LA GRAN INMIGRACION

LA GRAN INMIGRACION

“Vine al país halagado por las grandes promesas que nos hicieron agentes argentinos en Viena. Estos vendedores de almas humanas sin conciencia, hacían descripciones tan brillantes de la riqueza del país y del bienestar que esperaba aquí a los trabajadores, que (…) nos vinimos. Todo había sido mentira y engaño. En Buenos Aires no he hallado ocupación y en el Hotel de Inmigrantes, una inmunda cueva sucia, los empleados nos trataron como si hubiésemos sido esclavos. Nos amenazaron con echarnos a la calle si no aceptábamos su oferta de ir como jornaleros para el trabajo en plantaciones a Tucumán. Prometían que se nos daría habitación, manutención y $20 al mes de salario. Ellos se empeñaron en hacernos creer que $20 equivalen a 100 francos y cuando yo les dije que no era cierto, me insultaron”. Trabajador europeo, que pretendía mostrar las pésimas condiciones de trabajo en Argentina.

¿Qué opinan sobre ese relato? Piensen en algún familiar que haya venido a Argentina cómo inmigrante. Terrible ¿No? Este escenario nos abre el panorama de cómo sería Argentina entre el 1880 y 1914 para los inmigrantes.

Argentina se encontraba en su mayor auge económico gracias, primero, al boom lanar, y luego a la exportación ganadera. En este contexto, necesitaban de personal para trabajar las “nuevas” tierras del sur, que habían sido conquistadas en, la mal llamada, “conquista del desierto”. Recordemos que mal llamada, porque no era un desierto, había muchos pueblos nativos que perdieron su tierra y que, hasta el día de hoy, no las recuperaron.

En 1876, el presidente Nicolás Avellaneda, propició la redacción de un marco legal que fomentaba la inmigración a gran escala. Se conoció con el nombre de la Ley de Inmigración y Colonización, o también conocida como Ley Avellaneda.

Según la ley, el Estado era el encargado de coordinar, con los gobiernos extranjeros, la publicidad y el viaje de los inmigrantes. Además, tenían como objetivo una colonización rural, disponiendo de tierras públicas con el objetivo de propiciar la conversión de los inmigrantes en pequeños o mediados propietarios de tierras rurales.  Cabe destacar que, las promesas de posibilidad de acceder a tierras rurales o un estilo de vida mejor, no se cumplieron.

Entre 1820 y 1930, Argentina fue el destino elegido por un número cercano a los 6.500.000 de inmigrantes. Tal cifra indica no solo la magnitud del movimiento de personas de Europa hacía el país, sino también que Argentina ocupó el segundo lugar en todo el continente americano, detrás de Estados Unidos.

Hay varias razones para dejar tu país natal, algunos afirman que las causas de este fenómeno deben buscarse en la pobreza. El exceso de población, los cambios generados por la Revolución Industrial y las relaciones sociales capitalistas, así como las transformaciones en la tenencia y la comercialización de la tierra en el viejo continente habrían impulsado las migraciones.

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