ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

LIBERTAD Y AUTODETERMINACIÓN


Enviado por   •  3 de Mayo de 2019  •  Documentos de Investigación  •  1.737 Palabras (7 Páginas)  •  159 Visitas

Página 1 de 7

SEMANA DOCE 2018

LIBERTAD Y AUTODETERMINACIÓN

Max Scheler

Solo es un medio de nuestra vida volitiva comprendemos qué es la libertad –nunca mediante análisis teórico-. La antítesis más profunda –y menos solucionable mediante toda clase de razones del entendimiento- entre afirmación de la libertad y determinismo, consiste en la diferencia de posición fundamental que se adopte en el examen: si nos colocamos en el lugar del que quiere, del que actúa, del que se encuentra en ese momento ante una grave decisión, si penetramos en el drama vivo de sus actos –por así decir, en el lugar donde los grados de intención, propósito, decisión, luchar por erguirse y alcanzar creciente determinación y decisión como si se elevaran desde un caos de la agitación anímica interna y un surgimiento inicial de los pensamientos- o si, absteniéndose de mirar dentro de ese laboratorio viviente interno de las acciones y decisiones y de re-vivir, por así decirlo, los actos, contemplamos todo el proceso desde fuera “como objeto”, como desarrollo de acontecimientos, para luego descomponerlo en sus partes constitutivas.

Si en la segunda de estas actitudes mencionadas tenemos en cuenta especialmente la conformación de la voluntad, entonces ya colocamos el todo dentro del tiempo objetivo, y unimos entre sí los grados individuales dados del proceso, sus fases y contenidos. Un trozo que sólo se esclarece en la vivencia misma, en el dudar, arriesgar, tentar, etc., para adquirir así la solidez de una “vivencia” que es capaz de ser contemplada cognoscitivamente, que posee determinadas cualidades, signos distintivos, rasgos, es aquí ligado “a posteriori” son su antecesor y posible sucesor.

Y mientras en el primer caso creemos contemplar el origen, el devenir interno, y el tomar forma de los “hechos”, que se hallan dados a la otra observación como “acabados “, se nos presenta en el segundo caso un desenvolvimiento, cuyas partes ya han pasado por todas aquellas fases del desarrollo que observamos.

Ahora bien, esta segunda manera de examinar las cosas no conduce jamás a un conjunto de factores que pudiera agotar el significado de “libre” en forma alguna, ni tampoco su contrario “coerción”. Si fuéramos seres que contemplan el mundo únicamente como observadores teóricos, entonces no hubiéramos tomado nunca conciencia ni de la idea de la libertad ni de la coerción.

Porque es necesario distinguir aquí nítidamente dos cosas: la idea de la no-determinación o de la indeterminación- y la idea de la libertad. Aquella es negativa, y no contiene más que la no determinación necesaria de un hecho por otros. En cambio, esta es positiva y enraíza en la vivencia del poder.

Mas si observamos con mayor detenimiento, vemos que coincide la idea de la indeterminación con la idea de la casualidad, que representa, según el caso, lo opuesto a la necesidad causal, a consecuencias legales de los fenómenos, a un concepto de dependencia teleológica entre fin y medio, meta y fases del proceso dirigidas hacia la meta.

Si en tal sentido consideramos un acontecimiento como “no determinado por un conjunto de hechos observados hasta el momento, entonces podríamos dudar si realmente lo es, o si la razón para ellos es únicamente una falta de conocimiento de los hechos necesarios para un determinismo absoluto (que podríamos subsanar mediante hipótesis, etc.). Pero la noción positiva de que exista libertad en el mundo no nos es dada través del conocimiento de una indeterminación.

De lo que sigue se podrá ver con toda claridad cuán poco coinciden las oposiciones indeterminación con libertad y coerción.

Si un espíritu, en la vivencia positiva de los actos libres de su actuación, hubiese tomado la resolución de actuar libremente siempre acorde con la ley, de hacer siempre lo mismo bajo condiciones idénticas, y si esta decisión fuese renovada en todos los casos mediante consentimiento interno, y si tuviese además el poder de realizarla –entonces el cuadro externo de su actuar y obrar, de sus acciones, no contendría nada de “casualidad”. Sería totalmente calculable, sin que por ello cada acto fuese menos libre. Regiría el determinismo teórico y no el indeterminismo- y, sin embargo, habría libertad en el sentido más severo.

La experiencia nos muestra hechos que se mueven en dirección contraria a este ideal. Lo que nos hace “tener fe” en la intención de los hombres, por ejemplo, en que una mujer ausente permanezca fiel a su esposo, que no se deje influir por tentaciones cualesquiera que puedan cambiar su sentimiento y sus acciones, lo que nos hace creer en promesas, y no nos deja suponer que en el ínterin el efecto de aquel acto de la promesa sea anulado por situación cualesquiera y de las apetencias por éstas determinadas, esto es precisamente la creencia en la liberta del hombre en cuestión; la creencia en su capacidad de poder oponer algo a los estímulos e impulsos instintivos que lo acechan, algo que anule los efectos de otro modo determinantes para sus acciones. En ese sentido, un hombre es tanto más predictible cuanto más libre sea. En cambio, el “caprichoso” por ejemplo, el hombre “impredecible” –como lo formula expresamente el lenguaje común- es el relativamente falto de libertad falto de libertad, al igual que el hombre para el cual aquellas situaciones, y los impulsos instintivos provocados por éstas, tienen consecuencias decisivas y unívocamente determinantes para sus acciones (en el demente = totalmente “impredecible”, la libertad se halla precisamente eliminada del modo más absoluto; justamente su comportamiento y su vivenciar se aproximan en mayor grado a la determinación de la ley natural). La correspondencia a un gran amor es así pues, al mismo tiempo, la convicción más firme de la duración del amor, de su indestructibilidad por nuevas experiencias y estímulos externos –y no obstante un completo dejar en libertad a la persona respecto de su amor, un constante estar dispuesto a no ejercer ninguna coerción moral o de otro tipo en caso de retiro de ese amor. Es aquí entonces justamente la convicción de la indeterminabilidad de la persona por parte de todas las vivencias constantemente cambiantes, limitadas, individuales posibles, lo que produce confianza, seguridad, calma, en cuanto a eventuales sorpresas. Mientras la determinabilidad, en cambio (por ejemplo, la influenciabilidad), da lugar precisamente a los sentimientos opuestos.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10.6 Kb)   pdf (142.5 Kb)   docx (270.7 Kb)  
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com