La Evolucion De La Firma
carlosnet1010119 de Julio de 2015
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Algunos autores, mantienen que la vida humana está elaborada en periodos de siete años. Con lo que los periodos de formación de nuestra firma también estarán estructurados igualmente:
1. Sería el periodo comprendido entre los 0-7 años; donde el trazo es indeciso y basto. La firma no se halla entre sus posibilidades.
2. Sería el periodo que va desde la infancia hasta la adolescencia, 7-14 años; donde se observa una definición e ímpetu progresivos. Se observan torsiones en los palos-trazos ascendentes, característicos de la escritura del principio de la adolescencia, y donde la firma continúa sin definirse.
3. Entre los 14-21 años entraríamos en el periodo juvenil. Existe una mayor agilidad en el trazo y mayor decisión. Aparecen los primeros rasgos exclusivos, aún cuando no tengan carácter definitivo. La firma tiene falta de madurez y no se define la direccionalidad de los trazos. Se observan sinistrogiros y dextrogiros, letras abiertas y cerradas, y muchas veces se imita la rúbrica de alguien a quién se admira. Hay ya, valores subconscientes.
4. Entraríamos en el periodo de plenitud, que comprendería los siete años existentes entre los 21-28 años. La escritura es vigorosa y amplia en su trazado. Se detecta su presión característica, hay una mayor seguridad, y ya se observan muchas de las características de la escritura que habrán de considerarse típicas de la persona.
5. Entre los 28-35 años estaríamos en la meseta de la plenitud, donde se da la maduración total de la escritura según estos autores. Se observa plenitud en los trazos, firmeza, velocidad y ritmo. La presión está definida. La zona superior de algunas letras (hampas), y la inferior(jambas) aparecen realizadas con el énfasis que corresponde a la personalidad habitual del firmante.
6. A partir de aquí entraríamos en el periodo que va desde la plenitud hasta la madurez, 35-42 años, donde se observan y perfeccionan los recursos, dando lugar a una perfecta cadencia en el ritmo del trazo.
7. Entre los 42-49 años, se sitúa la meseta de la madurez. No hay cambios considerables en el trazo en la mayoría de los casos.
8. Entre los 49-56 años, periodo de la madurez, persisten los signos de vitalidad en el trazo, pero ya la disminución de la firmeza imprime ciertos cambios en la letra y sus dimensiones, su regularidad y su dirección.
9. De los 56 a los 63 años, periodo de la madurez a la edad intelectual, se extinguen los rescoldos de toda crisis cronológica y se manifiesta en plenitud el caudal intelectual, conseguido a lo largo de toda la vida. La letra adquiere una nueva vitalidad, incluso puede ser que una mayor claridad, pero a la vez se muestra incapaz de recobrar la velocidad necesaria para ir a la par en los renovados bríos mentales, por lo que se producen con frecuencia errores, debido a la insuficiente firmeza, sobre todo en personas emotivas.
10. Entraríamos ya, por último, en la fase final de la escritura; el inicio de la tercera edad, de los 63 años en adelante. Es una etapa de indefinición y considerables fluctuaciones, en las que normalmente se pasa de periodos en que la letra aparece con las características de la madurez a otras en que muestra oscilaciones enfermizas. Parece que esa oscilación es más rápida y evidente en unos que en otros, mostrando lapsus de enjundia, alternados con otros en los que básicamente se manifiesta el desgaste físico, anímico y mental.
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