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La Noche De Tlatelolco


Enviado por   •  26 de Enero de 2015  •  374 Palabras (2 Páginas)  •  275 Visitas

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El siguiente testimonio fue contado por Gilberto Guevara Niebla, del CNHA, cuenta que la mañana siguiente del 27 de agosto, a quinientos mil ciudadanos, parados bajo el Palacio Nacional se les avisó a los burócratas que tenían que asistir al acto de desagravio que el gobierno ofrecía al lábaro patrio, no a Luis González de Alba, ¿eh?, sino al lábaro patrio [a Luis González de Alba, le dicen el Lábaro]. Como los muchachos encendieron las luces de Catedral y echaron a vuelo sus campanas cuando la manifestación entraba al Zócalo y se izó una bandera rojinegra en el asta central, la prensa utilizó estos "delitos" para lambisconear al gobierno y se quedó con un palmo de narices cuando fueron inmediatamente desmentidos por la mitra y el CENCOS que declararon que el derecho canónico no consideraba un sacrilegio a vuelo las campanas ni encender las luces de Catedral.

Además, el sacerdote de guardia Jesús Pérez aclaró que los muchachos le habían pedido permiso para subir a tocarlas y que se los había dado; en cuanto a la bandera, se dejó una banderita medio furris, de algodón, y al día siguiente amaneció una rojota de satín, nuevecita. ¡Qué casualidad! Con todo y todo se organizó el acto de desagravio. Si la obligada asistencia a las ceremonias oficiales, bajo pena de perder el empleo o por lo menos un día de sueldo, es tolerada con disgusto por los trabajadores al servicio del Estado, esta nueva exigencia les cayó de la patada. No en vano había pasado ya un mes de lucha y manifestaciones, un mes de gritar sin temor lo que se piensa sobre estos democráticos procedimientos. Los burócratas fueron a la ceremonia de purificación cívica, pero no con la actitud deseada por el gobierno sino que salieron de los ministerios y de las oficinas públicas al grito de:

"Somos borregos, nos llevan... beee... beee.. . No vamos, nos llevan, no vamos, nos llevan, beee, beee, beee." Iban balando, fíjate nomás, y gritando desde los camiones: "¡Somos borregos!" Sus balidos se oyeron en todas las calles. "Beee... Bee.. ." Se vaciaron los burócratas. ¡Qué ondón más padre! ¡Qué puntada se botaron! "Somos borregos." Y eso que se suponía que iban a apoyar el desagravio.

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