JUÁREZ EJEMPLO NACIONAL

JUÁREZ EJEMPLO NACIONAL

La oratoria es el arte de expresar los sentimientos que cada individuo lleva adentro, muy buenos días honorables miembros del jurado calificador, autoridades que comparten hoy con nosotros esta gran experiencia, compañeros participantes, que gane el mejor. Mi nombre es ___________________________ y represento a la escuela Pablo L. Sidar y tengo a bien disertarles desde esta tribuna de la elocuencia el tema titulado “Juárez ejemplo nacional”

“Personaje vigoroso pero sensible”, un hombre de Estado con una “rectitud a toda prueba”.

Hijo de campesinos zapotecas Marcelino Juárez y Brígida García, nació el 21 de marzo de 1806 en la localidad de San Pablo Guelatao (en la actualidad, Guelatao de Juárez, en el estado de Oaxaca y cercana a la capital del mismo nombre).

Siendo la ciudad el motor de la vida política, a los trece años Juárez decide abandonar la vida rural de sus primeros años y parte a la ciudad de Oaxaca, donde se define su vocación por la política, dejando abandonada la idea de ser seminarista que le había inculcado don Antonio de Salanueva, el sacerdote franciscano que lo había acogido y orientado.

Debe entenderse la vocación política de Juárez como un interés por participar en las decisiones que afectan a una comunidad. Su aspiración al poder no puede explicarse como una ambición de poder por el poder, para su disfrute y uso personal, sino como un medio para poner en práctica sus principios e ideas en beneficio del pueblo que lo había forjado.

Juárez no medía mucho más de metro y medio. Al decir de alguno de sus biógrafos, no era un hombre precisamente carismático. Su fisonomía «hecha de líneas enteras, a planos fuertes y netos de bronce mate», era acentuada por sus características indígenas. Sus ojos de esmalte negro casi siempre se mostraban fijos y penetrantes. Era un hombre siempre reservado, poco conversador. Algún amigo suyo comentaba, antes de que se convirtiera en la gran figura de la política nacional que, detrás de su apariencia modesta y reservada, estaba un gran político. Se trataba de un líder sin carisma pero que acertó a imponer su personalidad.

Esta rectitud en sus principios, ésta confianza en el triunfo de su causa, esa perseverancia para alcanzar sus objetivos, esa templanza de carácter y, sobre todo, esa serenidad característica, indispensable en un estadista, lo convirtieron en el líder de la mejor generación que ha actuado en todo el siglo XIX. Con su amplia visión de hombre Estado, sentó principios aún vigentes en el México actual, como son sus medidas que determinaron la separación Iglesia-Estado, así como el principio de no intervención, como buen político, asimiló golpes y jamás guardó rencores.

Benito Juárez representó para muchos compatriotas el triunfo del hombre

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