La Politica Desde Los Circuitos De Comunicacion En La Provincia De Cartagena
carfalun24 de Mayo de 2015
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La política desde los circuitos de comunicación en la Provincia de Cartagena, 1830-1839.
Carlos Fanuel Luna Castilla*
Resumen
Este artículo es un intento por estudiar cómo estaban constituidas las redes o circuitos de comunicación en la Provincia de Cartagena en la década de los treinta del siglo diecinueve. Durante el periodo de estudio, la política aparecía mediada por un conjunto de prácticas y vivencias propias del entorno provincial y vecinal. Más que una opinión pública, en sentido moderno, estas redes componían sistemas de comunicación oral, escrita e impresa que terminaban siendo determinantes en la legitimación de las instituciones y el poder local. Unos sitios y entornos específicos (una fiesta, una parranda, una gallera, la tropa, el aula de clases) y unos medios (el chisme, la conversación, el libelo, el pasquín, el periódico) servían a la recepción y reelaboración de la política en la provincia. La “bulla”, los “ruidos públicos” y el “desorden” son entendidos como formas prácticas de participación en la vida política. La articulación de los diferentes espacios y formas de comunicación fue un hecho fundamental para una sociedad en la que la impresión y la escritura eran determinantes en el acceso a la representación política.
Palabras clave
Circuitos de comunicación, correspondencia, impresos, ruidos públicos, participación política.
Abstract
This essay tries to study the communication circuits of Province of Cartagena between 1830 and 1839. During this period, politics was mediated by a set of typical practices and ways of life. More than a public opinion, this communication circuits composed oral, writing and print systems that were crucial to the legitimization of institutions and local power. Some places (a party, a cockpit, the troop, the classroom) and the medias (gossip, conversations, libelous, satirical posters, newspapers) served to the reception and reproduction of provincial politics. The “noises”, “public bruits” and “disorders” were conceived as practical forms of political participation. The articulation of the different places and ways of communication was decisive in an illiterate society.
Key words
Communication circuits, correspondence, print, public bruits, political participation.
La política desde los circuitos de comunicación en la Provincia de Cartagena, 1830-1839.
Yo os aseguro habitantes de la provincia de Cartagena, que la bulla de los enemigos de las instituciones, no pasará de bulla, ni de papeles injuriosos. José Hilario López, 1834.
El 11 de noviembre de 1834 se reunió un grupo de gente acompañada de una banda de música y el Batallón de Artillería de la plaza, para homenajear a quienes habían participado de los sucesos revolucionarios del 11 de noviembre de 1811. Cuando el alboroto y la fiesta llegaron a la residencia del presidente del Tribunal Superior de Justicia, Henrique Rodríguez, se percataron que aquel día no todos los patriarcas de la revolución ansiaban los festejos en su nombre. Antes que irrumpieran los del homenaje en la casa del juez Rodríguez, el anciano los despachó visiblemente molesto y señaló al teniente coronel del ejército Francisco Núñez de ser un espía y de haber dado una declaración falsa en su contra. Según el oficial, el malestar del juez Rodríguez se debía a la declaración que había dado en la recusación que se adelantaba en su contra, por el caso que llevaba el general Ignacio Luque contra el gobernador de la provincia, José H. López. Núñez declaró haber “oído decir al coronel José M. Vesga que el general Luque, según el mismo le había dicho, fue a consultar con el Dr. Rodríguez, después de lo cual volvió más tranquilo; y que generalmente se decía que dicho general contaba en su favor al Sr. Rodríguez” . El asunto central de este altercado, que días después generó diversas opiniones por la publicación de impresos referidos al incidente, es que tanto el juez Rodríguez, el teniente Núñez y los asistentes a la fiesta se vieron enfrentados por los efectos de un rumor. El oficial Núñez admitió, en medio de la disputa, que su declaración se basaba en lo que “todo el mundo en Cartagena sabe que se ha dicho, y es cuanto yo aseguré, sin haber ni señalado a quien lo oí decir” .
Aunque no conocemos la versión del juez Rodríguez sobre lo que aconteció en el malogrado homenaje, podemos constatar, en primer lugar, que un chisme como el que circulaba en la tropa y entre los amigos del teniente Núñez podía generar una decisión judicial. También que el honor podía desdibujarse cuando una acusación tenía la publicidad suficiente para que insultos entre individuos con algún reconocimiento social corrieran voz a voz. Y, por último, que existía una red de comunicación que inicialmente dio a conocer la favorabilidad del juez Rodríguez hacia el general Luque, que luego transformó en verdad el testimonio del comandante del Batallón de Artillería nro. 3 y finalmente produjo la polémica representada en el desalojo y la rabieta del Dr. Rodríguez ¿Cómo estaban constituidos este tipo de redes o circuitos de comunicación en la Provincia de Cartagena? ¿Hasta qué punto lograban incidir en la política? ¿Quiénes se agrupaban alrededor de ellos? No hay que dar por descontado el carácter político del desprecio del magistrado: el homenaje era ofrecido por un grupo de adversarios políticos de H. Rodríguez, seguidores de la causa santanderista y militares desafectos al mando del general Luque, gente a quienes el magistrado no quería tener en su casa . La animadversión de José Hilario López hacia el comportamiento del general Luque contribuía a que sus copartidarios buscaran desacreditar, con verdades o chismes, cualquier tipo de respaldo como el que le ofreció el juez Rodríguez. Aquel año, en su correspondencia mensual con Francisco de Paula Santander, López dedicaba una buena cantidad de líneas a quejarse por los desórdenes que según él cometía el general Luque . Lo que más le incomodaba era la cercanía con los serviles (bolivianos).
En Turbaco tienen sus parrandas, y ¡Luque las preside! La política de este general es sospechosa; no se roza sino con los bolivianos y protege mucho a los de ese partido. El domingo tuvo allá su último comilón; se emborrachó vergonzosamente, se cayó por la noche en medio de las señoras, insultó a Pablo Alcázar y a Vicente Díaz, porque le contestaron un brindis en el cual dijo que nunca había habido ni podía haber un gobernador tan bueno como Vezga […] Otras cosas me han referido que dijo también, como que era más valiente que usted, que el general José María Obando y que yo; y que usted había hecho mal en mandarme a mi, estando él aquí .
Pero no eran sólo parrandas y comilonas las que disgustaban a López. Aparentemente, Luque también ordenó a tres de sus hombres asaltar el correo de Bogotá para apropiarse de los recursos en moneda que transportaba. En la acción resultaron muerto el conductor y herido el peón que le acompañaba. Aunque no es posible reconstruir los motivos que lo llevaron a atacar la diligencia, probablemente, antes que los recursos que transportaba, pretendía interrumpir la información dirigida a las autoridades del centro del país sobre supuestos desordenes y deslealtades. Los informes consignados en la correspondencia por esos días eran fundamentales en la toma de decisiones sobre el control político y territorial de las provincias . Como jefe político de la provincia de Cartagena a López le correspondió acusar al general ante los tribunales encargados de juzgar en materia criminal y en los que pocos se atrevían a dar un fallo por la creencia, en gran medida cierta, de que López había sido enviado por el gobierno central a la Costa para representar los intereses de su partido . En realidad, desde su llegada al puerto a principios de febrero de 1834 encontró muchos ánimos adversos por tal presunción. Una de las tareas que le fue encomendada durante su estadía en Cartagena consistía en conducir a Vicente Gutiérrez de Piñeres a Mompox para que cumpliera con el confinamiento, que había violado después de haber obtenido un salvoconducto de dos meses para estar en Cartagena. Las acciones políticas de Gutiérrez de Piñeres y las reacciones del gobierno constituyen una buena muestra de cómo se desarrollaba la política local y cómo diversos sectores de la sociedad resultaban implicados en conflictos alrededor de lealtades e intereses.
De Vicente Gutiérrez de Piñeres se decía que rondaba los cafés y las galleras para aumentar su popularidad entre la gente del pueblo y predicar sus particulares convicciones políticas. “Se aparenta popular concurriendo a la gallera y a todas partes —decía J. Simeón Núñez— y donde quiera es ganando prosélitos, sembrando desconfianza, levantando partido y todo contra las actuales instituciones” . Otro tanto advertía Vicente Díaz: “En el café, en la gallera y en todos los lugares, aparentando popularidad para adquirirse incautos amigos y socios, les predica la doctrina de la desunión, el lenguaje de la rivalidad y el idioma de las traiciones” . Muy poco sabemos sobre cómo las galleras y los cafés servían de espacios de acción política, pero es indudable la presencia de un público, de una audiencia, que no sólo se encuentra expectante y sustraída a la riña de los gallos o al parloteo de unos interlocutores. Es evidente que este tipo de lugares eran lo suficientemente “públicos” como para servir a la difusión de cualquiera de las urgencias de la provincia. Vicente
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