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Batalla de Junín


Enviado por   •  27 de Octubre de 2013  •  8.120 Palabras (33 Páginas)  •  282 Visitas

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Batalla de Junín

Batalla de Junín

Campañas del Sur; Independencia del Perú

Fecha 6 de agosto de 1824

Lugar Pampa de Junín, Junín, Perú

Resultado Victoria decisiva independentista.

Comandantes

Simón Bolívar

José de Canterac

Fuerzas en combate

Ejército Unido Libertador del Perú

1.000 caballería Ejército Real del Perú

1.300 caballería

Bajas

148 muertos y heridos 254 muertos y heridos

80 prisioneros

Independencia del Perú

Levantamientos autónomos

Insurrección de Tacna (1811) - Rebelión de Huánuco de 1812 - Rebelión de Tacna de 1813 - Rebelión del Cuzco de 1814 - Batalla de Chacaltaya - Batalla de la Apacheta - Batalla de Umachiri

Corriente Libertadora del Sur

Campaña de Thomas Cochrane en el Pacífico - Desembarco en Paracas - Primera campaña de Arenales a la sierra del Perú - Tercer bloqueo del Callao - Batalla de Pasco - Captura de la Esmeralda - Pronunciamiento de Aznapuquio - Segunda campaña de Arenales a la sierra del Perú - Combate de Quiapata - Campaña de Miller a los puertos intermedios - Combate de Mirave - Primer sitio del Callao - Expedición Auxiliar de Santa Cruz a Quito - Batalla de Ica - Combate de Paras - Campaña de Alvarado a los puertos intermedios - Batalla de Torata - Batalla de Moquegua - Combate de Mito

Corriente Libertadora del Norte

Motín de Balconcillo - Campaña de Santa Cruz a los puertos intermedios - Batalla de Zepita - Combate de Arequipa - Combate de Alzuri - Expedición auxiliar de Roque Guruceta al Pacífico - Sublevación del Callao - Rebelión de Olañeta - Batalla de Junín - Combate naval del Callao - Combate de Bellavista - Batalla de Corpahuaico - Batalla de Ayacucho - Campaña de Sucre en el Alto Perú - Combate de Tumusla - Segundo sitio del Callao

La batalla de Junín fue uno de los últimos enfrentamientos que sostuvieron los ejércitos realistas e independentistas en el proceso de la independencia del Perú el 6 de agosto de 1824. Su resultado fue la victoria de los independentistas.

Simón Bolívar, Libertador y Presidente de la Gran Colombia continuó la guerra de emancipación del Perú. En el año 1824 los realistas se sostenían aún en la sierra central y el Alto Perú. Bolívar tenía en su ejército más de 8.000 hombres, equivalente en número al realista, pero las fuerzas realistas estaban dispersas entre el valle del Mantaro y Alto Perú. Esto fue debido a la sublevación en el Alto Perú del general realista Olañeta que fracturó la defensa del virreynato, y obligó al virrey a mandar sobre el Alto Perú parte importante de sus ejércitos al mando de Jerónimo Valdés, unos 5.000 regulares que tenían su base en Puno.

Bolívar, conocedor de esta ventaja aprovechó la oportunidad, y en junio de 1824 enfiló su ejército hacia la sierra central del Perú para aislar a las solitarias fuerzas realistas del general José de Canterac, situadas en el norte.

El Escenario

La batalla se desarrolló en la pampa de Junín o Meseta de Bombón, situada en el centro del Perú en el actual departamento de Junín a orillas del lago llamado Junín o Chinchaycocha que está situado a 4000 msnm. La planicie está ubicada en la región natural de la puna o altoandina, entre los distritos de Junín, Ondores y Carhuamayo de la región Junín y el distrito de Ninacaca de la región Pasco.

La batalla

El 2 de agosto Simón Bolívar pasó revista a su ejército, compuesto por 7.900 soldados de infantería, 1.000 de caballería y 6 piezas de artillería, en el llano de Rancas dirigiéndole estas elocuentes palabras:

¡Soldados! Vais a completar la obra más grande que el cielo ha encomendado a los hombres: la de salvar un mundo entero de la esclavitud.

¡Soldados! Los enemigos que vais a destruir se jactan de catorce años de triunfos. Ellos, pues serán dignos de medir sus armas con las vuestras que han brillado en mil combates.

¡Soldados! El Perú y la América toda aguardan de vosotros la paz, hija de la victoria, y aún la Europa liberal os contempla con encanto porque la libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del Universo. ¿La burlaréis? No. No. Vosotros sois invencibles.

Simón Bolívar

El 6 de agosto el ejército de Canterac, formado por 1.300 jinetes, 7.000 infantes y 9 piezas de artillería,3 marchaba apresuradamente alrededor del lago Junín tratando de evitar el combate con Bolívar. Esa tarde el Ejército Unido había cruzado el río Grande a la altura de Rumichaca, al llegar a una elevación pudieron observar al ejército realista en retirada acercándose a la llanura de Junín.

Sin perder tiempo, Bolívar ordenó a 900 jinetes de su caballería intentar detener a los realistas mientras la infantería, que aun se encontraba a 5 kilómetros de distancia los alcanzaba. Viendo esto, Canterac ordenó a su infantería continuar la retirada y poniéndose el mismo a la cabeza de sus hombres, desplegó su caballería en batalla ordenando que los "Húsares de Fernando VII" y los "Dragones del Perú" formaran una sola línea teniendo a los "Dragones de la Unión" en columna a los dos flancos para favorecer el envolvimiento de la caballería patriota.

El terreno era difícil, la caballería destacada por Bolívar marchaba en columnas por un espacio angosto entre un cerro y un pantano. El mando general de toda ella lo ejercía el general Mariano Necochea, el de la caballería colombiana el coronel Lucas Carvajal y el de la peruana el general Guillermo Miller.4 Encabezando la formación iba el regimiento de Granaderos de Colombia comandado por Felipe Braun, seguido por el escuadrón de Granaderos de los Andes al mando de Alejo Bruix, el regimiento de Húsares del Perú del coronel Antonio Placencia, y el regimiento de Húsares de Colombia del coronel Laurencio Silva. La caballería independentista salió del trecho por el que venía y comenzó a desplegarse en la pampa, pero cuando únicamente los "Granaderos de Colombia" habían formado en batalla y el tercer escuadrón de "Húsares del Perú" aguardaba en la quebrada de Chacamarca su turno para entrar en la línea, fue cargada por la caballería realista.

Los "Granaderos de Colombia" recibieron a pie firme el choque de la caballería española enrristrando sus largas lanzas a modo de picas, desconcertando a sus contrarios con esta estrategia y deteniendo durante un instante el ataque realista. El general Miller que conducía a 250 "Húsares del Perú" con la misión de desbordar la derecha de Canterac no pudo ejecutar esta maniobra por lo precipitado del ataque realista y hubo de cargar de frente siendo envuelto junto a los "Granaderos de los Andes" y los "Húsares de Colombia" que mandaba el general Necochea quien herido y desmontado fue hecho prisionero, únicamente una parte de los "Granaderos de Colombia" al mando del mayor Braun lograron abrirse paso entre las filas contrarias quedando en posición ventajosa mientras que el resto de la caballería patriota se replegaba perseguida por la realista. Al presenciar crítico momento, el general Bolivar, que junto a su estado mayor había estado presenciando el combate sobre una loma a orilla del lago con grave peligro para su persona, se retiró a retaguardia preocupándose en reunir los dispersos de su caballería y acelerar la marcha de la infantería siendo alcanzado en dicho lugar por el general Lara que conducía la primera de la divisiones patriotas ocurriendo el siguiente dialogo entre ambos según refiere el coronel Manuel Antonio Lopez, en ese entonces ayudante del estado mayor, en sus recuerdos sobre la campaña:

"(...)Cuando el general reunía nuestros maltrechos jinetes, llegó el general Lara i le pregunto:

-¿Que hai, general?

-Que ha de haber, respondio el Libertador, que nos han derrotado nuestra caballería.

-¿I tan buena así es la del enemigo?

-Demasiado buena, cuando ha derrotado la nuestra, replico Bolivar.

-¿Quiere usted que yo vaya a dar una carga con esta caballería? (propuso Lara señalando a los arrollados)

-No, (concluyo el Libertador) porque eso sería quedarnos sin caballería para concluir la campaña.(...)"

La Batalla de Junín, Recuerdos Históricos del coronel Manuel Antonio Lopez5

Empeñados todos los escuadrones realistas en la persecución de un enemigo al que creían derrotado perdieron su cohesión inicial sin percatarse que aun quedaba sin entrar en batalla el primer escuadrón de "Húsares del Perú" al mando del comandante Isidoro Suarez, quien advirtió el flanco expuesto que los realistas presentaban a su izquierda, en ese preciso momento el mayor José Andrés Rázuri comunicó a su superior una falsa orden de Bolívar de cargar a la caballería realista que galopaba en persecución de los patriotas.6 Ordenada y dirigida la carga por Suarez los realistas fueron tomados completamente desprevenidos, momento en el cual el grueso de la caballería patriota al mando de Miller quien había tomado el mando general por la captura de Necochea volvió grupas para regresar al ataque, distinguiéndose en esta parte de la batalla el coronel Silva quien rápidamente reorganizó a los "Húsares de Colombia" impidiendo que los realistas lograran envolverlo.

Ya los independientes habían sido arrollados; a pesar de su arrojo y decisión no habían podido resistir al terrible impulso de la caballería de los realistas; ya estos empezaban a entonar el himno de la victoria cuando dos escuadrones enemigos que estaban a retaguardia al mando del teniente coronel Suarez, se lanzaron sobre los vencedores que se hallaban asimismo en el mayor desorden y confusión mezclados con los vencidos. Reunidos estos con aquella masa de bronce que se hallaba en perfecta formación, cayeron de nuevo sobre los diseminados realistas, los acuchillaron horrorosamente, los obligaron a ponerse en pronta retirada, y les arrebataron el campo de batalla.

Historiador español Mariano Torrente7

Atacados de flanco y por retaguardia los realistas se desmoralizaron y volvieron grupas, sin que el general Canterac que en ese momento se encontraba al frente de sus jinetes pudiera advertir el motivo de este contraste que se realizaba "inesperadamente, sin que pudiera imaginar cual fue la razón" según informó después al virrey. Arrojados a la llanura y dispersos en grupos aislados los realistas fueron derrotados tras un encarnizado combate librado solamente con armas blancas (sables y lanzas), sin que se registrase durante la acción disparo alguno. Las compañías de infantería que Bolivar había mandado llamar arribaron al campo cuando la lucha había concluido.

Los jinetes de Canterac fueron perseguidos hasta las filas mismas de su infantería, donde desoyendo las opiniones de algunos de sus oficiales como la del coronel Dionisio Marcilla, quien había comandado la derecha y padecido menos, que sugerían reagruparse y volver al ataque el general Canterac ordenó continuar la retirada con tal celeridad que en los veteranos e intactos batallones españoles se introdujo el más sensible desaliento. El entonces brigadier Andrés García Camba diría años más tarde que en Junín la brillante y engreída caballería del ejército real perdió todo el favorable prestigio y la ventajosa reputación que había sabido adquirirse en las gloriosas campañas anteriores.8

El Ejército Unido obtuvo una importante victoria. El resultado de esta batalla fue de 254 muertos y heridos y 80 prisioneros9 para el bando realista y de 148 soldados muertos y heridos (145 según el parte oficial) para el bando independentista10 y que según parte del general Andrés de Santa Cruz, Jefe del Estado Mayor del Ejército Unido, se encontraban divididos de la siguiente manera:11

• Granaderos de Colombia: 13 muertos y 26 heridos.

• Idem de los Andes: 8 muertos y 17 heridos.

• Húsares de Colombia: 2 muertos y 9 heridos.

• Primer Regimiento del Perú: 21 muertos y 46 heridos.

• Muerto un oficial edecán del general Miller.

• Total 45 muertos y 99 heridos.

En reconocimiento a la brillante acción de la caballería peruana, que tuvo el 46.5% de las bajas totales, el general Bolívar le cambió el nombre de Húsares del Perú por el de Húsares de Junín.

Todo el enfrentamiento duró aproximadamente cuarenta y cinco minutos a una altura de 4.100 metros sobre el nivel del mar. El triunfo en la Pampa de Junín haría renacer la moral entre el ejército unido.

Orden de Batalla

Independentistas

Ejército Unido Libertador

Comandante en Jefe

• General en Jefe Simón Bolívar

Simón Bolívar

Caballería (Necochea)

• 2 escuadrones de Granaderos de Colombia

• 3 escuadrones de Húsares de Colombia

• 1 Escuadrón de Granaderos a Caballo de los Andes

• 3 escuadrones de Húsares del Perú

Infantería

• Primera División de Colombia (Lara)

• Segunda División de Colombia (Córdova)

• División del Perú (La Mar)

Realistas

Ejército del norte

Comandante en Jefe

• José de Canterac

José de Canterac.

Caballería (Gómez de Bedoya)

• 3 escuadrones de Dragones de La Unión

• 1 escuadrón de Húsares de Fernando VII

• 4 escuadrones de Dragones del Perú

Infantería

• División de Infantería (Maroto)

Cita del parte oficial de la batalla del Gral Sucre destacando algunos oficiales

Escudo honorífico otorgado a los oficiales que participaron en la Campaña de Perú en 1823-24.

S. E. el Libertador, testigo del valor heróico de los bravos que se distinguieron en el dia de ayer, recomienda á la admiracion de la América al señor General Necochea, que se arrojó á las filas enemigas con una impetuosidad heróica, hasta recibir siete heridas, al señor General Miller, que con el primer regimiento del Perú flanqueó al enemigo con mucha habilidad y denuedo: al señor Coronel Carvajal, que con su lanza dio muerte á muchos enemigos: al señor Coronel Silva, que en medio de la confusion del combate rehizo parte de su cuerpo, que estaba en desórden, y rechazó los escuadrones que lo envolvían: al señor Coronel Bruix, que con el Capitán Pringles, algunos oficiales y Granaderos de los Andes, se mantuvo firme en medio de los peligros: al Comandante del primer escuadron del regimiento de caballería de línea del Perú, Suárez, que condujo su cuerpo con la destreza y resolucion que honrarán siempre á los bravos del Perú: al Comandante Sowersby, del segundo escuadron, que gravemente enfermo, se arrojó á las lanzas enemigas hasta recibir una herida: al comandante Blanco, del tercer escuadron: al Mayor Olavarría y al Capitán Allende, del primer escuadron del mismo regimiento: al bravo Comandante Medina, Edecan de S. E.: al Capitán Camacaro, de Húsares de Colombia, que con su compañía tomó la espalda de los escuadrones enemigos y les cortó el vuelo de su instantáneo triunfo: á los Capitanes Escobar y Sandoval, de Granaderos; y á los Capitanes Jiménez y Peraza, de Húsares de Colombia: á los Tenientes Segovia y Tapia, y Alférez Lanza, que con el Mayor Braun persiguieron los escuadrones enemigos hasta su infantería.

Proclama de Simón Bolívar a los peruanos

Primera parte de la proclama de Bolívar a los peruanos [1]

! Peruanos! La campaña que debe completar vuestra libertad ha empezado bajo los auspicios más favorables.El ejército del general Canterac ha recibido en Junín un golpe mortal, habiendo perdido, por consecuencia de este suceso, un tercio de sus fuerzas y toda su moral. Los españoles huyen despavoridos abandonando las más fértiles provincias, mientras el general Olañeta ocupa el Alto Perú con un ejercito verdaderamente patriota y protector de la libertad.

¡Peruanos! Bien pronto visitaremos la cuna del Imperio peruano y el templo del Sol. El Cuzco tendrá en el primer día de su libertad más placer y más gloria que bajo el dorado reino de sus Incas."

Cuartel General del Ejército Unido de Huancayo, 13 de agosto de 1824.

Información adicionalEl general Necochea, que había caído prisionero, fue rescatado por los patriotas, sin embargo la gravedad de sus heridas le impidieron participar de la batalla de Ayacucho.

• Entre los muertos en el ejército patriota estuvo el comandante Carlos Sowersby del segundo escuadrón de húsares, oficial alemán de la Grande Armée de Napoleón, veterano de la batalla de Borodino en Rusia, que falleció pocos días después a causa de sus heridas.

• En la actualidad el regimiento Húsares de Junín, del Ejército del Perú, constituye la escolta del Presidente de la República.

• Luego de la batalla, el general José de La Mar, jefe de la división peruana, mandó llamar al mayor José Andrés Rázuri y tras amonestarle duramente por su indisciplina le dijo: "Debería usted ser fusilado, pero a usted se le debe la victoria".12

• Refiere el general Miller en sus memorias que por la altitud de la llanura de Junín, el frío fue tan intenso durante la noche del combate casi todos los heridos de ambos bandos perecieron.13

Batalla de Ayacucho

Batalla de Ayacucho

Fecha 9 de diciembre de 1824

Lugar Ayacucho, Perú

Resultado Decisiva victoria del Ejército Unido Libertador. Firma de la Capitulación de Ayacucho y fin de las grandes campañas en América del Sur

Beligerantes

Bajas

370 muertos y 609 heridos19

1.800 muertos,19 700 heridos19 y 2.000-3.000 prisioneros20 21

Independencia del Perú

Levantamientos autónomos

Insurrección de Tacna (1811) - Rebelión de Huánuco de 1812 - Rebelión de Tacna de 1813 - Rebelión del Cuzco de 1814 - Batalla de Chacaltaya - Batalla de la Apacheta - Batalla de Umachiri

Corriente Libertadora del Sur

Campaña de Thomas Cochrane en el Pacífico - Desembarco en Paracas - Primera campaña de Arenales a la sierra del Perú - Tercer bloqueo del Callao - Batalla de Pasco - Captura de la Esmeralda - Pronunciamiento de Aznapuquio - Segunda campaña de Arenales a la sierra del Perú - Combate de Quiapata - Campaña de Miller a los puertos intermedios - Combate de Mirave - Primer sitio del Callao - Expedición Auxiliar de Santa Cruz a Quito - Batalla de Ica - Combate de Paras - Campaña de Alvarado a los puertos intermedios - Batalla de Torata - Batalla de Moquegua - Combate de Mito

Corriente Libertadora del Norte

Motín de Balconcillo - Campaña de Santa Cruz a los puertos intermedios - Batalla de Zepita - Combate de Arequipa - Combate de Alzuri - Expedición auxiliar de Roque Guruceta al Pacífico - Sublevación del Callao - Rebelión de Olañeta - Batalla de Junín - Combate naval del Callao - Combate de Bellavista - Batalla de Corpahuaico - Batalla de Ayacucho - Campaña de Sucre en el Alto Perú - Combate de Tumusla - Segundo sitio del Callao

Revolución Hispanoamericana

territorios Realistas

La Batalla de Ayacucho fue el último gran enfrentamiento dentro de las campañas terrestres de las guerras de independencia hispanoamericanas (1809-1826) y significó el final definitivo del dominio colonial español en América del sur. La batalla se desarrolló en la Pampa de Quinua o Ayacucho,22 Perú, el 9 de diciembre de 1824.

La victoria de los independentistas supuso la desaparición del contingente militar realista más importante que seguía en pie, sellando la independencia del Perú con una capitulación militar que puso fin al Virreinato del Perú. No obstante, España no renunció formalmente a la soberanía de sus posesiones continentales americanas hasta 1836. El tratado de paz, amistad y reconocimiento con el Perú fue firmado el 14 de agosto de 1879 en París.

Antecedentes

En el año 1820 España entró en una debacle política por la sujeción del rey Fernando VII, y la restauración de la Constitución Liberal, apoyada por el general Rafael de Riego, quien sublevó la expedición de 20.000 soldados destinados al Río de la Plata para auxiliar a los realistas de América. Esto acabó para siempre con las expediciones de refuerzos de España, que desde entonces no se aprestaron para ningún lugar de América, y motivó que los dos grandes virreinatos, del Perú y de Nueva España, que hasta el momento habían contenido el avance de la revolución hispanoamericana tomasen caminos opuestos.

Mientras en México los monárquicos afianzados tras destruir a los insurgentes, concluyen su separación de la España Liberal mediante el Plan de Iguala, los Tratados de Córdoba y el pacto trigarante. En el Perú, por el contrario, el virrey Pezuela estaba desacreditado por la derrota de la expedición de Mariano Osorio en Chile y debilitado por la expedición a Lima de José de San Martín. El virrey absolutista fue derrocado finalmente por el general José de la Serna el 29 de enero de 1821 en el golpe militar de Aznapuquio, quien proclamó entonces su adhesión a la Constitución liberal española.

Los independentistas comenzaron en Cerro de Pasco una prometedora campaña para derrotar al Ejército Real del Perú mandado por el virrey La Serna. Pero los realistas, bajo una sólida subordinación militar, destruyeron sucesivos ejércitos independientes. El primero en la Batalla de Ica, comandado por los patriotas Domingo Tristán y Agustín Gamarra. Un año después en las campañas de Torata y Moquegua aniquilaron la Expedición Libertadora dirigida por Rudecindo Alvarado, retirado José de San Martín tras la Entrevista de Guayaquil. El año 1823 terminaba con la inesperada destrucción de otro ejército patriota comandado por Andrés de Santa Cruz y Agustín Gamarra, en otra campaña abierta sobre Puno, que comenzó con la batalla de Zepita, que ocupó la ciudad de La Paz el 8 de agosto, consiguiendo llegar a Oruro en el Alto Perú. El virrey La Serna terminó la campaña de Zepita desbandando las tropas aisladas de Santa Cruz y recuperando Arequipa tras batir a Antonio José de Sucre, quien reembarcó a los colombianos el 10 de octubre de 1823, salvándose con sus tropas pero perdiendo la mejor parte de su caballería.

Finalmente, lo que restaba de optimismo se apagaba por las acusaciones de traición contra los presidentes peruanos José de la Riva Agüero y José Bernardo de Tagle. Riva Agüero deportó diputados del Congreso del Perú y organizó un congreso paralelo en Trujillo, y luego de ser declarado reo de alta traición por el Congreso del Perú23 fue desterrado a Chile. En cambio Torre Tagle buscaba firmar una paz sin batallas con el virrey La Serna, por lo cual fue a entrevistarse con los realistas. Este acto fue considerado por Simón Bolívar como traición. Tagle dispuso que todas las fuerzas a su mando apoyaran a Bolívar para hacer frente al enemigo, mientras éste buscaba capturarlo para fusilarlo.24 José Bernardo de Tagle encontró refugio con los realistas en la asediada fortaleza del Callao.

Fue así que al culminar el año de 1823, a pesar de sus contundentes triunfos realistas en los anteriores hechos de armas y mientras el recién llegado Bolívar escribía solicitando refuerzos de Colombia, y preparaba activamente la que sería la campaña final contra el Ejército Real del Perú, la situación empezaba a tornarse crítica para los sostenedores de la causa del rey:

"..El virrey la Serna por su parte, sin comunicaciones directas con la Península, con las más melancólicas noticias del estado de la metrópoli... y reducido por lo tanto a sus propios y exclusivos recursos pero confiando notablemente en la decisión, en la unión, en la lealtad y en la fortuna de sus subordinados, aceleraba también la reorganización de sus tropas y se aprestaba a la lucha que miraba próxima con el coloso de Costa-firme. Un triunfo más para las armas españolas en aquella situación, haría ondear de nuevo el pabellón castellano con inmarcesible gloria hasta el mismo Ecuador; pero otra suerte muy distinta estaba ya irrevocablemente escrita en los libros del destino. .."

Gnrl. Andrés García Camba.25

Los sucesos de 1824

Tregua en Buenos Aires y motín en el Callao

Artículo principal: Sublevación del Callao.

El historiador Rufino Blanco Fombona dice que "Todavía en 1824 Bernardino Rivadavia pacta con los españoles, estorbando así la campaña de Ayacucho":26 el 4 de julio de 1823, Buenos Aires concluyó una tregua con los comisionados españoles (Convención Preliminar de Paz (1823)) que le obligaba a mandar negociadores a los demás gobiernos sudamericanos para que pueda tener efecto la misma.27 Se estipulaba que las hostilidades cesarían 60 días después de su ratificación y subsistiría durante un año y medio, mientras se negociaría un tratado definitivo de paz y amistad. Con este motivo se reunieron en la ciudad de Salta Juan Gregorio de Las Heras con el brigadier Baldomero Espartero, sin alcanzar acuerdo alguno. Entre otras medidas tomadas por el virrey para contener su inminente rebelión, el 10 de enero de 1824 se le ordenó a Olañeta:

Advierto a V.E. que no debe disponer ninguna expedición en dirección alguna sobre las provincias de abajo sin expresa orden mía pues además de que en Salta están reunidos para tratar de negociar, el General Las Heras por parte del Gobierno de Buenos Aires y el Brigadier Espartero por la de este superior Gobierno (...)28

Rivadavia creía que el proyecto establecería la paz y paralizó el esfuerzo de las autoridades de Salta sobre el Alto Perú, negando auxilios y retirando los puestos avanzados,29 dañando la causa del Perú.

Al respecto, el historiador y militar de origen irlandés Daniel Florencio O'Leary opinó que con esa tregua "Buenos Aires se ha retirado implícitamente de la contienda",30 y que "el Gobierno de Buenos Aires pacta con los españoles, con perjuicio de la causa americana".31

El 1 de enero de 1824 Bolívar cayó gravemente enfermo en Pativilca. En esas fechas llegó a Lima Félix Álzaga, ministro plenipotenciario de las Provincias Unidas del Río de la Plata para solicitar al Perú su adhesión a la tregua y que fue rechazada por el Congreso Peruano. Pero asimismo desde el 4 de febrero de 1824 se sublevó el acuartelamiento del Callao compuesto por el total de la infantería argentina de la Expedición Libertadora, junto con algunos chilenos, peruanos y colombianos: cerca de 2000 hombres, que además se pasaron a los realistas,32 enarbolando el pabellón español y entregando las fortalezas del Callao. El regimiento de granaderos a caballo de los Andes también se amotinó en Lurín el 14 de febrero, dos escuadrones se dirigieron al Callao para unirse a sublevados, pero al saber que se habían pasado a los realistas, un centenar de ellos con los jefes del regimiento se dirigieron a Lima para unirse a Bolívar. El cuerpo fue luego reorganizado por el general Mariano Necochea.

Ante tales sucesos,33 el ministro de Colombia, Joaquín Mosquera, «temiendo la ruina de nuestro ejército» preguntó:«¿Y qué piensa Ud. hacer ahora?», a lo que Bolívar, con tono decidido, le respondió:

¡Triunfar!

Simón Bolívar, Pativilca, 1824.

El Sitio de El Callao prolongó la guerra hasta 1826, además inmediatamente desembocó en la ocupación de Lima por Canterac, y se afirma que en mayo de 1824 con una acción militar contra Bolívar "habrían dado el último golpe a la independencia de esta parte de América".34

Rebelión de Olañeta]

Artículo principal: Rebelión de Olañeta.

Sorpresivamente, al comenzar el año 1824, todo el ejército realista del Alto Perú se sublevó junto al caudillo absolutista español Pedro Antonio Olañeta contra el Virrey del Perú, tras saberse que en España había caído el gobierno Constitucional. Efectivamente, el monarca Fernando VII de España y sus partidarios absolutistas, recuperaban el gobierno apoyados por 132.000 soldados franceses del ejército de la Santa Alianza, que ocupará España hasta 1830. Rafael del Riego moría ahorcado el 7 de noviembre de 1823 y los propulsores del movimiento liberal fueron ajusticiados, marginados o exiliados de España. El 1 de octubre de 1823 el monarca decretaba la abolición de todo lo aprobado durante los tres años de gobierno constitucional, lo que anulaba el nombramiento de La Serna como Virrey del Perú. El alcance de la purga sobre los constitucionales de Virreinato del Perú parecía infalible.

El último virrey del Perú, José de la Serna e Hinojosa, Conde de los Andes.

Olañeta ordena el ataque de los realistas altoperuanos contra los constitucionales del virreinato peruano.35 La Serna cambió sus planes de bajar a la costa para batir a Bolívar, y mandó a Jerónimo Valdés con una fuerza de 5000 veteranos a cruzar el río Desaguadero, lo que se llevó a cabo el 22 de enero de 1824, para dirigirlo a Potosí contra su antiguo subordinado, "pues hay indicios que lo dirige una meditada traición, uniéndose a los disidentes de Buenos aires". Las Memorias para la historia de las armas españolas en el Perú del oficial peninsular Andrés García Camba (1846) detallan el trastorno que los sucesos del Alto Perú produjeron en los cálculos defensivos del virrey. Tras una prolongada campaña en las batallas de Tarabuquillo, Sala, Cotagaita, y finalmente la Lava el día 17 de agosto de 1824, ambas fuerzas realistas, del Virreinato del Perú (liberales) y de las provincias del Alto Perú (absolutistas), se diezmaron mutuamente.

Bolívar, en comunicación con Olañeta, aprovechó el desmontaje del aparato defensivo realista para "movernos en todo el mes de mayo contra Jauja", y enfrentarse a José de Canterac aislado en Junín el 6 de agosto de 1824. Dio comienzo entonces una incesante persecución con la consecuente deserción de 2.700 realistas, que seguidamente engrosaban las filas independientes. Finalmente el 7 de octubre de 1824, con sus tropas a las puertas del Cuzco, Bolívar entregó al general Sucre el mando del nuevo frente de batalla, que recorría el curso del río Apurímac, y se retiró a Lima para tomar de la capital más empréstitos para sostener la guerra en el Perú, y recibir una división colombiana de 4.000 hombres despachada por Páez que no llegaría sino después de Ayacucho.36

La Campaña de Ayacucho

El Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.

La desintegración del cuerpo de observación de Canterac obligó a La Serna a llevar desde Potosí a Jerónimo Valdés, quien acudió a marchas forzadas con sus soldados. Reunidos los generales realistas, y a pesar de las muestras de sincera adhesión del Cusco, el virrey descartó un asalto directo por la falta de instrucción de sus milicias, aumentadas mediante reclutas masivas de campesinos unas semanas antes. Por el contrario intentó cortar la retaguardia de Sucre a través de maniobras de marchas y contramarchas, que se sucedieron desde el Cusco hasta el encuentro en Ayacucho, a lo largo de la cordillera andina. De esta forma, los realistas buscaron un golpe de mano que obtuvieron el 3 de diciembre en la batalla de Corpahuaico o Matará, donde a costa de tan solo 30 hombres ocasionaron al ejército libertador más de 500 bajas y la perdida de buena parte del parque y la artillería. Pero Sucre y su estado mayor lograron mantener la organización de la tropa e impidieron al virrey explotar ese éxito local. Aún a costa de sensibles pérdidas en hombres y material Sucre mantuvo al Ejército Unido en repliegue ordenado, y siempre situado en posiciones aseguradas, de difícil acceso como el campo de Quinoa.

Otro libro de memorias, In the service of the Republic of Peru del general Guillermo Miller, ofrece la visión de los independentistas. Además del talento de Bolívar y el de Sucre, el Ejército Unido se nutrió de buena parte de la experiencia militar del siglo: el batallón Rifles del ejército de Colombia, se encontraba compuesto de tropas mercenarias europeas, que en su mayoría eran voluntarios británicos. Esta unidad sufrió considerables bajas en Corpahuico. También se encontraban entre sus filas veteranos de la Independencia española, norteamericana, y Guerras de Independencia Hispanoamericana hasta casos como el mayor de origen alemán Carlos Sowersby, veterano de la batalla de Borodino contra Napoleón Bonaparte en Rusia.

Los realistas habían consumido sus recursos en una guerra de movimientos sin haber logrado obtener una victoria decisiva sobre el ejército libertador. Por la extrema dureza de las condiciones de una campaña en la cordillera andina, ambos ejércitos quedaron con el número de sus tropas seriamente reducidas por enfermedad y deserción, que afectó en el mismo grado a los independientes, y que igualmente se focalizó en milicias carentes de instrucción militar o la recluta formada de prisioneros enemigos. Los jefes realistas habíanse posicionado en las alturas del cerro Condorcunca (en quechua: cuello de condor), una buena posición defensiva que no podían sostener dado que en menos de cinco días se verían obligados a retirarse por la hambruna de la tropa, lo que equivalía a la dispersión de su ejército y una segura derrota por la próxima llegada de refuerzos de Colombia, motivo por el cual se vieron impulsados a tomar una decisión desesperada: la batalla de Ayacucho daba comienzo.

Orden de batalla

Existe un debate en torno a las cifras de combatientes ya que la cifra de realistas del parte de batalla de Sucre se tomó en realidad del listado militar español capturado con el número de hombres al salir del Cuzco. Pero hay que tener presente que unos y otros comenzaron la campaña con un estado inicial de fuerza de ejércitos (8500 independientes vs. 9310 realistas) que disminuyeron su número en las semanas siguientes de campaña, hasta mismo el día de la batalla (5780 independientes vs. 6906 leales) por las razones expuestas anteriormente. En el campo de batalla los realistas sumaban 5876 infantes y 1030 de caballería.

Batalla de Ayacucho

Ejército LibertadorComandante: general Antonio José de Sucre

• Jefe del Estado Mayor - general Agustín Gamarra

• Caballería – general Guillermo Miller

• Primera División - general José María Córdova (2.300 hombres)

• Segunda División - general José de La Mar (1.580 hombres)

• Reserva - general Jacinto Lara (1.700 hombres)

Antes del inicio de la batalla, el general Sucre arengó a sus tropas:

"¡Soldados!, de los esfuerzos de hoy depende la suerte de América del Sur; otro día de gloria va a coronar vuestra admirable constancia. ¡Soldados!: ¡Viva el Libertador! ¡Viva Bolívar, Salvador del Perú!."

Antonio José de Sucre

Nuestra linea formaba un ángulo; la derecha, compuesta de los batallones Bogotá, Boltijeros, Pichincha y Caracas, de la primera division de Colombia, al mando del señor general Córdova. La izquierda de los batallones 1.° 2.° 3.° y legion peruana, con los húsares de Junin, bajo el ilustrisimo señor general La Mar. Al centro, los granaderos y húsares de Colombia, con el señor general Miller; y en reserva los batallones Rifles, Vencedor y Bargas, de la primera division de Colombia, al mando del señor general Lara.

Parte de la batalla de Ayacucho

Nótese que el mariscal Sucre omite mencionar en el parte a los Granaderos a Caballo del Río de la Plata. El general Miller en su Memoirs of General Miller: in the service of the republic of Peru da la composición completa de las fuerzas al mando de Sucre:

División Cordova (en la derecha): Bogota, Caracas, Voltigeros, Pichincha.

Caballeria, Miller (al centro):Regimientos Hussares de Junin, Granaderos de Colombia, Hussares de Colombia, Granaderos a Caballo de Buenos Ayres.

Division La Mar (flanco sinistro): Legion. N° 1, 2, N° 3.

Division Lara (en reserva): Vargas, Vencedores, Cazadores.37

La afirmación de Miller, respecto de que los Húsares de Junín estaban en su división,38 contradice lo que Sucre dice en el parte.

Ejército Real del Perú

• Comandante: virrey José de La Serna

• Comandante de Caballería – brigadier Valentín Ferraz

• Jefe del Estado Mayor – teniente general José de Canterac

• División de Vanguardia - general Jerónimo Valdés (2.006 hombres)

• Primera División - general Juan Antonio Monet (2.000 hombres)

• Segunda División - general Alejandro González Villalobos (1.700 hombres)

• División de Reserva - general José Carratalá (1.200 hombres)

Los Españoles bajaron velozmente sus columnas, pasando á las quebradas de nuestra izquierda los batallones Cantabria, Centro, Castro, 1° Imperial y dos escuadrones de húsares con una batería de seis piezas, formando demasiadamente su ataque por esa parte. Sobre el centro formaban los batallones Burgos, Infante, Victoria, Guias y 2° del primer Regimiento, apoyando la izquierda de éste con los tres escuadrones de la Unión, el de San Carlos, los cuatro de los Granaderos de la Guardia y las cinco piezas de artillería ya situadas; y en la altura de nuestra izquierda los batallones 1 y 2 de Gerona, 2° Imperial, 1° del primer Regimiento, el de Fernandinos, y el escuadrón de Granaderos de Alabarderos del Virrey.39

Europeos en el ejército del virrey La Serna

Véase también: Realistas en América.

El número de soldados naturales de España que combatieron en Ayacucho ha sido acotado por los mismos testimonios posteriores a la contienda. En el año 1824 los europeos combatiendo en todo el virreinato ascendían a 1.500 según el brigadier García Camba, mientras que según el comisario regio Diego Cónsul Jove Lacomme el número total de europeos era de 1.200, y de los que solo 39 hombres formaban en la división del Alto Perú.40

Para el 9 de diciembre, día en que se libró la batalla de Ayacucho, y de acuerdo a publicaciones posteriores, los europeos en el ejército del virrey aproximadamente eran 500 hombres según García Camba,41 mientras que Bulnes cita 900 "desde el virrey al último corneta", apoyándose en el diario del capitán Bernardo F. Escudero y Reguera, oficial del Estado Mayor de Valdés.42 Pero el testimonio del general Jerónimo Valdés le refuta corroborando la cifra de 500 hombres "de soldado a jefe".43

Del número referido de prisioneros realistas capturados tras la batalla de Ayacucho, 1.512 eran americanos, mientras que 751 eran españoles, con lo que se deduce que el número de combatientes peninsulares al mando del virrey La Serna puede estar en torno a esa cifra.44 45

Desarrollo de las acciones

Croquis de la batalla de Ayacucho.46

A. Posiciones realistas en la noche del 8 al 9

B. Maniobra preparatoria para el ataque realista

C. Marcha de los batallones al mando del coronel Rubín de Celis

D. Maniobra y ataque de la división Monet

E. Ataque de la vanguardia de Valdés sobre la casa ocupada por los independentistas

F. Carga de la caballería realista

M. Avance y dispersión de los batallones de Gerona parte de la reserva realista

K. Batallón Fernando VII, última reserva realista

El dispositivo organizado por los planes de Canterac preveía que la división de vanguardia de Valdés rodease en solitario la agrupación enemiga, cruzando el río Pampas para fijar en el terreno a las unidades de la izquierda de Sucre, lo que se realizaba en la primera fase de la batalla. Mientras, el resto del ejército realista descendía frontalmente desde el cerro Condorcunca, abandonando sus posiciones defensivas y cargando contra el grueso del enemigo al que esperaba encontrar desorganizado, quedarían en reserva los batallones Gerona y Fernando VII dispuestos en segunda línea para ser enviados a donde fueran requeridos.

Sucre se dio cuenta inmediatamente de la arriesgada maniobra, que resultaba evidente en la medida que los realistas se encontraban en una pendiente, imposibilitados de camuflar sus movimientos. El coronel español Joaquín Rubín de Celis, que mandaba el Regimiento primero del Cuzco, y que debía proteger el emplazamiento de la artillería, que aun se encontraba despiezada y cargada en sus mulas, se adelantó impetuosamente al llano muy prematuramente, interpretando defectuosamente órdenes directas del Virrey "se arrojó solo y del modo más temerario al ataque" donde su unidad fue destrozada y él mismo muerto en el decisivo contraataque de la división de Córdova, que entonces avanza en compactas formaciones de línea, y que con un fuego eficaz también empuja atrás a los dispersos tiradores de la división de Villalobos, acabados de descender en formaciones de Guerrilla. La división de Córdova, apoyada por la caballería de Miller, acometió directamente a la masa desorganizada de tropas realistas que sin poder formar para la batalla descendían en hileras de las montañas, fue en este ataque que el general José María Córdova pronunció su famosa frase "División, armas a discreción, de frente, paso de vencedores".

Carga de la caballería llanera venezolana en la batalla de Ayacucho.

Viendo el descalabro que había sufrido su izquierda, el general Monet, sin esperar que su caballería formara en el llano, cruzó el barranco y a la cabeza de su división se lanzó sobre la de Córdova logrando formar en batalla a dos de sus batallones pero prontamente atacado por la división independentista fue envuelto antes que el resto de sus tropas pudieran formar también en batalla. Durante estas acciones Monet fue herido y tres de sus jefes muertos. Los dispersos de su línea arrastraron en su retirada a las masas de milicianos. La caballería realista al mando de Ferraz cargó sobre los escuadrones enemigos que acosaban la izquierda de Monet, pero que apoyados por el vivo fuego de su infantería causaron una enorme cantidad de bajas en los jinetes de Ferraz cuyos sobrevivientes fueron obligados a volver grupas y retirarse del campo de batalla.

En el otro extremo de la línea, la segunda división de José de La Mar apoyada por el batallón Vargas de la tercera división de Jacinto Lara detuvieron juntas la acometida de los veteranos de la vanguardia de Valdés que habíanse lanzado a tomar la solitaria casa ocupada por algunas compañías independentistas, las cuales fueron arrolladas en principio y obligadas a retroceder, y serían reforzadas por la carga de los Húsares de Junín bajo la dirección de Miller y luego por los granaderos a caballo volvieron al ataque,47 al que se sumaría luego la victoriosa división de Córdova.

El Virrey La Serna y demás oficiales intentaron restablecer la batalla y reorganizar a los dispersos que huían y el mismo general Canterac dirigió la división de reserva sobre la llanura. Sin embargo los reclutados de los batallones Gerona no eran los mismos que habían vencido en las batallas de Torata y Moquegua, pues durante la rebelión de Olañeta habían perdido a casi todos sus veteranos e incluso a su antiguo comandante Cayetano Ameller. Esta tropa compuesta por soldados forzados a combatir se dispersó antes de enfrentar al enemigo siguiéndole luego tras una débil resistencia el disminuído batallón Fernando VII. A la una de la tarde el virrey había sido herido y hecho prisionero junto a gran número de sus oficiales, y aunque la división de Valdés seguía combatiendo en la derecha de su línea, la batalla estaba ganada para los independentistas. Las bajas confesadas por Sucre fueron 370 muertos y 609 heridos mientras que las realistas fueron estimadas en 1.800 muertos y 700 heridos, lo que representa una elevada mortandad en combate.

Con los diezmados restos de su división Valdés logró retirarse a las alturas de su retaguardia donde se unió a 200 jinetes que se habían agrupado en torno al general Canterac y a algunos pocos dispersos de las derrotadas divisiones realistas cuyos desmoralizados soldados en fuga llegaron incluso a disparar contra los oficiales que intentaban reagruparlos. Con el grueso del ejército real destruido, el mismo virrey en poder de los patriotas, y su enemigo Pedro Antonio Olañeta ocupando la retaguardia, los jefes realistas optaron por la capitulación tras la batalla.

La capitulación de Ayacucho

Artículo principal: Capitulación de Ayacucho.

Capitulación de Ayacucho (óleo de Daniel Hernández).

"Don José Canterac, teniente general de los reales ejércitos de S. M. C., encargado del mando superior del Perú por haber sido herido y prisionero en la batalla de este día el excelentísimo señor virrey don José de La Serna, habiendo oído a los señores generales y jefes que se reunieron después que, el ejército español, llenando en todos sentidos cuanto ha exigido la reputación de sus armas en la sangrienta jornada de Ayacucho y en toda la guerra del Perú, ha tenido que ceder el campo a las tropas independientes; y debiendo conciliar a un tiempo el honor a los restos de estas fuerzas, con la disminución de los males del país, he creído conveniente proponer y ajustar con el señor general de división de la República de Colombia, Antonio José de Sucre, comandante en jefe del ejército unido libertador del Perú".

Es el tratado firmado por el jefe de estado mayor realista, Canterac, y el general Sucre al concluir la batalla de Ayacucho, el mismo 9 de diciembre de 1824. Sus principales consecuencias fueron varias:

• El ejército realista bajo el mando del virrey La Serna renunciaba a seguir la lucha.

• La permanencia de los últimos soldados realistas en las fortalezas del Callao.

• La República del Perú debió saldar la deuda económica y política a los países que contribuyeron militarmente a su independencia.

Bolívar convocó desde Lima al Congreso de Panamá, el 7 de diciembre, para la unidad de los nuevos países independientes. El proyecto fue ratificado únicamente por la Gran Colombia. Cuatro años más tarde la Gran Colombia, a causa del deseo personal de muchos de sus generales y de la ausencia de una visión unitaria, terminaría dividiéndose en las naciones que forman actualmente.

Teorías conspirativas sobre la batalla de Ayacucho

Escudo honorífico otorgado a los oficiales que participaron en la Campaña de Perú en 1823-24.

La capitulación ha sido llamada por el historiador español Juan Carlos Losada como "la traición de Ayacucho" y en su obra Batallas decisivas de la Historia de España (Ed. Aguilar, 2004), afirma que el resultado de la batalla estaba pactado de antemano. El historiador señala a Juan Antonio Monet como el encargado del acuerdo: “los protagonistas guardaron siempre un escrupuloso pacto de silencio y, por tanto, sólo podemos especular, aunque con poco riesgo de equivocarnos” (Pág. 254). Una capitulación sin batalla se habría juzgado indudablemente como traición. Los jefes españoles, de ideas liberales, y acusados de pertenecer a la masonería al igual que otros líderes militares independentistas, no siempre compartían las ideas del rey español Fernando VII, un monarca firme sostenedor del absolutismo.

Por el contrario el comandante español Andrés García Camba refiere en sus memorias como, los oficiales españoles apodados más tarde "ayacuchos", fueron injustamente acusados a su llegada a España: "señores, con aquello se perdió masónicamente" se les dijo acusatoriamente, -"Aquello se perdió, mi general, como se pierden las batallas", respondieron los veteranos de la batalla.

El Alto Perú tras la batalla de Ayacucho]

Artículo principal: Campaña de Sucre en el Alto Perú.

Vista del Palacio de Congresos de Bolivia.

Luego del triunfo de Ayacucho, y siguiendo precisas instrucciones de Bolívar, el general Sucre entró en territorio del Alto Perú el 25 de febrero de 1825. Su papel se limitó a dar visos de legalidad a un proceso que los mismos altoperuanos ya habían puesto en marcha, además de mantener el orden e instalar inmediatamente la administración independentista. El general realista Pedro Antonio Olañeta permaneció en Potosí, en donde en enero recibió al batallón "Unión" procedente de Puno al mando del coronel José María Valdez, y luego convocó a un Consejo de Guerra que acordó continuar la resistencia en nombre de Fernando VII. Olañeta distribuyó sus tropas entre la fortaleza de Cotagaita con el batallón "Chichas" al mando del coronel Medinacelli, mientras Valdez con el "Unión" fue enviado a Chuquisaca y el propio Olañeta marchó a Vitichi, con 60.000 pesos de oro de la Casa de la Moneda de Potosí.

No obstante ello, en Cochabamba se sublevó, con el Primer Batallón "Fernando VII" el coronel José Martínez; seguido en Vallegrande, por el Segundo Batallón "Fernando VII", deponiendo al brigadier Francisco Aguilera el 12 de febrero. El coronel realista José Manuel Mercado ocupó entonces Santa Cruz de la Sierra el 14 de febrero, mientras Chayanta quedó en manos del teniente coronel Pedro Arraya, con los escuadrones "Santa Victoria" y "Dragones Americanos" y en Chuquisaca el batallón "Dragones de la Frontera" del coronel Francisco López se pronunció por los independentistas el 22 de febrero, con lo cual la mayoría de las tropas realistas del Alto Perú renunciaban a continuar la lucha frente al poderoso ejército de Sucre. El coronel Medinacelli con trescientos soldados se sublevó también en contra de Olañeta y el 1 de abril de 1825 se enfrentaron en el combate de Tumusla que culminó con la derrota de Olañeta y su muerte al día siguiente. Pocos días después, el 7 de abril, el general José María Valdez se rindió en Chequelte ante el general patriota Urdininea, poniendo fin a la guerra en el Alto Perú.

El nacimiento de Bolivia

Simón Bolívar, con la aprobación del congreso peruano el 23 de febrero de 1825 y del congreso argentino el 9 de mayo de 1825, ratificó la decisión de Antonio José de Sucre de convocar un congreso soberano del Alto Perú que manifestó en su declaración de independencia su deseo de no unirse al Perú o a las Provincias Unidas de Río de la Plata.

Mediante un decreto la Asamblea determinó que el nuevo estado nacido en el Alto Perú llevaría el nombre de «República Bolívar», en homenaje al Libertador, designado «Padre de la República». Se le concede también el supremo poder ejecutivo en forma vitalicia, con los honores de Protector y Presidente.48 Bolívar agradeció estos honores, pero declinó la aceptación del cargo, designando al mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.

Declaración de la independencia de Bolivia[]

Artículo principal: Declaración de Independencia de Bolivia.

Acta de la Independencia de Bolivia en la Casa de la Libertad, Sucre.

Convocada nuevamente la Asamblea Deliberante en Chuquisaca por el mariscal Sucre, el 9 de julio de 1825, y concluida se determinó la completa independencia del Alto Perú, bajo la forma republicana. Finalmente, el presidente de la Asamblea José Mariano Serrano, junto a una comisión, redactó el "Acta de la Independencia" que lleva fecha del 6 de agosto de 1825, en honor a la Batalla de Junín ganada por Bolívar. La independencia fue declarada por 7 representantes de Charcas, 14 de Potosí, 12 por La Paz, 13 por Cochabamba y 2 por Santa Cruz. El acta de independencia, redactada por el presidente del Congreso, Serrano, en su parte expositiva dice:

El mundo sabe que el Alto Perú ha sido en el continente de América, el ara donde vertió la primera sangre de los libres y la tierra donde existe la tumba del último de los tiranos. Los departamentos del Alto Perú, añade en su parte resolutiva, protestan a la faz de la tierra entera, que sus resolución irrevocable es gobernarse por sí mismos.

Reconocimiento a los combatientes

En honor y reconocimiento a los combatientes independentistas de la batalla, se construyó en el lugar de los hechos, un obelisco en conmemoración a la batalla. Este se encuentra actualmente ubicado en el Distrito de Quinua, Provincia de Huamanga. A 37 Km. al noreste de la ciudad de Ayacucho, a 3300

Obelisco de la Quinua, en las pampas de la Quinua, Ayacucho, Perú

Reconocimientos a Sucre

Monumento de la Nación a sus Próceres. En el Paseo Los Próceres (Caracas, Venezuela).

Bolívar, quien redactó y publicó en 1825 su resumen sucinto de la vida del general Sucre, único trabajo en su género realizado por él, no escatimó elogios ante la hazaña culminante de su fiel lugarteniente:

"La batalla de Ayacucho es la cumbre de la gloria americana, y la obra del general Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta, y su ejecución divina". Las generaciones venideras esperan la victoria de Ayacucho para bendecirla y contemplarla sentada en el trono de la libertad, dictando a los americanos el ejercicio de sus derechos, y el imperio sagrado de la naturaleza

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