La Fortaleza San Luis
starlyn01051014 de Abril de 2013
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INTRODUCCIÓN
La evolución de los pueblos, es el resultado del desarrollo social, económico, intelectual y humano de sus habitantes, los cuales se impulsan y sostienen en los hechos históricos escrito con la vida de nuestros antepasados, relatados por los sabios actuales y preservados por las futuras generaciones.
Cada pueblo traer en su historia, la clave para el éxito futuro y la explicación de su presente, por ende, olvidar la historia es condenar a las generaciones futuras retroceder, repitiendo los mismos errores una y otra vez. Por eso, es importante que cada pueblo no solo recuerde los relatos de su pasado, también, preserve las evidencias cuidadosamente guardadas en los monumentos que señalan sus logros, siendo uno de ellos la Fortaleza San Luis, uno de los edificios históricos más importantes de la provincia de Santiago, en el cual se firmó el Tratado de Basilea en honor al Rey Luis XIV, allí se izó la primera bandera dominicana.
Hoy día, la Fortaleza San Luis es un atractivo histórico que habla por sí mismo, expresando en cada una de sus institución, el papel social que tuvo y aun preserva, hecho que nos mueve a exponer en esta investigación los servicios que ofrecen a la sociedad dominicana estas instituciones.
JUSTIFICACIÓN
La motivación inicial para la realización de esta investigación, se centra los servicios que ofrece las instituciones que operan en las instalaciones de la Antigua Fortaleza San Luis, las cuales asisten diversas necesidades de orden social, cultural e histórica, por tanto, el conocimiento y uso de los servicio ofrecido por estas instituciones es de vital importancia para el fortalecimiento cultural de la sociedad dominicana y muy especialmente de los santiagueros.
El equipo investigador pretende aportar datos útiles para la preservación de la fortaleza San Luis de Santiago de los Caballeros, la cual es utilizada como un museo de gran valor histórico y punto de operación de importantes instituciones de orden social.
Además es el pabellón de centro más importante como centro de operaciones y es el lugar de las proclamadas patrióticas. Nos sentimos muy complacidos con esta investigación ya que hemos adquirido bastantes conocimientos y aprendizajes sobre la historia, estructura y composición sobre la fortaleza san Luis
OBJETIVOS
El objetivo general de esta investigación consiste en Determinar la importancia histórica de la fortaleza de San Luis.
Además del objetivo general se pretende lograr los siguientes objetivos específicos:
1. Investigar el origen de la fortaleza de San Luis.
2. Destacar la edificación de la fortaleza de San Luis.
3. Indagar quienes fueron los personajes que dieron inicio a la construcción de la fortaleza.
4. Describir cada una de las áreas que la conforman.
5. Señalar el papel que desempeña cada personal que labora en la misma.
6. Conocer las funciones que ejerce la fortaleza san Luis en la población dominicana.
7. Establecer que diferencias se han registrado desde su inicio hasta estos tiempos.
8. Identificar las diferentes fechas memorables en la historia de la fortaleza de san Luis.
9. Conocer el propósito de la creación de un museo cultural en la fortaleza de san Luis.
10. Lograr hacer de este trabajo un modelo a seguir.
MARCO TEÓRICO
Historia de la Fortaleza San Luís
Desde antes del 1660 había sido una preocupación constante de los Sargentos de las Armas y de los Alcaldes Mayores de Santiago de dotar a la Ciudad de una fortaleza, en el sentido estricto de la palabra, pues siendo como lo era, raya fronteriza con el enemigo francés, y limitando sus márgenes occidentales con el vasto Despoblado, que había creado el decadente poderío colonial hispano, infestado ya por turbas desenfrenadas de aventureros de la Tortuga, que se habían radicado firmemente en la parte Noroeste de La Española, era muy fundado el temor y la consternación de los moradores santiagueses, de que inesperadamente se produjera otra no grata visita como la última de DeLisle, cuyo recuerdo no olvidarían jamás, por los despojos, violaciones, tropelías y humillaciones que tuvieron que soportar de los intrusos. Pero fuera que la perenne estrechez de recursos de la colonia, más bien que el verdadero descuido e indiferencia de las autoridades cuyo celo, devoción y valentía han hecho eco en la Historia no lo permitiese, lo cierto es que la llave estratégica de la Banda Norte, centro militar, geográfico y comercial de la región, que cerraba el camino a la Ciudad Capital de la Colonia, presa codiciada del invasor desde un comienzo, habría de conformarse con dos o tres malos reductos escasamente fortificados, situados en cerros aledaños a la ciudad.
Cuando en el 1674, y durante el gobierno de Don Ignacio Zayas Bazán, se nombró Alcalde Mayor de Santiago, a Don Andrés Núñez de la Torra, un súbdito fiel, celoso, activo y responsable, quien escribe a la Corte acerca de la importancia estratégica y militar de esta plaza, y de que se la dotará de una guarnición fija, y por último, acomete el mismo y su señora la construcción de un reducto fortificado, empresa que llevan a feliz término. La tradición asegura que tal obra militar estuvo situada en el lugar que ahora conocemos como el Cerro de Los Chirís, que en esa época era un sitio elevado, abrupto y boscoso, y en su porción Suroeste, para limitar con las actuales calles Pte. Trujillo (Sol) y 17 de Julio (San Luís).
Según los historiadores Charlevoix y Moreau de St. Méry, Santiago era una ciudad abierta, que sólo contaba para su defensa con uno o dos fortines, situados en las afueras de la población. De acuerdo con el historiador Don Antonio Del monte y Tejada, nativo de esta ciudad, en su magnífica obra Historia de Santo Domingo, al hacer la descripción de la Ciudad de Santiago, dice que el paseo público o alameda quedaba en el cerro que existía al Sureste de la ciudad. Este lugar me parece ser el mismo en donde ahora se asienta la fortaleza San Luis.
A mediados del 1802 o a principios del 1805, y siendo Don Agustín Franco de Medina (y Guerrero), Jefe de la Municipalidad santiaguesa de acuerdo con instrucciones del Gobernador Ferrand, se ocupó de acopiar municiones, de reunir armas, de depositar víveres, de habilitar cuarteles, de formar botiquines, y sobre todo, de echar las bases de la actual fortaleza San Luís en el cerro que hasta ese entonces ocupaba La Alameda o Paseo público de la ciudad, preparando a Santiago de manera que pudiera considerarse como una verdadera plaza fuerte, a fines de que impidiera el tránsito de los invasores del Oeste en su marcha hacia la ciudad de Santo Domingo. Para este efecto, se talaron los árboles, se hizo obra de relleno, se levantaron algunos rústicos cuarteles, se abrieron zanjas y con la tierra se hicieron terraplenes.
Don Ulises Franco Bidó me aseguraba que su abuelo Don Agustín había dirigido personalmente estos trabajos, especialmente en el relleno del saliente, que en forma de quilla de barco, forma parte del amurallado, al Oeste del antiguo cuartel de Las Banderas, a mano izquierda de la portada.
En cuanto al nombre de San Luís dado al recinto militar santiagués, no habrá que dudar que fuera inspirado por el mismo Señor Franco y Guerrero para honrar al rey francés San Luís, que es él único entre los tres San Luis del santoral católico, que era a la vez santo, rey y guerrero, y tal vez, de paso, para bien desquitarse con Ferrand, que lo llevaba también en su nombre, Marie Louis, y de quien era íntimo. Tal nombre de San Luís, más tarde, cuando la Reconquista, debió haberse dejado de usar, ya que el despego y la repugnancia del hispano dominicano por todo lo que tuviese sabor a francés, era muy marcado, y muy probable es que volviera a entrar en uso para los 1844-1850 cuando las negociaciones del Protectorado, primero, y el reconocimiento de la Independencia Dominicana, después, que se le solicitaban a la nación francesa.
Para el 1822, de acuerdo con el informe a su gobierno, de Mr. Mackensey, Cónsul inglés en Port-au-Prince, la ciudad de Santiago, sólo contaba con dos o tres lugares fortificados; pero no se menciona en dicho informe específicamente a la fortaleza San Luís. Muy posible es, que tal lugar estuviese en completo cuando no, o que pasará desapercibido por este mismo abandono. Esto parece indicar más bien, que tal lugar no fuese habilitado de modo permanente por las fuerzas haitianas ocupantes, y sólo lo fuese de tiempo en tiempo, ya que según la tradición, los vecinos y hasta algunos comandantes de armas utilizaban sus terrenos para siembras y crianzas de animales, cosa que fue muy corriente hasta el 1890, en que tal uso estaba ya en franca pugna con las órdenes enmanadas del Gobernador Gral. José Dolores Pichardo y Bethancourt (loló), que aspiraban a la cabal reorganización del recinto militar. Los desamparos tan frecuentes de la fortaleza en ese entonces, ya que los militares comían en casas particulares, la poca protección defensiva que prestaba la cerca de circunvalación, consistente de barriles rellenos de tierra, arena, y mezclote, hileras de espeques, zanjas y terraplenes,
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