Kiswarcancha: La Catedral del Cusco

Kiswarcancha: La Catedral del Cusco

En el corazón de la bella ciudad inca, la catedral asienta sus muros fabricados con bloques de volcán sobre el antiguo Kiswarcancha, el palacio del inca Wiracocha. Su gran puerta con cabezas de puma, la pesada puerta del perdón, es lo que lo separa del pasado aun palpitante bajo el manto de oros viejos, madera apolillada y terciopelos que lo deshacen de sus praderías.

Un monumento donde se mezclan técnicas e inspiración colonial y nativas abriendo paso al arte e imaginación. La maciza Catedral de obispos millonarios que dejaron en ella hasta el último centavo de cabildantes pomposos que arrastraron por siglos sus lujosas capas y caudas, de clérigos que engordaron sus arcas a costa de sus fieles y de beatas santurronas, donde aún resuenan los ecos de las misas de fiesta.

Otro mundo de maravilla y misterio creado a fuerza de milagro y fe, donde se mezclan las tradiciones y las costumbres de dos pueblos, su hambre de ternura, su pavor ante la muerte, su sed de justica y sus ansias de reivindicación en un templo que cobijó durante siglos su cólera y su llanto, sus alegrías y sus triunfos, bajo sus diecisiete bóvedas de piedra. Leyendas van y vienen, diciendo que un joven inca saldrá en libertad para liberar a su pueblo y con ello, volverán entonces los gloriosos días del Tawantinsuyu. Cuando el terremoto del 21 de mayo de 1950 golpeó la bella cuidad inca, hizo que los ayllus, aguardaran por semanas la destrucción de la torre que se rajó en 3 partes, nunca paso y esta fue reconstruida, pero ellos creían que algún día... su predicción se iba a cumplir.

La María Angola, que se cobija en la torre legendaria. Para ellos es una princesa que a veces llora y a veces canta. Si usted pregunta a los más viejos, hablaran en quechua de Illary, acotando que su construcción se basa en 120 quintales de peso, 1,67 metros de altura y 2.14 de diámetro, los metales empleados con oro puro, plata, níquel, estaño, lo que hace que su sonido sea tan fuerte y abrumador. En todo el mundo no hay campana como la María Angola, que hace Retoñar la voz de Dios en la vieja cuidad puma de los incas.

Su nombre en latín: María Angula, quiere decir garganta de María, ¡Qué lindo! ¡Qué tal Garganta de oro la María Angola! Pero los cusqueños prefieren creer que su nombre proviene de esa negra bendita de Angola, esclava liberta del conde de las Barajas, que pago a Dios algún favor de las arrobas de oro que arrojo al crisol donde hervían por tercera vez los metales de la gran campana.

Mirando a la plaza, hay una virgen cuya sonrisa pinta a más de cuatro siglos. Es nuestra señora de la puerta, la virgen de la Antigua. El amor del pueblo ha colocado en su pueblo milagros de oro y plata como condecoraciones. Es la virgen de los tristes y según la creencia popular de su niño que ríe a veces anunciando felicidad a sus devotos.

Diego

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