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La Prehistoria Del Cooperativismo


Enviado por   •  23 de Junio de 2014  •  5.102 Palabras (21 Páginas)  •  327 Visitas

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Introducción

Este trabajo es fruto de más de treinta años de sostenida curiosidad y lecturas en el aprendizaje como en la enseñanza e investigación del cooperativismo. Ciertamente se trata, podríamos decir, de una obra personal y comunitaria integrada, enriquecida y complementada entre cooperatistas, experiencias, testimonios, historias cooperativas, docentes, alumnos, expertos, funcionarios, legisladores, magistrados y sencillos ciudadanos.

La prehistoria del cooperativismo

Mucho antes que el cooperativismo fuera planteado temático, metodológico y técnicamente como una formula regida por principios singulares propios y/o asociativismos empresarios de características múltiples, nuevas y diferentes, existían ya realidades cooperatistas en el sentido de grupos humanos elementales que ejercían alguna/varias/conexas actividades económicas solidarias civiles, tanto sea en asociación, en mancomunidad, en participación o en cooperación pero siempre, para satisfacer las necesidades físicas básicas de sus miembros.

Se recuerda como ejemplo de los más remotos, el caso de los babilonios que ejercieron un tipo de organización dedicado al arrendamiento y cultivo colectivo de tierras.

Concatenada y concomitantemente, podemos recordar otros posteriores pero muy semejantes a él: las explotaciones mancomunadas de los Vacceos en España, la trilla en común –bel fd- del Marruecos primitivo, las asociaciones de trabajo –artel- en Rusia sin omitir las puestas en común de las primeras comunidades de creyentes (Nuevo Testamento, Hechos 2:42-45) "…tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno."

2. Ahora bien, debemos precisar tres periodos en la evolución histórica del movimiento cooperativo universal: 1) Iniciación o florecimiento; 2) Desarrollo; 3) Madurez.

Todos ellos se han sucedido en perspectivas convergentes o en oposición plena, según los casos y momentos, con otros movimientos semejantes en su origen o nacimiento, pero bien diferentes en su naturaleza y objetivos, como son (o fueron) los del sindicalismo, el marxismo, los partidos políticos y la doctrina social de la iglesia.

Periodo de iniciación

Entre los años 1835 y 1895 puede entenderse encuadrado el periodo de iniciación o florecimiento de las cooperativas en el mundo conocido.

Estudiar la constitución y la liquidación de la cooperativa surgida en Lyon en 1835, cuyas peripecias ha recogido con enjundia Jean Gaumont en su "Historia General de la Cooperación en Francia", y estudiar la organización y funcionamiento de la cooperativa constituida en Rochdale en el año 1844, prolongada en múltiples ramificaciones, será siempre de interés o curiosidad para toda persona de buena voluntad que quiera extraer del pasado los frutos verdes y maduros de la primera experiencia cooperativa formal a fin de prever errores y poder sortear riesgos posibles.

La más alta alcurnia corresponde, en el campo cooperativo, a los veintiocho tejedores de Rochdale, porque al centrar su cooperativa en ellos mismos como consumidores y poner en práctica cierto número de medidas administrativas básicas escritas, de buen sentido práctico, no solamente sentaron las bases de una doctrina cuya validez el tiempo fue confirmando a diario, sino que iniciaron un modo típico, único e intransferible de hacer las cosas; un estilo solidario civil que cada día es más difícilmente replicable en este contexto de un capitalismo ya despiadado del siglo XXI.

Los cooperadores de Lyon y los de Rochdale no contaron con amparos legislativos ni administrativos del tipo y la clase de los que disfrutan en general los cooperadores y cooperatistas de hoy. Menos aún con apoyos financieros oficiales, políticamente eficaces y correctos.

Las cooperativas comenzaron a ser reconocidas en 1852 en Inglaterra y en 1867 en Francia; pero mientras los cooperadores de Rochdale pudieron actuar, digamos que tolerados, los de Lyon en cambio fueron perseguidos por sospechosos de "carbonarismo", por subversivos, por ejercer el comercio de modo tan raro que ni estaba previsto en el Código de Comercio ni al que resultaba posible aplicarle el Código Penal.

Periodo de desarrollo

El periodo de desarrollo transcurre entre los años 1895 al 1914. Las prácticas cooperativas continúan logrando adhesiones y adquiriendo volumen/consistencia al norte del canal de la Mancha, mientras que en el sur del mismo, la doctrina se concreta gracias y principalmente a los aportes intelectuales de la Escuela de Nimes, a la que Charles Gide entregó generosamente todo su talento, su simpatía personal, su fervor y su verdadero entusiasmo por la cooperación.

En la escuela de Nimes siguieron inspirándose no solo grandes cooperadores, con Fauquet a la cabeza, cuyas idean resultaron sólidamente apoyadas en la constancia y en el tesón de los cooperadores rochdalianos como de sus discípulos ulteriores, desparramados en gran número de países vecinos.

Periodo de madurez

El periodo de madurez corresponde al de que transcurre entre los años 1914 y 1940.

Al respecto cuadra reparar en el punto de vista común a muchos cooperadores de que la acción estatal será ventajosa o será perjudicial para la comunidad, según que el Estado ayude a las cooperativas con el primordial propósito de satisfacer un objetivo/deber social, o que pretenda dirigirlas creyendo ejercer un derecho en tanto que organización mayor, porque el Estado es, efectivamente, la organización mayor, cuantitativamente mayor, de cada comunidad política y debe reconocérsele el deber de ayudar a las cooperativas y el deber, no el derecho, de vigilarlas; pero no debe admitírsele la pretensión al derecho de dirigirlas y menos aún, manipularlas clientelarmente con su cooptación, alineamiento y representación.

Pero es a través del tiempo, en la evolución de los periodos expuestos, como se han venido destacando las diferencias esenciales entre el movimiento cooperativo, el sindicalismo y aún los partidos políticos u otras ideologías y creencias.

Históricamente se ha demostrado que la auténtica cooperativa era y debe continuar siendo una asociación de personas que crea y dispone de una empresa socioeconómica. El sindicato y el partido político en cambio, son solamente asociaciones que aspiran de uno y otro modo a manejar (o influir en) empresas.

Durante setenta años, en números redondos de 1850 a 1920, el grupo rochdaliano, germen de la Alianza Cooperativa Internacional y el grupo marxista, germen de varias

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