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LA GUERRA CRISTERA: UNA PERSPECTIVA COMO MOVIMIENTO POPULAR SEGÚN JEAN MEYER


Enviado por   •  9 de Febrero de 2014  •  2.874 Palabras (12 Páginas)  •  690 Visitas

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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIAPAS

FACULTAD DE CIENCIASSOCIALES, CAMPUS III

Asignatura:

HISTORIA DE MÉXICO IV

Licenciatura en Historia

LA GUERRA CRISTERA: UNA PERSPECTIVA COMO MOVIMIENTO POPULAR SEGÚN JEAN MEYER

JORGE ALBERTO AGUILAR MORALES

7° “A”

San Cristóbal de las Casas, Chiapas. 26 de noviembre de 2012

INTRODUCCIÓN

La Iglesia católica y el Estado en México han tenido momentos de choque a lo largo de toda la historia de México; desde cuando al territorio que hoy es México se le conocía como Nueva España, en el periodo post-independentista y en la Revolución mexicana misma.

En este trabajo busca explicar la historia de un periodo de la historia de México en el que los roces entre la Iglesia y el Estado llegaron hasta su máxima expresión. A este periodo se le conoce como la Guerra Cristera: un episodio que ha sido poco estudiado en comparación de otros episodios de la historia nacional, pero que, sin embargo es muy importante, pues, es en esta coyuntura histórica cuando la política mexicana adoptaría una postura anticlerical que llegaría al extremismo y por su parte la Iglesia respondería aplicando todo lo aprendido en más de cinco siglos de existir en América.

En el siglo XVIII, la Iglesia sufrió un duro golpe, en este caso, por el mismo aliado que le había prometido conquistar para sí el nuevo mundo; la Corona Española que por muchos años había sido el protector de la Iglesia. A mediados del siglo XVIII, con la promulgación de las reformas borbónicas iniciaron en Nueva España un conflictivo proceso de reubicación del lugar que debía ocupar la Iglesia católica en el proyecto de Estado propuesto por los reformadores ilustrados .

Luego de la prolongada lucha de Independencia (1810-1821). A todo lo largo del siglo XIX, el debate sobre el lugar de la Iglesia tuvo al menos tres vertientes: I) la de los partidarios de la integración de la Iglesia en el nuevo Estado independiente, en el cual, la Iglesia participaba más o menos equitativamente del poder distribuyéndose las funciones sobre la sociedad; 2) la de los partidarios de la integración de la Iglesia al Estado y subordinándose a éste, al estilo de los reformadores borbones, y 3) la del primer liberalismo, que establecía la separación entre la Iglesia y el Estado, pero que le permitía un amplio margen de libertad .

Ya entrada en la mitad del siglo XIX, con los liberales en el poder. Las reformas en materia religiosa, se expresaron en el impulso y la defensa de un nuevo marco jurídico que redujo el poder económico y político de la Iglesia católica. La desamortización y nacionalización de los bienes del clero, la separación Iglesia-Estado, la libertad de conciencia y de cultos (libertad religiosa), el registro civil, la secularización de cementerios y hospitales, a lo cual, a su vez originó una bipolarización aún mayor de los sectores políticos .

Para fines del siglo XIX, las luchas internas habían desgastado al país y había una necesidad urgente de paz. Porfirio Díaz aplica una política conciliadora con todas las fuerzas políticas del país y logra articular nuevos acuerdos con la sociedad mexicana. La Iglesia Católica fue una de las beneficiarias de este comportamiento gracias a su enorme poder que aún poseía sobre diversos grupos sociales .

Para fines del Porfiriato la Iglesia se había reconstituido parcialmente, además de poder construir una fuerza política importante, pues para albores de la Revolución Mexicana, la Iglesia jugaría un papel importante en los sucesos que estarían por ocurrir.

De la Revolución Mexicana al Maximato

En 1910, Porfirio Díaz se reeligió por séptima vez, después de encarcelar al candidato opositor Francisco Madero. Pero éste, al salir de prisión, hizo un llamado a la rebelión nacional y al poco tiempo México se halló inmerso en una de las primeras revoluciones del siglo XX.

Díaz renunció el 25 de mayo de 1911, y huyó a Europa. El 9 de febrero de 1913, ya en el gobierno, Francisco I. Madero se enfrentó a un golpe de estado cuyo desenlace terminó con su vida. El general encargado de proteger los intereses del gobierno decide usurpar el poder y se declara al poco tiempo de una diplomacia títere Presidente de México.

El gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, objetó casi inmediatamente el acceso al poder del general Victoriano Huerta considerándolo como un golpe de estado y declaró, por tal motivo, que su gobierno se mantendría independiente del poder central; asimismo, acusó al clero de ser aliado de Huerta por lo que, a partir de entonces, su movimiento asumió una marcada actitud hostil hacia la Iglesia católica , la cual a la larga resentiría estas acusaciones, pues, sería de los grupos que más saldría perdiendo después de consumada la Revolución.

El 17 de abril de 1913 el obispo Ignacio Montes de Oca y Obregón publicó en el periódico El Imparcial dentro de la primera plana: “El clero de México ayudará al gobierno mexicano con la suma de veinte millones de pesos. Altos dignatarios del clero mexicano han tratado en estos días sobre la ayuda que pueden impartir al actual gobierno, para procurar el pronto restablecimiento de la paz ”. Es así como las declaraciones de la Iglesia se convierten en una justificación del régimen usurpador y una clara postura en contra de la Revolución.

Con el ascenso de Huerta al poder empezó la segunda etapa de la Revolución Mexicana donde la lucha se caracterizo anti-huertista y que culminó con la toma de la ciudad de México y la firma de los tratados de Teoloyucan en agosto de 1914 . Así mismo, los revolucionarios vieron como enemigos a los grupos sociales y políticos que habían apoyado al gobierno –entre ellos destaca obviamente la Iglesia católica– .

Con el triunfo de los revolucionarios y la promulgación de la Constitución de 1917 se abre una nueva página de la historia de México. A partir de ello, los gobiernos posrevolucionarios tendrían una tendencia anti-clerical hacia la Iglesia católica, sin embargo, está postura político-religiosa tendría su máxima expresión con la llegada de Plutarco Elías Calles al poder en 1924 .

Plutarco Elías Calles y el anticlericalismo radical

En 1924 Plutarco Elías Calles asume

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