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La Edad Moderna


Enviado por   •  1 de Marzo de 2015  •  2.419 Palabras (10 Páginas)  •  207 Visitas

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Introducción

El Renacimiento es un periodo de progresos: el pensamiento del hombre hacia el mundo da un giro que con el paso del tiempo origina los Estados modernos; vistos desde un enfoque social, económico y político.

Es por ello que no sería posible hacer una observación del mundo actual sin los conceptos básicos que han precedido a partir del Renacimiento, la Reforma y la Revolución Industrial. Este trabajo se divide en cuatro partes:

Principales características de la modernidad, circunstancias en las que se desenvuelven los hombres en el mundo al ver a la naturaleza como medio de explotación.

La acumulación del capital y la formación del Estado Nacional. A partir del periodo de posguerra se genera un incremento de beneficios para los capitalistas, repercutiendo en la clase obrera. El Estado obtiene su soberanía y el territorio es delimitado.

Urbanización y aparición del concepto masa que tiene su origen en la Revolución Industrial. Es aquí el momento en que los medios de transporte cambian la vida de la clase obrera, las ciudades modernas son globalizadas debido a la expansión geográfica de Occidente. Se hace referencia al orden de la convivencia social en las ciudades rurales y urbanizadas, con base en La psicología de las multitudes, de G. Le Bon.

La industria moderna y la propaganda: estos dos conceptos van de la mano, como producto de una economía capitalista y una política persuasiva en donde, el Estado propaga el concepto “nacional” con fines de unificación en el mismo.

La modernidad: características y consecuencias

Los inicios de la edad moderna se caracterizan por el despertar del mundo urbano en Occidente, por el clima de intenso debate religioso que preludia la Reforma, por los síntomas de cambio en los comportamientos de la economía hacia formas precapitalistas y finalmente, por la alianza entre la ciencia y la tecnología.

A partir del Renacimiento, el hombre comienza a tomar conciencia respecto a sí mismo y con respecto a la naturaleza. La naturaleza es fuente de explotación, porque es moldeada y acondicionada dentro de la vida de los renacentistas; su morada es artificial, es el nacimiento de la modernidad. El hombre obtiene un nuevo modo de pensar, adquiriendo consigo su libertad y como consecuencia, contrae responsabilidad moral; por tanto, la dignidad designa la creación de la doctrina de los Derechos Humanos con el único fin de satisfacer las necesidades de las comunidades a las que se integra. El mundo, tal como lo conocemos ahora, es una mera respuesta a la modernidad, es decir, al suceso de cambios en el pensamiento del hombre, en donde su emancipación es uno de los rasgos principales, junto con el individualismo.

En el Renacimiento nace el valor del individuo y la dignidad se basa en la libertad del hombre. Al realizarse como seres humanos, su deber de individuo los invita a crear instrumentos que le sirven en su búsqueda de libertad y añade a su cotidianeidad una serie de máquinas (la imprenta inventada por Gutemberg, la máquina de hilar movida por agua de Arkwright y la máquina de vapor de Watt), creadas con la finalidad de una mejor forma de vida, un cambio radical del cual ni ellos tenían idea o imaginaron, iban a revolucionar las vidas de prósperas generaciones.

Descubren el ojo y la mano del hombre, generando la ciencia y poco después la tecnología; es un periodo en el cual el hombre comienza a liberarse y a conocer el mundo viéndolo como objeto, separándose de la visión teológica; de pertenecer a ella como otro objeto. El Renacimiento le hereda a la modernidad un racionalismo que reivindica para sí la ciencia y el progreso.

Al manifestarse su racionalidad instrumental, -como Max Weber le llama- el hombre reintegra el cientificismo, dando paso al cálculo de los medios más útiles para lograr un fin determinado. Es así que el pensamiento moderno conduce al hombre a crear aparatos tecnológicos. Detrás de la tecnología existe una secuencia de valimientos derivados de la modernidad y de la Revolución Industrial, la primera de las revoluciones tecnológicas.

El Industrialismo trajo consigo el uso de maquinaria para el proceso de producción, así como la libertad derivada del contrato de nómina de trabajo capitalista que deja fuera a la violencia, quedando centralizada en las autoridades estatales (puntos clave del nuevo sistema de clases). Las manos son sustituidas por esta nueva maquinaria, retribuyendo al centro de trabajo.

La democracia simboliza la libertad de los pasados atropellos hechos por autoridades incompetentes del periodo posmoderno; además, la política queda en manos de pocos, después de que la vida del individuo es cada vez más despreocupada ante el mercado en que se disputan los intereses propios.

Con la llegada del capitalismo, los medios de producción (tierra, trabajo y capital) son de la propiedad privada; la mano de obra es despojada de ésta, convirtiéndose en una mano de obra asalariada. Esta relación conforma el eje principal del sistema de clases. Las sociedades capitalistas se caracterizan por su innovación tecnológica: las instituciones y sus relaciones económicas son preponderadas por dichas innovaciones; el frenesí tecnológico se albergó en la máquina hecha por máquinas. En efecto, las sociedades desarrolladas como las de occidente de Europa, principalmente Estados Unidos, invirtieron en la construcción de nuevas máquinas que más tarde suplirán la mano de obra. Aquí debe hacerse hincapié en el empleo de la fuerza de trabajo, pues conlleva a un nuevo surgimiento del sistema de clases: al emplear hombres y mujeres en una situación de paro forzoso, son comprometidos a aceptar el trabajo en fábricas textiles. A lo largo del desarrollo de la historia del capitalismo, el proletariado se hace fuerte al unirse en protestas masivas y revueltas menores, provocando el hundimiento social a los gobiernos reaccionarios europeos e incitando visiones prematuras de un ocaso del capital en condiciones radicales, como las de Marx y Engels.

Ciertamente, no es exacto que la propiedad privada de los medios de producción sea siempre y necesariamente una indebida explotación del trabajo y que cada propietario sea por eso mismo un parásito que vive y prospera con el trabajo ajeno. Lo que no significa empero, que el liberalismo y la modernidad no tengan qué decir sobre ciertas formas históricas del capitalismo. Si el capitalismo no es el mal, no se ha dicho con eso que todas las sociedades de régimen capitalista sean por eso mismo el bien.

La acumulación de capital y la formación

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