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LOS ORIGENES


Enviado por   •  13 de Enero de 2014  •  1.093 Palabras (5 Páginas)  •  265 Visitas

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LOS ORÍGENES

El boxeo no cuenta con antecedentes precolombinos ni hispánicos; representa claramente un impulso de imitación por parte de los caballeros mexicanos de la década final del siglo XIX. En la Nueva España y en el México del mismo siglo, las luchas improvisadas para saldar las diferencias implicaban el uso de armas, como cuchillos y más tarde pistolas, pero jamás los puños.

En nombre del “honor”, los señores de la alta sociedad recurrían a los duelos para saldar sus desavenencias. El gobierno del Distrito Federal intentó evitarlos en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado con repetidas leyes en contra de estos desafíos, pero la gente quebrantaba tales disposiciones tan pronto como aparecían.

En el atardecer del siglo XIX apareció

el boxeo, llamado pugilato, que formaba

parte de las artes de la defensa, era más

practicado como un arte marcial que como

la ciencia de la aniquilación que es actual.

Como alternativa de los duelos de pistola, el francés Nicolás Poupard abrió una escuela de esgrima en 1867. el coronel Thomas Hoyer Monstery, recién llegado de los Estados Unidos, abrió una segunda escuela de artes de combate en febrero de 1868. Monstery reclamó el título de armas en México, basándose en las enseñanzas recibidas en el Real Instituto Militar de Dinamarca y en su experiencia como instructor en la Academia Militar de los Estados Unidos. En su escuela brindaba clases de florete, bayoneta, sable, cuchillo y boxeo.

La mañana del 15 de febrero de 1868 una enorme multitud, incluyendo muchos militares mexicanos, llenó la academia, ubicada en los altos del Café Concordia, para ver el combate. Para demostrar su pericia, desafió a Poupard a un ejercicio de esgrima y una demostración de pugilismo. El dominio de Monstery con el florete fue tal que el francés le concedió los demás eventos.

La jornada finalizó con un combate de entrenamiento entre Monstery y uno de sus pupilos, el señor Valdez. Los esfuerzos de Valdez fueron objeto de aclamación en los periódicos. “No siendo el boxeo un divertimento típicamente mexicano –escribía uno de los periodistas invitados—el desafió provocó sorpresa y su desempeño admiración.” Los guantes que el mexicano usó despertaron gran curiosidad. Al terminar la exhibición, además de los hurras y empujones por querer platicar con el osado mexicano, algunos jóvenes y oficiales del ejército se apuntaron para ingresar en la academia del estadounidense.

Una vez acogido con entusiasmo este deporte boxístico viviría una corta época de olvido. Ya que la sociedad estaba metida en duras tormentas políticas y religiosas que impidieron su arraigo definitivo. Esté llegó cuando don Porfirio volvía se eterno en el poder.

Las primeras peleas del box al aire libre

fueron permitidas sólo en algunos estados

de la república. La primer pelea registrada

fue la de los estadounidenses Arthur y Gover

en una plaza de toros acondicionada como arena

Hacia finales del porfiriato surgieron las academias de manera “masiva”. En ellas la juventud dorada, de pronto redimida de los prejuicios contra los deportes, se reunía en las mañanas para “educar” ese cuerpo que hacía poco tiempo había sido condenado a la inacción o a los deportes aristocráticos, como el hipismo y la esgrima .

En la pelea entre Cuauhtémoc Aguilar y Evans, en

1907, ya empezaban lo elementos esenciales

del boxeo: dos pugilistas en calzón corto, un

cuadrilátero con cuerdas y piso de lona,

un ringside y gente emocionada.

1922, AÑO DEL RENACIMIENTO

Cuando Baldomero Romero, sujeto malicioso y acostumbrado a los tratos turbios que se hacían en esa época, regresó a la capital proveniente de Tijuana y Caléxico, en donde presentaba peleas encontró la “gran” ciudad ávida de espectáculos.

Romero desempacó y fue directo a contratar algún local que sirviera para presentar peleas. En el Cine México lo encontró. Don Baldo puso manos a la obra y explotó el celo antiyanqui que estaba, y siempre ha estado, flotando en el aire; y con ojo de lince preparó las primeras peleas enfrentando a mexicanos contra norteamericanos. El boxeo mexicano, gracias Romero, se volvió internacional.

Baldomero fue el primer promotor cuya visión

empresarial fue casi tan productiva como su

afición por las peleas arregladas.

“Don Baldo”, como se le conocía, logró que el

boxeo se convirtiera en un negocio redondo.

LOS MEDIOS Y EL BOX

LA PRENSA DEPORTIVA

Surgió como los parientes pobres: arrinconada y desdeñada en las revistas semanales que le dieron cabida en sus páginas. Trataba las actividades deportivas como nota social o como información curiosa. Cuando los sucesos se volvieron más intensos y reclamaron espacios mayores, para narrar las hazañas de ese grupo de “locos” que se reunía cada fin de semana en albercas o llanos para perseguir algún tipo de pelota, la prensa deportiva se independizó de la casa paterna y se fue a vivir sola. Así aparecieron revistas como Toros y Deportes o Artes y Deportes.

La Afición, periódico que se dedicaría exclusivamente al deporte. Nació el 25 de diciembre de 1930 a iniciativa de tres periodistas, Carlos Quirós (Monosabio), Mario Fernández (Don Facundo) y su principal animador, Alejandro Aguilar Reyes (Fray Nano), y contó con su único capital lo adquirió al empeñar dos relojes de oro que este último había sacado a crédito. Su aparición semanaria y su portada verde pistache se hicieron familiares entre aquellos lectores que lo único que querían leer, sin pasar por las planas de información general, eran las hazañas deportivas de los pocos equipos de futbol y beisbol, o de los toreros y boxeadores.

Sus páginas se convirtieron en una capilla para los ídolos del boxeo, se les seguía día tras día en sus entrenamientos, gustos, placeres y derrotas dentro y fuera del ring. Pero la misión especial de la querida “lechuguita” que fue el educar a un naciente público aficionado al deporte de los puños. A esta publicación se le unió un flamante periódico que vino a dar un nuevo giro a la prensa deportiva: el Esto. Apareció por primera vez el 2 de septiembre de 194, y tenía la misión de convertir la imagen en principal protagonista.

Así el deporte, que había sido en un principio la práctica de diversos hobbies para diletantes porfiristas, se había convertido en una variedad de espectáculos que dejaban más dinero en ciertos bolsillos que trofeos en las vitrinas de clubes y gimnasios.

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