidad y fiereza, que las hay en los Antis de a veinticincoy de treinta pies y más y menos de largo y gruesas muchas más que el muslo.También tenían por dioses a otras culebras menores, donde no las había tangrandes como en los Antis; a las lagartijas, sapos y escuerzos adoraban.En fin, no había animal tan vil ni sucio que no lo tuviesen por dios, sólo por diferenciarse unos de otros en sus dioses, sin acatar en ellos deidad alguna ni provecho que de ellos pudiesen esperar. Estos fueron simplicísimos en todacosa, a semejanza de ovejas sin pastor. Mas no hay que admirarnos que gente tansin letras ni enseñanza alguna cayesen en tan grandes simplezas, pues es notorioque los griegos y los romanos, que tanto presumían de sus ciencias, tuvieron,cuando más florecían en su Imperio, treinta mil dioses.

Capítulo X: De otra gran variedad de dioses que tuvieron.

Otros muchos indios hubo de diversas naciones, en aquella primera edad,que escogieron sus dioses con alguna más consideración que los pasados, porqueadoraban algunas cosas de las cuales recibían algún provecho, como los queadoraban las fuentes caudalosas y ríos grandes, por decir que les daban agua para regar sus sementeras.Otros adoraban la tierra y le llamaban Madre, porque les daba sus frutos;otros al aire por el respirar, porque decían que mediante él vivían los hombres;otros al fuego porque los calentaba y porque guisaban de comer con él, otros

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Cóndor.39

adoraban a un carnero por el mucho ganado que en sus tierras se criaba; otros ala cordillera grande de la Sierra Nevada, por su altura y admirable grandeza y por los muchos ríos que salen de ella para los riegos; otros al maíz o

zara

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,como ellos le llaman, porque era el pan común de ellos; otros a otras mieses ylegumbres, según que más abundantemente se daban en sus provincias.Los de la costa de la mar, demás de otra infinidad de dioses que tuvieron, oquizá los mismos que hemos dicho, adoraban en común a la mar y le llamabanMamacocha, que quiere decir Madre Mar, dando a entender que con ellos hacíaoficio de madre en sustentarles con su pescado. Adoraban también generalmentea la ballena por su grandeza y monstruosidad. Sin esta común adoración quehacían en toda la costa, adoraban en diversas provincias y regiones al pescadoque en más abundancia mataban en aquella tal región, porque decían que el primer pescado que estaba en el mundo alto (que así llaman al Cielo), del cual procedía todo el demás pescado de aquella especie de que se sustentaban, teníacuidado de enviarles a sus tiempos abundancia de sus hijos para sustento deaquella tal nación; y por esta razón en unas provincias adoraban la sardina, porque mataban más cantidad de ella que de otro pescado, en otras la liza, enotras al tollo, en otras por su hermosura al dorado, en otras al cangrejo y aldemás marisco, por la falta de otro mejor pescado, porque no lo había en aquellamar o porque no lo sabían pescar y matar. En suma, adoraban y tenían por dioscualquiera otro pescado que les era de más provecho que los otros.De manera que tenían por dioses no solamente los cuatro elementos, cadauno de por sí, mas también todos los compuestos y formados de ellos, por viles einmundos que fuesen. Otras naciones hubo, como son los chirihuanas y los delcabo de Pasau (que de septentrión a mediodía son estas dos provincias lostérminos del Perú), que no tuvieron ni tienen inclinación de adorar cosa alguna baja ni alta, ni por el interés ni por miedo, sino que en todo vivían y viven hoycomo bestias y peores, porque no llegó a ellos la doctrina y enseñanza de losReyes Incas.

Capítulo XI: Maneras de sacrificios que hacían.

Conforme a la vileza y bajeza de sus dioses eran también la crueldad y barbaridad de los sacrificios de aquella antigua idolatría, pues sin las demáscosas comunes, como animales y mieses, sacrificaban hombres y mujeres detodas edades, de los que cautivaban en las guerras que unos a otros se hacían. Yen algunas naciones fue tan inhumana esta crueldad, que excedió a la de lasfieras, porque llegó a no contentarse con sacrificar los enemigos cautivos, sinosus propios hijos en tales o tales necesidades. La manera de este sacrificio de

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El Inca Garcilaso usa siempre la "ç" en "çara", "Çapa", "Çúpay", "çúmac", "çancu" y otrasvoces indígenas semejantes. Aunque en el siglo xvi había alguna diferencia en la pronunciación de "ç" y de "z"', transcribimos en esta edición todas aquellas palabras con "z".40

hombres y mujeres, muchachos y niños, era que vivos les abrían por los pechosy sacaban el corazón con los pulmones, y con la sangre de ellos, antes que seenfriase, rociaban el ídolo que tal sacrificio mandaba hacer, y luego, en losmismos pulmones y corazón, miraban sus agüeros para ver si el sacrificio habíasido acepto o no, y, que lo hubiese sido o no, quemaban, en ofrenda para elídolo, el corazón y los pulmones hasta consumirlos, y comían al indiosacrificado con grandísimo gusto y sabor y no menos fiesta y regocijo, aunquefuese su propio hijo.El Padre Blas Valera, según que en muchas partes de sus papeles rotos parece, llevaba la misma intención que nosotros en muchas cosas de las queescribía, que era dividir los tiempos, las edades y las provincias para que seentendieran mejor las costumbres que cada nación tenía, y así, en uno de suscuadernos destrozados dice lo que sigue, y habla de presente, porque entreaquellas gentes se usa hoy aquella inhumanidad: "Los que viven en los Antiscomen carne humana, son más fieros que tigres, no tienen dios ni ley, ni sabenqué cosa es virtud; tampoco tienen ídolos ni semejanza de ellos; adoran aldemonio cuando se les representa en figura de algún animal o de algunaserpiente y les habla. Si cautivan alguno en la guerra o de cualquiera otra suerte,sabiendo que es hombre plebeyo y bajo lo hacen cuartos y se los dan a susamigos y criados para que se los coman o los vendan en la carnicería. Pero si eshombre noble, se juntan los más principales con sus mujeres e hijos, y comoministros del diablo le desnudan, y vivo le atan a un palo, y, con cuchillos ynavajas de pedernal le cortan a pedazos, no desmembrándole, sino quitándole lacarne de las partes donde hay más cantidad de ella, de las pantorrillas, muslos yasentaderas y molledos de los brazos, y con la sangre se rocían los varones y lasmujeres e hijos, y entre todos comen la carne muy aprisa sin dejarla bien cocer ni asar ni aun mascar; trágansela a bocados, de manera que el pobre paciente seve vivo comido de otros y enterrado en sus vientres. Las mujeres (más cruelesque los varones) untan los pezones de sus pechos con la sangre del desdichado para que sus hijuelos la mamen y beban en la leche. Todo esto hacen en lugar desacrificio con gran regocijo y alegría, hasta que el hombre acaba de morir.Entonces acaban de comer sus carnes con todo lo de dentro, ya no por vía defiesta ni deleite, como hasta allí, sino por cosa de grandísima deidad, porque deallí adelante las tienen en suma veneración, y así las comen por cosa sagrada. Sial tiempo que atormentaban al triste hizo alguna señal de sentimiento con elrostro o con el cuerpo o dio algún gemido o suspiro, hacen pedazos sus huesosdespués de haberle comido las carnes, asadura y tripas, y con muchomenosprecio los echan en el campo o en el río. Pero si en los tormentos semostró fuerte, constante y feroz, habiéndole comido las carnes con todo lointerior, secan los huesos con sus nervios al sol y los ponen en lo alto de loscerros y los tienen y adoran por dioses y les ofrecen sacrificios. Estos son losídolos de aquellas fieras, porque no llegó el Imperio de los Incas a ellos ni hastaahora ha llegado el de los españoles, y así están hoy día. Esta generación de

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hombres tan terribles y crueles salió de la región mexicana y pobló la de Panamáy la del Darién y todas aquellas grandes montañas que van hasta el Nuevo Reinode Granada, y por la otra parte hasta Santa Marta". Todo esto es del Padre BlasValera, el cual, contando diabluras y con mayor encarecimiento, nos ayuda adecir lo que entonces había en aquella primera edad y al presente hay.Otros indios hubo no tan crueles en sus sacrificios, que aunque en ellosmezclaban sangre humana no era con muerte de alguno, sino sacada por sangríade brazos o piernas, según la solemnidad del sacrificio, y para los más solemnesla sacaban del nacimiento de las narices a la junta de las cejas, y esta sangría fueordinaria entre los indios del Perú, aun después de los Incas, así para sussacrificios (particularmente uno, como adelante diremos) como para susenfermedades cuando eran con mucho dolor de cabeza. Otros sacrificiostuvieron los indios todos en común, que los que arriba hemos dicho se usaban enunas provincias y naciones y en otras no, mas los que usaron en general fueronde animales, como carneros, ovejas, corderos, conejos, perdices y otras aves,sebo y la yerba que tanto estiman llamada cuca, el maíz y otras semillas ylegumbres y madera olorosa y cosas semejantes, según las tenían de cosecha ysegún que cada nación entendía que sería sacrificio más agradable a sus diosesconforme a la naturaleza de ellos, principalmente si sus dioses eran aves oanimales, carniceros o no, que a cada uno de ellos ofrecían lo que les veíancomer más ordinario y lo que parecía les era más sabroso al gusto. Y esto baste para lo que en materia de sacrificios se puede decir de aquella antiguagentilidad.

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Dos puntos habría que explicar aquí: sobre los sacrificios humanos y el canibalismo, ambosligados estrechamente. Respecto a los sacrificios humanos existentes en el antiguo Perú,Garcilaso sostiene de manera tenaz que solo los pueblos anteriores al incario lo practicaron yque los incas los prohibieron severamente. Afirmación esta última que ha sido desmentida por el testimonio del resto de cronistas y los descubrimientos arqueológicos realizados a lo largodel territorio que abarcó el imperio incaico. Los Incas, como el resto de las culturas antiguas,no fueron ajenos a esos rituales y lo que apenas hicieron fue moderar el rigor de los antiguosritos. Cabe pensar, sin embargo si en realidad se estaría en proceso de abolir dichas prácticas,ya que al momento de la llegada de los españoles el imperio recién se hallaba en vías deconsolidación. Sobre el canibalismo, es cierto que cuando llegaron los españoles al Perú, las prácticas canibalísticas estaban excluidas del Imperio de los Incas. Ellas estaban vigentes, encambio, en casi todo el entorno. Al norte de la tierra de los Pastos, en Colombia, elcanibalismo era generalizado y también era una práctica establecida entre los Tupinambá deloriente de Brasil y hay indicios que subsistía vestigialmente entre los araucanos del sur. Sinembargo, entre las culturas preincaicas más antiguas, si existió dicha costumbre, pues entodos los sitios de la época Chavín, y en todos los de los períodos precedentes, desde el precerámico o Arcaico Tardío, aparecen restos de seres humanos que fueron comidos por sussemejantes. Todo indica que el canibalismo ya no se practicaba en territorio peruano despuésdel siglo VI. y bajo los incas ya estaba erradicada dicha práctica. En todo caso, lasafirmaciones de Garcilaso no son tan “fantasiosas” como tradicionalmente se ha venidodiciendo, ya que no hay duda que el imperio de los incas cumplió un rol civilizador en el restode las poblaciones más atrasadas que absorbió, como la de los Antis y la región ecuatorial. Encontraparte, otras culturas conquistadas por los incas, como los chimués en la costa norte42

Capítulo XII: La vivienda y gobierno de los antiguos, y las cosasque comían.

En la manera de sus habitaciones y pueblos tenían aquellos gentiles lamisma barbaridad que en sus dioses y sacrificios. Los más políticos tenían sus pueblos poblados sin plaza ni orden de calles ni de casas, sino como unrecogedero de bestias. Otros, por causa de las guerras que unos a otros se hacían, poblaban en riscos y peñas altas, a manera de fortaleza, donde fuesen menosofendidos de sus enemigos. Otros en chozas derramadas por los campos, valles yquebradas, cada uno como acertaba a tener la comodidad de su comida ymorada. Otros vivían en cuevas debajo de tierra, en resquicios de peñas, enhuecos de árboles, cada uno como acertaba a hallar hecha la casa, porque ellosno fueron para hacerla. Y de éstos hay todavía algunos, como son los del cabode Pasau y los Chirihuanas y otras naciones que no conquistaron los ReyesIncas, los cuales se están hoy en aquella rusticidad antigua, y estos tales son los peores de reducir, así al servicio de los españoles como a la religión cristiana,que como jamás tuvieron doctrina son irracionales y apenas tienen lengua paraentenderse unos con otros dentro en su misma nación, y así viven comoanimales de diferentes especies, sin juntarse ni comunicarse ni tratarse sino a sussolas.En aquellos pueblos y habitaciones gobernaba el que se atrevía y teníaánimo para mandar a los demás, y luego que señoreaba trataba los vasallos contiranía y crueldad, sirviéndose de ellos como de esclavos, usando de sus mujerese hijas a toda su voluntad, haciéndose guerra unos a otros. En unas provinciasdesollaban los cautivos, y con los pellejos cubrían sus cajas de tambor paraamedrentar sus enemigos, porque decían que, en oyendo los pellejos de sus parientes, luego huían. Vivían en latrocinios, robos, muertes, incendios de pueblos, y de esta manera se fueron haciendo muchos señores y reyecillos, entrelos cuales hubo algunos buenos que trataban bien a los suyos y los mantenían en paz y justicia. A estos tales, por su bondad y nobleza, los indios con simplicidadlos adoraron por dioses, viendo que eran diferentes y contrarios de la otramultitud de tiranos. En otras partes vivían sin señores que los mandasen nigobernasen, ni ellos supieron hacer república de suyo para dar orden y conciertoen su vivir: vivían como ovejas en toda simplicidad, sin hacerse mal ni bien, yesto era más por su ignorancia y falta de malicia que por sobra de virtud.En la manera de vestirse y cubrir sus carnes fueron en muchas provinciaslos indios tan simples y torpes que causa risa el traje de ellos. En otras fueron ensu comer y manjares tan fieros y bárbaros que pone admiración tanta fiereza, yen otras muchas regiones muy largas tuvieron lo uno y lo otro juntamente. Enlas tierras calientes, por ser más fértiles, sembraban poco o nada, manteníanse de

peruana, en algunos aspectos eran superiores a los incas.43

yerbas y raíces y fruta silvestre y otras legumbres que la tierra daba de suyo, ocon poco beneficio de los naturales, que, como todos ellos no pretendían másque el sustento de la vida natural, se contentaban con poco. En muchas provincias fueron amicísimos de carne humana y tan golosos que antes queacabase de morir el indio que mataban le bebían la sangre por la herida que lehabían dado, y lo mismo hacían cuando lo iban descuartizando, que chupaban lasangre y se lamían las manos por que no se perdiese gota de ella. Tuvieroncarnicerías públicas de carne humana; de las tripas hacían morcillas ylonganizas, hinchándolas de carne por no perderlas. Pedro de Cieza, capítuloveinte y seis, dice lo mismo y lo vio por sus ojos. Creció tanto esta pasión quellegó a no perdonar los hijos propios habido en mujeres extranjeras, de las quecautivaban y prendían en las guerras, las cuales tomaban por mancebas, y loshijos que en ellas habían los criaban con mucho regalo hasta los doce o treceaños, y luego se los comían, y a las madres tras ellos cuando ya no eran para parir. Hacían más, que a muchos indios de los que cautivaban les reservaban lavida y les daban mujeres de su nación, quiero decir de la nación de losvencedores, y los hijos que habían los criaban como a los suyos y, viéndolos yamozuelos, se los comían, de manera que hacían seminario de muchachos paracomérselos, y no los perdonaban ni por el parentesco ni por la crianza, que aunen diversos y contrarios animales suelen causar amor, como podríamos decir dealgunos que hemos visto y de otros que hemos oído. Pues en aquellos bárbarosno bastaba lo uno ni lo otro, sino que mataban los hijos que habían engendrado ylos parientes que habían creado a trueque de comérselos, y lo mismo hacían delos padres, cuando ya no estaban para engendrar, que tampoco les valía el parentesco de afinidad. Hubo nación tan extraña en esta golosina de comer carnehumana, que enterraban sus difuntos en sus estómagos, que luego que expirabael difunto se juntaba la parentela y se lo comían cocido o asado, según le habíanquedado las carnes, muchas o pocas: si pocas, cocido, si muchas, asado. Ydespués juntaban los huesos por sus coyunturas y les hacían las obsequias

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congran llanto; enterrábanlos en resquicios de peñas y en huecos de árboles. Notuvieron dioses ni supieron qué cosa era adorar, y hoy se están en lo mismo. Estode comer carne humana más lo usaron los indios de tierras calientes que los detierras frías.En las tierras estériles y frías, donde no daba la tierra de suyo frutas, raícesy yerbas, sembraban el maíz y otras legumbres, forzados de la necesidad, y estohacían sin tiempo ni sazón. Aprovechábanse de la caza y de la pesca con lamisma rusticidad que en las demás cosas tenían.

Capítulo XIII: Cómo se vestian en aquella antigüedad.

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Obsequias: exequias.44

El vestir, por su indecencia, era más para callar y encubrir que para lo decir y mostrar pintado, mas porque la historia me fuerza a que la saque entera y converdad, suplicaré a los oídos honestos se cierren por no oírme en esta parte y mecastiguen con este disfavor, que yo lo doy por bien empleado. Vestíanse losindios en aquella primera edad como animales, porque no traían más ropa que la piel que la naturaleza les dio. Muchos de ellos, por curiosidad o gala, traíanceñido al cuerpo un hilo grueso, y les parecía que bastaba para vestidura. Y no pasemos adelante, que no es lícito. El año de mil y quinientos y sesenta,viniendo a España, topé en una calle, de las de Cartagena, cinco indios sin ropaalguna, y no iban todos juntos, sino uno en pos de otro como grullas, con haber tantos años que trataban con españoles.Las mujeres andaban al mismo traje, en cueros; las casadas traían un hiloceñido al cuerpo, del cual traían colgando, como delantal, un trapillo de algodónde una vara en cuadro, y donde no sabían o no querían tejer ni hilar, lo traían decorteza de árboles o de sus hojas, el cual servía de cobertura por la honestidad.Las doncellas traían también por la pretina ceñido un hilo sobre sus carnes, y enlugar de delantal y en señal de que eran doncellas traían otra cosa diferente. Y porque es razón guardar el respeto que se debe a los oyentes, será bien quecallemos lo que aquí había de decir; baste que éste era el traje y vestidos en lastierras calientes, de manera que en la honestidad semejaban a las bestiasirracionales, de donde por sola esta bestialidad que en el ornato de sus personasusaban se puede colegir cuán brutales serían en todo lo demás los indios deaquella gentilidad antes del Imperio de los Incas.En las tierras frías andaban más honestamente cubiertos, no por guardar honestidad, sino por la necesidad que el frío les causaba; cubríanse con pieles deanimales y maneras de cobijas que hacían del cáñamo silvestre y de una paja blanda, larga y suave, que se cría en los campos. Con estas invenciones cubríansus carnes como mejor podían. En otras naciones hubo alguna más policía, quetraían mantas mal hechas, mal hiladas, y peor tejidas, de lana o del cáñamosilvestre que llaman

cháhuar

; traianlas prendidas al cuello y ceñidas al cuerpo,con las cuales andaban cubiertos bastantemente. Estos trajes se usaban enaquella primera edad, y los que dijimos que usaban en las tierras calientes, queera andar en cueros, digo que los españoles los hallaron en muy anchas provincias que los Reyes Incas aún no habían conquistado, y hoy se usan enmuchas tierras ya conquistadas por los españoles, donde los indios son tan brutos que no quieren vestirse, sino los que tratan muy familiarmente con losespañoles dentro en sus casas, y se visten más por importunidad de ellos que por gusto y honestidad propia, y tanto lo rehusan las mujeres como los hombres, alas cuales, motejándolas de malas hilanderas y de muy deshonestas, les preguntan los españoles si por no vestirse no querían hilar o si por no hilar noquerían vestirse.

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Capítulo XIV: Diferentes casamientos y diversas lenguas. Usabande veneno y de hechizos.

En las demás costumbres, como el casar y el juntarse, no fueron mejoreslos indios de aquella gentilidad que en su vestir y comer, porque muchasnaciones se juntaban al coito como bestias, sin conocer mujer propia, sino comoacertaban a toparse, y otras se casaban como se les antojaba, sin exceptuar hermanas, hijas ni madres. En otras guardaban las madres y no más; en otras provincias era lícito y aun loable ser las mozas cuan deshonestas y perdidasquisiesen, y las más disolutas tenían cierto su casamiento, que el haberlo sido setenía entre ellos por mayor calidad; a los menos las mozas de aquella suerte erantenidas por hacendosas, y de las honestas decían que por flojas no las habíaquerido nadie. En otras provincias usaban lo contrario, que las madresguardaban las hijas con gran recato, y cuando concertaban de las casar lassacaban en público, y en presencia de los parientes que se habían hallado alotorgo, con sus propias manos las desfloraban mostrando a todos el testimoniode su buena guarda.En otras provincias corrompían la virgen que se había de casar los parientesmás cercanos del novio y sus mayores amigos, y con esta condición concertabanel casamiento y así la recibía después el marido. Pedro de Cieza, capítulo veintey cuatro, dice lo mismo. Hubo sodomitas en algunas provincias, aunque no muyal descubierto ni toda la nación en común, sino algunos particulares y en secreto.En algunas partes los tuvieron en sus templos porque les persuadía el demonioque sus dioses recibían mucho contento con ellos, y haríalo el traidor por quitar el velo de la vergüenza que aquellos gentiles tenían del delito y por que lousaran todos en público y en común, También hubo hombres y mujeres quedaban ponzoña, así para matar con ella de presto o de espacio como para sacar de juicio y atontar [a] los que querían y para los afear en sus rostros y cuerpos,que los dejaban remendados de blanco y negro y albarazados y tullidos de susmiembros. Cada provincia, cada nación, y en muchas partes cada pueblo, teníasu lengua por sí, diferente de sus vecinos. Los que se entendían en un lenguajese tenían por parientes, y así eran amigos y confederados. Los que no seentendían, por la variedad de las lenguas, se tenían por enemigos y contrarios, yse hacían cruel guerra, hasta comerse unos a otros como si fueran brutos dediversas especies, Hubo también hechiceros y hechiceras, y este oficio másordinario lo usaban las indias que los indios: muchos lo ejercitaban solamente para tratar con el demonio en particular, para ganar reputación con la gente,dando y tomando respuestas de las cosas por venir, haciéndose grandessacerdotes y sacerdotisas.Otras mujeres lo usaron para enhechizar más a hombres que a mujeres, o por envidia o por otra malquerencia, y hacían con los hechizos los mismosefectos que con el veneno. Y esto baste para lo que por ahora se puede decir delos indios de aquella edad primera y gentilidad antigua, remitiéndome, en lo que

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no se ha dicho tan cumplidamente como ello fue, a lo que cada uno quisiereimaginar y añadir a las cosas dichas, que, por mucho que alargue suimaginación, no llegará a imaginar cuán grandes fueron las torpezas de aquellagentilidad, en fin, como de gente que no tuvo otra guía ni maestro sino aldemonio. Y así unos fueron en su vida, costumbres, dioses y sacrificios, barbarísimos fuera de todo encarecimiento. Otros hubo simplicísimos en todacosa, como animales mansos y aún más simples. Otros participaron del unextremo y del otro, como los veremos adelante en el discurso de nuestra historia,donde en particular diremos lo que en cada provincia y en cada nación había delas bestialidades arriba dichas.

Capítulo XV: El origen de los Incas Reyes del Perú.

Viviendo o muriendo aquellas gentes de la manera que hemos visto, permitió Dios Nuestro Señor que de ellos mismos saliese un lucero del alba queen aquellas oscurísimas tinieblas les diese alguna noticia de la ley natural y de laurbanidad y respetos que los hombres debían tenerse unos a otros, y que losdescendientes de aquél, procediendo de bien en mejor cultivasen aquellas fierasy las convirtiesen en hombres, haciéndoles capaces de razón y de cualquiera buena doctrina, para que cuando ese mismo Dios, sol de justicia, tuviese por bien de enviar la luz de sus divinos rayos a aquellos idólatras, los hallase, no tansalvajes, sino más dóciles para recibir la fe católica y la enseñanza y doctrina denuestra Santa Madre Iglesia Romana, como después acá lo han recibido, segúnse verá lo uno y lo otro en el discurso de esta historia; que por experiencia muyclara se ha notado cuánto más prontos y ágiles estaban para recibir el Evangeliolos indios que los Reyes Incas sujetaron, gobernaron y enseñaron, que no lasdemás naciones comarcanas donde aún no había llegado la enseñanza de losIncas, muchas de las cuales se están hoy tan bárbaras y brutas como antes seestaban, con haber setenta y un años que los españoles entraron en el Perú. Y pues estamos a la puerta de este gran laberinto, será bien pasemos adelante a dar noticia de lo que en él había.Después de haber dado muchas trazas y tomado muchos caminos paraentrar a dar cuenta del origen y principio de los Incas Reyes naturales que fuerondel Perú, me pareció que la mejor traza y el camino más fácil y llano era contar lo que en mis niñeces oí muchas veces a mi madre y a sus hermanos y tíos y aotros sus mayores acerca de este origen y principio, porque todo lo que por otrasvías se dice de él viene a reducirse en lo mismo que nosotros diremos, y serámejor que se sepa por las propias palabras que los Incas lo cuentan que no por las de otros autores extraños

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. Es así que, residiendo mi madre en el Cozco, su

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En su

Genealogía de Garci-Pérez de Vargas

, el inca Garcilaso dice: “Húbome en una indiallamada doña Isabel Chimpu Ocllo. Son dos nombres propios el cristiano y el gentil porquelas indias e indios en común, principalmente los de la sangre real, han hecho costumbre detomar por sobrenombre después del bautismo el nombre propio o apelativo que antes de él47

patria, venían a visitarla casi cada semana los pocos parientes y parientas que delas crueldades y tiranías de Atahuallpa (como en su vida contaremos) escaparon,en las cuales visitas siempre sus más ordinarias pláticas eran tratar del origen desus Reyes, de la majestad de ellos, de la grandeza de su Imperio, de susconquistas y hazañas, del gobierno que en paz y en guerra tenían, de las leyesque tan en provecho y favor de sus vasallos ordenaban. En suma, no dejabancosa de las prósperas que entre ellos hubiese acaecido que no la trajesen acuenta.De las grandezas y prosperidades pasadas venían a las cosas presentes,lloraban sus Reyes muertos, enajenado su Imperio y acabada su república, etc.Estas y otras semejantes pláticas tenían los Incas y Pallas en sus visitas, y con lamemoria del bien perdido siempre acababan su conversación en lágrimas yllanto, diciendo: "trocósenos el reinar en vasallaje". etc. En estas pláticas yo,como muchacho, entraba y salía muchas veces donde ellos estaban, y meholgaba de las oir, como huelgan los tales de oir fábulas. Pasando pues días,meses y años, siendo ya yo de diez y seis o diez y siete años, acaeció que,estando mis parientes un día en esta su conversación hablando de sus Reyes yantiguallas, al más anciano de ellos, que era el que daba cuenta de ellas, le dije: —Inca, tío, pues no hay escritura entre vosotros, que es lo que guarda lamemoria de las cosas pasadas, ¿qué noticia tenéis del origen y principio denuestros Reyes? Porque allá los españoles y las otras naciones, sus comarcanas,como tienen historias divinas y humanas, saben por ellas cuándo empezaron areinar sus Reyes y los ajenos y al trocarse unos imperios en otros, hasta saber cuántos mil años ha que Dios crió el cielo y la tierra, que todo esto y mucho mássaben por sus libros. Empero vosotros, que carecéis de ellos, ¿qué memoriatenéis de vuestras antiguallas?, ¿quién fue el primero de nuestros Incas?, ¿cómose llamó?, ¿qué origen tuvo su linaje?, ¿de qué manera empezó a reinar?, ¿conqué gente y armas conquistó este grande Imperio?, ¿qué origen tuvieron nuestrashazañas?El Inca, como holgándose de haber oído las preguntas, por el gusto querecibía de dar cuenta de ellas, se volvió a mí (que ya otras muchas veces le habíaoído, mas ninguna con la atención que entonces) y me dijo: —Sobrino, yo te las diré de muy buena gana; a ti te conviene oírlas yguardarlas en el corazón (es frase de ellos por decir en la memoria). Sabrás queen los siglos antiguos toda esta región de tierra que ves eran unos grandesmontes y breñales, y las gentes en aquellos tiempos vivían como fieras yanimales brutos, sin religión ni policía, sin pueblo ni casa, sin cultivar nisembrar la tierra, sin vestir ni cubrir sus carnes, porque no sabían labrar algodónni lana para hacer de vestir; vivían de dos en dos y de tres en tres, comoacertaban a juntarse en las cuevas y resquicios de peñas y cavernas de la tierra.

tenían… Doña Isabel Palla Chimpu Ocllo fué hija de Huallpa Túpac Inca, hijo legítimo deTúpac Inca Yupanqui y de la Coya Mama Ocllo, su legítima mujer, y hermana de HuaynaInca, último Rey natural que fue en aquel. Imperio llamado Perú…”.48

Comían, como bestias, yerbas del campo y raíces de árboles y la fruta incultaque ellos daban de suyo y carne humana. Cubrían sus carnes con hojas ycortezas de árboles y pieles de animales; otros andaban en cueros. En suma,vivían como venados y salvajinas, y aun en las mujeres se habían como los brutos, porque no supieron tenerlas propias y conocidas.Adviértase, porque no enfade el repetir tantas veces estas palabras:"Nuestro Padre el Sol", que era lenguaje de los Incas y manera de veneración yacatamiento decirlas siempre que nombraban al Sol, porque se preciabandescender de él, y al que no era Inca no le era lícito tomarlas en la boca, quefuera blasfemia y lo apedrearan. Dijo el Inca: —Nuestro Padre el Sol, viendo los hombres tales como te he dicho, seapiadó y hubo lástima de ellos y envió del cielo a la tierra un hijo y una hija delos suyos para que los doctrinasen en el conocimiento de Nuestro Padre el Sol, para que lo adorasen y tuviesen por su Dios y para que les diesen preceptos yleyes en que viviesen como hombres en razón y urbanidad, para que habitasenen casas y pueblos poblados, supiesen labrar las tierras, cultivar las plantas ymieses, criar los ganados y gozar de ellos y de los frutos de la tierra comohombres racionales y no como bestias. Con esta orden y mandato puso NuestroPadre el Sol estos dos hijos suyos en la laguna Titicaca, que está ochenta leguasde aquí, y les dijo que fuesen por do quisiesen y, doquiera que parasen a comer oa dormir, procurasen hincar en el suelo una barrilla de oro de media vara enlargo y dos dedos en grueso que les dio para señal y muestra, que, donde aquella barra se les hundiese con solo un golpe que con ella diesen en tierra, allí queríael Sol Nuestro Padre que parasen e hiciesen su asiento y corte. A lo último lesdijo: "Cuando hayáis reducido esas gentes a nuestro servicio, los mantendréis enrazón y justicia, con piedad, clemencia y mansedumbre, haciendo en todo oficiode padre piadoso para con sus hijos tiernos y amados, a imitación y semejanzamía, que a todo el mundo hago bien, que les doy mi luz y claridad para que veany hagan sus haciendas y les caliento cuando han frío y crío sus pastos ysementeras, hago fructificar sus árboles y multiplico sus ganados, lluevo ysereno a sus tiempos y tengo cuidado de dar una vuelta cada día al mundo por ver las necesidades que en la tierra se ofrecen, para las proveer y socorrer comosustentador y bienhechor de las gentes. Quiero que vosotros imitéis este ejemplocomo hijos míos, enviados a la tierra sólo para la doctrina y beneficio de esoshombres, que viven como bestias. Y desde luego os constituyo y nombro por Reyes y señores de todas las gentes que así doctrináredes con vuestras buenasrazones, obras y gobierno". Habiendo declarado su voluntad Nuestro Padre elSol a sus dos hijos, los despidió de sí. Ellos salieron de Titicaca y caminaron alseptentrión, y por todo el camino, doquiera que paraban, tentaban hincar la barrade oro y nunca se les hundió. Así entraron en una venta o dormitorio pequeño,que está siete u ocho leguas al mediodía de esta ciudad, que hoy llaman PacárecTampu, que quiere decir venta o dormida que amanece. Púsole este nombre elInca porque salió de aquella dormida al tiempo que amanecía. Es uno de los

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pueblos que este príncipe mandó poblar después, y sus moradores se jactan hoygrandemente del nombre, porque lo impuso nuestro Inca. De allí llegaron él y sumujer, nuestra Reina, a este valle del Cozco, que entonces todo él estaba hechomontaña brava.

Capítulo XVI: La fundacion del Cozco, ciudad imperial.

La primera parada que en este valle hicieron —dijo el Inca— fue en elcerro llamado Huanacauri, al mediodía de esta ciudad. Allí procuró hincar entierra la barra de oro, la cual con mucha facilidad se les hundió al primer golpeque dieron con ella, que no la vieron más. Entonces dijo nuestro Inca a suhermana y mujer: —"En este valle manda Nuestro Padre el Sol que paremos y hagamosnuestro asiento y morada para cumplir su voluntad. Por tanto, Reina y hermana,conviene que cada uno por su parte Vamos a convocar y atraer esta gente, paralos doctrinar y hacer el bien que Nuestro Padre el Sol nos manda"."Del cerro Huanacauri salieron nuestros primeros Reyes, cada uno por su parte, a convocar las gentes, y por ser aquel lugar el primero de que tenemosnoticia que hubiesen hollado con sus pies por haber salido de allí a bien hacer alos hombres, teníamos hecho en él, como es notorio, un templo para adorar a Nuestro Padre el Sol, en memoria de esta merced y beneficio que hizo al mundo.El príncipe fue al septentrión y la princesa al mediodía. A todos los hombres ymujeres que hallaban por aquellos breñales les hablaban y decían cómo su padreel Sol los había enviado del cielo para que fuesen maestros y bienhechores delos moradores de toda aquella tierra, sacándoles de la vida ferina que tenían ymostrándoles a vivir como hombres, y que en cumplimiento de lo que el Sol, su padre, les había mandado, iban a los convocar y sacar de aquellos montes ymalezas y reducirlos a morar en pueblos poblados y a darles para comer manjares de hombres y no de bestias. Estas cosas y otras semejantes dijeronnuestros Reyes a los primeros salvajes que por estas tierras y montes hallaron,los cuales, viendo aquellas dos personas vestidas y adornadas con losornamentos que Nuestro Padre el Sol les había dado (hábito muy diferente delque ellos traían) y las orejas horadadas y tan abiertas como sus descendientes lastraemos, y que en sus palabras y rostro mostraban ser hijos del Sol y que veníana los hombres para darles pueblos en que viviesen y mantenimientos quecomiesen, maravillados por una parte de lo que veían y por otra aficionados delas promesas que les hacían, les dieron entero crédito a todo lo que les dijeron ylos adoraron y reverenciaron como a hijos del Sol y obedecieron como a Reyes.Y convocándose los mismos salvajes, unos a otros y refiriendo las maravillasque habían visto y oído, se juntaron en gran número hombres y mujeres ysalieron con nuestros Reyes para los seguir donde ellos quisiesen llevarlos.

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"Nuestros príncipes, viendo la mucha gente que se les allegaba, dieronorden que unos se ocupasen en proveer de su comida campestre para todos, porque la hambre no los volviese a derramar por los montes; mandó que otrostrabajasen en hacer chozas y casas, dando el Inca la traza cómo las habían dehacer. De esta manera se principió a poblar esta nuestra imperial ciudad,dividida en dos medios que llamaron Hanan Cozco, que, como sabes, quieredecir Cozco el alto, y Hurin Cozco, que es Cozco el bajo. Los que atrajo el Reyquiso que poblasen a Hanan Cozco, y por esto le llaman el alto, y los queconvocó la Reina que poblasen a Hurin Cozco, y por eso le llamaron el bajo.Esta división de ciudad no fue para que los de la una mitad se aventajasen de laotra mitad en exenciones y preeminencias, sino que todos fuesen iguales comohermanos, hijos de un padre y de una madre. Sólo quiso el Inca que hubiese estadivisión de pueblo y diferencia de nombres alto y bajo para que quedase perpetua memoria de que a los unos había convocado el Rey y a los otros laReina. Y mandó que entre ellos hubiese sola una diferencia y reconocimiento desuperioridad: que los del Cozco alto fuesen respetados y tenidos como primogénitos, hermanos mayores, y los del bajo fuesen como hijos segundos; yen suma, fuesen como el brazo derecho y el izquierdo en cualquiera preeminencia de lugar y oficio, por haber sido los del alto atraídos por el varón ylos del bajo por la hembra. A semejanza de esto hubo después esta mismadivisión en todos los pueblos grandes o chicos de nuestro Imperio, que losdividieron por barrios o por linajes, diciendo Hanan ayllu y Hurin ayllu, que esel linaje alto y el bajo; Hanan suyu y Hurin suyu, que es el distrito alto y bajo."Juntamente, poblando la ciudad, enseñaba nuestro Inca a los indiosvarones los oficios pertenecientes a varón, como romper y cultivar la tierra ysembrar las mieses, semillas y legumbres que les mostró que eran de comer y provechosas, para lo cual les enseñó a hacer arados y los demás instrumentosnecesarios y les dio orden y manera como sacasen acequias de los arroyos quecorren por este valle del Cozco, hasta enseñarles a hacer el calzado que traemos.Por otra parte la Reina industriaba a las indias en los oficios mujeriles, a hilar ytejer algodón y lana y hacer de vestir para sí y para sus maridos e hijos: decíalescómo habían de hacer los demás oficios del servicio de casa. En suma, ningunacosa de las que pertenecen a la vida humana dejaron nuestros príncipes deenseñar a sus primeros vasallos, haciéndose el Inca Rey maestro de los varonesy la Coya Reina maestra de las mujeres".

Capítulo XVII: Lo que redujo el primer Inca Manco Cápac.

Los mismos indios nuevamente así reducidos, viéndose ya otras yreconociendo los beneficios que habían recibido, con gran contento y regocijoentraban por las sierras, montes y breñales a buscar los indios y les dabannuevas de aquellos hijos del Sol y les decían que para bien de todos ellos se

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habían aparecido en su tierra, y les contaban los muchos beneficios que leshabían hecho. Y para ser creídos les mostraban los nuevos vestidos y las nuevascomidas que comían y vestían, y que vivían en casas y pueblos. Las cuales cosasoídas por los hombres silvestres, acudían en gran número a ver las maravillasque de nuestros primeros padres, Reyes y señores, se decían y publicaban. Yhabiéndose certificado de ellas por vista de ojos, se quedaban a los servir yobedecer. Y de esta manera, llamándose unos a otros y pasando la palabra deéstos a aquéllos, se juntó en pocos años mucha gente, tanta que, pasados los primeros seis o siete años, el Inca tenía gente de guerra armada e industriada para se defender de quien quisiese ofenderle, y aun para traer por fuerza los queno quisiesen venir de grado. Enseñóles [a] hacer armas ofensivas, como arcos yflechas, lanzas y porras y otras que se usan ahora."Y para abreviar las hazañas de nuestro primer Inca, te digo que hacia ellevante redujo hasta el río llamado Paucartampu y al poniente conquistó ocholeguas hasta el gran río llamado Apurímac y al mediodía atrajo nueve leguashasta Quequesana. En este distrito mandó poblar nuestro Inca más de cien pueblos, los mayores de a cien casas y otros de a menos, según la capacidad delos sitios. Estos fueron los primeros principios que esta nuestra ciudad tuvo parahaberse fundado y poblado como la ves. Estos mismos fueron los que tuvo estenuestro grande, rico y famoso Imperio que tu padre y sus compañeros nosquitaron. Estos fueron nuestros primeros Incas y Reyes, que vinieron en los primeros siglos del mundo, de los cuales descienden los demás Reyes quehemos tenido, y de estos mismos descendemos todos nosotros. Cuántos años haque el Sol Nuestro Padre envió estos sus primeros hijos, no te lo sabré decir precisamente, que son tantos que no los ha podido guardar la memoria; tenemosque son más de cuatrocientos. Nuestro Inca se llamó Manco Cápac y nuestraCoya Mama Ocllo Huaco. Fueron, como te he dicho, hermanos, hijos del Sol yde la Luna, nuestros padres. Creo que te he dado larga cuenta de lo que me la pediste y respondido a tus preguntas, y por no hacerte llorar no he recitado estahistoria con lágrimas de sangre, derramadas por los ojos, como las derramo en elcorazón, del dolor que siento de ver nuestros Incas acabados y nuestro Imperio perdido".Esta larga relación del origen de sus Reyes me dio aquel Inca, tío de mimadre, a quien yo se la pedí, la cual yo he procurado traducir fielmente de milengua materna, que es la del Inca, en la ajena, que es la castellana, aunque no lahe escrito con la majestad de palabras que el Inca habló ni con toda lasignificación de las de aquel lenguaje tienen, que, por ser tan significativo, pudiera haberse entendido mucho más de lo que se ha hecho. Antes la heacortado, quitando algunas cosas que pudieran hacerla odiosa. Empero, bastaráhaber sacado el verdadero sentido de ellas, que es lo que conviene a nuestrahistoria. Otras cosas semejantes, aunque pocas, me dijo este Inca en las visitas y pláticas que en casa de mi madre se hacían, las cuales pondré adelante en sus

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lugares, citando el autor, y pésame de no haberle preguntado otras muchas paratener ahora la noticia de ellas, sacadas de tan buen archivo, para escribirlas aquí.

Capítulo XVIII: De fábulas historiales del origen de los Incas.

Otra fábula cuenta la gente común del Perú del origen de sus Reyes Incas, yson los indios que caen al mediodía del Cozco, que llaman Collasuyu, y los del poniente, que llaman Cuntisuyu. Dicen que pasado el diluvio, del cual no sabendar más razón de decir que lo hubo, ni se entiende si fue el general del tiempo de Noé o alguno otro particular, por lo cual dejaremos de decir lo que cuentan de ély de otras cosas semejantes que de la manera que las dicen más parecen sueñoso fábulas mal ordenadas que sucesos historiales; dicen, pues, que cesadas lasaguas se apareció un hombre en Tiahuanacu, que está al mediodía del Cozco,que fue tan poderoso que repartió el mundo en cuatro partes y las dio a cuatrohombres que llamó Reyes: el primero se llamó Manco Cápac y el segundo Collay el tercero Tócay, y el cuarto Pinahua. Dicen que a Manco Cápac dio la parteseptentrional y al Colla la parte meridional (de cuyo nombre se llamó despuésColla aquella gran provincia); al tercero, llamado Tócay, dio la parte del levante,y al cuarto, que llaman Pinahua, la del poniente; y que les mandó fuese cada unoa su distrito y conquistase y gobernase la gente que hallase. Y no advierten adecir si el diluvio los había ahogado o si los indios habían resucitado para ser conquistados y doctrinados, y así es todo cuanto dicen de aquellos tiempos.Dicen que de este repartimiento del mundo nació después el que hicieronlos Incas de su reino, llamado Tahuantinsuyo. Dicen que el Manco Cápac fuehacia el norte y llegó al valle del Cozco y fundó aquella ciudad y sujetó loscircunvecinos y los doctrinó. Y con estos principios dicen de Manco Cápac casilo mismo que hemos dicho de él, y que los Reyes Incas descienden de él, y delos otros tres Reyes no saben decir qué fueron de ellos. Y de esta manera sontodas las historias de aquella antigüedad, y no hay que espantarnos de que genteque no tuvo letras con que conservar la memoria de sus antiguallas trate deaquellos principios tan confusamente, pues los de la gentilidad del mundo viejo,con tener letras y ser tan curiosos en ellas, inventaron fábulas tan dignas de risay más que estotras, pues una de ellas es la de Pirra y Deucalión y otras que pudiéramos traer a cuenta. Y también se pueden cotejar las de la una gentilidadcon las de la otra, que en muchos pedazos se remedan. Y asimismo tienen algosemejante a la historia de Noé, como algunos españoles han querido decir, segúnveremos luego. Lo que yo siento de este origen de los Incas diré al fin.Otra manera del origen de los Incas cuentan semejante a la pasada, y éstosson los indios que viven al levante y al norte de la Ciudad del Cozco. Dicen queal principio del mundo salieron por unas ventanas de unas peñas que están cercade la ciudad, en un puesto que llaman Paucartampu, cuatro hombres y cuatromujeres, todos hermanos, y que salieron por la ventana de en medio, que ellas

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son tres, la cual llamaron ventana real. Por esta fábula aforraron aquella ventana por todas partes con grandes planchas de oro y muchas piedras preciosas. Lasventanas de los lados guarnecieron solamente con oro mas no con pedrería. Al primer hermano llaman Manco Cápac y a su mujer Mama Ocllo. Dicen que éstefundó la ciudad y que la llamó Cozco, que en la lengua particular de los Incasquiere decir ombligo, y que sujetó aquellas naciones y les enseñó a ser hombres,y que de éste descienden todos los Incas. Al segundo hermano llaman Ayar Cachi y al tercero Ayar Uchu y al cuarto Ayar Sauca. La dicción

Ayar

no tienesignificado en la lengua general del Perú; en la particular de los Incas la debía detener. Las otras dicciones son de la lengua general:

cachi

quiere decir sal, la quecomemos, y

uchu

es el condimento que echan en sus guisados, que los españolesllaman pimiento, no tuvieron los indios del Perú otras especias. La otra dicción,

sauca

, quiere decir regocijo, contento y alegría. Apretando a los indios sobre quése hicieron aquellos tres hermanos y hermanas de sus primeros Reyes, dicen mildisparates, y no hallando mejor salida, alegorizan la fábula, diciendo que por lasal, que es uno de los hombres, entienden la enseñanza que el Inca les hizo de lavida natural; por el pimiento, el gusto que de ella recibieron; y por el nombreregocijo entienden el contento y alegría con que después vivieron. Y aun esto lodicen por tantos rodeos, tan sin orden y concierto, que más se saca por conjeturas de lo que querrán decir que por el discurso y orden de sus palabras.Sólo se afirman en que Manco Cápac fue el primer Rey y que de él desciendenlos demás Reyes.De manera que por todas tres vías hacen principio y origen de los Incas aManco Cápac, y de los otros tres hermanos no hacen mención, antes por la víaalegórica los deshacen y se quedan con sólo Manco Cápac, y parece ser así porque nunca después Rey alguno ni hombre de su linaje se llamó de aquellosnombres, ni ha habido nación que se preciase descender de ellos. Algunosespañoles curiosos quieren decir, oyendo estos cuentos, que aquellos indiostuvieron noticia de la historia de Noé, de sus tres hijos, mujer y nueras, quefueron cuatro hombres y cuatro mujeres que Dios reservó del diluvio, que sonlos que dicen en la fábula, y que por la ventana del Arca de Noé dijeron losindios la de Paucartampu, y que el hombre poderoso que la primera fábula diceque se apareció en Tiahuanacu, que dicen repartió el mundo en aquellos cuatrohombres, quieren los curiosos que sea Dios, que mandó a Noé y a sus tres hijosque poblasen el mundo. Otros pasos de la una fábula y de la otra quieren semejar a los de la Santa Historia, que les parece que se semejan. Yo no me entremeto encosas tan hondas; digo llanamente las fábulas historiales que en mis niñeces oí alos míos; tómelas cada uno como quisiere y déles la alegoría que más lecuadrare.A semejanza de las fábulas que hemos dicho de los Incas, inventan lasdemás naciones del Perú otra infinidad de ellas, del origen y principio de sus primeros padres, diferenciándose unos de otros, como las veremos en el discursode la historia. Que no se tiene por honrado el indio que no desciende de fuente,

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río o lago, aunque sea de la mar o de animales fieros, como el oso, león o tigre, ode águila o del ave que llaman

cúntur

, o de otras aves de rapiña, o de sierras,montes, riscos o cavernas, cada uno como se le antoja, para su mayor loa y blasón. Y para fábulas baste lo que se ha dicho.

Capítulo XIX: Protestación del autor sobre la historia.

Ya que hemos puesto la primera piedra de nuestro edificio, aunque fabulosoen el origen de los Incas Reyes del Perú, será razón pasemos adelante en laconquista y reducción de los indios, extendiendo algo más la relación sumariaque me dio aquel Inca con la relación de otros muchos Incas e indios naturalesde los pueblos que este primer Inca Manco Cápac mandó poblar y redujo a suImperio, con los cuales me crié y comuniqué hasta los veinte años. En estetiempo tuve noticia de todo lo que vamos escribiendo, porque en mis niñeces mecontaban sus historias como se cuentan las fábulas a los niños. Después, en edadmás crecida, me dieron larga noticia de sus leyes y gobierno, cotejando el nuevogobierno de los españoles con el de los Incas, dividiendo en particular los delitosy las penas y el rigor de ellas. Decíanme cómo procedían sus Reyes en paz y enguerra, de qué manera trataban a sus vasallos y cómo eran servidos de ellos.Demás de esto me contaban, como a propio hijo, toda su idolatría, sus ritos,ceremonias y sacrificios, sus fiestas principales y no principales, y cómo lascelebraban. Decíanme sus abusos y supersticiones, sus agüeros malos y buenos,así los que miraban en sus sacrificios como fuera de ellos. En suma, digo que medieron noticia de todo lo que tuvieran en su república, que, si entonces loescribiera, fuera más copiosa esta historia.Demás de habérmelo dicho los indios, alcancé y vi por mis ojos mucha parte de aquella idolatría, sus fiestas y supersticiones, que aun en mis tiempos,hasta los doce o trece años de mi edad, no se habían acabado del todo. Yo nacíocho años después que los españoles ganaron mi tierra y, como lo he dicho, mecrié en ella hasta los veinte años, y así vi muchas cosas de las que hacían losindios en aquella su gentilidad, las cuales contaré diciendo que las vi. Sin larelación que mis parientes me dieron de las cosas dichas y sin lo que yo vi, hehabido otras muchas relaciones de las conquistas y hechos de aquellos Reyes.Porque luego que propuse escribir esta historia, escribí a los condiscípulos deescuela y gramática, encargándoles que cada uno me ayudase con la relaciónque pudiese haber de las particulares conquistas que los Incas hicieron de las provincias de sus madres, porque cada provincia tiene sus cuentas y nudos consus historias anales y la tradición de ellas, y por esto retiene mejor lo que en ella pasó que lo que pasó en la ajena. Los condiscípulos, tomando de veras lo que les pedí, cada cual de ellos dio cuenta de mi intención a su madre y parientes, loscuales, sabiendo que un indio, hijo de su tierra, quería escribir los sucesos deella, sacaron de sus archivos las relaciones que tenían de sus historias y me las

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enviaron, y así tuve la noticia de los hechos y conquistas de cada Inca, que es lamisma que los historiadores españoles tuvieron, sino que ésta será más larga,como lo advertiremos en muchas partes de ella.Y porque todos los hechos de este primer Inca son principios y fundamentode la historia que hemos de escribir, nos valdrá mucho decirlos aquí, a lo menoslos más importantes, porque no los repitamos adelante en las vidas y hechos decada uno de los Incas, sus descendientes, porque todos ellos generalmente, asílos Reyes como los no Reyes, se preciaron de imitar en todo y por todo lacondición, obras y costumbres de este primer príncipe Manco Cápac. Y dichassus cosas habremos dicho las de todos ellos. Iremos con atención de decir lashazañas más historiales, dejando otras muchas por impertinentes y prolijas, yaunque algunas cosas de las dichas y otras que se dirán parezcan fabulosas, me pareció no dejar de escribirlas por no quitar los fundamentos sobre que losindios se fundan para las cosas mayores y mejores que de su Imperio cuentan.Porque, en fin, de estos principios fabulosos procedieron las grandezas que enrealidad de verdad posee hoy España, por lo cual se me permitirá decir lo queconviene para la mejor noticia que se pueda dar de los principios, medios y finesde aquella monarquía, que yo protesto decir llanamente la relación que mamé enla leche y la que después acá he habido, pedida a los propios míos, y prometoque la afición de ellos no sea parte para dejar de decir la verdad del hecho, sinquitar de lo malo ni añadir a lo bueno que tuvieron, que bien sé que la gentilidades un mar de errores, y no escribiré novedades que no se hayan oído, sino lasmismas cosas que los historiadores españoles han escrito de aquella tierra y delos Reyes de ella y alegaré las mismas palabras de ellos donde conviniere, paraque se vea que no finjo ficciones en favor de mis parientes, sino que digo lomismo que los españoles dijeron. Sólo serviré de comento para declarar yampliar muchas cosas que ellos asomaron a decir y las dejaron imperfectas por haberles faltado relación entera. Otras muchas se añadirán que faltan de sushistorias y pasaron en hecho de verdad, y algunas se quitarán que sobran, por falsa relación que tuvieron, por no saberla pedir el español con distinción detiempos y edades y división de provincias y naciones, o por no entender al indioque se la daba o por no entenderse el uno al otro, por la dificultad del lenguaje.Que el español que piensa que sabe más de él, ignora de diez partes las nueve por las muchas cosas que un mismo vocablo significa y por las diferentes pronunciaciones que una misma dicción tiene para muy diferentessignificaciones, como se verá adelante en algunos vocablos, que será forzosotraerlos a cuenta.Demás de esto, en todo lo que de esta república, antes destruida queconocida, dijere, será contando llanamente lo que en su antigüedad tuvo de suidolatría, ritos, sacrificios y ceremonias, y en su gobierno, leyes y costumbres,en paz y en guerra, sin comparar cosa alguna de éstas a otras semejantes que enlas historias divinas y humanas se hallan, ni al gobierno de nuestros tiempos, porque toda comparación es odiosa. El que las leyere podrá cotejarlas a su gusto,

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que muchas hallará semejantes a las antiguas, así de la Santa Escritura como delas profanas y fábulas de la gentilidad antigua. Muchas leyes y costumbres veráque parecen a las de nuestro siglo, otras muchas oirá en todo contrarias. De mi parte he hecho lo que he podido, no habiendo podido lo que he deseado. Aldiscreto lector suplico reciba mi ánimo, que es de darle gusto y contento, aunquelas fuerzas ni el habilidad de un indio nacido entre los indios y criado entrearmas y caballos no puedan llegar allá.

Capítulo XX: Los pueblos que mandó poblar el primer Inca.

Volviendo al Inca Manco Cápac, decimos que después de haber fundado laciudad del Cozco, en las dos parcialidades que atrás quedan dichas, mandófundar otros muchos pueblos. Y es así que al oriente de la ciudad, de la genteque por aquella banda atrajo, en el espacio que hay hasta el río llamadoPaucartampu, mandó poblar, a una y a otra banda del camino real de Antisuyu,trece pueblos, y no los nombramos por escusar prolijidad: casi todos o todos sonde la nación llamada Poques. Al poniente de la ciudad, en espacio de ocholeguas de largo y nueve o diez de ancho, mandó poblar treinta pueblos que sederraman a una mano y otra del camino real de Cuntisuyu. Fueron estos pueblosde tres naciones de diferentes apellidos, conviene a saber: Masca, Chillqui,Papri. Al norte de la ciudad se poblaron veinte pueblos, de cuatro apellidos, queson: Mayu, Zancu, Chinchapuc-yu, Rimactampu. Los más de estos pueblosestán en el hermoso valle de Sacsahuana, donde fue la batalla y prisión deGonzalo Pizarro. El pueblo más alejado de éstos está a siete leguas de la ciudad,y los demás se derraman a una mano y a otra del camino real de Chinchasuyu.Al mediodía de la ciudad se poblaron treinta y ocho o cuarenta pueblos, los diezy ocho de la nación Ayarmaca, los cuales se derramaban a una mano y a otra delcamino real de Collasuyu por espacio de tres leguas de largo, empezando del paraje de las Salinas, que están una legua pequeña de la ciudad, donde fue la batalla lamentable de Don Diego de Almagro el Viejo y Hernando Pizarro. Losdemás pueblos son de gentes de cinco o seis apellidos, que son: Quespicancha,Muyna, Urcos, Quéhuar, Huáruc, Cauiña. Esta nación Cauiña se preciaba, en suvana creencia, que sus primeros padres habían salido de una laguna, adondedecían que volvían las ánimas de los que morían, y que de allí volvían a salir yentraban en los cuerpos de los que nacían. Tuvieron un ídolo de espantablefigura a quien hacían sacrificios muy bárbaros. El Inca Manco Cápac les quitólos sacrificios y el ídolo, y les mandó adorar al Sol, como a los demás susvasallos.Estos pueblos, que fueron más de ciento, en aquellos principios fueron pequeños, que los mayores no pasaban de cien casas y los menores eran de aveinte y cinco y treinta. Después, por los favores y privilegios que el mismoManco Cápac les dio, como luego diremos, crecieron en gran número, que

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muchos de ellos llegaron a tener mil vecinos y los menores a trescientos y acuatrocientos. Después, mucho más adelante, por los mismos privilegios yfavores que el primer Inca y sus descendientes les habían hecho, los destruyó elgran tirano Atahuallpa, a unos más y a otros menos, y a muchos de ellos asolódel todo. Ahora, en nuestros tiempos, de poco más de veinte años a esta parte,aquellos pueblos que el Inca Manco Cápac mandó poblar, y casi todos los demásque en el Perú había, no están en sus sitios antiguos, sino en otros muydiferentes, porque un Visorrey, como se dirá en su lugar, los hizo reducir a pueblos grandes, juntando cinco y seis en uno y siete y ocho en otro, y más ymenos, como acertaban a ser los poblezuelos que se reducían, de lo cualresultaron muchos inconvenientes, que por ser odiosos se dejan de decir.

Capítulo XXI: La enseñanza que el inca hacia de sus vasallos.

El Inca Manco Cápac, yendo poblando sus pueblos juntamente con enseñar a cultivar la tierra a sus vasallos y labrar las casas y sacar acequias y hacer lasdemás cosas necesarias para la vida humana, les iba instruyendo en la urbanidad,compañía y hermandad que unos a otros se habían de hacer, conforme a lo quela razón y ley natural les enseñaba, persuadiéndoles con mucha eficacia que, para que entre ellos hubiese perpetua paz y concordia y no naciesen enojos y pasiones, hiciesen con todos lo que quisieran que todos hicieran con ellos, porque no se permitía querer una ley para sí y otra para los otros.Particularmente les mandó que se respetasen unos a otros en las mujeres e hijas, porque esto de las mujeres andaba entre ellos más bárbaro que otro vicio alguno.Puso pena de muerte a los adúlteros y a los homicidas y ladrones. Mandóles queno tuviesen más de una mujer y que se casasen dentro en su parentela porque nose confundiesen los linajes, y que se casasen de veinte años arriba, porque pudiesen gobernar sus casas y trabajar en sus haciendas. Mandó recoger elganado manso que andaba por el campo sin dueño, de cuya lana los vistió atodos mediante la industria y enseñanza que la Reina Mama Ocllo Huaco habíadado a las indias en hilar y tejer. Enseñóles a hacer el calzado que hoy traen,llamado

usuta

. Para cada pueblo o nación de las que redujo eligió un

curaca

,que es lo mismo que cacique en la lengua de Cuba y Santo Domingo, que quieredecir señor de vasallos. Eligiólos por sus méritos, los que habían trabajado másen la reducción de los indios, mostrándose más afables, mansos y piadosos, másamigos del bien común, a los cuales constituyó por señores de los demás, paraque los doctrinasen como padres a hijos. A los indios mandó que los obedeciesencomo hijos a padres.Mandó que los frutos que en cada pueblo se cogían se guardasen en junto para dar a cada uno los que hubiese menester, hasta que hubiese disposición dedar tierras a cada indio en particular. Juntamente con estos preceptos yordenanzas, les enseñaba el culto divino de su idolatría. Señaló sitio para hacer

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templo al Sol, donde le sacrificasen, persuadiéndoles que lo tuviesen por principal Dios, a quien adorasen y rindiesen las gracias de los beneficiosnaturales que les hacía con su luz y calor, pues veían que les producía suscampos y multiplicaba sus ganados, con las demás mercedes que cada díarecibían. Y que particularmente debían adoración y servicio al Sol y a la Luna, por haberles enviado dos hijos suyos, que, sacándolos de la vida ferina que hastaentonces habían tenido, los hubiesen reducido a la humana que al presentetenían. Mandó que hiciesen casa de mujeres para el Sol, cuando hubiese bastantenúmero de mujeres de la sangre real para poblar la casa. Todo lo cual les mandóque guardasen y cumpliesen como gente agradecida a los beneficios que habíanrecibido, pues no los podían negar. Y que de parte de su padre el Sol les prometía otros muchos bienes si así lo hiciesen y que tuviesen por muy ciertoque no decía él aquellas cosas de suyo, sino que el Sol se las revelaba ymandaba que de su parte las dijese a los indios, el cual, como padre, le guiaba yadiestraba en todos sus hechos y dichos. Los indios, con la simplicidad queentonces y siempre tuvieron hasta nuestros tiempos, creyeron todo lo que el Incales dijo, principalmente el decirles que era hijo del Sol, porque también entreellos hay naciones que se jactan descender de semejantes fábulas, como adelantediremos, aunque no supieron escoger tan bien como el Inca porque se precian deanimales y cosas bajas y terrestres. Cotejando los indios entonces y después susdescendencias con la del Inca, y viendo que los beneficios que había hecho latestificaban, creyeron firmísimamente que era hijo del Sol, y le prometieronguardar y cumplir lo que les mandaba, y en suma le adoraron por hijo del Sol,confesando que ningún hombre humano pudiera haber hecho con ellos lo que él,y que así creían que era hombre divino, venido del cielo.

Capítulo XXII: Las insignias favorables que el inca dio a los suyos.

En las cosas dichas y otras semejantes se ocupó muchos años el IncaManco Cápac, en el beneficio de sus vasallos, y habiendo experimentado lafidelidad de ellos, el amor y respeto con que le servían, la adoración que lehacían, quiso, por obligarles más, ennoblecerlos con nombres e insignias de lasque el Inca traía en su cabeza, y esto fue después de haberles persuadido que erahijo del Sol, para que las tuviesen en más. Para lo cual es de saber que el IncaManco Cápac, y después sus descendientes, a imitación suya, andabantrasquilados y no traían más de un dedo de cabello. Trasquilábanse con navajasde pedernal, rozando el cabello hacia abajo, y lo dejaban del alto que se hadicho. Usaban de las navajas de pedernal porque no hallaron la invención de lastijeras. Trasquilábanse con mucho trabajo, como cada uno puede imaginar, por lo cual, viendo después la facilidad y suavidad del cortar de las tijeras, dijo unInca a un condiscípulo nuestro de leer y escribir: "Si los españoles, vuestros padres, no hubieran hecho más de traernos tijeras, espejos y peines, les

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hubiéramos dado cuanto oro y plata teníamos en nuestra tierra". Demás de andar trasquilados, traían las orejas horadadas, por donde comúnmente las horadan lasmujeres para los zarcillos, empero hacían crecer el horado con artificio (comomás largo en su lugar diremos) en extraña grandeza, increíble a quien no lahubiere visto, porque parece imposible que tan poca carne como la que haydebajo de ]a oreja venga a crecer tanto que sea capaz de recibir una orejera deltamaño y forma de una rodaja de cántaro, que semejantes a rodajas eran lasorejeras que ponían en aquellos lazos que de sus orejas hacían, los cuales lazos,si acertaban romperlos, quedaban de una gran cuarta de vara de medir en largo,y de grueso como la mitad de un dedo. Y porque los indios las traían de lamanera que hemos dicho, les llamaron Orejones los españoles.Traían los Incas en la cabeza, por tocado, una trenza que llaman

llautu

.Hacíanla de muchos colores y del ancho de un dedo, y poco menos gruesa. Estatrenza rodeaban a la cabeza y daban cuatro o cinco vueltas y quedaba como unaguirnalda. Estas tres divisas, que son el

llautu

y el trasquilarse y traer las orejashoradadas, eran las principales que el Inca Manco Cápac traía, sin otras queadelante diremos, que eran insignias de la persona real, y no las podía traer otro.El primer privilegio que el Inca dio a sus vasallos fue mandarles que a imitaciónsuya trajesen todos en común la trenza en la cabeza, empero que no fuese detodos colores, como la que el Inca traía, sino de un color sólo y que fuese negro.Habiendo pasado algún tiempo en medio, les hizo gracia de la otra divisa,que ellos tuvieron por más favorable, y fue mandarles que anduviesentrasquilados, empero con diferencia de unos vasallos a otros y de todos ellos alInca, por que no hubiese confusión en la división que mandaba hacer de cada provincia y de cada nación, ni se semejasen tanto al Inca que no hubiese muchadisparidad de él a ellos, y así mandó que unos trajesen una coleta de la manerade un bonete de orejas, esto es, abierta por la frente hasta las sienes, y que por los lados llegase el cabello hasta lo último de las orejas. A otros mandó quetrajesen la coleta a media oreja y a otros más corta, empero que nadie llegase atraer el cabello tan corto como el Inca. Y es de advertir que todos estos indios, principalmente los Incas, tenían cuidado de no dejar crecer el cabello, sino quelo traían siempre en un largo, por no parecer unos días de una divisa y otros díasde otra. Tan nivelado como esto andaban todos ellos en lo que tocaba a lasdivisas y diferencias de las cabezas, porque cada nación se preciaba de la suya, ymás de éstas que fueron dadas por la mano del Inca.

Capítulo XXIII: Otras insignias más favorables, con el nombre Inca.

Pasados algunos meses y años, les hizo otra merced, más favorable que las pasadas, y fue mandarles que se horadasen las orejas; mas también fue conlimitación del tamaño del horado de la oreja, que no llegase a la mitad de comolos traía el Inca, sino de medio atrás, y que trajesen cosas diferentes por orejeras,

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Inca Garcilaso de La Vega - Comentarios Reales - Obra Completa

LOS COMENTARIOS REALES DE LOS INCAS, obra cumbre de GARCILASO INCA DE LA VEGA, escritor mestizo natural de Cuzco, Perú. Publicada en 1609, en Lisboa, en una magnífica edición de Pedro Crasbeeck y dedicada a la… (More) LOS COMENTARIOS REALES DE LOS INCAS, obra cumbre de GARCILASO INCA DE LA VEGA, escritor mestizo natural de Cuzco, Perú. Publicada en 1609, en Lisboa, en una magnífica edición de Pedro Crasbeeck y dedicada a la princesa Catalina de Portugal, duquesa de Braganza, es la PRIMERA PARTE de una obra que continua con la SEGUNDA PARTE (esta ultima más conocida como la HISTORIA GENERAL DEL PERÚ). En esta obra, el Inca historiador quiso cumplir la obligación que a su patria y a sus parientes debía, escribiendo sobre sus gobernantes, costumbres, leyes y religión. Es una obra de madurez plena en la que, al mismo tiempo que se enorgullece de su mestizaje, enaltece de tal manera a los incas al punto de crear una imagen idílica, atribuyéndoles una misión civilizadora. Si bien desde el punto de vista histórico ha sido muy cuestionada, es innegable la calidad literaria de cada una de sus páginas, que convierten al inca Garcilaso en el primer escritor de nivel superlativo nacido en tierras americanas. Convertida rápidamente en un “bestseller”, hacia el siglo XIX ya estaba traducida a todos los idiomas occidentales. Pero su influencia ha trascendido más allá de lo estrictamente literario o historiográfico. Su lectura preservó en la memoria colectiva andina el recuerdo del Tahuantinsuyo, actuando como causa de las sangrientas rebeliones indígenas contra el dominio español, hasta que las autoridades dispusieron su prohibición y la recolección de todos los ejemplares (1782). (Less)

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Capítulo XXIV: Del jardín de oro y otras riquezas del Templo, a cuyasemejanza había otros muchos en aquel Imperio.

Volviendo a la fuente, digo que al cabo de los seis o siete meses que estuvo perdida, unos muchachuelos indios, andando jugando por el arroyo, vieron elmanantial del agua que salía por el caño quebrado y azolvado. Con la novedad

169

del agua se llamaron unos a otros hasta que llegó la nueva a los indios mayores,y de ellos a los españoles, los cuales, sospechando que era el agua que se había perdido al convento, porque era cerca de él, descubrieron el viaje de los caños, y,viendo que iban hacia la casa, se certificaron en la sospecha y dieron aviso a losreligiosos. Ellos aderezaron los caños con gran regocijo, aunque no con la policía que antes tenían, y restituyeron el agua a su huerta sin más procurar saber de dónde venía ni por do pasaba; verdad es que había mucha tierra encima porque los caños venían muy hondos.Aquella huerta que ahora sirve al convento de dar hortaliza era, en tiempode los Incas, jardín de oro y plata, como los había en las casas reales de losReyes, donde había muchas yerbas y flores de diversas suertes, muchas plantasmenores, muchos árboles mayores, muchos animales chicos y grandes, bravos ydomésticos, y sabandijas de las que van arrastrando, como culebras, lagartos ylagartijas, y caracoles, mariposas y pájaros y otras aves mayores del aire, cadacosa puesta en el lugar que más al propio contrahiciese a la natural queremedaba.Había un gran maizal y la semilla que llaman

quinua

y otras legumbres yárboles frutales, con su fruta toda de oro y plata, contrahecho al natural. Habíatambién en la casa rimeros de leña contrahecha de oro y plata, como los había enla casa real; también había grandes figuras de hombres y mujeres y niños,vaciados de lo mismo, y muchos graneros y trojes, que llaman

pirua

, todo paraornato y mayor majestad de la casa de su Dios el Sol. Que como cada año, atodas las fiestas principales que le hacían le presentaban tanta plata y oro, loempleaban todo en adornar su casa inventando cada día nuevas grandezas, porque todos los plateros que había dedicados para el servicio del Sol noentendían en otra cosa sino hacer y contrahacer las cosas dichas. Hacían infinitavajilla, que el templo tenía para su servido hasta ollas, cántaros, tinajas ytinajones. En suma, no había en aquella casa cosa alguna de que echar mano para cualquier ministerio que todo no fuese de oro y plata, hasta lo que servía deazadas y azadillas para limpiar los jardines. De donde con mucha razón y propiedad llamaron al templo del Sol y a toda la casa Coricancha, que quieredecir barrio de oro.A semejanza de este templo de la ciudad del Cozco eran los demás quehabía en muchas provincias de aquel reino, de muchos de los cuales y de lascasas de las vírgenes escogidas hace mención Pedro de Cieza de León en lademarcación que hizo de aquella tierra, que, como la va pintando casi provincia por provincia, pudo decir dónde las hubo, aunque no dice todas las casas ytemplos que había, sino los que se le ofrecieron en los caminos reales que dibujóy pintó, dejando en olvido los que aquí en las provincias grandes, que hay a unamano y a otra de los caminos. Y yo también los dejaré por escusar prolijidad, porque no hay para qué hacer mención de ellos, habiéndola hecho del más principal, a cuya semejanza eran todos los demás templos.

170

En el ornato de los cuales se esforzaba cada curaca conforme a la riquezade oro y plata que en su tierra había, procurando cada cual hacer todo lo que podía, así por honrar y servir a su Dios como por lisonjear a sus Reyes, que se preciaban ser hijos del Sol. Por lo cual todos aquellos templos de las provinciastambién estaban chapados de oro y plata, que competían con el del Cozco.Los parientes más cercanos de los curacas eran los sacerdotes de lostemplos del Sol. El Sumo Sacerdote, como obispo de cada provincia, era Inca dela sangre real, por que los sacrificios que al Sol se hacían fuesen conforme a losritos y ceremonias del Cozco y no conforme a las supersticiones que en algunas provincias había, las cuales vedaron los Incas, como sacrificar hombres ymujeres y niños y comer la carne humana de aquellos sacrificios y otras cosasmuy bárbaras que dijimos tuvieron en su primera gentilidad. Y por que lossúbditos no se volviesen a ellas les obligaban a que tuviesen por SumoSacerdote un Inca, que es varón de la sangre real.También se lo daban por honrar a los vasallos que, como en muchas parteslo hemos dicho, estimaban en mucho les diesen Incas por superiores, así parasacerdotes en la paz como para capitanes en la guerra, porque era hacer a losinferiores miembros de aquellas cabezas. Y esto basta para lo mucho más que deaquel riquísimo templo pudiera decir otro que supiera ponerlo mejor en su punto.

Capítulo XXV: Del famoso Templo de Titicaca y de sus fábulas yalegorías.

Entre otros templos famosos que en el Perú había dedicados al Sol, que enornamento y riqueza de oro y plata podían competir con el del Cozco, hubo unoen la isla llamada Titicaca, que quiere decir sierra de plomo: es compuesto de

titi

, que es plomo, y de

caca

que es sierra; hánse de pronunciar ambas sílabas

caca

en lo interior de la garganta, porque pronunciada como suenan las letrasespañolas quiere decir tío, hermano de madre. El lago llamado Titicaca, dondeestá la isla, tomó el mismo nombre de ella, la cual está de tierra firme poco másde dos tiros de arcabuz; tiene de circuito de cinco a seis mil pasos, donde dicenlos Incas que el Sol puso aquellos sus dos hijos varón y mujer, cuando los envióa la tierra para que doctrinasen y enseñasen la vida humana a la gente barbarísima que entonces había en aquella tierra. A esta fábula añaden otra desiglos más antiguos: dicen que después del diluvio vieron los rayos de Sol enaquella isla y en aquel gran lago primero que en otra parte alguna. El cual tiene por parte setenta y ochenta brazas de fondo y ochenta leguas de contorno. Desus propiedades y causas porque no admita barcos que anden encima de susaguas, escribía el Padre Blas Valera, en lo cual yo no me entremeto, porque diceque tiene mucha piedra imán.

171

El primer Inca Manco Cápac, favorecido de esta fábula antigua y de su buen ingenio, inventiva y sagacidad, viendo que los indios la creían y tenían ellago y la isla por lugar sagrado, compuso la segunda fábula, diciendo que él y sumujer eran hijos del Sol y que su padre los había puesto en aquella isla para quede allí fuesen por toda la tierra doctrinando aquellas gentes, como al principio deesta historia se dijo largamente

64

. Los Incas amautas, que eran los filósofos ysabios de su república, reducían la primera fábula a la segunda, dándosela por pronóstico o profecía, si así se puede decir. Decían que el haber echado el Sol enaquella isla sus primeros rayos para alumbrar el mundo había sido señal y promesa de que en el mismo lugar pondría sus dos primeros hijos para queenseñasen y alumbrasen aquellas gentes, sacándolas de las bestialidades en quevivían, como lo habían hecho después aquellos Reyes. Con estas invenciones yotras semejantes hechas en su favor, hicieron los Incas creer a los demás indiosque eran hijos del Sol, y con sus muchos beneficios lo confirmaron. Por estasdos fábulas tuvieron los Incas y todos los de su Imperio aquella isla por lugar sagrado, y así mandaron hacer en ella un riquísimo templo, todo aforrado contablones de oro, dedicado al Sol, donde universalmente todas las provinciassujetas al Inca ofrecían cada año mucho oro y plata y piedras preciosas enhacimiento de gracia al Sol por los dos beneficios que en aquel lugar les habíahecho. Aquel templo tenía el mismo servicio que el templo del Cozco. De lasofrendas de oro y plata había tanta cantidad amontonada en la isla, fuera de loque para el servicio del templo estaba labrado, que lo que dicen los indios acercade esto más es para admirar que para lo creer. El Padre Blas Valera, hablando dela riqueza de aquel templo y de lo mucho que fuera de él había sobrado yamontonado, dice que los indios trasplantados (que llaman

mítmac

) que viven enCopacabana le certificaron que era tanto lo que había sobrado de oro y plata, que pudieran hacer de ello otro templo, desde los fundamentas hasta la cumbre, sinmezcla de otro material. Y que luego que los indios supieron la entrada de losespañoles en aquella tierra, y que iban tomando para si cuanta riqueza hallaban,la echaron toda en aquel gran lago.Otro cuento semejante se me ofrece, y es que en [el] valle de Orcos, queestá seis leguas al sur del Cozco, hay una laguna pequeña que tiene menos demedia legua de circuito, empero muy honda y rodeada de cerros altos. Es famaque los indios echaron en ella mucho tesoro de lo que había en el Cozco, luegoque supieron la ida de los españoles, y que entre otras riquezas echaron lacadena de oro que Huayna Cápac mandó hacer, de la cual diremos en su lugar.Doce o trece españoles moradores del Cozco, no de los vecinos que tienenindios, sino de los mercaderes y tratantes, movidos de esta fama, hicieroncompañía a pérdida o a ganancia, para desaguar aquella laguna y gozar de su

64

No todos los cronistas están de acuerdo con Garcilaso en esta leyenda; para Balboa y Acosta,Manco Cápac fué originario de la región del Cuzco, lo mismo que para el Palentino. Cieza deLeón lo hace salir de Pacaritampu, y Montesinos difiere absolutamente de todos losanteriores.172

tesoro. Sondáronla y hallaron que tenía veintitrés o veinticuatro brazas de agua,sin el cieno, que era mucho. Acordaron hacer una mina por la parte del orientede la laguna, por do pasa el río llamado Yucay, porque por aquella parte está latierra más baja que el suelo de la laguna, por do podía correr el agua y quedar enseco la laguna, y por las otras partes no podían desaguarla, porque está rodeadade sierras; no abrieron el desaguadero a tajo abierto desde lo alto (que quizá lesfuera mejor) por parecerles más barato entrar por debajo de tierra con elsocavón. Empezaron su obra el año de mil y quinientos y cincuenta y siete, congrandes esperanzas de haber el tesoro, y, entrados ya más de cincuenta pasos por el cerro adelante, toparon con una peña, y aunque se esforzaron a romperla,hallaron que era de pedernal, y porfiando con ella, vieron que sacaban másfuego que piedra. Por lo cual, gastados muchos ducados de su caudal, perdieronsus esperanzas y dejaron la empresa. Yo entré por la cueva dos o tres veces,cuando andaban en la obra. Así que hay fama pública, como la tuvieron aquellosespañoles, de haber escondido los indios infinito tesoro en lagos, cuevas y enmontañas sin que haya esperanza de que se pueda cobrar.Los Reyes Incas, demás del templo y su gran ornato, ennoblecieron muchoaquella isla, por ser la primera tierra que sus primeros progenitores, viniendo delcielo, habían pisado, como ellos decían. Allanáronla todo lo que ser pudo,quitándole peñas y peñascos; hicieron andenes, los cuales cubrieron con tierra buena y fértil, traída de lejos, para que pudiese llevar maíz, porque en todaaquella región, por ser tierra muy fría, no se coge de ninguna manera. Enaquellos andenes lo sembraban con otras semillas, y, con los muchos beneficiosque le hacían, cogían algunas mazorcas en poca cantidad, las cuales llevaban alRey por cosa sagrada y él las llevaba al templo del Sol y de ellas enviaba a lasvírgenes escogidas que estaban en el Cozco y mandaba que se llevasen a otrosconventos y templos que por el reino había, un año a unos y otros, para quetodos gozasen de aquel grano que era como traído del cielo. Sembraban de elloen los jardines de los templos del Sol y de las casas de las escogidas en las provincias donde las había, y lo que se cogía se repartía por los pueblos de lastales provincias. Echaban algunos granos en los graneros del Sol y en los delRey y en los pósitos de los concejos, para que como cosa divina guardase,aumentase y librase de corrupción el pan que para el sustento común allí estabarecogido. Y el indio que podía haber un grano de aquel maíz o de cualquiera otrasemilla para echarlo en sus orones, creía que no le había de faltar pan en toda suvida: tan supersticiosos como esto fueron en cualquiera cosa que tocaba a susIncas.FIN DEL LIBRO TERCERO

173

LIBRO CUARTO

de losCOMENTARIOS REALES DE LOS INCAS.

Trata de las vírgenes dedicadas al Sol; la ley contra los que las violasen. Cómo se casaban los indios en común y cómo casaban al príncipe heredero; lasmaneras de heredar los estados; cómo criaban los hijos. La vida de Inca Roca, sexto Rey; sus conquistas, las escuelas que fundó y sus dichos. La vida deYáhuar Huácac, séptimo Rey, y de una extraña fantasma que se apareció al príncipe, su hijo. Contiene veinte y cuatro capítulos.

Capítulo I: La casa de las vírgenes dedicadas al Sol.

Tuvieron los Reyes Incas, en su gentilidad y vana religión, cosas grandes,dignas de mucha consideración, y una de ellas fue la profesión de perpetuavirginidad que las mujeres guardaban en muchas casas de recogimiento que paraellas en muchas provincias de su Imperio edificaron, y para que se entienda quémujeres eran éstas y a quién se dedicaban y en qué se ejercitaban, lo diremoscomo ello era; porque los historiadores españoles que de esto tratan pasan por ello conforme al refrán que dice: "como gato por brasas". Diremos particularmente de la casa que había en el Cozco, a cuya semejanza se hicierondespués las que hubo en todo el Perú.Es así que un barrio de los de aquella ciudad se llamaba Acllahuaci: quieredecir casa de escogidas; el barrio es el que está entre las dos calles que salen dela Plaza Mayor y van al convento de Santo Domingo, que solía ser casa del Sol.La una de las calles es la que sale del rincón de la plaza, a mano izquierda de laiglesia mayor, y va norte sur. Cuando yo salí de aquella ciudad, el año de mil yquinientos y sesenta, era esta calle la principal de los mercaderes. La otra callees la que sale del medio de la plaza, donde deja la cárcel, y va derecha al mismoconvento dominico, también norte sur. La frente de la casa salía a la PlazaMayor entre las dos calles dichas, y las espaldas de ella llegaban a la calle quelas atraviesa de oriente a poniente, de manera que estaba hecha isla entre la plaza y las tres calles: quedaba entre ella y el templo del Sol otra isla grandísimade casas y una plaza grande que hay delante del templo. De donde se ve claro lafalta de relación verdadera que tuvieron los historiadores que dicen que las

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vírgenes estaban en el templo del Sol, y que eran sacerdotisas y que ayudaban alos sacerdotes en los sacrificios, habiendo tanta distancia de la una casa a la otray siendo la principal intención de aquellos Reyes Incas que en ésta de las monjasno entrasen hombres ni en la del Sol mujeres. Llamábase casa de escogidas porque las escogían o por linaje o por hermosura: habían de ser vírgenes, y paraseguridad de que lo eran las escogían de ocho años abajo.Y porque las vírgenes de aquella casa del Cozco eran dedicadas paramujeres del Sol, habían de ser de su misma sangre, quiero decir, hijas de losIncas, así del Rey como de sus deudos, los legítimos y limpios de sangre ajena; porque de las mezcladas con sangre ajena, que llamamos bastardas, no podíanentrar en esta casa del Cozco del cual vamos hablando. Y la razón de esto decíanque como no se sufría dar al Sol mujer corrupta, sino virgen, así tampoco eralícito dársela bastarda, con mezcla de sangre ajena; porque, habiendo de tener hijos el Sol, como ellos imaginaban, no eran razón que fueran bastardos,mezclados de sangre divina y humana. Por tanto habían de ser legítimas de lasangre real, que era la misma del Sol. Había de ordinario más de mil yquinientas monjas, y no había tasa de las que podían ser.Dentro, en la casa, había mujeres mayores de edad que vivían en la misma profesión, envejecidas en ella, que habían entrado con las mismas condiciones,y, por ser ya viejas y por el oficio que hacían, las llamaban Mamacuna, queinterpretándolo superficialmente bastaría decir matrona, empero, para darle todasu significación, quiere decir mujer que tiene cuidado de hacer oficio de madre; porque es compuesto de mama, que es madre, y de esta partícula cuna, que por sí no significa nada, y en composición significa lo que hemos dicho, sin otrasmuchas significaciones, según las diversas composiciones que recibe. Hacialas bien el nombre, porque unas hacían oficio de abadesas, otras de maestras denovicias para enseñarlas, así en el culto divino de su idolatría como en las cosasque hacían de manos para su ejercicio, como hilar, tejer, coser. Otras eran porteras, otras provisoras de la casa, para pedir lo que habían menester, lo cualse les proveía abundantísimamente de la hacienda del Sol, porque eran mujeressuyas.

Capítulo II: Los estatutos y ejercicios de las virgenes escogidas.

Vivían en perpetua clausura hasta acabar la vida, con guarda de perpetuavirginidad; no tenían locutorio ni torno ni otra parte alguna por donde pudiesenhablar ni ver hombre ni mujer; si no eran ellas mismas unas con otras, porquedecían que las mujeres del Sol no habían de ser tan comunes que las viese nadie.Y esta clausura era tan grande que aun el propio Inca no quería gozar del privilegio que como Rey podía tener de las ver y hablar, por que nadie seatreviese a pedir semejante privilegio. Sola la Coya, que es la Reina, y sus hijastenían licencia de entrar en la casa y hablar con las encerradas, así mozas comoviejas.

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Con la Reina y sus hijas enviaba el Inca a las visitar y saber cómo estaban yqué habían menester. Esta casa alcancé yo a ver entera de sus edificios, que solaella y la del Sol, que eran dos barrios, y otros cuatro galpones grandes, quehabían sido casas de los Reyes Incas, respetaron los indios en su generallevantamiento contra los españoles, que no las quemaron (como quemaron todolo demás de la ciudad), porque la una había sido casa del Sol, su Dios, y la otracasa de sus mujeres y las otras de sus Reyes. Tenían entre otras grandezas de suedificio una calleja angosta, capaz de dos personas, la cual atravesaba toda lacasa. Tenía la calleja muchos apartados a una mano y otra, donde había oficinasde la casa donde trabajaban las mujeres de servicio. A cada puerta de aquéllashabía porteras de mucho recaudo; en el último apartado, al fin de la calleja,estaban las mujeres del Sol, donde no entraba nadie. Tenía la casa su puerta principal como las que acá llaman puerta reglar, la cual no se abría sino para laReina y para recibir las que entraban para ser monjas.Al principio de la calleja, que era la puerta del servicio de la casa, habíaveinte porteros de ordinario para llevar y traer hasta la segunda puerta lo que enla casa hubiese de entrar y salir. Los porteros no podían pasar de la segunda puerta, so pena de la vida, aunque se lo mandasen de allá adentro, ni nadie lo podía mandar, so la misma pena.Tenían para servicio de las monjas y de la casa quinientas mozas, las cualestambién habían de ser doncellas, hijas de los Incas del privilegio, que el primer Inca dio a los que redujo a su servicio, no de los de la sangre real porque noentraban para mujeres del Sol, sino para criadas. No querían que fuesen hijas dealienígenas, sino hijas de Incas, aunque de privilegio. Las cuales mozas tambiéntenían sus Mamacunas de la misma casta y doncellas, que les ordenaban lo quehabían de hacer. Y estas Mamacunas no eran sino las que envejecían en la casa,que, llegadas a tal edad, les daban el nombre y la administración comodiciéndoles: "Ya podéis ser madres y gobernar la casa". En el repartimiento quelos españoles hicieron para sus moradas de las casas reales de la ciudad delCozco, cuando la ganaron, cupo la mitad de este convento a Pedro del Barco, dequien adelante haremos mención —fue la parte de las oficinas—, y la otra mitadcupo al Licenciado de la Gama, que yo alcancé en mis niñeces, y después fue deDiego Ortiz de Guzmán, caballero natural de Sevilla que yo conocí y dejé vivocuando vine a España.El principal ejercicio que las mujeres del Sol hacían era hilar y tejer y hacer todo lo que el Inca traía sobre su persona de vestido y tocado, y también para laCoya, su mujer legítima. Labraban asimismo toda la ropa finísima que ofrecíanal Sol en sacrificio; lo que el Inca traía en la cabeza era una trenza llamada

llautu

, ancha como el dedo merguerite y muy gruesa, que venía a ser casicuadrada, que daba cuatro o cinco vueltas a la cabeza, y la borla colorada, que letomaba de una sien a otra.El vestido era una camiseta que descendía hasta las rodillas, que llaman

uncu

. Los españoles le llaman

cusma

; no es del general lenguaje, sino vocablo

176

intruso de alguna provincia particular. Traía una manta cuadrada de dos piernas,en lugar de capa, que llaman

yacolla

. Hacían asimismo estas monjas para el Incaunas bolsas que son cuadradas, de una cuarta en cuadro; tráenlas debajo del brazo, asida a una trenza muy labrada de dos dedos en ancho, puesta como tahalídel hombro izquierdo al costado derecho. A estas bolsas llaman

chuspa

: servíansolamente de traer la yerba llamada cuca, que los indios comen, la cual entoncesno era tan común como ahora, porque no la comían sino el Inca y sus parientes yalgunos curacas a quien el Rey, por mucho favor y merced, enviaba algunoscestos de ella por año.También hacían unas borlas pequeñas de dos colores, amarillo y colorado,llamadas

paycha

, asidas a una trenza delgada de una braza en largo, las cualesno eran para el Inca, sino para los de su sangre real: traíanlas sobre su cabeza;caían las borlas sobre la sien derecha.

Capítulo III: La veneración en que tenían las cosas que hacían lasescogidas, y la ley contra los que las violasen.

Todas estas cosas hacían las monjas de sus manos en mucha cantidad parael Sol, marido de ellas. Y porque el Sol no podía vestir ni traer aquellosornamentos, se los enviaban al Inca, como a hijo legítimo y natural y herederoque decían ser suyo, para que él los trajese. El cual los recibía como cosassagradas y las tenía él y todo su Imperio en mayor veneración que las tuvieranlos griegos y romanos si en su gentilidad las hicieran sus diosas Juno, Venus yPalas. Porque estos nuevos gentiles, como más simples que lo fueron losantiguos, adoraron con grandísima veneración y afecto de corazón todo lo queen su falsa religión tenían por sagrado y divino. Y porque aquellas cosas eranhechas por las manos de las Coyas, mujeres del Sol, y hechas para el Sol, y lasmujeres por su calidad eran de la misma sangre del Sol, por todos estosrespectos las tenían en suma veneración. Y así el mismo Inca no podía darlas aotro alguno que no fuese de su sangre real y parentela, porque las cosas divinas,decían ellos, no era lícito, sino sacrilegio, emplearlas en hombres humanos, y deaquí le era prohibido al mismo Rey dar[las] a los curacas y capitanes, por muchoque hubiesen servido, si no fuesen de su sangre, y adelante diremos de cuálesotros vestidos suyos daba el Inca a los curacas y a los visorreyes, gobernadores ycapitanes, por gran merced y favor que les hacía con ellos.Sin lo dicho, tenían cuidado estas monjas de hacer a sus tiempos el panllamado

zancu

para los sacrificios que ofrecían al Sol en las fiestas mayores quellamaban Raymi y Cittua. Hacían también la bebida que el Inca y sus parientesaquellos días festivos bebían, que en su lengua llaman

aca

, pronunciada laúltima sílaba en las fauces, porque pronunciada como suenan las letras españolassignifica estiércol. Toda la vajilla de aquella casa, hasta las ollas, cántaros ytinajas, eran de plata y oro, como en la casa del Sol porque eran mujeres suyas y

177

ellas lo merecían por su calidad. Había asimismo un jardín con árboles y plantas,yerbas y flores, aves y animales, contrahechos de oro y plata, como los quehabía en el templo del Sol.Las cosas que hemos dicho eran las principales en que las monjas de laciudad del Cozco se ocupaban. Todo lo demás era conforme a la vida yconversación de unas mujeres que guardaban perpetua clausura con perpetuavirginidad. Para la monja que delinquiese contra su virginidad había ley que laenterrasen viva y al cómplice mandaban ahorcar. Y por que les parecía (y así loafirmaban ellos) que era poco castigo matar un hombre solo por delito tan gravecomo era atreverse a violar una mujer dedicada al Sol, su Dios y padre de susReyes, mandaba la ley matar con el delincuente su mujer e hijos y criados, ytambién sus parientes y todos los vecinos y moradores de su pueblo y todos susganados, sin quedar mamante ni piante, como dicen. Derribaban el pueblo y losembraban de piedra; y como patria y madre que tan mal hijo había parido ycriado, quedaba desierta y asolada, y el sitio maldito y descomulgado, para quenadie lo hollase, ni aun los ganados, si ser pudiese.Esta era la ley, mas nunca se vio ejecutada, porque jamás se halló quehubiesen delinquido contra ello, porque, como otras veces hemos dicho, losindios del Perú fueron temerosísimos de sus leyes y observantísimos de ellas, principalmente de las que tocaban en su religión o en su Rey. Mas si se hallarahaber delinquido alguno contra ella, se ejecutara al pie de la letra sin remisiónalguna, como si no fuera más que matar un gozque. Porque los Incas nuncahicieron leyes para asombrar los vasallos ni para que burlasen de ellas, sino paraejecutarlas en los que se atreviesen a quebrantarlas.

Capítulo IV: Que había otras muchas casas de escogidas.Compruébase la ley rigurosa.

Todo lo que se ha dicho era de la casa de las vírgenes del Cozco, dedicadasal Sol, a semejanza de la cual había otras muchas en todo el reino, en las provincias más principales, donde el Inca por gran merced y privilegio lasmandaba edificar. En las cuales entraban doncellas de todas suertes, así de laslegítimas de la sangre real como de las que llamamos bastardas, mezcladas consangre ajena. Entraban también, por gran favor y merced, hijas de los curacasseñores de vasallos; asimismo entraban hijas de la gente común, las que eranescogidas por muy hermosas, porque eran para mujeres o concubinas del Inca yno del Sol. Los padres lo tenían por suma felicidad que les tomasen las hijas para mujeres del Rey, y ellas lo mismo.Guardábanse con la misma vigilancia y cuidado que las del Sol. Teníanmozas de servicio, doncellas como las otras; sustentábanse de la hacienda delInca porque eran sus mujeres; entendían en lo mismo que las del Sol, en hilar ytejer y hacer de vestir en grandísima cantidad para el Inca. Hacían también todas

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las demás cosas que dijimos de las otras. De las cuales obras repartía el Inca conlos de su sangre real, con los señores de vasallos y con los capitanes de guerra ycon todas las demás personas a quien él, por mucho favor y regalo, quería hacer merced, y no le era prohibido el darles porque las hacían sus mujeres, y no lasdel Sol, y las hacían para él y no para el Sol.Tenían también sus Mamacunas, que las gobernaban como a las del Cozco.En suma, todas eran una misma casa, salvo que en la del Cozco entraban paramujeres del Sol y habían de ser legítimas en la sangre real y guardaban perpetuaclausura, y en las demás casas del reino entraban mujeres de todas suertes, conque fuesen muy hermosas y doncellas, porque eran para el Inca. De donde,cuando él las pedía, sacaban las más hermosas para llevárselas donde él estaba para concubinas.Contra los delincuentes de estas casas de las mujeres del Inca había lamisma ley rigurosa que contra los adúlteros de las escogidas dedicadas para elSol, porque el delito era uno mismo, mas nunca se vio ejecutada, porque nuncahubo en quién. En confirmación de lo que decimos de la ley rigurosa contra losatrevidos a las mujeres del Sol o del Inca, dice el contador Agustín de Zárate,hablando de las causas de la muerte violenta de Atahuallpa, Libro segundo,capítulo séptimo, estas palabras, que son sacadas a la letra, que hacen a nuestro propósito: "Y como las averiguaciones que sobre esto se hicieron era por lenguadel mismo Felipillo, interpretaba lo que quería conforme a su intención; la causaque le movió nunca se pudo bien averiguar, mas de que fue una de dos, o queeste indio tenía amores con una de las mujeres de Atabáliba y quiso con sumuerte gozar de ella seguramente, lo cual había ya venido a noticia deAtabáliba, y él se quejó de ello al gobernador, diciendo que sentía más aqueldesacato que su prisión ni cuantos desastres le habían venido, aunque se lesiguiese la muerte con ellos, que un indio tan bajo le tuviese en tan poco y lehiciese tan gran afrenta, sabiendo él la ley que en aquella tierra había ensemejante delito, porque el que se hallaba culpado en él, y aun el que solamentelo intentaba le quemaban vivo con la misma mujer si tenía culpa y mataban a sus padres e hijos y hermanos y a todos los otros parientes cercanos y aun hasta lasovejas de tal adúltero, y demás de esto despoblaban la tierra donde él era natural,sembrándola de sal y cortando los árboles y derribando las casas de toda la población y haciendo otros muy grandes castigos en memoria del delito", etc.Hasta aquí es de Agustín de Zárate, donde muestra haber tenido entera relacióndel rigor de aquella ley. Hallélo después de haber escrito lo que yo sabía de ella;holgué mucho hallar la ley tan copiosamente escrita por un caballero español por abonarse con su autoridad, que, aunque todos los demás historiadores hablan deesta ley, lo más que dicen es que a los delincuentes daban pena de muerte, sindecir que también la daban a sus hijos, padres, parientes y a todos los vecinos desu pueblo hasta matar los animales y arrancar los árboles y asolar su patria ysembrarla de piedra o de sal, que todo es uno. Todo lo cual contenía la ley,encareciendo el delito, para dar a entender cuán grave era. Y así lo encareció

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bien el pobre Inca Atahuallpa, diciendo que sentía más aquel desacato que su prisión ni todas sus adversidades, aunque viniese la muerte con ellas.Las que una vez salían para concubinas del Rey como ya corruptas, no podían volver a la casa; servían en la casa real como damas o criadas de la reinahasta que las jubilaban y daban licencia que se volviesen a sus tierras, donde lesdaban casas y heredades y las servían con gran veneración; porque eragrandísima honra de toda su nación tener consigo una mujer del Inca. Las queno alcanzaban a ser concubinas del Rey se quedaban en la casa hasta muy viejas;entonces tenían libertad para irse a sus tierras, donde eran servidas como hemosdicho, o se quedaban en las casas hasta morir.

Capítulo V: El servicio y ornamento de las escogidas y que no lasdaban por mujeres a nadie.

Las que se dedicaban para el Rey presente, muerto él se llamaban madresdel sucesor, y entonces les daban el nombre Mamacuna con más propiedad, porque ya eran madres, y éstas doctrinaban y guardaban las que entraban paraconcubinas del nuevo Inca, como suegras o nueras. Tenía cada convento de éstossu gobernador, el cual había de ser Inca; tenía mayordomo y despensero y losdemás oficios necesarios para el servicio de las mujeres del Rey, que, aunqueconcubinas, las llamaban mujeres por la honestidad del nombre. En todas lascasas de las doncellas escogidas para el Inca, la vajilla y los demás vasos deservicio eran de plata y oro, como los había en la casa de las mujeres del Sol yen su famoso templo, y como los hubo (según diremos) en las casas reales; que,hablando en suma, se puede afirmar que toda la riqueza de oro y plata y piedras preciosas que en aquel grande imperio se sacaba no se empleaba en otra casasino en el adorno y servicio de los templos del Sol, que eran muchos, y de lascasas de las vírgenes, que por consiguiente eran otras tantas, y en la suntuosidady majestad de las casas reales que fueron muchas más. Lo que se gastaba en elservicio de los señores de vasallos era poco o nada, porque no era más de paralos vasos de beber, y ésos eran limitados por su cuenta y número conforme al privilegio que el Inca les daba para ellos; otro poco se empleaba en los vestidosy arreos con que celebraban sus fiestas principales.Decir que de estas casas de las escogidas sacaban doncellas para dárselas por mujeres a los señores de vasallos y a los capitanes famosos y a otros beneméritos del Inca, y que él mismo se las daba por mujeres, es engaño quehicieron al autor por falsa relación que le dieron. Porque, dedicadas una vez paramujer del Inca y admitidas en aquella profesión, no era licito bajarlas de aquelestado ni se permitía que, siendo mujer de un particular, dijesen: "Esta fue mujer del Inca". Porque era profanar lo sagrado, que secundariamente, después del Sol,se tenía por sagrado lo que se dedicaba para el Inca, particularmente las mujeres, por la mayor unión que hay con ellas, ni se sufría permitir el agravio que a ellas

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se les hacía en bajarlas de mujeres del Inca a mujeres de un particular, que aunen cosas de muy poca importancia nunca permitieron agraviar a nadie, cuantomás en la de tanta grandeza, que tenían en más ser esclavas del Inca que ser mujeres de señores vasallos; que por ser esclavas del Inca (digámoslo así,aunque no las tuvieron ni supieron qué cosa era ser esclavo) las veneraban comoa cosa sagrada, por ser del Inca, y por mujeres de señores de vasallos no eranestimadas más que las otras comunes en comparación de las cosas del Inca.Todas estas razones miraban los indios con grandísima atención y las guardabanen sumo grado, porque a sus Reyes, demás de la majestad real, como ya se hadicho, los tenían por dioses.

Capítulo VI: De cuáles mujeres hacia merced el Inca.

Verdad es que los Incas daban mujeres de su mano a las personas beneméritas en su servicio, como curacas y capitanes y otros semejantes.Empero, eran hijas de otros capitanes y de otros curacas, las cuales el Incatomaba para darlas por mujeres a los que le habían servido; y no se tenía por menos favorecido y menos gratificado aquel a quien pedían la hija que al que sela daban, porque se había acordado el Inca de su hija para la pedir y hacer joya propia y darla de su mano al que le había servido, que en las mercedes que elInca hacía no se estimaba tanto la dádiva, por grande que fuese, como el haber sido de mano de la majestad del Inca, porque se tenía por merced divina y nohumana.También daba el Inca, aunque raras veces, mujeres bastardas de su sangrereal por mujeres a curacas señores de grandes provincias; así por hacerlesmerced como por obligarles con ella a que le fuesen leales vasallos. Y de estamanera, habiendo tantas mujeres que dar, no tenía el Rey necesidad de dar mujeres de las que se le habían dedicado en las dichas casas: porque le fueramenoscabo a él y a la mujer y a su religión, que ellos tuvieron por inviolable, porque pudiendo las legítimas ser mujeres del Sol, como está dicho, o del Inca,como era costumbre tomar concubinas de su sangre real, o pudiendo ser mujer de otro Inca legítimo, que en estos tres estados no salían de lo que tenían por divino, no era lícito que fuera mujer de un hombre humano, por gran señor quefuera, que era bajar de su deidad aquella sangre que tenían por divina. Y porquela bastarda ya estaba decaída de su falsa divinidad, no se le hacía agravio endarla por mujer a un gran señor.

Capítulo VII: De otras mujeres que guardaban virginidad y de lasviudas.

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Demás de las vírgenes que entraban en los monasterios de recogimiento a profesar perpetua virginidad había muchas mujeres de sangre real que en suscasas vivían en recogimiento y honestidad, con voto de virginidad, aunque no declausura; porque no dejaban de salir a visitar las parientas más cercanas en susenfermedades y partos, y cuando trasquilaban y ponían el nombre a los primogénitos. Estas eran tenidas en grandísima veneración por su castidad ylimpieza y por excelencia y deidad las llamaban Ocllo, que era como nombreconsagrado en su idolatría. Su castidad no era fingida, sino muy verdadera, so pena de que por engañadora y falsaria en su vana religión la quemaran viva o laecharan en el lago de los leones si pareciera lo contrario. Yo alcancé a conocer una de éstas en su última vejez que no se había casado, llamábanla Ocllo.Algunas veces visitaba a mi madre y, según entendí, era su tía, hermana de susabuelos; teníanla en la veneración que hemos dicho, porque dondequiera ledaban el primer lugar, y soy testigo que mi madre lo hacía así con ella, tanto por ser tía como por su edad y honestidad. No es de dejar en olvido la honestidad de las viudas en común, queguardaban gran clausura por todo el primer año de su viudez, y muy pocas de lasque no tenían hijos se volvían a casar, y las que los tenían no habían de casarse jamás, sino que vivían en continencia. Por esta virtud eran muy favorecidas ensus leyes y ordenanzas, pues mandaban que se labrasen primero las tierras de lasviudas que las del curaca ni las del Inca, sin otros muchos privilegios semejantesque les daban. Verdad es que también a los indios se les hacía de mal casarsecon viuda, principalmente si él no era viudo, porque decía que aquel tal perdíano sé qué de su calidad en casar con viuda. Las cosas dichas son las másnotables que acerca de las vírgenes y de las honestas y de las viudas se puedendecir.

Capítulo VIII: Cómo casaban en común y cómo asentaban la casa.

Será bien tratemos de la manera como se casaban en todos los reinos y provincias sujetas al Inca. Es de saber que cada año, o de dos a dos años por taltiempo, mandaba el Rey juntar todos los mozos y mozas casaderas que en laciudad del Cozco había de su linaje. Las mozas habían de ser de diez y ocho aveinte años y los mozos de veinte y cuatro arriba, y no los permitían que secasasen antes, porque decían que era menester que tuviesen edad y juicio paragobernar casa y hacienda, porque casarlos de menos edad era todo muchachería.El Inca se ponía en medio de los contrayentes que estaban cerca unos deotros, y mirándolos llamaba a él y a ella y a cada uno tomaba por la mano y los juntaba como que los unía con el vínculo del matrimonio y los entregaba a sus padres; los cuales se iban a casa del padre del novio, y entre los parientes máscercanos se solemnizaban las bodas, dos o cuatro o seis días, o más los quequerían. Estas eran las mujeres legítimas, y para mayor favor y honra de ellas las

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llamaban, en su lengua, entregadas de la mano del Inca. Habiendo casado el Reylos de su linaje, luego otro día siguiente los ministros que para ello estabandiputados casaban por la misma orden a los demás hijos de vecinos de la ciudad,guardando la división de las dos parcialidades llamadas Cozco el alto y Cozco el bajo, de las cuales al principio de esta historia dimos larga cuenta.Las casas para la morada de los novios que eran Incas, de quien vamoshablando, las hacían los indios de aquellas provincias a cuyo cargo era elhacerlas conforme al repartimiento que para cada cosa había hecho. El ajuar, queeran las cosas de servicio de casa, lo proveían los parientes, acudiendo cada unocon su pieza, y no había otras ceremonias ni sacrificios. Y si los historiadoresespañoles dicen que usaban otras cosas en sus matrimonios, es por no saber distinguir las provincias donde se usaban tales y tales cosas. De donde vienen aatribuir en común a los Incas las costumbres bárbaras que muchas provinciastuvieron antes que ellos las señorearan, las cuales no solamente no las tuvieronlos Incas, mas antes las quitaron a los indios que las tenían, imponiéndolesgravísimas penas si las usaban.Los Incas no tuvieron otra manera de casar sino las que se ha referido, ysegún aquello salía por todos los reinos su mandato para que cada gobernador ensu distrito, juntamente con el curaca de la provincia, casase los mozos y mozasque hubiese para casar, y habían de asistir los curacas a los casamientos ohacerlos ellos mismos como señores y padres de la patria; porque nunca jamáslos Incas tiranizaron cosa alguna de la jurisdicción del curaca, y el Incagobernador asistía a los casamientos que el curaca hacía, no para quitar ni poner nada en ellos, sino para aprobar en nombre del Rey lo que el curaca hacía consus vasallos.En los casamientos de la gente común eran obligados los concejos de cada pueblo a labrar las casas de sus novios, y el ajuar lo proveía la parentela. No lesera lícito casarse los de una provincia en otra, ni los de un pueblo en otro, sinotodos en sus pueblos y dentro de su parentela (como las tribus de Israel) por noconfundir los linajes y naciones mezclándose unos con otros. Reservaban lashermanas, y todos los de un pueblo se tenían por parientes (a semejanza de lasabejas de una colmena), y aun los de una provincia, como fuesen de una nacióny de una lengua. Tampoco les era lícito irse a vivir de una provincia a otra ni deun pueblo a otro ni de un barrio a otro, porque no podían confundir las decuriasque estaban hechas de los vecinos de cada pueblo y barrio, y también porque lascasas las hacían los concejos y no las habían de hacer más de una vez, y había deser en el barrio o collación de sus parientes.

Capítulo IX: Casaban al Príncipe heredero con su propia hermana, ylas razones que para ello daban.

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Notes

Ya que hemos dicho la manera de casarse los indios en común, será biendigamos cómo casaba en particular el príncipe heredero del reino. Para lo cual esde saber que los Reyes Incas, desde el primero de ellos, tuvieron por ley ycostumbre muy guardada que el heredero del reino casase con su hermanamayor, legítima de padre y madre, y ésta era su legítima mujer; llamábanleCoya, que es tanto como Reina o Emperatriz. El primogénito de estos doshermanos era el legítimo heredero del reino.Guardaron esta ley y costumbre desde el primer Inca Manco Cápac y sumujer Mama Ocllo Huaco, los cuales vinieron diciendo que eran hermanos,hijos del Sol y de la Luna, y así lo creyeron los indios, sus vasallos y los novasallos. Tomaron también otro ejemplo antiguo para autorizar este segundo, yfue que, como ya se ha dicho, tuvieron en su gentilidad que la Luna era hermanay mujer del Sol, de los cuales se preciaban descender los Incas. De aquí nacióque para imitar en todo al Sol y a los primeros Incas, sus hijos, establecieron leyque el primogénito del Inca, siguiendo ambos ejemplos, casase con su propiahermana de padre y madre. A falta de hermana legítima, casaban con la parientamás cercana al árbol real, prima hermana o sobrina o tía, la que a falta de varón pudiese heredar el reino conforme a la ley de España.Si el príncipe no había hijos en la primera hermana, casaba con la segunday tercera hasta tenerlos, y este rigor de ley y costumbre lo fundaban en losejemplos ya dichos. Decían que pues el Sol se había casado con su hermana yhabía hecho aquel casamiento de sus dos primeros hijos, era justo se guardase lamisma orden en los primogénitos del Rey. También lo hacían por conservar limpia la sangre del Sol, porque decían que no era lícito se mezclase con sangrehumana: llamaban sangre humana la que no era de los Incas. Decían asimismoque casaban los príncipes con sus hermanas por que al heredero le pertenecieseel reino tanto por la madre como por el padre; porque, no siendo así, decían queel príncipe en la herencia bastardeaba por la vía de su madre. En tanto rigor como esto ponían la sucesión y derecho de heredar el reino.A estas razones añadían otras, y decían que no era de permitir que lamajestad de ser Reina la diesen a mujer alguna que no le perteneciese por legítimo derecho propio, y no por conjunta persona del Rey, ni era justo que, nosiendo ella por sí capaz del reinado, la adorasen y sirviesen otras que en igualfortuna eran mejores que ella.Sin la mujer legítima, tuvieron aquellos Reyes muchas concubinas; de ellas erande sus parientas dentro y fuera del cuarto grado; otras eran de las alienígenas.Los hijos de las parientas eran tenidos por legítimos porque no tenían mezcla desangre ajena; la cual limpieza se tuvo entre los Incas en suma veneración, nosolamente entre los Reyes, mas también entre todos los de la sangre real. Loshijos de las mancebas extranjeras eran tenidos por bastardos, y, aunque losrespetaban como a hijos del Rey, no era con el acatamiento y adoración interior y exterior que a los legítimos en sangre, porque a éstos los adoraban como adioses y (a) aquéllos como a hombres. De manera que el Rey Inca tenía tres

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suertes de hijos: los de su mujer, que eran legítimos para la herencia del reino;los de las parientas, que eran legítimos en sangre, y los bastardos, hijos de lasextranjeras.

Capítulo X: Diferentes maneras de heredar los estados.

A falta de los hijos de la legítima mujer, era ley que podía heredar el mayor de los legítimos en sangre, como heredó Manco Inca a Huáscar, como se dirá ensu lugar, y así sucesivamente los demás a falta del mayor, y en ninguna manerase permitía heredar alguno de los bastardos. Y no habiendo hijo legítimo ensangre, volvía la herencia al pariente varón legítimo más cercano.Por esta ley destruyó Atahuallpa toda la sangre real, hombres y mujeres,como en su lugar diremos, porque él era bastardo y temía no le quitasen el reinousurpado y se lo diesen a algún legítimo. Casaban todos los de la sangre real consus parientes dentro en el cuarto grado, por que hubiese muchos hijos legítimosen sangre. Reservaban la hermana, cuyo casamiento no era permitido sino sóloal Rey. Heredaba siempre el reino el hijo mayor, y nunca faltó esta sucesión endoce Reyes que reinaron hasta los españoles. En los curacas, señores devasallos, hubo diferentes costumbres en la herencia de los estados. En unas provincias heredaba el hijo primogénito, sucediendo llanamente de padres ahijos. En otras heredaba el hijo más bienquisto de sus vasallos, amado por suvirtud y afabilidad, que parece elección, más que no herencia. Esta ley era freno para que ninguno de los hijos del curaca fuese tirano mal acondicionado, sinoque cada uno de ellos procurase merecer la herencia del estado y señorío por su bondad y valor, obligando a los vasallos a que lo pidiesen por señor porque eravirtuoso.En otras provincias heredaban todos los hijos por su antigüedad, que,muerto el padre, sucedía el hijo mayor y luego el segundo y tercero, etc., ymuertos todos los hermanos, volvía la herencia a los hijos del mayor, y despuésa los del segundo y tercero, etc., y así iban en una muy cansada esperanza. Dehaber oído esta manera de heredar de algunos curacas, se engañó un historiador español, diciendo que era común costumbre en todo el Perú, no solamente en loscaciques mas también en los Reyes, heredar los hermanos del Rey y luego loshijos de ellos, por su orden y antigüedad; lo cual no hubo en los Reyes Incas,sino en algunos curacas, como hemos dicho.Las tres diferentes costumbres o leyes que los señores de vasallos endiversas provincias tenían para heredar sus estados no las hicieron los Incas, porque sus leyes y ordenanzas eran comunes y generales para todos sus reinos.Los curacas las tenían y usaban antes del Imperio de los Incas, y aunque elloslos conquistaron después, así como no les quitaban los estados, tampoco lesquitaban las costumbres que en su antigüedad tenían, como no fuesen contrariasa las que ellos mandaban guardar. Antes confirmaron muchas de ellas que les

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parecieron buenas, particularmente la costumbre de heredar el estado el hijo másvirtuoso y más bienquisto, que les pareció muy loable, y así la aprobaron ymandaron que se guardase donde se hubiese usado y donde quisiesen usarla. Yun Rey de ellos hubo que quiso valerse de esta ley de los curacas contra laaspereza y mala condición del príncipe, su hijo primogénito, como en su lugar veremos.En un pueblo que está cuarenta leguas al poniente del Cozco que yo vi —esde la nación Quechua, dícese Sutcunca— acaeció lo que se dirá, que es a propósito de las herencias diferentes de aquella tierra. El curaca del pueblo sellamaba don García. El cual, viéndose cerca de morirse, llamó cuatro hijosvarones que tenia y los hombres nobles de su pueblo y les dijo por vía detestamento que guardasen la ley de Jesucristo que nuevamente habían recibido, yque siempre diesen gracias a Dios por habérsela enviado, sirviesen y respetasenmucho a los españoles porque se la habían llevado: particularmente sirviesen asu amo con mucho amor porque les había cabido en suerte para ser señor deellos. Y a lo último les dijo: "Bien sabéis que según la costumbre de nuestratierra hereda mi estado el más virtuoso y más bienquisto de mis hijos; yo osencargo escojáis el que fuere tal, y si entre ellos no lo hubiere, os mando que losdesheredéis y elijáis uno de vosotros que sea para mirar por vuestra honra, saludy provecho, porque deseo más el bien común de todos vosotros que el particular de mis hijos". Todo esto contaba el sacerdote que los doctrinaba, por hazaña ytestamento notable de su inquilino.

Capítulo XI

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: El destetar, trasquilar y poner nombre a los niños.

Los Incas usaron hacer gran fiesta al destetar de los hijos primogénitos, yno a las hijas ni a los demás varones segundos y terceros, a lo menos no con lasolemnidad del primero; porque la dignidad de la primogenitura, principalmentedel varón, fue muy estimada entre estos Incas y a imitación de ellos lo fue entretodos sus vasallos.Destetábanlos de dos años arriba y les trasquilaban el primer cabello conque habían nacido, que hasta entonces no tocaban en él, y les ponían el nombre propio que había de tener, para lo cual se juntaba toda la parentela, y elegían unode ellos para padrino del niño, el cual daba la primera tijerada al ahijado. Lastijeras eran cuchillos de pedernal, porque los indios no alcanzaron la invenciónde las tijeras. En pos del padrino iba cada uno por su grado de edad o dignidad adar su tijerada al destetado; y habiéndole trasquilado, le ponían el nombre y le presentaban las dádivas que llevaban, unos ropas de vestir, otros ganado, otrosarmas de diversas maneras, otros le daban vasijas de oro o de plata para beber, yéstos habían de ser de la estirpe real, que la gente común no los podía tener sino por privilegio.

65

La edición de 1609 dice, por errata: “Cap. II”.186

Acabado el ofrecer, venía la solemnidad del beber, que sin él no habíafiesta buena. Cantaban y bailaban hasta la noche, y este regocijo duraba dos, treso cuatro días, o más, como era la parentela del niño, y casi lo mismo se hacíacuando destetaban y trasquilaban al príncipe heredero, sino que era consolemnidad real y era el padrino el Sumo Sacerdote del Sol. Acudían personalmente o por sus embajadores los curacas de todo el reino; hacíase unafiesta que por lo menos duraba más de veinte días; hacíanle grandes presentes deoro y plata y piedras preciosas y de todo lo mejor que había en sus provincias.A semejanza de lo dicho, porque todos quieren imitar a la cabeza, hacían lomismo los curacas y universalmente toda la gente común del Perú, cada unosegún su grado y parentela, y ésta era una de sus fiestas de mayor regocijo. Paralos curiosos de lenguas decimos que la general del Perú tiene dos nombres paradecir hijos: el padre dice

churi

y la madre

huahua

(habíase de escribir estenombre sin las

h. h

.; solamente las cuatro vocales, pronunciadas cada una de por sí en dos diptongas:

uaua

: yo le añado las

h. h

, porque no se hagan dos sílabas).Son nombres, y ambos quieren decir hijos, incluyendo en sí cada uno de ellosambos sexos y ambos números, con tal rigor que no pueden los padres trocarlos,so pena de hacerse el varón hembra y la hembra varón. Para distinguir los sexosañaden los nombres que significan macho o hembra; mas para decir hijos en plural o en singular, dice el padre

churi

y la madre

uaua

. Para llamarsehermanos tienen cuatro nombres diferentes. El varón dice

huauque

: quiere decir hermano; de mujer a mujer dicen

ñaña

: quiere decir hermana. Y si el hermano ala hermana dijese

ñaña

(pues significa hermana) sería hacerse mujer. Y si lahermana al hermano dijese

huauque

(pues significa hermano) sería hacersevarón. El hermano a la hermana dice

pana

: quiere decir hermana; y la hermanaal hermano dice

tora

: quiere decir hermano. Y un hermano a otro no puede decir

tora

, aunque significa hermano, porque sería hacerse mujer; ni una hermana aotra puede decir

pana

, aunque significa hermana, porque sería hacerse varón. Demanera que hay nombres de una misma significación y de un mismo género,unos apropiados a los hombres y otros a las mujeres, para que usen de ellos, sin poderlos trocar, so la dicha pena. Todo lo cual se debe advertir mucho paraenseñar nuestra Santa Religión a los indios sin darles ocasión de risa con los barbarismos. Los Padres de la Compañía, como tan curiosos en todo, y otrosreligiosos trabajan mucho en aquella lengua para doctrinar aquellos gentiles,como al principio dijimos.

Capítulo XII: Criaban los hijos sin regalo ninguno.

Los hijos criaban extrañamente, así los Incas como la gente común, ricos y pobres, sin distinción alguna, con el menos regalo que les podían dar. Luego quenacía la criatura la bañaban con agua fría para envolverla en sus mantillas, ycada mañana que lo envolvían la habían de llevar con agua fría, y las más veces

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puesta al sereno. Y cuando la madre le hacía mucho regalo, tomaba el agua en la boca y le lavaba todo el cuerpo, salvo la cabeza, particularmente la mollera, quenunca le llegaban a ella. Decían que hacían esto por acostumbrarlos al frío y altrabajo, y también porque los miembros se fortaleciesen. No les soltaban los brazos de las envolturas por más de tres meses porque decían, que soltándoselosantes, los hacían flojos de brazos. Teníanlos siempre echados en sus cunas, queera un banquillo mal aliñado de cuatro pies, y el un pie era más corto que losotros para que se pudiese mecer. El asiento o lecho donde echaban al niño era deuna red gruesa, porque no fuese tan dura si fuese de tabla, y con la misma red loabrazaban por un lado y otro de la cuna y lo liaban, por que no se cayese de ella.Al darles la leche ni en otro tiempo alguno no los tomaban en el regazo nien brazos, porque decían que haciéndose a ellos se hacían llorones y no queríanestar en la cuna, sino siempre en brazos. La madre se recostaba sobre el niño y ledaba el pecho, y el dárselo era tres veces al día: por la mañana y al mediodía y ala tarde. Y fuera de estas horas no les daban leche, aunque llorasen, porquedecían que se habituaban a mamar todo el día y se criaban sucios con vómitos ycámaras, y que cuando hombres eran comilones y glotones: decían que losanimales no estaban dando leche a sus hijos todo el día ni toda la noche, sino aciertas horas. La madre propia criaba su hijo; no se permitía darlo a criar, por gran señora que fuese, si no era por enfermedad. Mientras criaban se absteníandel coito, porque decían que era malo para la leche y encanijaba la criatura. Alos tales encanijados llamaban

ayusca

; es participio de pretérito; quiere decir, entoda su significación, el negado, y más propiamente el trocado por otro de sus padres. Y por semejanza se lo decía un mozo a otro, motejándole que su damahacía más favor a otro que no a él. No se sufría decírselo al casado, porque es palabra de las cinco; tenía gran pena el que la decía. Una Palla de la sangre realconocí que por necesidad dio a criar una hija suya: la ama debió de hacer traición o se empreñó, que la niña se encanijó y se puso como ética, que no teníasino los huesos y el pellejo. La madre, viendo su hija

ayusca

(al cabo de ochomeses que se le había enjugado la leche), la volvió a llamar a los pechos concernadas y emplastos de yerbas que se puso a las espaldas, y volvió a criar suhija y la convaleció y libró de muerte. No quiso dársela a otra ama, porque dijoque la leche de la madre era la que le aprovechaba.Si la madre tenía leche bastante para sustentar su hijo, nunca jamás le dabade comer hasta que lo destetaba, porque decían que ofendía el manjar a la lechey se criaban hediondos y sucios. Cuando era tiempo de sacarlos de la cuna, por no traerlos en brazos les hacían un hoyo en el suelo, que les llegaba a los pechos; aforrábanlos con algunos trapos viejos, y allí los metían y les poníandelante algunos juguetes en que se entretuviesen. Allí dentro podía el niño saltar y brincar, mas en brazos no lo habían de traer, aunque fuese hijo del mayor curaca del reino.Ya cuando el niño andaba a gatas, llegaba por el un lado o el otro de lamadre a tomar el pecho, y había de mamar de rodillas en el suelo, empero no

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entrar en el regazo de la madre, y cuando quería el otro pecho le enseñaban querodease a tomarlo, por no tornarlo la madre en brazos. La parida se regalabamenos que regalaba a su hijo, porque en pariendo se iba a un arroyo o en casa selavaba con agua fría, y lavaba su hijo y se volvía a hacer las haciendas de sucasa, como si nunca hubiera parido. Parían sin partera, ni la hubo entre ellas; sialguna hacia oficio de partera, más era hechicera que partera. Esta era la comúncostumbre que las indias del Perú tenían en el parir y criar sus hijos, hecha yanaturaleza, sin distinción de ricas a pobres ni de nobles a plebeyas.

Capítulo XIII: Vida y ejercicio de las mujeres casadas.

La vida de las mujeres casadas en común era con perpetua asistencia de suscasas; entendían en hilar y tejer lana en las tierras frías, y algodón en lascalientes. Cada una hilaba y tejía para sí y para su marido y sus hijos. Cosían poco, porque los vestidos que vestían, así hombres como mujeres, eran de pocacostura. Todo lo que tejían era torcido, así algodón como lana. Todas las telas,cualesquiera que fuesen, las sacaban de cuatro orillos. No las urdían más largasde como las habían menester para cada manta o camiseta. Los vestidos no erancortados, sino enterizos, como la tela salía del telar, porque antes que la tejiesenle daban el ancho y largo que había de tener, más o menos. No hubo sastres ni zapateros ni calceteros entre aquellos indios. ¡Oh, quéde cosas de las que por acá hay no hubieron menester, que se pasaban sin ellas!Las mujeres cuidaban del vestido de sus casas y los varones del calzado, que,como dijimos, en el armarse caballeros lo habían de saber hacer, y aunque losIncas de la sangre real y los curacas y la gente rica tenían criados que hacían decalzar, no se desdeñaban ellos de ejercitarse de cuando en cuando en hacer uncalzado y cualquiera género de armas que su profesión les mandaba quesupiesen hacer, porque se preciaron mucho de cumplir sus estatutos. Al trabajodel campo acudían todos, hombres y mujeres, para ayudarse unos a otros.En algunos provincias muy apartadas del Cozco, que aún no estaban biencultivadas por los Reyes Incas, iban las mujeres a trabajar al campo y losmaridos quedaban en casa a hilar y tejer. Mas yo hablo de aquella corte y de lasnaciones que la imitaban que eran casi todas las de su Imperio; que esotras, por bárbaras, merecían quedar en olvido. Las indias eran tan amigas de hilar y tanenemigas de perder cualquiera pequeño espacio de tiempo, que, yendo oviniendo de las aldeas a la ciudad, y pasando de un barrio a otro a visitarse enocasiones forzosas, llevaban recaudo para dos maneras de hilado, quiero decir para hilar y torcer. Por el camino iban torciendo lo que llevaban hilado, por ser oficio más fácil; y en sus visitas sacaban la rueca del hilado e hilaban en buenaconversación. Esto de ir hilando o torciendo por los caminos era de la gentecomún, mas las Pallas, que eran las de la sangre real, cuando se visitaban unas aotras llevaban sus hilados y labores con sus criadas; y así las que iban a visitar

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como las visitadas estaban en su conversación ocupadas, por no estar ociosas.Los husos hacen de caña, como en España los de hierro; échanles torteras, masno les hacen huecas a la punta. Con la hebra que van hilando les echan unalazada, y al hilar sueltan el huso como cuando tuercen; hacen la hebra cuan larga pueden; recógenla en los dedos mayores de la mano izquierda para meterla en elhuso. La rueca traen en la mano izquierda, y no en la cinta: es de una cuarta enlargo; tiénenla con los dedos menores; acuden con ambas manos a adelgazar lahebra y quitar las motas. No la llegan a la boca porque en mis tiempos nohilaban lino, que no lo había, sino lana y algodón. Hilan poco porque es con las prolijidades que hemos dicho.

Capítulo XIV: Cómo se visitaban las mujeres, como trataban suropa, y que las había públicas.

Si alguna mujer que no fuese Palla, aunque fuese mujer de curaca, que esseñor de vasallos, iba a visitar a la Palla de la sangre real, no llevaba haciendasuya que hacer; mas luego, pasadas las primeras palabras de la visita o de laadoración, que más era adorarla, pedía que le diesen qué hacer, dando a entender que no iba a visitar, por no ser igual, sino a servir como inferior a superior. LaPalla, por gran favor, correspondía a esta demanda con darle algo de lo que ellamisma hacía o alguna de sus hijas, por no la igualar con las criadas si mandasedarle de lo que ellas hacían. El cual favor era todo lo que podía desear la quevisitaba, por haberse humanado la Palla a igualarla consigo o con sus hijas. Consemejante correspondencia de afabilidad a humildad, que en toda cosamostraban, se trataban las mujeres y los hombres en aquella república,estudiando los inferiores cómo servir y agradar a los superiores, y los superiorescómo regalar y favorecer a los inferiores, desde el Inca, que es el Rey, hasta elmás triste

llamamíchec

, que es pastor.La buena costumbre de visitarse las indias unas a otras, llevando suslabores consigo, la imitaron las españolas en el Cozco y la guardaron con muchaloa de ellas hasta la tiranía y guerra de Francisco Hernández Girón, la cualdestruyó esta virtud, como suele destruir todas las que halla en su jurisdiccióntiránica y cruel.Olvidado se me había decir cómo remienda la gente común su ropa, que esde notar. Si la ropa de su vestir o cualquiera otra de su servicio se le rompe no por vejez sino por accidente, que se la rompa algún garrancho o se la quemealguna centella de fuego u otra desgracia semejante, la toman, y con una agujahecha de una espina (que no supieron hacerlas de metal) y una hebra de hilo delmismo color y del mismo grueso de la ropa, la vuelven a tejer, pasando primerolos hilos de la urdiembre por los mismos hilos rotos, y volviendo por los de latrama quince o veinte hilos a una parte y a otra más adelante de lo roto, dondelos cortaban y volvían con el mismo hilo, cruzando y tejiendo siempre la trama

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con la urdiembre y la urdiembre con la trama, de manera que, hecho elremiendo, parecía no haber sido roto. Y aunque fuese la rotura como la palma dela mano y mayor, la remendaban como se ha dicho, sirviéndose de bastidor de la boca de una olla o de una calabaza partida por medio, para que la tela estuviesetirante y pareja. Reíanse del remendar de los españoles; verdad sea que esdiferente tejido el de los indios; y la ropa española no sufre aquella manera deremendar. También es de notar que el hogar que en sus casas tenían para guisar de comer eran hornillos hechos de barro, grandes o chicos, conforme a la posibilidad de sus dueños. El fuego les daban por la boca, y por lo alto leshacían un agujero o dos o tres, según los platos que comían, donde ponían lasollas que guisaban. Esta curiosidad tenían como gente aplicada, porque no sedesperdiciase el fuego ni se gastase más leña de la que fuese menester;admirábanse del desperdicio que los españoles hacían de ella.Resta decir de las mujeres públicas, las cuales permitieron los Incas por evitar mayores daños. Vivían en los campos, en unas malas chozas, cada una de por sí y no juntas. No podían entrar en los pueblos porque no comunicasen conlas otras mujeres. Llámanlas

pampayruna

, nombre que significa la morada y eloficio, porque es compuesto de

pampa

, que es plaza o campo llano (que ambassignificaciones contiene), y de

runa

, que en singular quiere decir persona,hombre o mujer, y en plural quiere decir gente. Juntas ambas dicciones, si lastornan en la significación del campo,

pampayruna

quiere decir: gente que viveen el campo, esto es por su mal oficio; y si las toman en la significación de plaza, quiere decir persona o mujer de plaza, dando a entender que, como la plaza es pública y está dispuesta para recibir a cuantos quieren ir a ella, así loestán ellas y son públicas para todo el mundo. En suma, quiere decir mujer pública.Los hombres las trataban con grandísimo menosprecio. Las mujeres nohablaban con ellas, so pena de haber el mismo nombre y ser trasquiladas en público y dadas por infames y ser repudiadas de los maridos si eran casadas. Nolas llamaban por su nombre propio, sino

pampayruna

, que es ramera.

Capítulo XV: Inca Roca, sexto Rey, conquista muchas naciones yentre ellas los Chancas y Hancohuallu.

El Rey Inca Roca, cuyo nombre, según atrás queda dicho por el MaestroBlas Valera, significa príncipe prudente y maduro, muerto su padre tomó la borlacolorada, y, habiendo cumplido con las solemnidades del entierro, visitó sureino: gastó en la visita los primeros tres años de su reinado. Luego mandóapercibir gente de guerra para pasar adelante en su conquista por la banda deChinchasuyu, que es el septentrión del Cozco. Mandó que se hiciese una puenteen el río Apurímac, que es la que está en el camino real del Cozco a la Ciudad delos Reyes, porque le pareció cosa indigna que, siendo ya Rey, pasase su ejército

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aquel río en balsas, como lo pasó cuando era príncipe. Entonces no la mandóhacer el Inca pasado porque no tenía sujetas las provincias de la comarca, comoal presente lo estaban.Hecha la puente, salió el Inca del Cozco con veinte mil hombres de guerray cuatro maeses de campo. Mandó que el ejército pasase la nueva puente enescuadrón formado de tres hombres por fila, para perpetua memoria de suestreno. Llegó al valle Amáncay, que quiere decir azucena, por la infinidad quede ellas se crían en aquel valle, Aquella flor es diferente en forma y olor de la deEspaña, porque la flor

amáncay

es de forma de una campana y el tallo verde,liso, sin hojas y sin olor ninguno. Solamente porque se parece a la azucena enlas colores blanca y verde, la llamaron así los españoles. De Amáncay echó amano derecha del camino hacia la gran cordillera de la Sierra Nevada, y entre lacordillera y el camino halló pocos pueblos, y ésos redujo a su Imperio. Llámanseestas naciones Tacmara y Quiñualla. De allí pasó a Cochacassa, donde mandóhacer un gran pósito. De allí fue a Curampa, y con gran facilidad redujo aquellos pueblos, porque son de poca gente. De Curampa fue a la gran provincia llamadaAntahuaylla, cuyos moradores se extienden a una mano y otra del camino real, por espacio de diez y seis o diez y siete leguas. Es gente rica y muy belicosa.Esta nación se llama Chanca; jáctanse descender de un león, y así lo tenían yadoraban por dios, y en sus grandes fiestas, antes y después de ser conquistados por los Reyes Incas, sacaban dos docenas de indios de la misma manera que pintan a Hércules cubierto con el pellejo del león, y la cabeza del indio metidaen la cabeza del león. Yo las vi así en las fiestas del Santísimo Sacramento, en elCozco.Debajo de este apellido Chanca se encierran otras muchas naciones, comoson Hancohuallu, Utunsulla, Uramarca, Uillca y otras, las cuales se jactandescender de diversos padres, unas de una fuente, otras de una laguna, otras deun collado muy alto; y cada nación tenía por dios a los que tenía por padre, y leofrecía sacrificios. Los antepasados de aquellas naciones vinieron de lejos tierrasy conquistaron muchas provincias, hasta llegar donde entonces estaban, que esla provincia Antahuaylla, la cual ganaron por fuerza de armas, y echaron susantiguos moradores fuera de ella y arrinconaron y estrecharon a los indiosQuechuas en sus provincias, ganándoles muchas tierras; sujetáronles a que lesdiesen tributos; tratábanlos con tiranía; hicieron otras cosas famosas de que hoyse precian sus descendientes. De todo lo cual iba bien informado el Rey IncaRoca, y así, llegando a los términos de la provincia Antahuaylla, envió a losChancas los requerimientos acostumbrados, que se sometiesen a los hijos del Solo se apercibiesen a las armas. Aquellas naciones se juntaron para responder alrequerimiento, y tuvieron diversos pareceres, porque se dividieron en dos parcialidades. Los unos decían que era muy justo recibiesen al Inca por señor,que era hijo del Sol. Los otros decían en contrario (y éstos eran losdescendientes del león), que no era justo reconocer señorío ajeno, siendo señoresde tantos vasallos y descendientes de un león; que su descendencia sabían, y no

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querían creer que el Inca fuese hijo del Sol; que, conforme al blasón de ellos y alas hazañas de los Chancas, sus pasados, más honroso les era presumir sujetar otras naciones a su imperio, que no hacerse súbditos del Inca sin haber hecho laúltima prueba del valor de sus brazos, por lo cual era mejor resistir al Inca y noobedecerle con tanta vileza de ánimo que al primer recaudo se le rindiesen sindesplegar sus banderas ni haber sacado sus armas al campo.En estas diferencias estuvieron muchos días los Chancas, ya resueltos derecibirle, ya determinados de resistir, sin concordarse. Lo cual sabido por elInca, determinó entrar por la provincia para amedrentarlos, porque no tomasenánimo y osadía viendo su mansedumbre y blandura; y también porque,confiados en sus muchas victorias pasadas, no se desvergonzasen a hacer algúndesacato a su persona con que les forzasen a les hacer cruel guerra y castigoriguroso. Mandó a sus maeses de campo que entrasen en la provinciaAntahuaylla, y juntamente envió un mensajero a los Chancas diciéndoles que lorecibiesen por señor o apercibiesen las gargantas, que los había de pasar todos acuchillo, porque ya no se podía sufrir la pertinacia y rebeldía que hasta allíhabían tenido. Los Chancas, viendo la determinación del Inca, y sabiendo quevenían en su ejército muchos Quechuas y otras naciones que de tiempos pasadostenían ofendidas, bajaron la soberbia y recibieron el yugo de los Incas, más por temor de sus armas y por que no se vengasen sus enemigos, que no por amor desus leyes y gobierno. Y así le enviaron a decir que llanamente le obedecían por señor y se sometían a sus leyes y ordenanzas. Mas el rencor del corazón no perdieron, como adelante veremos.El Inca, habiendo dejado los ministros necesarios, pasó adelante en suconquista a otra provincia que llaman Uramarca, que también es del apellidoChanca, pequeña de términos, aunque muy poblada de gente brava y guerrera, lacual se redujo con algún desabrimiento y resistencia. Y si al ánimo gallardo y belicoso igualaran las fuerzas, resistieran de veras, que ya por este paraje no semostraban los indios tan blandos y amorosos para con los Incas como semostraron los de Contisuyu y Collasuyu; mas al fin, aunque con señal dedisgusto, se rindieron los de Uramarca. De allí pasó el Inca a la provincia ynación llamada Hancohuallu y Uillca, que los españoles llaman Vilcas, y con lamisma pesadumbre se sujetaron a su imperio, porque estas naciones, quetambién son Chancas, eran señores de otras provincias que habían sujetado conlas armas, y de día en día iban ganando con mucha ambición y trataban losnuevamente ganados con soberbia y tiranía; la cual reprimió el Rey Inca Rocacon sujetarlos a su obediencia, de que todos ellos quedaron muy lastimados yguardaron el rencor en sus ánimos. En ambas estas provincias sacrificaban niñosa sus dioses en sus fiestas principales. Lo cual sabido por el Inca, les hizo una plática persuadiéndoles adorasen al Sol y quitasen aquella crueldad de entreellos; y porque no la usasen de allí adelante les puso ley, pronunciándola por su propia boca porque fuese más respetada, y les dijo que por un niño quesacrificasen los pasaría todos a cuchillo y poblaría sus tierras de otras naciones

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que amasen a sus hijos y no los matasen. Lo cual sintieron aquellas provinciasgravísimamente, porque estaban persuadidos de los demonios, sus dioses, queera el sacrificio más agradable que les hacían.De Uillca torció el camino a mano izquierda al poniente, que es hacia lacosta del mar, y llegó a una de dos provincias muy grandes, ambas de un mismonombre, Sulla, aunque para diferenciar la una de la otra llaman la una de ellasUtunsulla. Estas dos provincias abrazan entre si muchas naciones de diversosnombres, unas de mucha gente y otras de poca, que —por excusar hastío— no serefieren, mas de que pasaban de cuarenta mil vecinos, con los cuales gastó elInca muchos meses (y aun dicen los naturales que tres años) por no romper yllegar a las armas, sino atraerlos por caricias y regalos. Mas aquellos indios,viéndose tantos en número, y ellos de suyo belicosos y rústicos, estuvieronmuchas veces a punto de romper la guerra. Empero, la buena maña del Inca y sumucha afabilidad pudieron tanto que al fin de aquel largo tiempo se redujeron asu servido y abrazaron sus leyes y admitieron los gobernadores y ministros queel Inca les dijo. El cual se volvió al Cozco con esta victoria. En las dos últimas provincias que conquistó este Inca, llamadas Sulla y Utumsulla, se handescubierto de treinta y dos años a esta parte algunas minas de plata y otras deazogue, que son riquísimas y de grande importancia para fundir el metal de plata.

Capítulo XVI: El Príncipe Yáhuar Huácac y la interpretación de sunombre.

Pasados algunos años, que el Rey Inca Roca gastó en paz y quietud en elgobierno de sus reinos, le pareció enviar al príncipe heredero, llamado Yáhuar Huácac, su hijo, a la conquista de Antisuyu, que es al levante del Cozco y cercade la ciudad; porque por aquella banda no se había alargado su Imperio más delo que el primer Inca Manco Cápac dejó ganado, hasta el río Paucartampu.Antes que pasemos adelante, será bien declaremos la significación delnombre Yáhuar Huácac y la causa por que se lo dieron a este príncipe. Dicen losindios que cuando niño, de tres o cuatro años, lloró sangre. Si fue sola una vez omuchas, no lo saben decir; debió ser que tuviese algún mal de ojos, y que el malcausase alguna sangre en ellos. Otros dicen que nació llorando sangre, y estotienen por más cierto. También pudo ser que sacase en los ojos algunas gotas desangre de la madre, y como tan agoreros y supersticiosos dijeron que eranlágrimas del niño. Como quiera que haya sido, certifican que lloró sangre, ycomo los indios fueron tan dados a hechicerías, habiendo sucedido el agüero enel príncipe heredero miraron más en ello y tuviéronlo por agüero y pronósticoinfeliz y temieron en su príncipe alguna gran desdicha o maldición de su padreel Sol, como ellos decían. Esta es la deducción del nombre Yáhuar Huácac, yquiere decir el que llora sangre, y no lloro de sangre, como algunos interpretan;

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y el llorar fue cuando niño y no cuando hombre, ni por verse vencido y preso,como otros dicen, que nunca lo fue Inca ninguno hasta el desdichado Huáscar,que lo prendió el traidor de Atahuallpa, su hermano bastardo, como diremos ensu lugar si el Sumo Dios nos deja llegar allá. Tampoco lo hurtaron cuando niño,como otro historiador dice, que son cosas muy ajenas de la veneración en quelos indios tenían a sus Incas, ni en los ayos y criados diputados para el servicio yguarda del príncipe había tanto descuido que lo dejaran hurtar, ni indio tanatrevido que lo hiciera aunque pudiera; antes, si tal imaginara, entendiera que sin ponerlo por obra, sólo por haberlo imaginado, se había de abrir la tierra ytragárselo a él y a toda su parentela, pueblo y provincia, porque, como otrasveces lo hemos dicho, adoraban a sus Reyes por dioses, hijos de su Dios el Sol,y los tenían en suma veneración, más que cualquiera otra gentilidad a sus dioses.A semejanza y en confirmación del agüero del llorar sangre se me ofreceotra superstición que los indios cataban en los ojos, en el palpitar de los párpados altos y bajos, que por ser en los ojos no saldremos del propósito, paraque se vea y sepa que los Incas y todos sus vasallos tuvieron por agüero bueno omalo, según el párpado que palpitaba. Era buen agüero palpitar el párpado altodel ojo izquierdo; decían que habían de ver cosas de contento y alegría. Pero congrandes ventajas era mejor agüero palpitar el párpado derecho, porque les prometía que verían cosas felicísimas y prosperidades de grandes bienes, demucho placer y descanso, fuera de todo encarecimiento. Y al contrario eran los párpados bajos, porque el derecho pronosticaba llanto, que habían de ver cosasque les darían pena y dolor, mas no con encarecimiento. Empero, palpitar el párpado bajo izquierdo ya era extremo de males, porque les amenazaba infinidadde lágrimas y que verían las cosas más tristes y desdichadas que pudiesenimaginar; y tenían tanto crédito en estos sus agüeros que, con este postrer agüero, se ponían a llorar tan tiernamente como si estuvieran ya en medio decuantos males podían temer, y, para no perecer llorando los males que aún nohabían visto, tenían por remedio otra superstición tan ridiculosa como la del malagüero; y era que tomaban una punta de paja, y, mojándola con la saliva, la pegaban en el mismo párpado bajo y decían consolándose que aquella pajaatravesada atajaba que no corriesen las lágrimas que temían derramar y quedeshacía el mal pronóstico de la palpitación. Casi lo mismo tuvieron del zumbar de los oídos, que lo dejo por no ser tan a propósito como lo dicho de los ojos, ylo uno y lo otro doy fe que lo vi.El Rey Inca Roca (como decíamos) determinó enviar a la conquista deAntisuyu a su hijo, para lo cual mandó apercibir quince mil hombres de guerra ytres maeses de campo, que le dio por acompañados y consejeros. Enviólo bienindustriado de lo que había de hacer. El príncipe fue con buen suceso hasta el ríoPaucartampu, y pasó adelante a Challapampa y redujo los pocos indios que por aquella región halló. De allí pasó a Pillcupata, donde mandó poblar cuatro pueblos de gente advenediza. De Pillcupata pasó a Hauisca y a Tunu, que son las primeras chacras de Cuca que los Incas tuvieron, que es aquella yerba que los

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Inca Garcilaso de La Vega - Comentarios Reales - Obra Completa

LOS COMENTARIOS REALES DE LOS INCAS, obra cumbre de GARCILASO INCA DE LA VEGA, escritor mestizo natural de Cuzco, Perú. Publicada en 1609, en Lisboa, en una magnífica edición de Pedro Crasbeeck y dedicada a la… (More) LOS COMENTARIOS REALES DE LOS INCAS, obra cumbre de GARCILASO INCA DE LA VEGA, escritor mestizo

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