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La Dramática Insurgencia De Bolivia - Completo


Enviado por   •  5 de Marzo de 2014  •  14.781 Palabras (60 Páginas)  •  596 Visitas

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“LA DRAMATICA INSURGENCIA DE BOLIVIA”

CAPITULO I

LOS DOS SILOGISMOS

En las primeras décadas del siglo XVI, los conquistadores disputaron sus ricos dominios y sus ejércitos se movieron con todo el calor de las grandes guerras feudales de Europa. Charcas como los españoles comenzaron a llamar al Alto Perú, fue posición de Diego de Almagro, pero los Pizarro se apoderaron de ella. En 1545 fue descubierta la montaña de plata más rica “Potosí”.

En 1551 el Consejo de Indias aconsejo el establecimiento de una Real Audiencia en Charcas, esta representaba una Agencia Vital de la Dominación española, pero Charcas fue mucho mas que solo eso. Charcas se convirtió en un centro de acción ejecutiva, administrativa y judicial. Muchas veces esta audiencia ejerció más poder que un Virrey. Cuando comenzó a funcionar la Audiencia de Charcas, se fijo una jurisdicción de 100 leguas de radio (320 millas). Después le fueron agregadas muchas tierras nuevas, célula tras célula, cambiando continuamente su jurisdicción, tanto que muy pronto no se conocían hasta donde estaban los límites de esta Audiencia.

En 1778 el enorme virreinato del Perú, se dividió en dos con la creación del Virreinato de Buenos Aires y Charcas pasó a ser responsable ante este último.

Chuquisaca, sede de la Audiencia, era también una ciudad universitaria. La universidad fue fundada mediante una Bula Papal en 1621 y confirmada por una real célula al siguiente año. Los Jesuitas tenían el derecho exclusivo de enseñar en la nueva universidad, pero en 1787 con la expulsión de la orden, los jesuitas llegaron a su fin, la universidad paso a nanos laicas, pero el arzobispo de Charcas vino a ser su canciller, aunque el presidente de la audiencia interfirió constantemente en la enseñanza y administración de la universidad; el nuevo orden comenzó a poner mas énfasis en derecho y menos en teología, en 1776 se decidió crear una “Academia” en la cual los estudiantes graduados puedan practicar leyes antes de ser admitidos al tribunal, esta academia se denominó “Real Academia Carolina”. Es aquí donde llegaron a desarrollarse las ideas radicales, durante las polémicas privadas, dentro de sus salas se plantó la semilla que trajo la desgracia al imperio español en toda sud América.

En 1780 comenzaron a circular pasquines, llamando a los oficiales públicos como “Piratas” o “Ladrones”. Macías Terrazas, secretario del arzobispo, tenia una esplendida biblioteca, pues su alta posición lo eximia de la lista de libros prohibidos por la inquisición. Ningún filósofo fue más estudiado que Santo Tomás de Aquino. El famoso filósofo jesuita, Francisco Suarez, fue el más destacado y no había un solo estudiante de la universidad que no haya leído sus escritos.

Los doctores radicales aprendieron sus ideas revolucionarias del estudio de los conflictos papales y la filosofía propugnada por los Padres de la Iglesia. También leyeron los trabajos de Maquiavelo en el tema de Iglesia versus Estado. Este filósofo italiano cautivo la peculiar personalidad de la inteligencia altoperuana, de ella aprendió que existen muchos caminos que se pueden adoptar para conseguir un fin.

El estudiante de leyes estudio a fondo el arte de la lógica y a través de el aprendió la importancia del “Silogismo”; el argumentar fue su principal pasatiempo y el silogismo su más útil herramienta. Por tanto: Aquino, Suarez, Maquiavelo y el Silogismo, fueron cuatro elementos fundamentales en el movimiento de la independencia, el razonamiento de los radicales decían: “El rey es discriminatorio con los españoles nacidos en América, por tanto nuestra obediencia a la corona también es nula”; estos egresados de derecho nunca podían ser declarados oidores de la audiencia de Charcas, porque no eran nacidos en España, el Dr. Mariano Álvarez intento leer en el virreinato de Lima, un ensayo titulado “la preferencia que debían tener los Americanos en las posiciones de América”, este fue eternamente pospuesto, cancelado y archivado, como eran una pequeña minoría las masas no siguieron su bandera de separación.

El régimen español en Charcas era respetado y el Rey era amado, pero estos radicales habían aprendido leyendo a Maquiavelo que la acción política requiere de paciencia. Inesperadamente el 21 de agosto de 1808, sobrevino el gran cambio. El Rey de España Carlos V había abdicado a la corona a favor de su hijo Fernando VII y que los ejércitos franceses ingresaron a España.

Apenas un mes después el 17 de septiembre nuevas noticias llegaron a Chuquisaca, informando sobre la cautividad de los Borbones españoles y la llegada de la dinastía Napoleónica en Madrid, así como la forma violenta en la cual el pueblo español se levanto contra esta situación. Esta información también decía que un delegado Manuel de Goyeneche, arequipeño, estaba camino al Chuquisaca para pedir formalmente el sometimiento a la junta de Sevilla. Entre tanto en la Audiencia, las relaciones entre el presidente y el resto era extremadamente fría, desde 1804 habían tenido disputas por celos administrativos. Ésta separación con las noticias prepararon un terreno fértil para los doctores radicales, para aplicar su cuarto elemento aprehendido “el silogismo”.

El arzobispo Moxo era en extremo sentimental, cuando llego a Chuquisaca las noticias de la abdicación del rey Carlos IV y la invasión de España por parte de Francia, en lugar de mantener silencio llamó al pueblo y desde el púlpito predico y grito durante cuatro días, incitando a rezar por el Rey. En 1796 había llegado a ser presidente de la Audiencia de Charcas don Ramón García León de Pizarro, que era de inteligencia despierta pero no era instruido, por este motivo era despreciado por los altaneros jueces, su único amigo era el Arzobispo, en septiembre desde el virreinato de Buenos Aires se pedía la fidelidad a Sevilla, Pizarro convoco a reunirse a la audiencia, Moxo fue informado y pidió ser invitado, pero los jueces le rechazaron y se sintió profundamente indignado, el arzobispo y la audiencia había roto relaciones. La sesión fue tormentosa, pero los componentes decidieron “no hacer nada”, esperando órdenes reales que vengan de la misma corona de España y no de una junta de Sevilla.

Los radicales habían observado el choque entre la audiencia por un lado y el presidente y el arzobispo por el otro. Ahora era el tiempo para aplicar las teorías de Maquiavelo. Los radicales se dieron cuenta que los que estaban “pro Sevilla” serian los que deseaban mantener la unidad del imperio español y apoyar a la audiencia

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