LA MASACRE DEL 2 DE AGOSTO DE 1810
Sole19767 de Agosto de 2014
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Hoy los ecuatorianos conmemoran el 2 de agosto de 1810, una fecha en la que grandes próceres y más de 300 quiteños perdieron la vida.
Quienes ganaban un año antes (10 de agosto de 1809) una gran batalla, el 2 de agosto perdían sus vidas. Los detalles Ruiz de Castilla, quien estaba recién instalado en el poder, traicionó su palabra y desató una feroz persecución en contra de quienes habían participado en la revolución del 10 de agosto de 1809, capturando a un gran número de ellos y encerrándolos en los calabozos del cuartel Real. Cansados de estos abusos, formaron nuevos comités para defensa de los vecinos y prepararon un plan para liberar a los prisioneros. Llegado el 2 de agosto, poco antes de las dos de la tarde, seis hombres armados con cuchillos vencieron la guardia del cuartel real y entraron a los corredores y al patio de la planta baja, dirigiéndose denodadamente a cumplir su principal objetivo: liberar a los próceres. Tomados por sorpresa, los soldados españoles no ofrecieron resistencia; pero después reaccionaron y dispararon un cañón, barriendo con casi todos los atacantes. Seguidamente bajaron a los calabozos donde permanecían encerrados los patriotas e iniciaron la matanza. Sin piedad fueron masacrados Salinas fue degollado en su cama, más allá cayeron Ascázubi y Aguilera; Quiroga murió altivo desafiando con la mirada a un soldado que, haciendo caso omiso de las súplicas de las dos hijas del patriota que habían logrado escabullirse entre la confusión, le descargó furiosamente un golpe de sable sobre la cabeza. Nombres escritos con sangre Ahí, en los oscuros calabozos, entre carreras, disparos, olor a pólvora y sangre, gritos de horror y frases de valor, fueron despedazados el patriota Juan Pablo Arenas, el teniente coronel Juan Salinas, el teniente coronel Antonio Peña; el capitán José Vinueza, el joven teniente Juan Larrea, y otros cuyos nombres escribieron con su sangre la historia de la asonada quiteña.
Registra la historia que muy pocos lograron salvar su vida en uno de los hechos tristes de los inicios del Ecuador independiente.
Masacre del 2 de agosto de 1810
Aquel día, poco antes de las dos de la tarde, seis hombres armados con cuchillos sometieron a la guardia de la prisión o Cuartel Real y penetraron en el establecimiento, sembrando el desconcierto entre los soldados dispersos en los corredores y el patio de la planta baja y se dirigieron a liberar a los prisioneros.
En un comienzo, los soldados de la guardia no ofrecieron resistencia, sin embargo, luego reaccionaron y dispararon contra los asaltantes. La lucha se extendió hacia los calabozos donde estaban los revolucionarios y tomaron represalias contra ellos. Es entonces cuando los soldados mataron a Francisco Javier Ascázubi, Nicolás Aguilera, Juan Pablo Arenas, el teniente coronel Juan Salinas, el teniente coronel Antonio Peña, el capitán José Vinueza, el joven teniente Juan Larrea, entre otros.
Los soldados que custodiaban la prisión siguieron combatiendo en los aledaños del recinto, desde donde extendieron la represión a la ciudad de Quito. Al caer la tarde, las víctimas mortales sobrepasaban las 300 entre los dos bandos.
Con el asesinato de los patriotas quiteños llegó a su fin la revolución del 10 de Agosto de 1809, que tuvo el mérito de dar una luz hacia el camino de la independencia, rechazando los sistemas implantados, buscando uno método propio de autogestión y gobierno.
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